¡Hola, un gusto verles! Quiero presentarles este proyecto que tengo, es algo ambicioso considerando que es mi primer trabajo publicado en un medio como este, y como habrán notado es una traducción. "You are" es un fic bastante conocido en el fandom angloparlante, está escrito por Pmrising, y bueno, supuse que sería bien recibido en el fandom hispanohablante :) Es categoría M, quedáis advertidos /o/. Cabe destacar que si hay alguna falla me lo hagan notar, estoy aquí para mejorar :B En fin, no los demoro más, ¡Disfruten la historia, nos leemos al final!


You Are - Capítulo 1

Ella no me pidió un café, pero se lo llevo de todos modos. Por un lado, tenía algo de dinero en mis bolsillos que pedía ser gastado, y por otro lado, jamás había visto que Elsa luciera tan mal en todos los años que llevamos siendo vecinas, hasta esta mañana. Con la esperanza de iluminar su día, el cual asumí, era terrible debido a las ojeras bajo sus ojos y a su cara de poco descanso, decidí comprarle su combinación favorita de la cafetería que está en frente a nuestro edificio de departamentos.

Toqué a su puerta, y recé para que ella no intentase devolverme el dinero que gasté en su café, porque de verdad, después de todo lo que ella ha hecho por mí con el paso de los años; el dinero gastado en mi fino trasero cuando me pierdo, o el descaro con el que golpeo su puerta, borracha y agresiva, un café es lo menos que puedo hacer, y su amistad es solo el comienzo.

"Elsa" Toco una vez más, deslizando mi mano por la puerta, haciendo un suave, fino y melodioso repiqueteo. "¿Quieres algo de café? Es tu favorito" Mi voz es alegre, burlesca.

No puedo esperar a que ella me conteste. Estoy muy inquieta y muy confundida pensando en lo elegante y serena que lucía Elsa mientras evadía una cortadora de césped esta mañana. Más temprano, yo ya había tocado a su puerta de una manera más delicada, educada, y jamás pensé que ella podría contestar con una mirada tan preocupada. Ella estaba visiblemente cansada, rozando el agotamiento. Sus ojos estaban inyectados en sangre, su cabello rizado por los bordes, esparcido en todo tipo de direcciones. Ver a Elsa lucir tan desordenada era extrañamente reconfortante, me daba la seguridad de que hasta la chica más maravillosa puede tener sus días nublados, pero aún así, ella me seguía pareciendo increíblemente graciosa, incluso después de que ella me gruñera por reír. Mientras tocaba a la puerta una vez más, tenía la imagen de la Elsa desordenada, cansada y gruñendo en mi cabeza, y estaba realmente emocionada por ver si su transformación la había calmado finalmente.

La puerta se abrió, pero se detuvo abruptamente cuando el sonido metálico de las cerraduras tronó dentro del apartamento, y un fuerte, pero femenino gruñido salió desde dentro. Reí porque ella hacía eso cada mañana. Y yo lo veía venir desde el momento en el que golpeaba a la puerta. A lo largo de nuestra amistad, las duras opiniones que alguna vez tuve sobre los miedos extraños de Elsa fueron desapareciendo de manera significativa. En algún punto, el sonido de los cerrojos me llegó a molestar, pero ahora sólo me reconfortan. La puerta de Elsa, y su desapego habitual probablemente sean la razón.

Siguiendo la rutina que ella desesperadamente adquirió hace uno años atrás, Elsa siempre asegura su puerta con una serie de cerrojos y cadenas. Es tan casual, tan frecuente que ella lo hace sin pensar. Sus manos siempre se mueven de manera fluida sobre cada cerradura y cadena, girando y retorciendo, tomando y cerrando. Es extrañamente surreal, especialmente cuando le observas hacerlo sin pensarlo dos veces. En el momento en el que ella cierra la puerta, pone los seguros.

