El lazo que era rojo
De vuelta en casa
El despertador sonó cerca de la cama. Una mano se acercó hacia el botón superior de la máquina para poder apagar el molesto ruido que se le metía por los oídos. Desperezándose, Ash Ketchum salió de la cama y observó la hora. Seis de la mañana. Se dirigió hacia el armario que adornaba su habitación, y luego de tomar su toalla de color azul, se dirigió al baño.
Luego de asearse, vio como un Pikachu empezaba a desperezarse en la canastilla acolchada en la cual dormía.
- Buenos días, Pikachu.
El Pokemón eléctrico sonrió a su entrenador. Ash se fue a mirar al espejo de la cómoda de su habitación. Un hombre con el cabello algo largo, la barba un poco crecida, y con una mirada triste fue lo que vio en su reflejo.
- Debo afeitarme, creo—dijo al aire.
Salió de la habitación para encontrarse con un bello departamento totalmente amoblado, que tenía un aire hogareño bastante cálido. Vio algunas cosas fuera de su lugar habitual, pero sólo sonrió mientras, ya cambiado, se dirigía hacia la cocina, la cual estaba totalmente equipada para sus necesidades.
- Veamos, hoy es lunes… Así que… - Abrió el refrigerador para sacar un paquete de nuggets de pollo. Observando el diseño con una sonrisa, los vació en la sartén para disponerse a freírlos.
Pikachu apareció en la cocina, y le sonrió.
- Ve y despierta a Diana—le dijo.
Pikachu se dirigió hacia una habitación diferente del departamento, la cual estaba pintada de colores femeninos y llena de pufs acolchados en el suelo. Había muchas fotos de Pikachu y Ash en toda la habitación. Había un montículo en medio de todas las sabanas de la cama. Este montículo respiraba, por lo que Pikachu llegó hasta donde se encontraba la razón de ello. Había una pequeña niña de corta edad, no mayor a los diez años. Tenía el cabello de un rubio de color caramelo, parecido al color de la miel.
Tenía la boca abierta mientras respiraba acompasadamente y una de sus piernas, cubierta por un pantalón de pijama de color rojizo, estaba colgando a un lado de la cama. Pikachu se subió a la cabecera de la cama, y puso su cola sobre la cara de la niña, lanzando un impulso eléctrico que la hizo despertar y dar un grito.
- ¡Pikachu!—dijo la niña, observando al Pokemón frente a ella.
- ¡Diana!—se escuchó la voz de Ash—Ya debes prepararte para ir a la escuela.
- Voy, papá—dijo con algo de desgano.
Abrió la ventana de su habitación, observando el parque que había delante de su hogar. Se estiró por completo. Y se preparó para arreglarse.
Mientras, Ash ya había terminado de preparar los nuggets y estaba tostando pan. Se sirvió una taza de café, cuando la pequeña llegó con Pikachu sobre el hombro, vestida con una falda blanca, una blusa de colores rosados y blancos, unas medias de colores blanco y negro largas, y las botas que hacía poco Ash le había comprado.
- Buenos días, papá—dijo acercándose a Ash y dándole un beso en la mejilla.
- ¿Qué tal has dormido, princesa?—dijo Ash, observando sus ojos en los de su hija.
- Muy bien—dijo sentándose, y observando el desayuno- ¡Nuggets! –dijo poniendo cara de felicidad— ¡Eres el mejor, papá!
- Bueno, es tu primer día de escuela.
Ash observó a su hija mientras comía con gusto lo que él había preparado.
- ¿Hm tmin saldorás?—le dijo Diana en un balbuceo.
- No se habla con la boca llena, Diana—le dijo limpiándole con una servilleta un poco de café con leche que se le había escapado de la boca—Sí, tengo que ver unos asuntos en la oficina.
- Ah…. —dijo ella poniéndose un poco triste.
- Pero no te preocupes, iré a recogerte.
- ¡Genial! ¡Gracias, papá!
Ash se quitó el delantal azul que usaba, se dirigió hacia su habitación, se perfumó un poco, y cogiendo las llaves de su auto, a Pikachu en el hombro, y la mano de su hija, salió del departamento.
Camino de la escuela, mientras observaba a Diana señalarle las cosas que le llamaban la atención, quiso hacerle unas preguntas.
