PRÓLOGO
Bien, he estado trabajando en esta historia bastante y al fin me atrevo a mostrárosla por aqui. Todo tiene su origen en el final que le dio Kishimoto a mi anime favorito, Naruto, un final que podrá gustarle a mucha gente, pero que a mí me dejo con un sabor amargo. Y, más que por el pairing (que, como el fútbol, ha provocado guerras y enemigos mortales visto lo visto XD), fue por la sensación de que la obra se dejó llevar desde la muerte de pain. Una sensación de que una idea original se fue cambiando sobre la marcha para forzar una secuela, donde el autor abandono ese excelente desarrollo de los personajes y nos intentó vender en dos capitulos y una película sin argumento lógico lo que hubiese necesitado al menos cincuenta. En fin, está es mi humilde aportación al mundo Naruto, un final alternativo, algo que me hubiese encantado que fuese el final original. Obviamente, respeto a los que les guste, pero también reclamo ese respeto.
La historia se divide en cuatro arcos (arco de konoha, arco del atentado, arco de la sacerdotisa y arco del reencuentro) de un total de 42 capítulos, junto a este prólogo, un epílogo y dos especiales. Su enfoque es NaruSaku, la pareja a mi juicio desarrollada en la serie con intención de ser la pareja final (el clásico héroe se gana el amor de la chica que le ignoraba al principio, lo hemos visto mil veces en cine, series, cómics...) y también NaruShion (un arco entero para ella, os parecerá poco xD), pero aclaró desde ya que esto no será un harem. No puedo daros más pistas sin haceros spoiler, aunque les relacionare con otras personas también y demás, nunca sobra desarrollar la vida de cada personaje. Además, haré referencia a otras tantas parejas (algunas canónicas, otras nuevas que me parece que encajan), algunas más detenidamente que otras (por ejemplo Ino y Sai, o ShikaTema). Se que a muchos no os gustara, y preferiréis un naruhina o un naruharem, pero ninguna de esas opciones me atraen aquí (no implica que en otra historia, con otro enfoque de naruto, no decida hacerlo). Además, no me imagino a Sakura y su carácter aplaudiéndonos un harem de 40 mujeres de Naruto... Aclaro que Sakura es uno de mis personajes favoritos, así que la intentare hacer justicia a lo largo de lafic, pero para construir primero habrá que destruir y explicar algunas cosas, no sé si me explico...
LO QUE PUEDO ASEGURAR AQUÍ ES QUE NO ES NI SERÁ UN SASUSAKU
centrandonos os en la historia, se desarrollará justo tras la última batalla contra Sasuke en El Valle del fin, e intentaré ser respetuoso con la escalada de poderes (no es divertido un naruto en modo dios, pero no deja de servicio el ninja más poderoso del mundo, no sé si me explico). Aviso: seré respetuoso y seguramente desarrollaré el personaje de Sasuke, no quiero menospreciarle como hacen otros en sus tics, me parece que tiene potencial, pero desde luego le haré abandonar la permanente pose eso a lo largo del fic.
sin más, aviso, lemmon explícitos (y advertidos al principio de la historia si los hay y durante la misma, y escritos para que os los podáis saltar si queréis), lenguaje malsonante y un corrector automático que a veces me traiciona. Espero que os guste.
AVISO: SI QUIERES EVITAR CUALQUIER TIOO DE REFERENCIA A LO QUE VA A PASAR, Y COMO MORTY EN RICK Y MORTY ODIAS QUE SE HAGAN REFERENCIAS AL FUTURO PARA LUEGO EMPEZAR LA HISTORIA DESDE AÑOS ANTES (Tipo american beauty o el lobo de wall street), SÁLTATE EL SEGUNDO Y TERCER ACTO DE ESTE PRÓLOGO (empieza desde el "3 años antes"). En mi opinión, no desmerece este recurso la obra y queda muy bien (no se da apenas información si te fijas), pero tb es cierto que hay gente que quiere conservar la magia. Lo dicho, si eres de esos, sáltate estos dos actos y las notas en negrita de antes y después de cada capítulo. Si, en cambio, agradeces toda la información y entiendes que es un recurso que da más calidad y comprensión a la obra, lee sin miedo ;)
-Aaaaaaaaaa- Personaje hablando
-Aaaaaaaaaa- personaje pensando
-Aaaaaaaaaa- Invocacion/Bijuu/inner sakura hablando
-Aaaaaaaaaa- Invocacion/Bijuu/inner sakura pensando
Renuncia de derechos: esta obra se hace sin animo de lucro, y obviamente Naruto y sus personajes pertecen a kishimoto. Yo solo escribo esta historia. NO AUTORIZÓ EL PLAGIO DE LA MISMA.
-El mundo… la humanidad… el continente shinobi…- comenzó a declarar con una melodiosa pero fuerte voz una joven y bella mujer, de pelo plateado y ojos violeta intenso, cuerpo curvilíneo y piel blanca como la porcelana, mientras giraba su mano derecha sobre una bola de cristal que reflejaba la imagen de un continente como si fuese un mapa.- la historia de sangre, sudor, dolor… y valor.
Al principio, la humanidad vivía carente de más poder del que le brindaba su propio cuerpo y alma. Nacía, crecía, cultivaba la tierra, cazaba, se enamoraba, guerreaba, se reproducía y moría…- la bola de cristal mostró a un hombre de pelo castaño dando esos pasos desde la niñez hasta su muerte.- La historia se escribía con sangre, sudor y lágrimas… hasta que llegó de más allá de las estrellas un cuarto elemento a esta ecuación. Un día cualquiera, un inmenso árbol blanco surgió del cráter de un antiguo meteoro, y alimentándose de la sangre vertida por cada ser humano, creció decenas de metros hasta dar un fruto. Ningún mortal se atrevió a acercarse, pero lo respetaron y adoraron como una deidad sintiendo el poder que desprendía. Incluso le pusieron un nombre… lo llamaron el Shinju.- la bola reflejó la imagen de un inmenso árbol deforme de corteza blanca, con un fruto de color rojo colgando de una de sus ramas.- No habría afectado a la humanidad si, atraído por él, no hubiese llegado algo más. Kaguya ototsuki, la denominada diosa conejo, una mujer de más allá de las estrellas, de piel blanca antinatural y corazón negro como la noche, que devoró el fruto del Shinju para hacerse con su poder.- la imagen pasó ahora a la de una mujer de pelo gris tan largo que llegaba hasta el suelo, con ojos de color perla muy pálido sin pupila, vestida con una extraña toga ceremonial de color gris oscuro con símbolos negros.- Una a una, esclavizó a cada nación humana, uniéndolos al árbol blanco para ganar aún más poder en una psicótica carrera militar hacia un destino desconocido por el resto del mundo. La humanidad se enfrentaba a un ser que estaba por encima en la escala evolutiva.
Pero, de su desgracia, surgió un salvador. La diosa conejo tuvo dos hijos, y el mayor de ellos, Hagoromo ototsuki, se enfrentó a su madre para liberar a los humanos.- la imagen de la bola de cristal pasó a ser una de kaguya luchando contra un individuo de piel semejante, pero con pelo castaño y ojos púrpuras anillados.- Tras una feroz batalla, hagoromo venció a la diosa conejo y encerró al avatar de su poder, el denominado juubi o bestia de diez colas, en su propio cuerpo, asumiendo su poder y corrupción. El corazón de hagoromo era generoso, falto de maldad, y no se corrompió como el de su madre. No, hagoromo pudo manejarlo, refinarlo, y decidió legarlo a la humanidad, creando el denominado chakra, y con ello cambiando el destino del mundo. Se dedicó toda su vida a enseñar el ninshu (arte ninja), el arte de manejar una energía tan potente que podía crear fuego, manipular el agua, curar la herida más grave, invocar a animales inmensos… esperanzado con la posibilidad de que ese poder uniese a los pueblos y terminase con las guerras, y a su muerte dividió al colérico juubi en nueve partes, los denominados biju, entes de puro chakra destinados a guardar la paz del mundo en su ausencia. Pero, en los últimos momentos de su vida, el anciano hagoromo descubrió que su trabajo había sido en balde. La historia, a pesar de escribirse ahora con chakra junto al sudor, la sangre y las lágrimas, siguió con el mismo contenido. Hombres matándose. Niños sufriendo. Humanos siendo felices a pesar del resto del mundo, y no gracias a él.
