Buenas a todas, después de meses comentando vuestras maravillosas historias por fin me he decidido a empezar una, nunca antes había escrito nada serio así que por favor, sean buenas :)
Desde mi más humilde silla de ordenador iré subiendo los capítulos poco a poco, me da bastante miedo esto, pero bueno, aquí estamos!
Antes de empezar, quería dedicarle esta historia a una persona muy especial, a la que quiero muchísimo y sin la cual esta cosa no estaría aquí publicada. Así que muchas gracias por tu siempre sincera opinión, preciosa.
Decir que a lo mejor este primer capítulo os deja un poco así, pero todo cobra sentido, lo prometo!
Espero que os guste mucho y que lo disfrutéis tanto como yo lo he hecho escribiéndolo.
"Compré un vestido. No se por que lo hice, no era necesario, ni siquiera me gustaba, solo tenía que ir a un bar nada elegante, es más, bastante oscuro y cochambroso. No tardé en llegar, se encontraba a pocas calles de mi pequeño apartamento de Boston. Nada más atravesar la puerta le vi, sabía que era él aunque no le conocía. Tenía que ser él. En el preciso momento en el que comencé a caminar me di cuenta de que haberme puesto esos tacones negros había sido una mala idea, me estaba mareando, sentía que en cualquier momento iba a tropezar y a caer. Ese hombre iba a cambiar el rumbo de mi vida hasta niveles inimaginables."
-¡Emma!
-¿Henry? Hola, ¿qué haces aquí?- preguntó la rubia frunciendo el ceño.
-¿Yo? ¿Qué voy a hacer? Venir a jugar como todos los niños, estamos en un parque infantil por si no te habías dado cuenta. La pregunta es ¿qué haces tú aquí? Estás sola, con la música a todo volumen y… ¡¿has estado llorando?!- exclamó el pequeño cuando la joven le miró con los ojos enrojecidos.
-¿Qué? No, claro que no. El viento sopla fuerte y se me habrá saltado alguna lágrima.- dijo casi en un suspiro, tratando de aguantar el llanto.
-Ya…
-Solo estaba escribiendo, Henry. Me gusta escribir pequeñas historias cuando tengo algo de tiempo libre.- confirmó la rubia.
-¡Que guay! Sabes que me encantan las historias, ¡déjame leerla!- el niño intentó quitarle el pequeño cuaderno amarillo de las manos.
-¡NO! Henry, no son historias inventadas estoy… estoy escribiendo mi historia. Últimamente me he sentido muy perdida, así que hace un par de semanas fui a ver a Archie. Me ha recomendado que escriba todo aquello por lo que he pasado para tratar de unir las piezas y descubrir que estoy haciendo aquí realmente.- concluyó apretando la mandíbula.
-Me dijiste que estabas aquí para encontrar trabajo, y lo hiciste.
A Emma no le dio tiempo a contestar. Fueron interrumpidos por una airada mujer.
-¡Sheriff! ¿Se puede saber que demonios estás haciendo con el chico?- le gritó con cautela.- Henry, cariño- su mirada y voz se dulcificaron- tu madre te dijo que fueras directamente a casa cuando salieras del colegio, tu padre se va a enfadar, sabes que no le gusta que le desobedezcan- bajó la voz, denotando amargura.- Vamos.
La rubia no pudo decir nada, Henry se despedía mientras Belle arrastraba al niño hacia la casa de la alcaldesa. Emma se había quedado totalmente descolocada. ¿Padre? Emma solo llevaba cuatro meses viviendo en aquella pequeña ciudad y había hecho muy buenas migas con aquel jovencito moreno, hijo de la impenetrable y fría alcaldesa, y el chico nunca había mencionado a un padre. Pensaba que Regina era una madre soltera, no porque fuera fea, es más, la primera vez que la vio en Granny´s, le pareció una de las mujeres más bellas que había visto nunca, le recordó a una de esas actrices elegantes, esbeltas y femeninas. Todo lo contrario a ella: siempre vestía casual, de cuero o con vaqueros, su pelo sin el más mínimo arreglo, siempre salvaje y, por supuesto, sus formas, no sabía ser grácil y delicada.
Llegó al loft que compartía con otra joven. No fue consciente del tiempo que llevaba pensando en la alcaldesa y en ese padre misterioso de Henry hasta que su teléfono vibró en la mesilla de noche. Era Ruby, un mensaje: "no me esperes, he salido con las chicas."