Escucho atentamente los sonidos tras la fina capa entre nosotras, su murmullo, el tintineo de las cadenas y cerrojos. Ella intenta abrirla, pero se atasca una vez más. Elsa gruñe. Esta vez, la única cosa que la detiene es una cadena dorada. Cierra la puerta de golpe y sacude la cadena una vez más. Río de manera suave, y, cuando escucho el pomo de la puerta girar, me preparo con una cálida sonrisa.

"Es café helado, ¿Verdad?" Ella pregunta antes de siquiera mirarme. Ni siquiera un saludo mientras se asoma por la puerta, revelando un cabello pobremente amarrado, maquillaje aplicado de manera descuidada y un par de largas y pálidas piernas, ocultas bajo —lo que parecía ser— la camiseta de un hombre. Se veía enorme en ella; las mangas llegaban a sus codos y el cuello se extendía mucho, hasta uno de sus hombros. Nunca había pensado de que alguien podiese lucir así de desnuda usando ropa, hasta ahora.

Sentí como si le estuviese entrometiendo, lo que siempre hace brotar mi tartamudez. "O-Oh dios, Y-Yo- ¿Estás ocupada? Digo, ¿Ocupada-ocupada? ¿Arruiné tu— "

Ella me mira de una manera extraña, y toma su bebida helada con un agarre firme. Su toque es familiar, confortable. No puedo evitar querer más. Y, después de beber un sorbo de su pajilla, ella mira su camiseta y sonríe tímidamente al suelo, "Oh dios, Anna. Esta es una camiseta vieja" Ahora está riendo. "No hay nadie más aquí. Tú lo sabes."

Me encojo de hombros. "Bueno, no sé cuántos caballeros tienes como pretendientes, Elsa." Camino enérgicamente dentro de su departamento, deteniéndome frente a la mesa de la cocina, tapada con su correo, para dejar mi café abrasadoramente caliente a un costado.

"¿Pretendientes?" Ella se está riendo ahora, recargándose en el umbral de la puerta mientras pone una de sus suaves manos contra sus labios.

Ambas reímos y entonces un hombre pasa por el pasillo, con claras intenciones de echar un vistazo a nuestro espacio, cosa que termina haciendo. Sus cejas alcanzan el punto más alto de su frente después de darle una mirada de arriba a abajo a Elsa, y yo río aún más fuerte cuando ella cierra bruscamente la puerta con sus manos temblorosas. Y entonces, otra vez, los cerrojos. Escucho el chasquido del metal, y el tintineo de las cadenas. Cuando los ruidos se detienen, sé que ella se está asegurando de que cada uno de ellos esté cuidadosamente puesto. Ella se da vuelta, y suspira una vez más antes de sorber su café una vez más.

"Hay muchos bichos raros viviendo a nuestro alrededor" Admito, tomando mi lugar en el mostrador de la cocina. Está situado entre un pequeño gabinete y el refrigerador, el lugar perfecto para ovillarme poniendo mis rodillas pegadas a mi pecho, y descansar reclinada en la pared completamente relajada. Es mi asiento. Es el puesto que uso cada vez que la visito. A este punto ella lo tiene más que claro, lo cual explica el por qué el resto de sus electrodomésticos (Microondas, licuadora, etc.) están hacinados al otro lado del mostrador. Su organización le tiene sin cuidado; pensar en eso siempre me hace sonreír.

"Tú eres uno de ellos" Ella se burla, y me da una mirada rápida, maliciosa. Sus labios están ligeramente curvados hacia arriba, y puedo decir que está intentando esconder una sonrisa desesperadamente.

"Oh, por favor" Muevo mi mano ligeramente en el aire, antes de que mis dedos hagan contacto con el vaso de café caliente. Elsa me conoce muy bien; sabe que quiero café. Murmuro un suave "gracias" y bebo un poco. "Eres la más rara de todos nosotros, Els."

Ella se voltea hacia su correo y deja caer un montón de papeles directamente en la mesa de la cocina frente a la cual permanece inmóvil. "¿Perdón?" Está un poco shockeada.

"Eres rara."

"No lo soy."

"Estamos a la mitad de Diciembre,bebes café helado y duermes sólo con una camiseta y ropa interior."