La humanidad siguió ese camino durante milenios, hasta que la historia de hagoromo, kaguya y el juubi se convirtió en un mito. Ni los biju pudieron evitar las guerras o el dolor, y decidieron apartarse de la humanidad al ver el regalo de su padre corrompido. Durante siglos, los humanos se fueron agrupando en clanes, hermandades enfrentadas entre sí en una lucha por la supremacía. Hyuuga, uchiha, Senju, Uzumaki, Sabaku… todos bañados en la misma sangre, quisiesen o no. Pero, entre tanta muerte, comenzó a surgir un brote verde: las aldeas shinobi. Uniones de clanes con el objetivo de salir de ese conflicto interminable y vivir en paz, encabezadas por la aldea más fuerte, la aldea de la hoja, konohagakure no sato (la aldea oculta bajo la hoja)- la bola de cristal dibujó una gran ciudad en construcción en medio de un enorme bosque, con miles de ninjas de emblemas de clanes diferentes colaborando hombro con hombro por construirla.- Pero la humanidad no podía corregir siglos de malos hábitos en un día. Los ninjas siguieron luchando, sólo que por su aldea en lugar de por sólo su clan, y en su nueva Guerra incluso esclavizaron a los pacíficos biju, convirtiéndolos en armas vivientes al sellarlos en seres humanos, los denominados jinchuriki o portadores del biju, humanos con el poder de destruir naciones de un solo golpe, y con el odio de la bestia esclavizada carcomiéndoles desde dentro hasta hacerles enloquecer.- la imagen de la bola de cristal muestra a un ninja rodeado de un manto de chakra rojo, con los rasgos animalizándose hasta volverlo un monstruo, rodeado de miles de cadáveres destrozados, ya fuesen de su propio bando o enemigos.
Y en Konoha surgió el hombre que comenzaría a cambiarlo todo. Minato namikaze conoció la guerra y la paz, el amor de una mujer y el odio del enemigo, y siempre tuvo claro que ese camino sangriento de la humanidad debía de finalizar cuando se convirtió en líder de konoha, en su hokage (sombra del fuego). Cuando un enmascarado arrebató a su propia esposa el biju de nueve colas que custodiaba, el poderoso kurama no kitsune, el día del nacimiento de su primogénito, y lo obligó a destruir su aldea, no dudó en cumplir su deber… a pesar del dolor que traería.- en la bola de cristal se pudo ver a Minato sobre su propio rostro esculpido en el monte hokage, con un inmenso zorro de nueve colas rugiendo en medio de una Konoha en llamas.- Sabiendo que era imposible vencer al biju de nueve colas, selló una mitad en su propio cuerpo y la otra en el de su hijo recién nacido, muriendo en el proceso junto a su esposa y dejando a ese joven héroe a la fuerza, de nombre Naruto uzumaki, huérfano. Nadie fue testigo de ese sacrificio, ni tan siquiera supieron que su gran héroe, Minato namikaze, tenía un hijo con vida… la aldea sólo supo que ahora el zorro asesino descansaba en el cuerpo de un niño. Un niño que ahora disponía del poder para destruir sus hogares de un rugido. Y reaccionaron como la historia de la humanidad indicaba: con miedo. Condenaron a un niño inocente a una infancia de dolor y soledad, creando el caldo de cultivo perfecto para el futuro destructor del continente…- en la bola de cristal se dibujó la imagen de un niño rubio de ojos azules de cinco años de edad con una sombra dotada de nueve inmensas colas llorando en soledad, con decenas de heridas en su cuerpo.
Pero, contra todo pronóstico, ese niño no cayó en la oscuridad. Mientras cualquier otro habría quemado esa aldea en cuanto hubiese podido, como le susurraba cada segundo un kurama envenenado por el odio hacia la humanidad, Naruto se levantó y luchó por ganarse un lugar en el mundo. No dejó que el mundo le cambiase, decidió cambiar él al mundo. Se enamoró de una chica de pelo rosado y ojos jade, de nombre Sakura Haruno, que en un principio sólo le despreciaba como el resto de la aldea; se hizo amigo de un atormentado chico de pelo negro, de nombre Sasuke uchiha, cuya única meta era el poder y que veía al resto como objetos; e ingresó en el cuerpo ninja de konoha a pesar de que sus propios compatriotas sabotearon su aprendizaje con la esperanza de que algún enemigo lograse matarle. Y, por pura fuerza de voluntad, comenzó a girar hacia el otro lado el puño de la desgracia en el pulso en que se convirtió su vida: esa chica que le despreciaba, comenzó a verlo con otros ojos; ese chico obsesionado con el poder comenzó a distraerse por culpa de su no reconocido mejor amigo; y esa aldea, que había deseado por años colgarlo del cuello en la plaza central de la ciudad, no pudo hacer otra cosa que comenzar a respetarlo. ¿Cómo no hacerlo, cuando ese niño demonio representaba el ideal al que todo el mundo aspiraba? Un hombre leal, fuerte, bondadoso, valiente, irreductible… la denominada como "voluntad del fuego".- En la bola de cristal se pudo ver una imagen de Naruto mirando con fiereza en la cabeza de un gigantesco sapo armado con una katana a un inmenso mapache de arena con una cola en las afueras de konoha.
Esto no quiere decir que su vida fuese fácil. Su declarado amor de ojos verdes sólo los tenía para su mejor amigo de pelo negro, un chico que no tenía sitio en su corazón para el amor tras perder a su familia a manos de su propio hermano mayor y que, llevado por la envidia y el dolor, una herencia de su clan conocida como "la maldición del odio"...- la imagen de Naruto cambió a una de un ojo rojo con una pupila negra con tres aspas rodeándola.- …decidió desertar de konoha y combatir contra la aldea que un día llamó hogar; y eso sin contar su propia carga, esa masa de odio que Naruto se vio obligado a contener y alejar de los inocentes, un biju de nueve colas que cada día pugnaba por salir y consumir su alma. Pero, de nuevo, Naruto decidió combatir en lugar de rendirse: le prometió a su amor de pelo rosado, aún doliéndole en el alma, que traería al uchiha de vuelta a la aldea; y al biju de nueve colas que algún día convertiría ese odio en amor para que no sufriese más. Y, armado con la voluntad del fuego solamente, se enfrentó a los enemigos de la humanidad que surgieron para destruirla: orochimaru, el sannin de la serpiente blanca y alma negra; a Pain, el dios de la lluvia y portador del ojo de dios; a Óbito, el uchiha con la voluntad del fuego que perdió lo que más amaba; a Madara, el mayor infectado por la maldición del odio y portador de los ojos más poderosos de la historia; y por último, a kaguya ototsuki revivida.- la bola de cristal mostró a un individuo de piel pálida, ojos amarillos de serpiente y pelo negro y lacio con una sonrisa perversa; a un individuo de pelo rubio, múltiples aros de metal negro por su cuerpo y ojos púrpura anillados; a un individuo moreno de pelo negro y corto con un sharingan y media cara aplastada; a otro individuo de pelo negro y largo y dos sharingan vestido con una armadura samurai antigua; y a la diosa conejo.