-¡Joder, ya me he quedado sin polvo!- resopló la rubia.
Sabía que no podría dormirse, era demasiado pronto, así que cogió un lapicero y abrió el cuaderno amarillo. No le apetecía mucho escribir así que comenzó a garabatear:
"Regina"
Dio un brinco en la cama.
-¡Pero Emma! ¿Qué coño estás haciendo? ¿Se puede saber por qué has escrito esto? Se que Regina no me gusta. Lo se.
-Regina…- pensó de nuevo.
"-Buenas noches, ¿quiere tomar algo?- educado y caballeroso, me gustó.
-Una cerveza, gracias.
No estaba segura de si debía empezar a preguntar o dejar que él hablase, definitivamente era una situación muy incómoda.
-Bueno…- comencé.
-¿Le gustaría bailar, señorita?- me arrastró hasta la pista de baile.
-Disculpe mi brusquedad, pero lo último que necesito es que me vinculen con la hija de un político. Aquí nos mezclaremos entre la gente. Mire, nunca me he topado con un caso tan extraño, es imposible que su hijo desapareciera sin dejar rastro…- dijo con cautela y cierto nerviosismo.
-¡No desapareció!- le interrumpí, subiendo el tono de voz- Me lo robaron, su padre me lo robó al nacer. Claro, el cobarde de Neal Cassidy no podía implicarse con nadie que no fuera de su… banda de ladronzuelos,- me puse sarcástica- y encima, el muy gilipollas me revela diez años después que mi hijo no nació muerto como me había dicho. No contento con eso, me mandó un sobre anónimo con uno de sus amigotes donde lo ponía. ¿Se puede saber que tiene eso de anónimo?
-A propósito de Neal…- empezó titubeando- he descubierto que lo mataron hace tres días durante un tiroteo, sus compinches no vieron venir al atacante, seguramente fue un ajuste de cuentas.
La noticia me pilló por sorpresa. O tal vez no.
-Se veía venir.- le dije ofuscada.- No puedes pretender ser amigo de todo el mundo, alguien estará descontento, y en este caso, ese alguien ha sido su ruina.
La verdad es que nunca quise a Neal, nos acostamos unas cuantas veces, cuando él no era más que un joven de veinte años que quería comerse el mundo. El inconveniente fue que una de esas veces resultó fatal. Yo quedé embarazada y supongo que él no pudo soportarlo. Mi padre me pagó mucho dinero para que abortase, pero me negué. Unos minutos después del parto, Neal me comunicaba que nuestro… mi hijo estaba muerto.
-No es la única mala noticia que tengo para ti,- bajó la mirada- he descubierto que Neal no tuvo nada que ver con la desaparición de tu hijo, aunque si lo sabía, no hizo nada por evitarlo, eso es cierto, le pagaron mucho para ocultarlo. Quien realmente robó a tu hijo y obligó a Neal fue un importante político. Neal tenía honor, posiblemente no se habría hecho cargo del niño en persona, pero si te habría ayudado.
-Mi padre tiene una cantidad inmensa de dinero, era rica, ahora no quiere saber nada de mí, pero en esa época no necesitaba su ayuda económica ni ninguna otra, solo quería a mi hijo. Espera, no me digas que…
-Fue tu padre quien robó al niño, Emma. Lo siento.
Mi padre… Un gran político que siempre ha antepuesto sus intereses a los de su única hija. Gold… ¿Quién narices se pone un nombre así? Vale que sea para que suene más imponente, una táctica para que la gente recuerde su nombre, me dijo. No podía creerme que mi padre hubiera hecho eso, era demasiado hasta para él. Ahora entiendo por que ni siquiera le vi una vez durante los meses que duró el embarazo, estaba buscando una familia para mi hijo.
Al ver que no respondía, el detective pasó directamente al tema por el que estaba allí.
-Bueno, la cuestión es que he descubierto el pueblo en el que habita su hijo, pero no he podido saber nada más, como le he dicho, su caso es extremadamente misterioso.
-Es más de lo que he conseguido en un año. Muchas gracias.
-StoryBrooke, Maine- me susurró al oído en cuanto terminó la canción para salir del bar en unas pocas zancadas."
De verdad que espero que os haya gustado! Hasta pronto!
