El Potterverso es de Jotaká.
Este fic participa en el reto "Olores de Amortentia" del foro Amor de Tercera Generación.
«NIÑA, ADOLESCENTE, MUJER»
Por Victoire Black.
I. Crema di lamponi.
Lucy Weasley ama cocinar, y lo hace de maravillas: eso es algo que Frank Longbottom sabe muy bien. Aprendió la magia de la cocina con su abuela cuando era pequeña, y nunca la pudo olvidar.
—¿Y sabes que es lo mejor, Lucy, querida? —le había dicho al oído con una sonrisa contagiosa.
—¿Qué, abuela, qué? —había preguntado la niña, empapándose de esa sonrisa, y alegrándose con el secreto de su abuela.
—La magia no está en una varita. —Su comentario había sido hecho en voz tan baja que Lucy apenas la había oído—. La magia está aquí —había susurrado señalando su corazón.
Por eso es que Lucy lo recuerda tan vivamente: fue su abuela la primera en señalarle que, a pesar de no tener magia, en realidad sí podía crearla de una forma diferente.
—Especial —la había corregido Arthur apenas las oyó hablar. Y su nieta se había llevado el índice a los labios, pidiéndole silenciosamente que guardase el secreto.
Pero Lucy también lo recuerda por otra razón, quizá no tan especial pero igual de importante. Aquel fue el día en que lo conoció a él.
—¿Qué es ese olor? —había preguntado una voz desconocida, entrando en la cocina de La Madriguera junto a algunos de los primos Weasley.
—Crema de frambuesas —había respondido James sin dudarlo—. Especialidad de mi abuela.
—Crema di lamponi. —Lucy cree que jamás va a olvidarse su propia voz espetando algo a su primo que jamás debió decir por varias razones. ¿La primera y principal? Acababa de quedar en ridículo frente a quien sería... Bueno, quien sería alguien especial.
El niño desconocido, de trece años y uno solo más que ella, la había mirado fijamente. Y Lucy finalmente había volteado.
—¿Esta es tu prima squib, James?
El bowl lleno de crema había volado en ese instante para aterrizar con fuerza sobre la cabeza del insolente. Y no había sido Lucy, la pequeña con una magia diferente. Había sido Roxanne quien, a pesar de tener trece años y estar en su tercer año de colegio, no se había podido controlar.
—Pídele disculpas a Lucy, Frank —había exigido la morena.
—Lo siento —había dicho el chico llamado Frank, acercándose a la niña.
Pero Lucy recuerda bien el momento. No había oído las disculpas. Solo había olido a frambuesas... Y lo había perdonado.