-Os preguntaréis, ¿Por qué os cuento esto?- preguntó la joven de pelo plateado al lector, sin apartar la vista de la bola de cristal.- Porque toda historia sigue a una anterior, y no se puede comprender el final sin saberla por completo. Naruto venció a cada enemigo nombrado, luchó por ser feliz, pero su camino sólo acababa de comenzar cuando logró derrotar a la diosa conejo en última instancia con ayuda de su amor no correspondido, su sensei de pelo plateado y su mejor amigo de dudosas intenciones… esta no es la historia de Naruto uzumaki, esa historia la han contado otros mucho mejor que yo… esta es la historia de lo que vino después… la historia de kitsune no kibo (zorro de esperanza)- finalizó la mujer con su tono de voz melódico, ampliando la imagen de su bola de cristal y desapareciendo en el camino.
Sakura se encontraba en esa playa tranquila, sintiendo la arena aplastarse bajo sus pies, mientras observaba el bosque ante ella. No había sido difícil llegar teniendo en cuenta que ya había pasado por allí multitud de veces, a lo sumo la espesa bruma le había exigido algo de esfuerzo, así que no tuvo que hacer uso de su entrenamiento intenso pero eficiente. Y ahora que había llegado, tenía que proseguir con su misión. Sacó algunas de sus píldoras de soldado caseras de su bandolera, complemento de la vestimenta a la que últimamente estaba acostumbrada: su chaleco jounin de konoha, sus pantalones largos reglamentarios de color azul marino, su camiseta interior azul marino de manga larga con armadura de malla por debajo, sus sandalias ninja y los portakunais y demás equipo ninja colgando del cinturón.
Mientras pensaba a donde ir, pudo sentir chakra al norte acercándose con rapidez, entre el bosque. Y no era cualquier chakra. Un chakra tan poderoso solo podía ser el del objetivo de su viaje. Había pasado mucho tiempo desde la ultima vez que lo vio, pero lo recordaba perfectamente, esa calidez era única. Con firmeza, preparó un kunai de la que una figura salía de entre la maleza con un ágil salto y caía con sutileza frente a ella. Esas botas negras de estilo militar. Esos pantalones negros con rayas naranjas. Esa camiseta azul marino con rebordes naranjas y el remolino en su manga derecha. Esa capa blanca de llamas rojas. Era él. Naruto. Su corazón no pudo evitar desacompasarse al mirar ese pelo rubio y largo junto a esos ojos azules de mirada intensa y esas marcas de bigotes únicas. No parecía sorprendido, es mas, parecía feliz por verla.
Sakura se recompuso rápido, y le dirigió una mirada seria mientras preparaba el kunai. Naruto observó con, ahora sí, sorpresa su pose de batalla antes de hablarla con una media sonrisa.
-¿Sueles actuar así cada vez que llegas a la casa de alguien?- preguntó el pelirrubio
-Uzumaki Naruto, he venido a devolverte a la aldea para tu juicio por deserción, asesinato y atentado. Ríndete ahora y la aldea lo tendrá en cuenta.- respondió Sakura con fingida frialdad mientras mantenía su pose. Naruto no parecía querer adoptar una pose de combate mientras tanto.-Naruto, por favor, no te resistas.- pensó la pelirosada.
-Emmm... por mucho que me encantaría ir a cualquier parte contigo, me parece que voy a tener que rechazarlo, Sakura chan.- respondió Naruto mientras se rascaba la nuca.
Su clásico gesto cuando estaba nervioso o impaciente. Sakura no pudo evitar fijarse y alegrarse internamente. Su Naruto seguía ahí, aunque enterrado bajo ese supuesto ninja traidor que era ahora. Había que recuperarlo.
-Naruto, por favor, no lo pongas mas difícil. Entrégate.
-Lo siento, Sakura chan, pero si has venido a eso me parece que te irás sin nada, no pienso volver.
-No me obligues, Naruto.- pensó angustiada la pelirrosada.- Uzumaki Naruto, si no quieres volver por las buenas, será por las malas.- contestó Sakura mientras Naruto adoptaba una expresión mas seria.
-Tendrá que ser por las malas, Sakura-chan.- Repuso Naruto al tiempo que adoptaba una pose de defensa y dejaba su capa de llamas rojas a un lado.- Veamos cuánto has mejorado, jounin de Konoha.
La tensión se palpaba en el ambiente. Sakura esperaba a que su enemigo atacase, pero este no quería llevar la iniciativa. Solo esperaba, expectante, con algo que parecía un brillo de determinación en sus ojos. Sakura decidió dejar de esperar y lanzarse al ataque. Si tenía que hacer entrar a ese rubio cabezota en razón por las malas, será por las malas.
-SHANNAROOOOOOOOO
Un fuerte golpe retumbó en todo el bosque cuando Naruto impactó el suelo. El puñetazo de Sakura había sido muy fuerte, a pesar de su cansancio, y le había dejado seminoqueado entre un gran cráter de arena, con sus ropas echas jirones. Sakura tomó todo el aire que pudo, aire que le faltaba tras la intensa lucha. Con decisión, y su kunai en la mano, avanzó hacia el ojiazul, mientras este no hacía ni tan siquiera esfuerzo por levantarse. A un paso de él, y con pose de ataque mientras empuñaba su kunai, se dirigió al rubio.
-Uzumaki... Naruto.- dijo Sakura con su respiración entrecortada. Menos mal que la pelea había terminado ya, porque no le quedaba apenas chakra.- Quedas detenido... Ríndete. Por favor.
-Has mejorado muchísimo... Sakura-chan... estoy muy orgulloso de ti.-Respondió Naruto. El también respiraba agitado, no en vano había librado una gran pelea.- Pero mi respuesta sigue siendo la misma: no volveré a Konoha.
-Naruto, si no permites tu captura, la orden es... -Sakura vaciló un poco antes de continuar.- ... matarte para que dejes de ser un peligro para la aldea.-
Naruto arqueó una ceja ante ese comentario. Después de fruncir ligeramente el ceño, se levantó poco a poco y acercó su mano al kunai de su contendiente.
-Si esas son tus órdenes...-Naruto junto el kunai a su pecho, justo donde estaba su corazón- ... hazlo, porque no pienso volver.- Naruto clavó sus ojos en esos pozos de jade de la pelirrosa, quedándose muy cerca.
Sakura abrió con sorpresa los ojos y tembló ligeramente.
-En serio no quiere volver, prefiere la muerte...-pensó la pelirrosada. La sola idea de matarlo le destrozaba el pecho.- Naruto... por favor... no me obligues.-Dijo con voz temblorosa.- No quiero hacerlo, Naruto.
Pero el se mantuvo frío, impasible, con sus dos zafiros fijos en las esmeraldas de Sakura. Su respiración era firme. Su pulso, fuerte. No tenía miedo, ni tampoco dudas. Sakura tembló mientras una lágrima la traicionaba. Matarlo eran sus órdenes, pero no sabía si sería capaz. Cerró los ojos y se preparó para dar la estocada mortal, mientras pensaba en como habían acabado así.
-Y ahora comienza...-comentó en su lejano reino una bella mujer de pelo plateado, mientras veía todo con su bola de cristal.
-O ahora termina, hija mía...- contestó un individuo demacrado de sonrisa sádica que la acompañaba
(3 años antes)
-Otra vez... y otra... ¡Y otra, y otra, y otra vez! Maldita sea Naruto, ¿Por qué no te mueres de una jodida vez?- Exclamó un adolorido Sasuke, destilando una ira tan fuerte por esos normalmente inexpresivos ojos negros que hizo un boquete en una pared cercana de un puñetazo. Solo el uzumaki tenía la habilidad de ponerlo así.
