Soy completa y absolutamente patética. Es de noche, está lloviendo y yo estoy sentada en una parada de autobús. No tengo a donde ir, ni donde quedarme. Mis amigos me dieron la espalda, que buenos amigos, ¿No? Mi hermana pequeña no puede hacer mucho por mí y mis padres, bueno… agradezco estar viva después de cómo me gritaron.

Flash back.

Esto no es lo que me esperaba, así no es como deberían de haber sucedido las cosas. ¿Por qué tenía que pasarme esto a mí? ¿Por qué? Nunca fui una chica mala, nunca le conteste a mis padres, nunca maltrate a mi hermana menor, tengo buenas calificaciones, ayudo en casa. Entonces… ¿Por qué?

Mis manos tiemblan al ver ese resultado en mis manos, ya no puedo contener las lágrimas, esto es demasiado, siento que todo se mueve, que las paredes comienzan a cerrarse, me siento atrapada.

Me tiro al suelo abrazando mis rodillas contra mi pecho, los sollozos se vuelven más y más fuertes. ¿Cómo se lo diré a mis padres? ¿Cómo se lo diré a Thomas? ¿Qué será de mi vida ahora?

El verano no debía terminar así, no. Me niego a creerlo. Debería de terminar conmigo sonriendo feliz por tener novio al fin, por regresar a mi último año de escuela, contarle a Sandra y Marielle todas las locuras que hice mientras ellas no estuvieron. Pero eso no va a pasar.

El verano aun no acaba, va a la mitad y yo no puedo ocultarlo.

Flash back.

Suspiro pesadamente mientras me abrazo a mí misma, al menos tengo una chamarra que me cubre un poco del frio que azota la ciudad. Miami nunca ha sido fría, siempre el calor gobierna. Pero precisamente hoy tenía que llegar un frente frio.

Cierro los ojos y aprieto la mandíbula, siento como el frio se cola por mi cuerpo húmedo y llega a calarme los huesos. Un recuerdo me golpea.

Flash back.

-Necesito hablar contigo –apenas susurro sobre su oído, la música es demasiado fuerte y no puedo controlar mis nervios. No me hace caso.

La gente va de aquí para allá, corean las canciones que tocan en el escenario, beben, brincan, gritan y yo siento que no puedo seguir aquí. Me estoy ahogando, siento que voy a colapsar.

Me ha pasado una bebida, pero la he rechazado. Él me ha visto raro, desde que nos conocimos nunca le he rechazado algo, pero no me da importancia y se la toma él. Ni siquiera se ha dado cuenta que estoy pálida o que estoy incomoda hasta cuotas insospechables.

La gente comienza a empujarse mientras una canción que desconozco empieza. Intento jalarlo para que nadie me golpee, pero él ni se inmuta, no me voltea a ver. Me rindo, no puedo permitir que alguien me golpee por el frenesí que la canción provoca, necesito cuidarme. Necesito cuidarnos.

Salgo del barullo hasta una zona tranquila, supongo que son los baños, porque no huele nada bien que digamos. No logro recargarme de la pared cuando el nauseabundo olor ha atravesado por mi garganta provocándome ganas de vomitar, apenas logro voltearme para sujetarme de la pared y comenzar a vomitar lo poco que he comido en todo el día.

-¿¡Qué mierda haces aquí!? –Escucho que gritan a mi espalda, pero no contesto -¡Te estoy hablando Camila! –vuelve a gritarme.

Paso el dorso de mi brazo por mi boca, intentado quitar cualquier rastro de vómito, luego paso mi brazo por mi short de mezclilla para limpiar e intentar quitar esa sensación de asco. Giro sobre mis talones y lo observo.

Su mirada esta dilatada y roja, sus músculos tensos. Ya no quiero pelear, hace una semana que no paramos de discutir y realmente estoy exhausta. Debemos ser maduros y comenzar a planear nuestro futuro.

-Tengo que decirte algo –logro que mi voz salga.

-¿Qué mierda es ahora? –se cruza de brazos esperando mi respuesta.

Juego con mis manos, bajo la mirada hacia mis pies mientras me muerdo el labio, es hora –Estoy embarazada –susurro.

