Disclaimer: Nada de lo que pueda reconocer me pertenece.

Título: Ángel Negro.

Autora: Zayde.

Resumen: Se suponía que Harry Potter no sabría de la magia hasta que le llegase la carta de Hogwarts, igual que se suponía que asistiría a dicho colegio. Una suposición se cumplió, la otra no. El problema es que todo el mundo se equivoca en cual es cierta.

Parejas: Irrelevantes.

Siguiendo sabios consejos me he decidido por reescribir la historia. A mí, de momento, me gusta bastante más.

No te va, no lo leas. Lo lees, te va, dejas un review.

Gracias.


Capítulo Primero

Regulus Black nunca se había considerado valiente.

Es más, Regulus Black sabía que no había ni una gota de valentía en él.

Ni una sola gota.

Para él era simple cuestión de genética.

Sirius, el primogénito, el Gryffindor, la había heredado toda.

Toda.

Pero eso no era algo que Regulus hubiese lamentado vez alguna.

Sirius podía quedársela, él prefería el instinto de supervivencia.

Siempre.

Por eso no acababa de entender que hacía él en aquella cueva, que hubiese derramado sangre, su sangre, por una pared y que estuviese bebiendo de aquella vasija.

Sacrificando su vida.

Y si no fuese por la seriedad de la situación se echaría a reír, aunque él no es de los que ríen.

Ya no.

Porque el único motivo por el que se había unido a Voldemort era por sobrevivir esa estúpida guerra.

Y ahora estaba dando su vida por ella.

Por el fin de la misma.

Porque a pesar de haber pasado su completa existencia sobreviviendo más que viviendo, Regulus Black no temía a la muerte.

Nunca.

Extrayendo de la vasija ya vacía el guardapelo, cambiándolo por la replica y la nota.

"Para el Señor Tenebroso.
Ya sé que moriré mucho antes de que leas esto,
pero quiero que sepas que fui yo quien
descubrió tu secreto.
He robado el Horrocrux auténtico
y lo destruiré en cuanto pueda.
Afrontaré la muerte con la esperanza de que,
cuando te hagan frente
volverás a ser mortal.
R.A.B."

Se gira hacía el pequeño ser que ha observado angustiado todo el proceso.

"Ve y destrúyelo." Su voz es poco más que un ronco susurro.

"Pero amo Re-."

"Por favor, Kreacher, por favor." No ordena, tampoco es necesario, el elfo se desvanece tras una leve inclinación. Y Regulus queda solo.

Solo para morir.

Se deja caer en el suelo, con cuidado de no tocar el agua, se muere de sed, pero no despertará a los inferi. Al menos, no aún.

Cierra los ojos con fuerza intentando bloquear unas imágenes que en realidad solo están en su mente. Imágenes de cosas que ha hecho y cosas que ha visto hacer.

Cosas horribles.

Intenta tragar, tiene sed, pero su boca esta vacía. Mira al lago con anhelo, ¿por qué no podía acercarse? No lo recuerda, pero tampoco importa, esta tan lejos.

Sus ojos se cierran, incapaces de permanecer abiertos y sus miembros se vuelven pesados, muy pesados.

Aún así una sonrisa consigue abrirse paso en sus labios. Ha llegado.

Bienvenida Muerte.


Nunca se había planteado que habría después de la muerte. Aunque tampoco es que eso marcase diferencia alguna, porque fuese la que fuese la idea a la que hubiese llegado su mente, seguramente no sería esta.

Nada. Eso era todo lo que parecía existir. Eso y una luz blanca.

Y él, claro.

No había suelo, ni pared alguna, solo él. Al menos, hasta que Ella llegó.

Si llegó un segundo, una hora o un año después que él no está muy seguro. Incluso puede que ya estuviese allí cuando él llego.

Ella le sonríe y él se encuentra devolviendo la sonrisa sin tener muy claro el porqué.

"Saludos Regulus Black."

¿Quién es Ella?

Ríe. "Mis nombres son muchos, joven. Pero tú me conoces como Destino."

Destino, aquella que guía nuestras vidas de forma necesaria y, a menudo, fatal.

"Te equivocas Regulus Black, yo no guío los pasos de los hombres, creo situaciones, desafíos, retos… Pero como vosotros respondáis a ellos es vuestra elección.

"Aunque de normal los mortales sois tan previsibles… Pero no tú, Regulus Black, tú me sorprendiste."

Ella sonríe de nuevo. Y es entonces que Regulus se da cuenta de qué sus ojos son completamente blancos.

¿Sorprenderla? Bueno, lo de la cueva le sorprendía incluso a él.

A él.

Ella ríe una vez más. "No, yo ya sabía que irías a la cueva, que darías tú vida. Lo que no sabía era que abrazarías tan deseoso la muerte. En verdad no la temes."

¿Por qué debería temerla?

"Por eso voy a hacerte un regalo y concederte una segunda oportunidad. Pero tiene un precio."

"¿Y por qué voy a aceptarla? No me disturba mi muerte."

"Porqué hay más objetos como por el que diste la vida. Porqué solo un niño, aún por nacer, podrá derrotar a ese que desafiaste y, si no lo ayudas, cuando lo haga será demasiado tarde para muchos."

"Pero lo conseguirá. No me necesita."

Una sonrisa conocedora se dibuja en su rostro antes de hablar. "Andrómeda perderá a su familia y Narcissa su esperanza." Regulus deja de respirar por unos segundo, curioso que siga respirando, él se creía ya muerto. "Bellatrix quitará la vida a Sirius."

Mentira.

Siente su corazón encogerse, un corazón que también a continuado latiendo. Quiere gritar que es mentira, que Bella nunca haría eso, que son familia, Black. Pero no puede, porque él ya no conoce a esta Bella, porque Sirius y ella están en bandos distintos de una guerra. Pero no puede ser cierto, no puede dejar que sea cierto.

"¿Aceptas el regalo?"

"Sí." Sí, sí, sí. Tiene que volver, tiene que evitarlo.

"¿Estás dispuesto a pagar por ello?"

"Sí."

Lo que sea.

"A cambio perderás tú magia."

"¿Qué?" ¿Su magia?

"Y no podrás acercarte a tu familia, ellos tendrán que venir a ti."

Imposible.

"No, no imposible. Si sigues el nuevo camino que se abre ante ti, si decides ayudar a aquel que nosotros conocemos como Azrael, el Ángel Negro, aquel con el poder de la vida y la muerte, recuperarás a tu familia.

"Te lo pregunto una vez más, la última. ¿Aceptas?"

"Sí."