La pelea había durado muchísimo, el ojiazul ya no sabía cuánto llevaban intercambiando golpes. Hacía tiempo, desde que sus mejores jutsus impactaron en el cielo y redujeron el lugar a un páramo desolado, que la pelea se había convertido en una sucesión visceral de golpes torpes entre gritos de furia y caídas al suelo, un final de pelea curioso si se tiene en cuenta que se trataban de los dos ninjas más poderosos del mundo. Cuando Sasuke creía que le tenía rendido bocabajo en el suelo, intentó rematarle con un chidori por la espalda, pero Naruto ya se esperaba eso y pudo contraatacarlo con un puñetazo tan fuerte que lo había mandado a volar contra una pared lejana. Mientras su amigo salía del enorme boquete y le maldecía, Naruto no pudo evitar pensar en lo cerca que había estado de la muerte. Un segundo más tarde y ahora sería hombre muerto. A manos de su mejor amigo. Puede que algún día se le acabase esa infinita paciencia, o la suerte. O puede que ambas, y más pronto de lo que pensaba...
-Porque... soy tu amigo, Sasuke.- respondió pausadamente Naruto.
Intentó mantener una pose serena, a pesar de que le dolía cada hueso del cuerpo. Quizas al ver su determinación el uchiha entrase en razón y parase ese absurdo, pero nada más lejos de la realidad. El pelinegro, a pesar de tener evidentes síntomas de agotamiento, el ojo izquierdo hinchado, sangre escurriéndose por su boca y estar cubierto de hematomas, tenía las fuerzas suficientes para crear un nuevo chidori, uno más potente que el resto. El sonido de esos retorcidos relámpagos arañando el aire de alrededor de su mano izquierda, unido a ese color negro que revelaba el uso del elemento yin, no presagiaba nada bueno.
-Cachorro, esto se está poniendo mas peligroso. Ha cargado todo su chakra en ese golpe, quiere terminarlo todo aquí y ahora. Te daré todo mi chakra hasta caer inconsciente, a partir de ahí no podré ayudarte ni con la regeneración de heridas. Usalo bien, solo tendrás una oportunidad.- pronuncio la mitad maligna de Kurama dentro del paraje mental del uzumaki, con un sorprendente tono preocupado. Naruto simplemente se dio la vuelta y le miró con una de sus cálidas sonrisas, para luego chocar el puño con el y partir hacia la batalla de nuevo. Kurama comenzó a ser vencido por el sueño.- "Naruto... de verdad eres alguien especial... tengo una inmensa suerte de haber acabado sellado dentro de ti. Has conseguido cambiarme, y estoy seguro de que también lo lograrás con Sasuke... suerte, amigo"- pudo pensar, antes de que el agotamiento acabase incluso con el biju más poderoso del mundo. Con su último momento de consciencia, dio la alerta a su otra mitad. Sería necesaria si o si.
Naruto dio un paso al frente, con una mueca de resolución. Si los huesos le dolían, no le importaba. Si su ojo derecho estaba tan hinchado que no veía, le resultaba indiferente, por suerte tenía otro. Si el sabor ferroso de la sangre propia le inundaba la boca, no le afectaba lo mas mínimo. Solo estaban su rival y el. Un último golpe. Un último aliento.
Gritó con fuerza y saltó hacia Sasuke, mientras este hacia lo propio seguro de su victoria. No había ni tan siquiera invocado el rasengan, aunque tampoco podía hacerlo, no tenía fuerzas casi ni para invocar sus clones. Iba a una muerte segura, pero si iba a morir, lo haría con valentía. Como había hecho toda su vida, desde esa primera vez cuando con sólo 1 año de vida decidió enfrentarse a sus matones en lugar de huir. Recordó a su sensei y padrino, Jiraya, que tanta confianza había mostrado en el. "Lo siento Ero sennin, al final no voy a cumplir esa profecía..." Pero, para su sorpresa, empezó a encontrar fuerzas. En su mano derecha, un diminuto rasengan empezó a formarse. Recordó a su abuela en todo menos en la sangre, Tsunade, y el rasengan comenzó a crecer. Recordó a Iruka, Kakashi, a todos sus amigos, a Gaara, a Kurama y los bijus... y su rasengan siguió creciendo. Pero aún así, no era ni de lejos tan fuerte como el chidori de Sasuke. Necesitaba más fuerza. Y recordó a su principal fuente de poder. A la chica por la que daría hasta su última gota de sangre, a pesar de que no le amaba. Su sedoso pelo rosa, ondeando al viento. Esos ojos verdes que brillaban de manera especial cuando reía. Esa voz diciendo su nombre. Su Sakura-chan, casi podía sentirla a su lado, moldeando su último ataque. No podía fallarle a ella. Nunca. Gritó al cielo con aún mas fuerza, estando ya muy cerca de su enemigo. Sintió como cada Naruto de cada momento de su vida gritaba con el. Ese niño marginado. Ese chico revoltoso. Ese ninja cubierto de un manto rojo de puro odio que le proporcionó su biju. Ese Naruto agotado tras su batalla con pain recibiendo la admiración de su aldea. Su rasengan comenzó a brillar con una fuerza inusitada, y lo dirigió contra el chidori de sasuke. Podría haberlo dirigido al cuerpo y acabar con todo, pero no se trataba de matarlo. Se trataba de cumplir una promesa. Su última promesa por cumplir.
Ambos chakras impactaron con violencia y comenzaron a envolverlos en una luz ardiente y cegadora. El chidori de Sasuke lanzaba sus rabiosos rayos alrededor del rasengan de Naruto, y algunos le laceraban la piel. Incluso notó como un fuerte golpe le alcanzaba en el hombro. Pero el dolor le era indiferente. Siempre le era indiferente, ese era su autentico don, la razón de su camino del ninja. Empujó con aún mas fuerza su rasengan, ante la sorpresa de Sasuke, que no se explicaba como ese inútil y torpe amigo de la infancia podía llegar a ese nivel. Pronto, ambas técnicas colapsaron, envolviéndoles en una fuerte explosión. Sasuke gritó de dolor con fuerza y furia. Naruto solo cerró los ojos, con una suave sonrisa. "¿En qué estará pensando ella ahora?"
Sakura saltó con rapidez de una rama a otra, caminó al lugar del conflicto entre sus dos amigos. Ya habían pasado horas desde que ella y kakashi oyeron una fuerte explosión en la dirección de la zona de combate, y desde entonces todo había quedado en un tenso silencio. Si hubiese sido por ella, habrían ido en ayuda de Naruto desde el mismo instante en el que se despertó del genjutsu del uchiha, pero Kakashi se lo había impedido, argumentando que ante el despliegue de poder que estaba viendo a lo lejos ellos serian un estorbo. Que cualquier mortal sería un estorbo. Y Sakura, viendo la devastación que estaban recorriendo, no pudo evitar darle la razón. Hacía tiempo que sus dos compañeros del equipo 7 habían pasado a un nuevo nivel, uno que nadie podía igualar.
Saltó hacia el suelo para continuar, ante la falta de arboles en los que posarse, mientras las gigantescas masas de roca donde el uchiha había encerrado a los bijus caían con suavidad a la tierra y se abrían lentamente. Había visto muchos campos de batalla durante esta última guerra, pero ninguno alcanzaba el nivel de desolación que presentaba la zona que atravesaba. Se preguntó como estaría Naruto tras ese combate. Sobre Sasuke tenía sentimientos contradictorios: por una parte, deseaba sinceramente que no hubiese muerto; pero por otra parte ya no quedaba en ella nada de ese amor romántico que llegó a sentir por él. Había vuelto a intentar confiar en él, le había suplicado que dejase su absurda venganza, dispuesta a hacer borrón y cuenta nueva a pesar de sus intentos de asesinato anteriores y su maltrato, y sólo había obtenido a cambio un doloroso genjutsu que la había dejado inconsciente. Y, por encima de esa traición, había algo que la destrozaba por dentro: que quizás, por su estúpido egoísmo y su debilidad, Naruto podría pagar los platos rotos con su vida. Tras llegar a una especie de barranco, Sakura observó lo que en otros tiempos había sido llamado "El valle del fin". Ahora solo la última palabra le hacía justicia: un gigantesco cráter sustituía su habitual zona boscosa, y no quedaba nada mas que escombros y lodo. Y en el centro, dos figuras reposaban en el suelo.