-¿Qué? –no ha escuchado.

-Vas a ser papá –Ahora si me escucho, no dice nada. Temo su reacción. Levanto la vista, está sonriendo.

Me toma en sus brazos y comienza a girarme. Jamás creí que se lo tomara así. Comienzo a llorar de la emoción, se hará responsable. Formaremos una familia.

Ni siquiera nos quedamos al final del festival musical, subimos a su auto para ir a su departamento, hicimos el amor, luego de estar un rato en silencio dice que me llevara a casa, que mañana ira a hablar con mis padres.

Nunca paso.

No volvió al día siguiente, ni el siguiente, ni una semana después, ni el mes entrante. No contesto mis llamadas, no contesto mis mensajes, desapareció de la ciudad y me dejo sola.

Nos dejó solos.

Flash back.

Una lagrima cae por mi mejilla, que estúpida fui.

Jamás debí entregarme a él. No era más que su amor de verano. Miles de películas había visto igual, miles de historias había leído con este mismo contexto, miles de canciones había escuchado que hablaran sobre lo mismo.

Un jodido y estúpido amor de verano.

Y sinceramente la única que se jodio, fui yo. Le entre mi inocencia, y destruyo mi vida. Abrazo mi cuerpo en busca de consuelo, lo encuentro. Es muy pequeño aún, pero es parte de mí. Siento que ya lo amo.

No puedo odiarle.

Flash back

Estoy afuera del hospital, sé que debo entrar y terminar con esto pero… no puedo. No tengo la fuerza suficiente para hacerlo. El dinero no importa, usare lo que llevo ahorrado para el concierto de Ed Sheeran en el Madison Square Garden que dará en noviembre.

Las puertas se abren y cierran cada que alguien pasa, veo a una chica salir. Me mira de reojo y su mirada parece triste. Una lágrima cae por su mejilla y mi corazón se aprieta. Trago seco. Se abraza a sí misma provocando que yo haga lo mismo conmigo.

No puedo, no lo hare.

Corro lo más rápido posible en alguna dirección que me lleve lejos de ese lugar. No soy quien para hacer algo así, lloro sin control. Tengo que enfrentar las cosas y ambos saldremos adelante. Porque aunque fuera una metedura de pata, es parte de mí, parte de mi futuro y será mi felicidad.

Flash back

Tantas cosas se agolpan en mi mente, que no puedo controlar más las ganas de llorar. ¿Qué será de nosotros ahora? ¿Cómo sobreviviré? ¿Cómo me mantendré sana para que todo salga bien? El frio se ha vuelto más fuerte pero aún puedo soportarlo.

Flash back

Regreso de la escuela con un malestar en el estómago, toda la mañana me la pase prácticamente en el baño vomitando. Los síntomas comienzan a ser más notorios, como más de lo normal y vaya que siempre he comido mucho, duermo casi todo el día y vomito por las mañanas.

Paso por la cocina y veo a mi madre sentada junto a mi padre, ambos están serios. Comienzo a preocuparme.

Sofí aparece por la puerta del patio trasero, me ve triste. ¿Qué está pasando? Se acerca a mí, me abraza y susurra un cuentas conmigo para todo, para luego salir de la casa azotando la puerta. Me quedo helada, el corazón me late rápido.

No, no puede ser.

Noto una hoja doblaba en medio de la mesa, levanto la mirada y sus rostros son duros, fríos.

-Yo… yo… puedo explicarlo –intento hablar.

-¿Explicar qué? –Pregunta con voz dura mi padre –¿Qué le abriste las piernas al cabrón que tienes por novio y ahora estas embarazada? –me congele.

-Yo… yo…

-Nada de tu Karla, nos has defraudado –mi madre hablo mientras se levantaba de la mesa, para acercarse a mí y darme una cachetada que no esperaba.

Subí mi mano a mi mejilla comenzando a sentir el ardor por el golpe, puedo apostar lo poco que tengo a que sus dedos quedaron marcados, las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas.