Ella bebe su café mientras digo esto, rodando sus ojos. Un suave ruido sale desde el fondo de su garganta y comienza a barajar sus papeles de nuevo. Sus labios tiemblan, tratando de no sonreír, sus ojos están leyendo el correo en sus manos, y ella se cambia de lugar. Entonces, Elsa murmura algo, bajo, ligero, suave. Apenas puedo oírlo, pero su evidente nerviosismo me incita a saber más.

"¿Perdón?" Pregunto, apoyándome en la mesa.

"Dije..." Se gira para saborear su bebida una vez más. "Sin ropa interior."

Y mi cerebro hizo cortocircuito. O tal vez tenga un problema de mal funcionamiento, porque empiezo a reírme, con fuerza. Mi cabeza choca contra la pared detrás de mí y toco con fervor la protuberancia que queda (estoy segura de que está sangrando), mientras lloriqueo suavemente, tras mi risa. Estoy ruborizada. Sé que lo estoy. Y no puedo dejar de mirar, con mi cabeza agachada, las piernas pálidas de Elsa y el trazo de la suave curva de su trasero, apenas tapado por su camiseta. Me imagino que, por un momento, ella no se ha dado cuenta de mi mirada inquisidora aún. Su camiseta se trasluce debido a luz de la ventana detrás de ella, revelando el contorno de su pequeña figura. Y cuanto más le miro, más memorizo y persigo el contorno de su bien formada espalda y trasero, oscurecida por la luz. Estoy segura de que hay una delgada línea de saliva haciendo su camino por mi barbilla.

Ella está desnuda. Bajo esa camiseta. Completamente desnuda. Si ella se sentase y se cruzase de piernas, probablemente podría ver—

De repente soy atraída hacia ella, apenas puedo moverme de mi puesto. Mis ojos están fijos, congelados. Mi respiración es desigual, irregular. Y es cuestión de tiempo para que ella note mi vaga y pervertida mirada.

Es temprano por lo que las luces aún no están encendidas. Y el único foco de luz es el sol, tapado por una fina capa de nubes. Amo este clima. Finjo inocencia mirando a la brillante ventana tras ella en lugar de seguir observando a ese delicioso cuerpo escondido bajo una camiseta de gran tamaño.

Ella sonríe tímida y bebe de su vaso una vez más. "¿Estás bien?" Esta vez ella no me mira mientras habla; sus ojos están concentrados en leer una carta que tiene entre sus manos. Aún así me pregunto, si está realmente concentrada, ¿Por qué ha estado leyendo el mismo sobre desde hace rato?

"Bien" Me quejo suavemente, con la voz ronca de, lo que supongo es, leve excitación. Aclaro mi garganta, culpo al vaso de café caliente que reposa sobre mis labios por mis mejillas igual de cálidas que el mismo, y luego trato de comenzar de nuevo. "Te veías horrible esta mañana."

Elsa se ríe, y luego, finalmente me mira. "Anoche salí."

Me incorporo, mis piernas cuelgan y sobrepasan el mostrador, tengo los ojos muy abiertos. "Tú nunca sales", me estoy inclinando hacia ella, y arqueo una de mis cejas a modo de reclamo.

"Anna, lo hice."

"Imposible," Clamo con sarcasmo. "¿Tú? ¿Salir? Los primeros años que viví aquí estaba convencida de que eras misántropa."

"Porque lo era" Ella me da una mirada, con una suave sonrisa, resaltando sus facciones. Ambas dimos una breve mirada a los cerrojos. Apenas puedo diferenciar su rostro, la luz que pasa por la ventana golpea violentamente su espalda por lo que sus rizos rubios lucen absolutamente radiantes, y no puedo hacer nada más que rectificar el hecho de que Elsa es hermosa. Y que ella es demasiado buena para ser verdad. Demasiado buena para vivir en un pequeño y horrible departamento justo encima de un restaurante chino. Demasiado buena como para no haber tenido un novio en sus 23 años. Demasiado buena para cualquiera de esas cosas. "Pero Anna, tú fuiste la que me sacó de mi caparazón."