Por un momento, Sakura presintió lo peor, pero pudo observar como sus dos compañeros del equipo 7 de vez en cuando hablaban, y movían la cabeza. Estaban vivos. Su preparación médica actuó con rapidez: el paciente que seguramente estaría más grave sería Sasuke, puesto que no contaba con la milagrosa regeneración que Kurama otorgaba a su amigo pelirrubio, por lo que debía de atenderlo primero, y luego ya podría ocuparse de las heridas de Naruto que el Kitsune todavía no hubiese regenerado, como siempre. Se arrodilló al lado del uchiha y lo contempló unos segundos, recelosa, aunque sus fatales heridas la obligaron a actuar: tenía el ojo izquierdo brutalmente hinchado y sangrando, diversos hematomas por todo el cuerpo, sangraba por la boca fruto de la pérdida de varios dientes... aunque la herida más grave se encontraba en su brazo izquierdo, que había sido cercenado por debajo del codo. Antes de atenderlo, Sasuke le miró fijamente, mientras Naruto observaba todo en silencio a las espaldas de la pelirrosada.
-Sakura... lo siento.- pronunció el uchiha, con una mirada de sincero arrepentimiento. Una mirada que deseaba ver desde que la dejó abandonada en ese frío banco hace años. Aunque un "lo siento" ni por asomo podría reparar lo que el pelinegro se había encargado de destrozar con sadismo, Sakura no pudo evitar llorar, llorar porque al menos había recuperado a su amigo.
-Todo... todo ha sido una tontería... Sasuke...- contestó la pelirrosada entre lagrimas, mientras aplicaba su chakra verde a la herida del brazo.
La estabilización del uchiha fue simple, a pesar de la gravedad de las heridas: la amputación había sido seca y rápida, y la mayoría de la herida había sido cauterizada ya, solo tenía que acabar de cerrarla. Pudo deducir la razón de la simpleza de la sanación: debía de haber sufrido un ataque del rasengan de Naruto, y este no lo había usado ofensivamente, solo buscando una herida limpia pero incapacitante. Aún en esa situación, ese baka pensaba en la seguridad de los demás. La ojijade se dio la vuelta, esperando encontrarse a un Naruto ya prácticamente regenerado, pero la realidad fue otra bien distinta. Naruto descansaba boca arriba, con su ropa hecha jirones y brutales heridas por todo el cuerpo: a pesar de que la herida de su brazo derecho, también amputado aunque a la altura del hombro, estaba casi cauterizada, su pecho presentaba terribles laceraciones, una de ellas particularmente grande que le atravesaba el torso en diagonal descendente, de derecha a izquierda, sangrando profusamente, con numerosos trozos de piel descolgados. La acompañaban otras laceraciones sangrantes aunque de menor tamaño, que contrastaban con el gigantesco boquete que se encontraba en su hombro derecho, que casi dejaba ver el hueso en algunas zonas. Su boca y nariz también sangraban, y una herida en su frente dejaba caer el líquido rojo sobre el hinchado ojo derecho del uzumaki, cegándolo parcialmente.
-Na... ¡NARUTO!.-Sakura entró inmediatamente en shock, esas heridas eran necesariamente mortales.- Maldita sea Sasuke, ¿qué coño le has hecho?- gritó al uchiha, cuya mirada de aprehensión fue suficiente muestra de culpabilidad para la Haruno. Esas heridas eran claramente fruto de un poderoso ataque de raiton, famoso por causar daños punzantes en área y provocar un tremendo dolor a sus víctimas al afectar incluso a las terminaciones nerviosas. Pudo ademas deducir, viendo la profundidad de las laceraciones, que el raiton del ataque había estado sumamente cargado de chakra. Buscaba matar, no incapacitar como el rasengan de Naruto. Por un momento, la mirada de Sakura reflejó puro odio e impotencia, mientras Sasuke apartaba la mirada con vergüenza.
-Sa... Sakura chan...- pronunció débilmente el uzumaki, arrancando un gemido de alivio de la haruno, que rápidamente procedió a aplicarle su chakra sanador. Quizas no estaba todo perdido.- No... le... culpes, ya ha aprendido la lección... todos... todos merecemos una segunda... oportunidad...
-No hables baka, reserva energía. Estas heridas son terribles Naruto, ¿por qué Kurama no te regenera?- preguntó con aprehensión la medico.
-Kurama... esta inconsciente... me dio... todo su chakra para ese ultimo rasengan... Ese último chidori fue espectacular teme...
-No digas tonterías Naruto... soy un imbecil, un maldito imbecil.- contestó el uchiha, visiblemente afectado por cómo había dejado a su mejor amigo.
-Sakura... chan... tengo frío... vo... ¿voy a morir?-se lamentó débilmente el uzumaki. Sakura dejó escapar un sollozo y abrazó el cuerpo del rubio, mientras las lágrimas escapaban con furia de sus ojos.- No llores... cumplí mi promesa... Sakura chan... ¿Alguna vez te he dicho que tienes una frente preciosa?... me... me dan ganas de besarla...
Sakura abrió con mucha fuerza los ojos. Ya había oído esa frase antes, era el único gesto romántico que había tenido sasuke con ella en toda su vida. Siempre había sospechado que algo no encajaba, que no era la forma de actuar fría del uchiha, y ahora todo se desvelaba. No fue Sasuke quien le dijo la frase de amor más estúpida pero a la vez más bonita que había oido en su vida, había sido Naruto. Esa frase era igual de simple y tierna que él. Siempre había sido él. Miró al uzumaki, esperando su clásica sonrisa, pero sólo encontró su rostro inerte, con los ojos cerrados. Se temió lo peor. Su pecho no se movía. Lo llamó con desesperación, entre lágrimas. No obtuvo respuesta. Incluso lo zarandeo, esperando que todo fuese una broma de mal gusto. Pero seguía sin moverse. Chilló con fuerza su nombre, como había hecho tantas veces, esperando que su héroe rubio volviese para salvarla. Pero sólo obtuvo silencio. Se abrazó con fuerza a su cuerpo, sin importarle mancharse con su sangre, y lloró como nunca antes. Todo era culpa suya. Ella le cargó con esa promesa. Ella fue débil y no mató al pelinegro cuando tuvo la oportunidad. Ella bajó la guardia con Sasuke y sufrió ese genjutsu, dejándola imposibilitada para ayudarle. Ella le llevó hasta ese momento, y ahora sus peores pesadillas se hacían realidad. Si Naruto siempre estaba ahí para ayudarla, ella siempre estaba ahí para causarle daño. Se juró mentalmente que no lo volvería a poner en riesgo, que le haría feliz, si vivía. Lo que fuese necesario.
Un fuerte temblor llamó la atención de todos. Sakura, con los ojos borrosos por el llanto, solo pudo discernir una inmensa figura de color naranja rojizo, llegando con rapidez hasta donde ellos estaban. Se limpió los ojos como pudo y miró estupefacta a la mitad benigna de Kurama. Ese gigantesco zorro de fuego, con esas inmensas garras y esas nueve colas ondeando al viento. Y esos bigotes que tanto le recordaban a el.