- ¿Y, te gusta Kanto?—le dijo.
- Sí, papa—contestó ella—Es tan bonito como Kalos…
- Creí que te molestaría que nos mudáramos… Hace varios años que no estamos aquí.
- ¿Yo nací aquí, verdad?
- Así es. No aquí en Ciudad Verde, pero si en la región.
- ¡Mira papá, es un Growlithe!
Una de las oficiales Jenny se hallaba al lado de ambos, y saludó a Ash que le devolvió el saludo cortésmente. Al parecer, la gente lo reconocía al pasar. Luego de unos minutos, llegaron a un edificio blanco rodeado de jardines, con una gran entrada que ponía: "Academia Pokemón Sakura".
- Bien, ya estamos aquí—le dijo Ash, abriéndole la puerta para que Diana bajara del automóvil. Ash hizo lo mismo, y le entregó la niña a una de las maestras que se encontraba en la puerta recibiendo a los demás niños.
Diana se despidió de su padre, y entró en la escuela. Con una sonrisa, Ash se subió a su automóvil. Definitivamente había sido un alivio el haberla llevado antes a la escuela, aunque por alguna razón, no pudo conocer a la tutora de la clase de Diana. Sin embargo, esto había permitido que la niña conociera el lugar, y por ello estuviera entusiasmada en conocer a sus amiguitos al día siguiente.
Ash arrancó el automóvil dirigiéndose hacia la zona empresarial de la ciudad, donde se encontraba la sede de la Liga Pokemón. Entró tranquilamente, pasando una tarjeta por la entrada, aún con Pikachu en el hombro. La gente a su alrededor le saludaba, otros hacían una pequeña reverencia. El simplemente agradecía los gestos mientras se dirigía hacia el ascensor, el cual tomó sin problemas.
- Aquí vamos de nuevo, Pikachu—le dijo a su amigo.
- ¡Pika!—dijo el roedor amarillo.
Abrió la oficina, solo para que su secretaria apareciera casi histérica, reclamándole que había muchas cosas pendientes, y su celular empezara a sonar con ganas.
- Hora de trabajar—Por la manera en que Pikachu le sonrió, pudo deducir que él sabía que el trabajo era la mejor manera para mantener la mente ocupada.
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Diana entró por fin al salón, donde una hermosa joven de cabello peli naranja estaba al frente de la clase.
- Vamos, pasa—le dijo—No tengas miedo.
- No tengo miedo—dijo Diana.
- Eso está bien—le dijo la profesora—Ahora preséntate a tus compañeros.
Diana escribió su nombre en la pizarra, y luego de unos momentos volteó, para dar cara a sus nuevos compañeros de clase.
- Mi nombre es Diana Ketchum—dijo con voz alta— ¡Espero llevarme bien con todos!
- Pasa, ahora puedes sentarte.
- Gracias—dijo la niña.
Misty podía considerarse una mujer de buena memoria. Y vaya que era buena, porque el apellido de la niña pronto llamó su atención. Y era debido a que le recordaba a alguien de quien no había tenido noticias en muchos años. No quería parecer entrometida, pero ya que Diana iba a ser su alumna, quizá debería averiguar un poco más sobre ello.
-/-
El celular sonó, y después de firmar un par de hojas que Sayuri, su secretaria, había puesto delante de él, Ash se dignó a contestar.
- ¡Hola, entrenador estrella!
- Brock, amigo mío—dijo Ash, con una sonrisa, feliz de escuchar una voz amiga.
- No me dijiste que habías vuelto a Kanto.
- Quería que fuera una sorpresa—contestó—Además no sabía cómo reaccionaría Diana, y si debería regresarme a Kalos.
- Tu hija se parece a ti cuando eras joven, Ash—dijo Brock.
- Lo sé—rió el entrenador—Cuando visitamos a su abuela estaba corriendo por todos lados.
- ¿Y tú? ¿Cómo estás?
- Ya sabes, el trabajo me tiene de un lado para otro, pero siempre me recuerdo encontrar tiempo para compartir con mi hija.
- Eso es bueno. ¿Qué te parecería si salimos el fin de semana? Hace tiempo que no me echo unas cervezas contigo.
