-Mucho gusto, Fujino Shizuru a sus órdenes.
Con tan simple frase, tan trivial conversación recordó la primera vez que la vio, cuando la atrapo rotundamente, la cautivo, no solo con las palabras sino con la hermosa vista que ante ella tenía. Una belleza de mujer, ojos de un color tan extraño que hechizaban a quien los mirara. Cabello no muy largo, no muy corto, de un color claro, una piel blanca, suave a simple vista, curvas peligrosas formaban su cuerpo y unos labios rojos que cuando se abrían, se movían como invitándote a besarlos.
-El gusto es mío, Kuga Saeko a su servicio.
Bendita primera impresión, que hasta el momento no ha podido sacarse de la cabeza. Tiene gravada la forma en que su boca se curva para formar una sonrisa, la carnosidad y el tono rojo de esos labios y el brillo tan peculiar de sus ojos.
Y ahora siente que su corazón duele, tenia años sin experimentar tales sentimientos. La encargada de su malestar no es otra mas que su hija, quien justo hoy, en la noche de graduación le ha presentado a su novia.
-Mamá, te presento a mi novia, Shizuru Fujino.
Desde el momento en que escucho su nombre y giro su rostro para ver a la novia de su hija supo que estaba perdida.
A lo lejos observa como su hija se encarga de que todos en la fiesta sepan que la que va a su lado es su novia, a los que conoce se las va presentando con esa alegría tan infantil, es como cuando tienes un juguete nuevo y lo presumes a los demás como diciendo: mira lo que tengo yo y tu no. Infantil así cataloga Saeko a su hija, Shizuru es demasiada mujer para ella, así lo considera, se merece a alguien mejor, lo afirma.
-¿Que tanto piensas Saeko?
-En la suerte que tiene mi hija al tener a su lado a tan espectacular mujer.
Sakomizu no entiende el sentido de dichas palabras. Saeko tiene celos, lo expresa en lo que dice, no hay mas, solo unos terribles celos hacia su hija. Sakomizu ve algo que no logra descifrar en la mirada de su amiga. Deseo, Saeko tiene un terrible deseo que expresa sin quererlo en su mirada, un deseo tal vez peligroso, tal vez prohibido.
-Supongo que no sabías que mi estudiante estrella es la novia de tu hija. –Sakomizu le dice a Saeko sonriente.
-Supones bien. –Suspiro de pesadumbre sale de su interior. –Maldita ética estudiante maestra.
Sakomizu devuelve el trago a la copa que con anterioridad lo contenía, no ha sido capaz de pasar tan amargo licor al entender que su amiga de toda la vida ha puesto los ojos en la joven desde hace quien sabe cuánto. Con una servilleta se limpia la boca por el liquido que logro salir por la sorpresa.
-¿Desde cuándo?
-No importa eso ya. Deje pasar mucho tiempo y ahora es de ella.
El gordito afro alza la vista y ve a las dos jovencitas que parecen de ensueño, observa a quien con el trato cotidiano logro conocer, se atreve a decir que, mejor que su propia madre. La pelinegra que en el encontró un apoyo cuando más lo necesitaba. Mira a la ojirubi, su alumna estrella, la mejor de la universidad y en su mente comienza a comparar a las tres mujeres, no solo a Natsuki y a Shizuru también a Saeko.
Saeko tiene la experiencia de los días, la estabilidad que su carrera le ha permitido tener, el reconocimiento de colegas y de grandes empresarios, también es dulce, amable con sus semejantes. Ha sabido salir adelante sola con su hija a quien le ha dado todo.
Shizuru tiene un gran futuro por delante no solo por ser una Fujino sino por su inteligencia y belleza sin igual. Es aplicada, dedicada en lo que hace, sabe llegar a las personas es una diplomática nata que lucha por lo que quiere.
Y sus ojos se posan en la tercera mujer, en la ojiverde que es terca, testaruda, cabeza dura, que la mayor parte del tiempo tiene un genio de los mil demonios pero sabe que con toda su alma ama a Shizuru, lo ve en sus ojos. Natsuki no es buena expresando sus sentimientos y sus deseos parece, a veces, una niña atrapada en el cuerpo de un adulto. Así es Natsuki que lo mismo hace un trabajo meticuloso de la escuela o en su motocicleta que juega en los charcos que se forman en la calle los días lluviosos. Él está metido en sus pensamientos pero las palabras de Saeko lo regresan a la realidad.
-Hoy que había planeado decirle mis sentimientos al ya no tener el impedimento de mi contrato… y pasa esto.
-Saeko…
-Dime…
-Va a ser una tortura tenerla trabajando con nosotros.
-¿Tu…?
-Le ofrecí trabajo y acepto.
Copa tras copa y la conversación fluye entre los colegas y a la distancia una bella pareja baila cautivando a propios y extraños por tan singular complemento de ambas. Aunque las cosas entre ambas no están tan bien como los demás piensan. Mientras bailan están conversando, más que eso peleando.
-¿Quién es esa rubia que te saludo en la entrada?
-No es lo que estas pensando, la conocí en una competencia que gane, se tomo una foto conmigo, eso es todo.
-Claro, eso es todo. Como lo fue la pelirroja del restaurante, o la otra rubia que encontré en tu cuarto, ¿también son simples conocidas?
-Ya te dije quienes son ellas… solo tengo ojos para ti, -Quiso agregar pero no fue capaz de articular esas palabras.
Saeko seguía conversando con Sakomizu de todo y nada, trataba de mantener la vista en su copa pero no lo lograba y de vez en vez miraba a la feliz pareja que en la pista se encontraba.
-No durara mucho, mi hija es experta en destrozar corazones y lo que más deseo es que le rompa el corazón a Shizuru y poder acercarme sin sentirme culpable.
-Saeko ¿serias capaz de eso? ¿De acercarte a Shizuru sabiendo que tu hija la quiere?
Silencio fue la respuesta que le dio Saeko a las preguntas de Sakomizu, el no necesitaba que le dijera que si, sabía que esa era la respuesta. De nuevo volvió su atención a la bella pareja.
-¿Crees que soy idiota o que Natsuki?
-Pero ¿Por qué dices eso?
-No me quieras ver la cara, crees que no supe que pasaste la noche con esa rubia oxigenada.
-¿Qué? ¿De qué hablas Shizuru?
-Yo misma la vi salir de tu habitación muy sonriente.
-¿Cuándo? ¿A qué hora?
-Dime la verdad Natsuki
-¿Cuál verdad?
-Si estas saliendo con alguien más, dímelo, eso dolerá menos que si me engañas con cuanta tipa se te cruce en la calle.
-Yo no te estoy engañando, Shizuru escúchame, no te estoy engañando con nadie ni te he engañado.
-Entonces dime quien es la pelirroja del restaurante, o ¿Por qué cuando me acerque la alejaste? ¿Qué tienes que esconder?
-No es nadie… Shizuru tu eres todo para mi… ¿no lo ves?
Hola a todos y a todas, soy Madame Sassu, un gusto en conocerlos y conocerlas, espero esta historia sea de su agrado. Depende de ustedes que tan extensa sea la historia, comenten, háganme saber lo que piensas, no sean tan duros conmigo.