"Más bien te forcé a hacerlo".

"Con café helado" Ella rió, sosteniendo el vaso en el aire antes de beber un sorbo.

"Bien, entonces, ¿Dónde estuviste anoche?" No puedo evitar sonar como un novio. "Aquello sonó como si fuese tu novio" Río.

Ella también lo hace. "No, entiendo tu obvia curiosidad" Ella pone un dedo en su mentón, como si recordara eventos recientes. "Conocí a algunas personas que van a mis clases en la Universidad de New York, y decidimos emborracharnos."

Me cruzo de brazos. "No creo que una borrachera justifique la manera en la que te veías esta mañana."

Sus labios se fruncieron. Conozco esa mirada. Es su mirada molesta. Su mirada burlesca, narcisista, juguetona, de enojo. La odio tanto como la adoro. "Debo decirte, Anna, que ni siquiera estaba mareada." Dirige su mirada hacia mi y luego vuelve a observar su correo. Sus labios son una delgada línea, sus ojos claros y dominantes. Hay un leve tono jactancioso en su voz. "No tomé ni una sola copa."

"Está bien, entonces—" Me rasco la cabeza, tocando por accidente el chichón, lo que me provoca hacer una mueca de dolor. "Muy bien, entonces, ¿Por qué te veías tan horrible esta mañana?"

"Tal vez me veo horrible todas las mañanas."

Dejo escapar un resoplido. Ambas sabemos que eso no es verdad. "¿Esperas que te haga un cumplido?"

"¡Anna!" Corta su respiración. "Anna, yo nunca..."

Me tomo mi café. Y sigo observando la ventana tras ella. De vez en cuando, desvío la mirada a su perfil que sigue leyendo la misma carta. Sus mejillas están sonrojadas. Me doy cuenta de esto al instante. "Elsa, estoy aquí cada mañana. Ambas sabemos que tu nunca luces terrible."

"Si no luzco horrible, entonces— "

"Luces hermosa." Digo densamente, bebiendo mi café rápidamente para sofocar el tartamudeo o la falta de aire que sabía empezaría pronto.

Elsa se gira hacia mí, y juro que al segundo que ella lo hace, un pequeño copo de nieve pasa por fuera del cristal de la ventana, dirigiéndose al suelo. Voy corriendo hacia el cristal. "¡Está nevando!" Sonrío con emoción. Me encanta la nieve. Pero mi estación favorita es el verano, por varias razones, la principal es haber conocido a Elsa. Felizmente fue el día más cálido del año.

Mi rostro está frío mientras me pego a la ventana, con la mirada fija en las personas que caminan abajo, en la acera. Son hormigas. Todos son hormigas. Empieza a nevar con más fuerza, lo que hace que un par de hormigas comiencen a correr más rápido, cubriendo sus cabezas con periódicos, paraguas, bolsas, lo que sea. Me río. "De verdad está cayendo, ¿Eh?"

Hay silencio, el cual creo que es Elsa bebiendo su café, pero luego, con agilidad murmura algo. "¿Crees que soy hermosa?" Su voz es muy suave. Tan suave como la nieve allí fuera, lo juro.

Cuando me volteo, me doy cuenta de que ella no se ha movido de su puesto en la mesa de la cocina. Lo cual me parece desconcertante. Elsa adora la nieve. Sin embargo, sus ojos abiertos expresan miedo. Ella sigue petrificada y hay un sobre débilmente sostenido en sus manos, sin cuidado. Al fin puedo averiguar los detalles de sus emociones, ahora que la brillante luz resplandece en sus facciones. Me río débilmente, con nerviosismo, preocupada. "Por supuesto" Yo misma pude oír lo temblorosa de mi voz.

Elsa sale de su trance y mira la mesa de la cocina, sus cejas alzándose más y más, sus labios en una línea firme de nuevo.