-¡Chiquilla!- exclamó apresuradamente el zorro de nueve colas a Sakura.- ¡Mantén el corazón del cachorro latiendo!- ordenó a una estupefacta Sakura, que todavía no asimilaba lo que pasaba.- ¿quieres que viva? ¡Pues haz lo que te digo joder!
Sakura se abofeteó mentalmente y se apresuro a hacerle la maniobra de reanimación al Uzumaki. Si había una posibilidad, por mínima que fuera, de salvarlo, ella lo traería de vuelta. Kurama se sentó en posición de loto cerca del cadáver, y junto ambas palmas de sus patas delanteras, como si estuviese rezando, comenzando a brillar.
-Chiquilla, me sellaré completamente dentro de él y le regeneraré la sangre perdida y sus heridas. Tu mantén el corazón latiendo y oxígeno en sus pulmones. Espero que no sea tarde, mi otra mitad me ha avisado justo antes de caer, y eso fue hace mucho.- anuncio el biju, respondiendo Sakura con una enérgica afirmación.- Uchiha...- concluyó el biju, dirigiendo esos orbes rojos llenos de ira a Sasuke.- como muera, volveré del makai a por tu alma y la de todos tus descendientes. Lo juro.
Tras concluir su amenaza, el cuerpo de kurama emitió un inmenso fulgor y se fusionó con el cuerpo de Naruto. Seguro que seria un espectáculo digno de contemplar, pero Sakura estaba ocupada. Podía estar el mundo cayéndose a pedazos, que a ella solo le preocupaba no parar de hacerle la reanimación al uzumaki. Tras masajear la caja torácica, introdujo aire en sus pulmones, colocando sus labios en contacto con los del ojiazul como había hecho hace unas horas cuando lucharon contra madara. Recordó cada invitación al Ichiraku del rubio, cada vez que la abrazó cuando se sentía sola, cada vez que la motivó a superarse… Continuó con la maniobra unos minutos, cada vez más desesperanzada, hasta que el uzumaki abrió los ojos fuertemente e inhaló aire tras volver a insuflarle oxigeno la ojijade. Sakura gimió de alegría y se abrazó con fuerza a Naruto, que miraba confundido alrededor. Tras unos instantes, fijó sus ojos en los de Sakura por unos segundos, dibujando una cálida sonrisa.
-El beso de la vida...- dijo tranquilamente el uzumaki, mientras Sakura se sonrojaba enormemente. No se había dado ni cuenta de que su rostro se había quedado peligrosamente cerca del de Naruto.- ¿Puedo contarlo como mi primer beso?- continuó bromeando el rubio.
-Baka...- solo pudo reponer la ojijade, abrumada por volver a ver a su mejor amigo con vida, incluso sintiendo su estómago revolotear como nunca para su confusión, mientras sus ojos se volvían a inundar de lágrimas, aunque esta vez eran de alegría. No le había perdido. Nunca estaría preparada para perderlo.
Una joven pelirrosada respiraba con tranquilidad, agotada tras un día de intenso trabajo. A pesar de que la guerra había terminado hacía días, los heridos no podían esperar a las celebraciones. Mutilados por los ataques del juubi, huesos rotos por los ataques de Obito y Madara Uchiha, con el chakra agotado por las raíces del dios árbol... los médicos eran necesarios en ese momento, tanto o más que el joven héroe rubio. Sakura, tras un doble turno agotador en cirugía, había sido asignada para relajar el ritmo en las últimas horas a atender a los shinobis que todavía no se habían situado mentalmente desde que salieron del tsukuyomi. A pesar de que ella no lo había experimentado, los que sí lo habían hecho presentaban reacciones diversas: algunos con estupor al pensar que habían sido esclavizados mentalmente por un genjutsu, otros con alegría al poder ver a sus seres queridos... pero muchos mas, con una enorme confusión, como si no supiesen que era real y que no.
-Perdone doctora, pero... ¿dónde están mi mujer y mi hijo?- preguntó un ninja de mediana edad, de pelo castaño desaliñado y piel pálida cubierta de suciedad de la batalla, mientras miraba con sus ojos marrones alrededor con tristeza.- estaban aquí hace nada, estábamos en mi casa todos juntos...
-Señor, túmbese, ha sufrido un fuerte shock mental.- contestó con tranquilidad la ojijade mientras recostaba al paciente, empleando el protocolo de asistencia psicológica estándar.- fue víctima de un genjutsu muy potente, es probable que sus últimos recuerdos de después de la guerra sean falsos.
-¿Falsos? Eso... eso es imposible... mi hijo acababa de ascender a kage de mi aldea tras convertirse en un héroe de guerra y salvar al mundo... mi mujer y yo estábamos tan orgullosos... ¿dónde esta? Quiero verle.- reclamó el pelinegro, con un tinte de desesperación en su voz.
Sakura optó por aumentar su sedación, como con otros pacientes, y esperó a que el ninja se durmiese. Al parecer, el shock de despertar de una ensoñación del tsukuyomi era demasiado brutal, en muchos casos tardarían mucho en recuperar la cordura. Y en algunos casos, lo veía difícil. Decidió salir a dar una vuelta, ya que su turno prácticamente había concluido, y así poder tomar el aire, que falta le hacía. Paseó por el campamento shinobi mientras devolvía los saludos, sintiéndose extraña por las muestras de admiración de muchos ninjas. Ahora se hacía una idea de lo que sintió Naruto las semanas después de salvar la aldea del ataque de pain. Sólo de pensar en el ojiazul no pudo evitar regalarle una sonrisa al mundo, una que le salía del fondo del alma. Ese ninja cabezahueca lo había conseguido, había salvado al mundo, aunque había pagado un precio muy alto. Perder un brazo es algo traumático, pero encima perderlo por culpa de la estupidez de tu mejor amigo lo es aún más. Aunque Tsunade ya estaba ideando un método para usar las células de su propio abuelo para "cultivarle" un nuevo brazo compatible al rubio, eso estaba lejos de ser una solución perfecta: nunca sentiría lo mismo en esa extremidad, sería como llevar una prótesis muy cara. Eso sin contar los cuidados que conllevaría para evitar su infección...
Y todo ello tan cerca de su cumpleaños numero 18. Un cumpleaños que le había sorprendido en medio de la guerra, y en el que había podido ver a su padre muerto, aunque fuese revivido con el edo tensei; pero que, como siempre, había estado huérfano de una fiesta y de regalos. Pero eso último Sakura lo iba a remediar. Se había esforzado mucho, y había sido difícil encontrarlo por la devastación causada por la guerra, pero gracias a su cabezonería (y cierta ayuda de la godaime hokage, que se puso manos a la obra en cuanto se enteró de su plan) lo había logrado. Con decisión, se dirigió a la habitación del rubio para visitarle, como cada día a esa hora. Incluso habría visitado también a Sasuke para ver cómo estaba, pero estaba bajo la vigilancia constante de los pocos restos del cuerpo Anbu de konoha, y tenía las visitas restringidas.
Tras firmar en el registro, se encaminó a la tienda del rubio y entró. Era una habitación blanca muy tranquila, con lonas blancas y material de seguimiento preparado para que la alianza se asegurase de que su héroe estuviese perfecto. Y todo ello a pesar de que el rubio insistiese en que estaba bien, que esos equipos le harían falta a otros y que el con Kurama y su regeneración uzumaki tenía suficiente. Pero lo cierto es que todavía no estaba recuperado: las laceraciones ya no habían dejado ni marca, salvo esa gigante que le atravesaba diagonalmente el pecho, pero el boquete del hombro sanaba muy lentamente incluso con Kurama. Tsunade, tras informarle en privado de todo lo que pasó, le había explicado que seguramente esa zona recibió una poderosa descarga de raiton y tenía gravemente afectadas las terminaciones nerviosas. Quedaría una gran cicatriz justo al lado de una que ya tenía causada por el mismo sujeto pelinegro, nunca recuperaría la sensibilidad al completo y tendría una extremadamente dolorosa rehabilitación mientras los nervios recuperables volvían a activarse. Ahora mismo, su amado pelirrubio estaba reclinado en la camilla, con un mohín de aburrimiento que enterneció mucho a Sakura. Era como un niño pequeño.