Mi padre comenzó a gritar un sinfín de insultos, pero no escuchaba, realmente estaba en otro mundo, el golpe que me dio mi madre y lo primero que me dijo él, dolieron a tal grado de romper el poco corazón que tenía, pero algo me saco de mi transe.

Un ruido seco, una caja.

Mi madre había dejado caer una caja junto a mí, les mire confundida esperando que no fuera lo que mi mente comenzaba a imaginarse.

-Quiero que te vayas hoy mismo de mi casa –grito mi padre –no voy a mantenerte a ti y a ese bastardo, mucho menos a ese bebé –grita mientras se levantaba de la mesa rápidamente tirando la silla al hacerlo.

-Se fue –apenas susurre, deseando con todas mis fuerzas que eso les ablandara el corazón y no me echaran.

-¿Qué dijiste? –pregunto mi madre muy cerca de mí.

-Thomas… se… se fue en cuanto le dije –solloce más fuerte, esperando un abrazo de consuelo por su parte. Un abrazo que nunca llego.

-Fuiste lo suficiente mayor como para meterte con ese estúpido ¿No? –prácticamente escupió con rabia mi padre –pues ahora… se lo suficiente madura para afrontar tu estúpido error –vi un reflejo de dolor en su mirada, pero inmediatamente regreso a ser dura –ahora, ¡Largo de mi casa!

-Pa… papá, no puedes hacerme esto –llore mientras me acercaba a él –No sé qué hacer.

Intente abrazarlo, pero él fue más rápido que yo, me tomo del brazo y me saco de la casa, azotando la puerta detrás de mí. Me quede en shock, esto no podía estar pasando. Escuche que la puerta se abría, voltee con la leve esperanza de que fuera mi padre dándome una segunda oportunidad, pero no fue así.

Sí, había sido él, pero solo para aventar la caja con algunas de mis cosas fuera de la casa y gritarme un No vuelvas nunca, a partir de hoy estas muerta para mi.

Flash back.

Recordar me hace mal, pero esta noche no puedo hacer más. No tengo dinero suficiente como para rentar un departamento, no tengo trabajo, no tengo donde dormir. Marielle y Sandra me dieron la espalda en cuanto les conté.

¡Mis mejores amigas me dejaron sola!

Sollozo más fuerte.

-No eres un error… -susurro mientras acaricio mi vientre por sobre la sudadera mojada mientras tiemblo –solo llegaste demasiado pronto a mi vida.

Un auto se detiene frente a mí, mis sentidos se alertan. Temo por nuestras vidas. Me encojo en el asiento. Alguien baja cubriéndose con una sudadera, es una chica. Que hermosa chica, aun así tiemblo y no estoy segura si es por miedo o por el frio.

-¿Estas esperando transporte? –Pregunta rápidamente –porque me temo que a esta hora ningún alma pasara por aquí… al menos un alma buena.

-Yo… yo… -mi quijada tiembla. Aprieto la mandíbula para poder hablar bien –No lo sé –simplemente contesto.

-Puedo llevarte, si quieres –se encoge bajo la chamarra ya empapada.

-No tengo a donde ir –susurro bajando la mirada.

No veo su reacción, pero creo que esta por irse. Y ahora tengo miedo, pero no de ella, sino de quedarme sola otra vez.

-Tengo un lugar donde puedes quedarte –rompe el silencio, le miro sorprendida –tranquila, no voy a propasarme o algo por el estilo, solo que ya es tarde y te estas mojando al igual que tus cosas, además es peligroso que estés sola por estos rumbos –se encoje de hombros.

No sé si es mi desesperación por encontrar un lugar donde pasar la noche o el hecho de que esta chica me transmite un poco de paz. Sinceramente no sé qué fue realmente lo que me llevo a aceptar su propuesta y subir a su auto mientras ella subía la caja mojada con mis cosas.

-Soy Camila –intento romper el silencio mientras ella maneja con cuidado. A prendido la calefacción para calentarnos un poco, seguro mañana amanecemos resfriadas.

-Bonito nombre –me mira rápidamente antes de regresar su mirada de nuevo a la carretera –Yo soy Lauren… Lauren Jauregui.