"Els— "

"Nunca antes me habías dicho eso" Dice de pronto, mirándome una vez más. El correo está completamente olvidado. Está en el pasado. "Nunca antes me habías dicho hermosa. En todos los años que te conozco."

"Bueno— " Me encojo de hombros. "Quiero decir, lo eres." Acomodo un mechón de cabello detrás de mi oreja, un tic nervioso. "Hermosa..."

Era algo que siempre se me quedaba en la punta de la legua. Siempre tan cerca de decirlo. Y ahora que finalmente lo dije, aún con mi tartamudeo nervioso, me siento más tonta de lo que parezco. Ella era hermosa. Ella es hermosa. Elsa, tengo la seguridad de que será hermosa siempre. Si no es su tez, entonces tal vez su interior. Su interior será siempre hermoso. Saludable y pura, su alma, su ser, su interior, será bendecido, hermoso, limpio, ordenado.

Elsa.

Ella sonríe de repente, sus ojos revolotean, jugando tímidamente con la carta. "Gracias, Anna."

Me encojo de hombros otra vez, deseando volver a la ventana. Pero sus ojos me capturan. Apenas puedo moverme más que nada para poner un mechón de cabello tras mi oreja una vez más. "Apuesto a que un montón de gente te dice eso."

Ella niega con la cabeza, su sonrisa aún permanece en su lugar. "La verdad, no lo hacen."

"¿Ni siquiera tus novios?"

"Anna. Sabes que yo nunca he salido con nadie."

"Lo cual, repito, es completamente sorprendente." Digo en un jadeo, sonriendo suavemente. Estoy siendo amable. No estoy coqueteando. Estoy siendo amable y dulce con una de mis amigas más cercanas, de quien, por consiguiente, vivo al lado, visito todas las mañanas, pienso en ella cuando me voy a dormir y conozco como la palma de mi mano. Finalmente desvío mi mirada de Elsa y vuelvo hacia la ventana, que ahora está llena de nieve, está acumulada en los bordes, y cubre la visión completamente. Apenas puedo distinguir las farolas de la calle. Suspiro de incredulidad.

"Pon las noticias" Digo, mirando a Elsa que ya está mirando su pequeño televisor, haciendo clic en el mando a distancia de manera frenética.

Sus mejillas aún están rojas. Tomo nota de esto antes de ir a su lado para escuchar en el pronóstico.

"Lo que parece ser una tormenta de nieve, ha llegado a Manhattan" El pronosticador toca el mapa con la palma de su mano. "Y observen esto amigos... Es sólo en Manhattan. Así es. Hay una pequeña tormenta de nieve, sólo en Manhattan. ¿El resto? Completamente seco. "

"Qué extraño" Murmura Elsa, dando un vistazo algo cansado a su ventana. "¿Sabían que esto iba a pasar?"

"Supongo que no."

Nuestras miradas se encuentran una vez más, un poco de preocupación se distingue a través de nuestras facciones. Pero nuestro nerviosismo obviamente no era porque sí, de manera inexplicable una tormenta de nieve nos lleva a refugiarnos en nuestros hogares. ¿Era— bueno, ¿Es extraño decir que de pronto esto se volvió muy íntimo? El momento cambia tan drásticamente que apenas pude verlo venir. Nuestro humor cambia sin que podamos controlarlo. Era como si de la nada nos diéramos cuenta del apuro en el que nos encontrábamos, y sorpresivamente, lo mucho que nos encantaba.

Antes de que nos besáramos, recordé el momento en que conocí a Elsa, encerrada en su habitación, y la única distancia que nos separaba era una cadena de plata unida a su puerta y al interior de su apartamento. Ella era muy tímida entonces, reacia a probarlo todo, desesperada por la soledad. Lo primero que vi en Elsa antes que las palabras fueran dichas fueron sus ojos, y ahora estoy mirando directamente a ellos con el mismo nerviosismo y temor que sentía el momento en que nos conocimos.