-¡Sakura-chan!- exclamó con fuerza en ojiazul, regalándole una inmensa sonrisa.- ¡Me alegro mucho de verte! ¿Podrías decirle a las enfermeras que ya puedo comer ramen?- aquí toda la ternura de Sakura se fue al traste por la falta de madurez del shinobi. Naruto tenía esa habilidad: cargarse los momentos tiernos de un plumazo.
-¡Baka! ¿Pero cómo vas a comer ramen ahora? Acabas de salir de una operación delicadísima con lo de tu brazo, de recuperarte de numerosos huesos rotos, heridas abiertas, de agotamiento de chakra... conténtate con estar despierto.- le gritó Sakura con una vena marcada en la frente, haciendo al rubio encogerse ligeramente.- Además, tienes que alimentarte mejor, que con tanto ramen te vas a acabar convirtiendo en fideo...
Naruto tenía ese efecto en ella: la bipolaridad. Podía estar gritándole y a los cinco segundos preocuparse con él. Ella lo achacaba a su falta de madurez: era como educar a un niño pequeño y agotador.
-Si no es nada, Sakura ch...- intentó responder Naruto, pero inmediatamente tuvo que pararse, mientras agarraba con fuerza la manta de la cama con su brazo izquierdo y clavaba su vista en el horizonte entre respiraciones entrecortadas y una gran capa de sudor. El hombro volvía a dolerle, y muchísimo, como pudo deducir Sakura de esa mueca. Cualquier paciente estaría permanentemente sedado, o incluso en coma inducido, pero Naruto se negó. Era extraordinaria su resistencia al dolor. Con una expresión de preocupación, Sakura se apresuró a acercarle un calmante con un vaso de agua, para después aplicar algo de chakra en la herida para disminuir el sufrimiento al menos. No pudo evitar sentirse culpable. Muy culpable. Lloraría de nuevo si no fuese a hacerle pasar un mal rato a ese cabezahueca de la camilla. Naruto pareció aun así reparar en el gesto de Sakura, como si le leyese la mente.
-Gracias Sakura chan, estaba un poco incómodo en esa postura.- repuso con una cálida sonrisa.- y estaría mucho mejor con ramen...
-¡Baka! ¡Nada de ramen!- exclamo Sakura dándole un coscorrón al uzumaki y olvidándose por completo de su culpabilidad. También tenia ese efecto el rubio en ella: evadirla de la cruel realidad, aunque fuese enrabietándola.
-Jooo, si ya estoy bien... si ya no me duele nada después de tomarme la pastilla, y me estoy aburriendo...
-¿Insinúas que te aburres conmigo?- preguntó inquisitivamente la ojijade.
-No no, si eres lo mejor que me pasa cada día.- se excusó el rubio agitando las manos, y de paso arrancándole un ligero sonrojo a la kunoichi.
-Baka... -solo pudo reponer Sakura.- mira, para que no estés tan aburrido, te he traído una sorpresa.- dijo la pelirrosada con una sonrisa.-Y no es ramen.- añadió con un tono serio, irguiéndose el rubio como un soldado ante el tono de su mejor amiga.
-Sa... Sakura-chan, ¿una sorpresa? No... no hacía falta.- dijo con un enorme sonrojo el shinobi.
-Tu cierra los ojos baka.- dijo Sakura con ternura. Naruto obedeció con un notable sonrojo y nerviosismo.
-"No creo que lo sea, pero... ¿será un beso? ¿Un beso de Sakura-chan? Lo llego a saber y me lavo más los dientes..."- pensó el pelirrubio.
La kunoichi se tomó un tiempo para observar a su amigo: se encontraba vestido solo con los pantalones del pijama, mostrando un torso desnudo con músculos perfectamente formados tras las vendas. En opinión de Sakura, eran perfectos: no eran muy exagerados y estaban bien delineados. La cicatriz en diagonal del ataque de sasuke incluso le daba un toque peligroso que la atraía mucho. Internamente, su inner puso una mirada lasciva digna del mismísimo jiraya, mientras Sakura se aproximaba a darle su regalo. De la que lo hacía, no pudo evitar fijarse en su rostro, asomando entre esos mechones desordenados de pelo rubio: ya había perdido toda la grasa de bebe que tenía cuando hicieron equipo genin juntos, y ahora poseía una cara realmente atractiva, con una mandíbula ancha y piel ligeramente bronceada. Sin contar esas marcas como de bigotes que la recordaban a un tierno gato, que confluían en esa boca masculina. Se fijó detenidamente en esos labios mientras apoyaba sus manos en ese torso, y por un segundo tuvo la tentación de robarles un beso.
-"Quizás podría..."-pensó mordiéndose el labio. Pero como un resorte aparecieron en su mente la imagen de Naruto ensangrentado en el valle del fin, muriéndose, y no pudo evitar temblar. Reunió toda su fuerza de voluntad para no salir corriendo, puso su mejor sonrisa y colgó su regalo del cuello del ninja rubio. Un colgante con un remolino de jade de un color verde claro. Naruto abrió los ojos y vio el regalo con sorpresa durante unos segundos.
-Esto...-comenzó a exponer la pelirrosa, con ciertos nervios.- quería regalártelo desde que perdiste el collar que te regaló tsunade sama en tu lucha contra pain, y ya que fue hace nada tu cumpleaños quise aprovechar. Me ha costado un poco encontrar una piedra de ese color, y encontrar a alguien que la tallase, pero por suerte me ayudaron algunos amigos...- el rubio se quedó en silencio, mirando el colgante y preocupando a la ojijade.- si no te gusta lo entenderé eh, que es una chorrada...
-¿Chorrada?-preguntó Naruto levantando la mirada y dejando asomar una expresión de pura conmoción y felicidad.- esta chorrada es el mejor regalo que me han hecho jamás. Muchísimas gracias Sakura-chan, no me lo quitare nunca.- dijo el pelirrubio con una sonrisa de las suyas que iluminaban más que el propio sol.
-Feliz cumpleaños Naruto.- contestó enternecida Sakura mientras abrazaba a su amigo.
-Gracias, Sakura-chan. Y encima es del color de tus ojos, me encanta.
Sakura se ruborizó al oírlo. El ojiazul siempre sabía que decir para hacerla sentir bien, era un superpoder que había desarrollado desde que eran niños. Sakura cerro los ojos y se dejó envolver por el cálido abrazo, mientras pensaba "le prometí a Minato-sama que cuidaría de su hijo, y pienso hacerlo. Aunque sea a costa de mi misma".
Unas pocas semanas tras la guerra, tras solventar los problemas más acuciantes y hacer recuento de pérdidas, la alianza decidió empezar a saldar viejas cuentas, y una de las más importantes eran las de los shinobis traidores que habían prestado su ayuda en la guerra. Concretamente, cierto usuario del edo tensei de pelo blanco y cierto ninja moreno usuario del rinnegan. Muchos ninjas exigían un castigo ejemplar para ambos, uno por haber sido el causante de millones de muertes al proporcionar a Uchiha Madara el odiado edo tensei, y con ello haber provocado que kages, padres, abuelos y viejos amigos fallecidos resucitasen para ser controlados como marionetas y usados para matar inocentes, tanto shinobis como civiles; el otro por sus conocidos atentados contra el consejo gokage, asalto al hermano jinchuriki del raikage, asesinato de cientos de ninjas e incluso de civiles... la lista de delitos era muy extensa. Pero otros abogaban por el perdón, muchos menos en número pero con un integrante muy importante: el gran héroe de la guerra, Naruto Uzumaki. Concretamente, el shinobi rubio se encontraba en ese momento compareciendo con respecto a este asunto ante el consejo gokage, integrado por los cinco kages de las grandes naciones y el líder samurai del país del hierro.
-Entonces, mocoso, ¿dices que deberíamos de otorgar el perdón a todo aquel que ayudó en la guerra y hacer borrón y cuenta nueva?- preguntó el raikage, un extraordinariamente musculoso hombre de piel tostada, pelo rubio peinado en rastas, rostro severo con perilla rubia y yukata blanca abierta con sólo un brazo asomando de la misma.
-Si, vamos A-San, Sasuke ha sido vital para ganar la guerra, sin el no habríamos vencido a kaguya. Ha cambiado, ya no es ese delincuente.- expuso Naruto mientras apoyaba su único brazo en la mesa.
-Naruto-kun, aunque tu planteamiento sea correcto, eso no elimina por arte de magia sus crímenes. Debe de recibir un castigo, si no sería sentar un precedente terrible.- repuso Mei terumi, la mizukage, una escultural mujer pelirroja de ojos verdes, vestida con un ajustado vestido azul que dejaba entrever unos pechos copa D y un finísimo cuerpo.
-Sería perdonar a alguien arrepentido de verdad y que se ha mostrado leal hasta las últimas consecuencias al consejo gokage durante la gran guerra.- contestó Naruto, evitando cruzar su mirada con Tsunade, la godaime hokage de konoha, una mujer de cabello rubio, rostro terso con una marca verde en la frente, ojos color miel, enormes pechos doble copa D y vestida con un vestido blanco y verde, que estaba al tanto del intento fallido de asesinato del uchiha de los cinco kages, razón de la perdida del brazo derecho de su nieto en todo menos en la sangre, y que solo mantenía silencio con una mirada de reprobación hacia el ojiazul tras acceder a las súplicas de este para que no revelara ese hecho al consejo. Si lo hiciera, Sasuke sería automáticamente condenado a muerte.- Si esta alianza no es capaz de perdonar a un ninja que esta dispuesto a colaborar con la paz, no entiendo que hemos estado haciendo. Quiere volver a su aldea y reparar el daño que ha hecho, y no veo porqué no podemos ayudarle. Ya nos ha salvado de la muerte, una buena acción merece una recompensa.
-Naruto, sabes que no se le puede perdonar así como así ¿no? Y que hay muchas mas naciones implicadas que puede que no le quieran perdonar...- comentó Sabaku no gaara, un extraordinario shinobi pelirrojo de ojos verdes y estatura media vestido con su ropa ceremonial de kazekage, fiel amigo del rubio desde la infancia.
-Si, pero nosotros podríamos dar el primer paso para ayudarle. Por favor, nunca he pedido nada a esta alianza...- Naruto se arrodilló, incomodando a los presentes.- se lo pido de rodillas, confíen en Sasuke como confío yo. Ha cambiado, solo tengan fe.
Los kages se miraron unos a otros, buscando que decir. Y no era para menos: no todos los días ves a una persona considerada un dios shinobi arrodillándose ante ti. Gaara carraspeó.
-Bien...- contestó Gaara, reponiéndose de la impresión.- eres mi mejor amigo Naruto, te conozco y confío en ti. Por parte de Suna, votamos a favor de la amnistía de Sasuke Uchiha.
-Naruto-kun... -continuo Mei.- kiri te dará un voto de confianza. Es lo mínimo que te debemos. Votamos a favor.
-Naruto- expuso Mifune, un anciano hombre de largo pelo y bigote canoso vestido con una armadura samurai que dirigía a los samurai del país del hierro.-el país del hierro no puede conceder el perdón a Sasuke uchiha. Asesino a numerosos y buenos Samurai... padres, hermanos, amigos... no podemos votar a favor. Pero, en consideración a tu ayuda, nos abstendremos en esta votación y acataremos la decisión del consejo. Todo ello a condición de que ese individuo no pise jamas nuestro país, eso si.
-Nar... COF COFF... uto, durante la guerra... COOF COF... me enseñaste a cree... COOF COOF...bah, déjalo, Iwa vota a favor.- declaró un visiblemente enfermo Onoki, el tsuchikage de Iwa, un hombre muy anciano de baja estatura, pelo y bigote blancos y ropa cómoda de color verde y rojo; mientras se apoyaba en su nieta, Kurotsuchi, una bella mujer de cabello y ojos negros y esbelta figura, vestida con un uniforme jonnin de Iwa, que miró fugazmente a Naruto mientras asistía a su kage con notable preocupación. Todavía se encontraba convaleciente de su esfuerzo durante la guerra, consecuencia lógica de su edad unida a la gran batalla que libró contra uchiha madara.
-Konoha vota a favor de la amnistía .- expuso Tsunade, con un tono malhumorado.
La sala se sumió en un tenso silencio, mientras el Raikage y Naruto se sostenían la mirada. Si Kumo votaba en contra, no habría unanimidad, y por tanto no sería posible la amnistía. Tras unos segundos interminables, el musculoso rubio hablo.
-¿Te das cuenta de lo que estas pidiendo no?.- declaró el raikage con un tono molesto mientras se tocaba su brazo amputado a la altura del codo.- ¿Sabes que esto me lo hizo tu inocente amigo durante su atentado contra el consejo no? ¿Y ahora me pides que lo deje correr porque ha prometido portarse bien?
-Raikage-sama...-contestó Naruto mientras miraba al suelo.- Yo también perdí un brazo durante la guerra, créame que se a lo que se refiere. Y el también. ¿Tenemos que perder el otro brazo para que empecemos a perdonar?
-Maldita sea mocoso...- exclamó el rubio de kumo mientras se dejaba caer en la silla.- me caes bien, y eres un buen amigo de mi hermano. Solo por ello Kumo se abstendrá con la misma condición que el país del hierro.- Naruto sonrió con sinceridad mientras se erguía. La vuelta de Sasuke ahora sí que era probable.- pero eres consciente de que de cara al publico no podemos otorgarle el perdón sin dárselo también a Kabuto ¿no? No en los mismos términos, eso sería injusto, pero si que tendríamos que librarle de la pena capital...
-Soy consciente, según Sasuke, Kabuto también ha cambiado, incluso le salvó la vida. Podrían mantenerlo vigilado en algún sitio...- dijo Naruto mientras se rascaba la nuca, haciendo correr una enorme gota de sudor por la nuca de todos los presentes. A veces se preguntaban como un ninja tan poderoso podía tener unas ocurrencias tan irreflexivas.
-Bueno... supongo que podríamos mantenerlo bajo arresto dentro de alguna población, vigilarlo de manera estrecha, y sellar su chakra para que no vuelva a desarrollar habilidades ninja nunca mas...- expuso Tsunade, ligeramente mas calmada.- Konoha se ofrece a ello.- todos los presentes asintieron, mostrando su aprobación.
-Bien, pues quedan acordadas la amnistía condicional de Sasuke Uchiha por su labor en la gran guerra y la condena de Kabuto a arresto sellado. Será impopular entre la población, pero ya está votado...- concluyo el raikage.- Eso si, en el caso de Orochimaru, conociendo la terrible naturaleza de sus crímenes y viendo su posterior fuga tras la guerra, este consejo no tendrá piedad. Su condena es la muerte, salvo que alguien quiera decir algo... ¿nadie? Bien, pues se levanta la sesión. Espero que Kami-sama me recompense por haber sido clemente hoy y me libre de un concierto de bee durante meses...