El viento helado resuena en el apartamento, y la nieve cubre las ventanas proyectando una sombra sobre la cocina y el comedor. De repente estoy en la oscuridad, con Elsa, y antes de que pueda decir algo para distraer la espesa tensión, me encuentro avanzando, siguiendo el paso a la bella chica. Estamos cerca. Tan cerca que desde ya puedo sentir sus labios en los míos. Cierro mis ojos con fuerza, y lo dejo a mi suerte, abriendo mis muros y dejándolo ir. Hemos sido amigas desde siempre, sin embargo, ¿Por qué esto se siente tan bien? ¿Por qué se siente increíblemente revelador? Ahora estoy temblando, mis manos buscan sus costados; ya casi estoy allí, solo un par de centímetros más—

La ventana de Elsa se abre de repente. Ambas puertas se agitan, golpeando fuertemente las paredes, haciendo que una ráfaga de nieve arrase con la cocina y el salón.

Nos quedamos boquiabiertas, y luego nos gritamos la una a la otra. Gritamos órdenes para, de esa manera, poder tapar la ventana con la ayuda de nuestras fuerzas combinadas. Las persianas se agitan entre las manos de Elsa y mi espalda, y ambas estamos demasiado nerviosas como para siquiera mirarnos la una a la otra. Rápidamente puse el seguro de las ventanas mientras Elsa se alejaba y gruñía completamente incrédula.

Ambas miramos a las ventanas, esperando que éstas permaneciesen cerradas, pero continuaban con su traqueteo mientras ambas nos dejamos caer al suelo agotadas.

Hay nieve ensuciando su apartamento; está en el piso, la encimera, el televisor (que todavía está dando el pronóstico) y finalmente compartimos una mirada, nuestras caras estaban rojas ya sea de excitación o incredulidad, y reímos. Mis manos se aferran al suelo mientras apenas puedo mantener quieta mi espalda de tanto reír. Elsa está en el suelo, tapándose la boca ligeramente mientras también ríe, alegremente.

La nieve a nuestro alrededor ya se está derritiendo cuando le pregunto, "¿Tuviste esa pesadilla otra vez?"

Y Elsa me mira con miedo.

"Por eso luces tan cansada. Digo— no dormiste bien anoche, ¿Verdad?" Mi voz es tranquila, silenciosa.

Ella asiente con debilidad. Frota sus ojos con sus esbeltos y pálidos dedos. "Es el mismo sueño. Siempre."

Asiento con la cabeza, sabiendo que ella no puede verme y permanezco en silencio.

Nos íbamos a besar. Estábamos tan cerca. Podía sentir su aliento adornando mis labios. Sus manos frías se abrían paso bajo mi camiseta.

"¿Quieres hablar de ello?"

No sabía si me estaba refiriendo al beso o al sueño. De cualquier manera Elsa niega con la cabeza. Siempre es la misma respuesta. "No gracias" Nunca había oído que su voz sonase tan chillona.

"¿Quieres ir a la mía?" Digo en voz alta, tirando de mi flequillo hacia atrás para mirar a Elsa, que sigue con sus dedos en su cara.

Ella mira hacia arriba, y luego a su alrededor, echando un vistazo a la mesa de su cocina y su correo, completamente empapados. "Seguro" Ella se levanta y ambas salen por el pasillo. "Por lo menos ya no tengo que preocuparme por mis deudas."

Me río en voz baja mientras se cierra la puerta.

La tormenta continúa y le vemos seguir así durante toda la noche. Finalmente se calma cuando Elsa abandona mi apartamento a medianoche.

Después de todo, no nos besamos.


Hola, ¿Qué les ha parecido el primer capítulo? ¿Ansiosos/as por el siguiente? ¿Fue una pérdida de tiempo? ¿No es Elsa una dulzura? ¿Os gusta la nieve? Expláyense con un review, quiero saber vuestra opinión, y repito, cualquier detalle/incoherencia/corrección que quieran hacer, es totalmente bienvenida. Sin nada más que decir, me despido. ¡Que tengan un buen día/tarde/noche/loquesea! Nos leemos en el próximo capítulo, dentro de un par de días :)