- Sí, creo que es una buena idea. Hace tiempo que no salgo. Le diré a mamá que cuide a Diana.
- Perfecto—dijo el médico Pokemón.
Pero un momento después, Brock cambió su tono de voz.
- El miércoles ya se cumplen 5 años, ¿Verdad?
- Así es…
- Me alegra escucharte mejor.
- Es la sangre Ketchum, ¿no te parece?
- "Nunca te rindas hasta el final"—rió—Creo que es tu frase ya patentada.
- Y decidí aplicarla a mí mismo y a mi vida.
- Me parece bien—dijo el médico—A propósito, May me llamó y me dijo que tu pedido al profesor Birch ya está listo.
- Ah, gracias, la llamaré enseguida.
- Un gusto saludarte Ash—se despidió Brock.
- Igualmente Brock.
Después de colgar, Ash se dirigió a Sayuri.
- Comunícame con May Balance, por favor.
- Enseguida.
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Misty seguía observando como Diana se desenvolvía en clase, haciendo comentarios y comportándose tal y como lo había hecho Ash hace varios años. Recuerdos que ahora invadían su mente y la hacían sonreír.
- ¡Y entonces Papá usó a Pikachu contra ese Mega Salamence y logró ganar!—afirmaba la niña emocionada a sus amigas en el recreo.
Misty se acercó por detrás al grupo que se encontraba conversando.
- Hola Diana—dijo.
- Profesora Misty—dijo ella con una sonrisa- ¿Qué sucede?
- ¿Cómo se llama tu padre?
- ¡Mi papá no es otro que el gran Ash Ketchum, el campeón de la Liga Kalos!
Hacía tiempo que ella no había escuchado de Ash, desde su antigua victoria en la Liga Kalos, había perdido toda pista del muchacho. Ahora saber que tenía una hija, le había traído curiosidad por saber quién era la madre de esta niña.
- Oh, vaya—dijo ella aplaudiendo—Y dime, ¿tu mamá?
- Mi mamá…- dijo Diana con una sonrisa extraña—Mi mamá es una mujer buena, dulce y amable…
Vaya que Ash había conseguido a una buena mujer, pensó Misty, tranquila por saber que el chico estaba con alguien que quería así a su hija.
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Cerca de las dos de la tarde, Ash se zafó de varios de los trámites en que Sayuri lo había metido, para prácticamente huir a toda velocidad hacia su auto. Lo arrancó rápidamente para poder dirigirse hacia la escuela donde se encontraba Diana.
Llegó a tiempo de ver como los niños empezaban a salir. Distinguió rápidamente el sombrero rosa de su hija, con una sonrisa. Cuando la niña lo vió fue corriendo hacia él.
- ¿Qué tal tu primer día, mi amor?—le dijo a la niña.
- ¡Genial, ahora soy amiga de Lily-chan y Miyuki-chan!
- ¡Jajaja! Qué bien, hija.
Tomó la mano de la niña y la dirigió hacia el automóvil.
- ¡También sería bueno que conozcas a Misty-sensei!
- Sí, ella es muy buena con todos nosotros.
- Entonces, si debería conocer a Misty-sensei—le sonrió a su hija.
Dentro de los salones del colegio, Misty observaba sonriente al hombre que había llegado por Diana. Lo recordaba muy diferente, pero la expresión en sus ojos y las marcas de sus mejillas eran algo totalmente inconfundible.
- Así que estabas vivo, Ash—dijo con un ligero sonrojo.
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El auto se estacionó frente a lo que parecía ser un camposanto. Diana tenía un ramo de bellas flores en la mano, igual que Ash. Se movilizaron a través de diversas tumbas, hasta ponerse frente a una de mármol, hermosa como ninguna. Había una inscripción en ella:
Serena Ketchum
(1991-2014)
Amada hija, esposa y madre
"Nunca te rindas, hasta el final"
La tumba estaba limpia, y Ash sonrió al saber que Delia había estado yendo continuamente a limpiar la tumba. Diana y Ash dejaron las flores.
Ash observó el aro dorado que aún cargaba en su dedo anular.
- Pronto, serán cinco años sin ti, amor mío.
- Pero a mamá le gusta vernos juntos, ¿Verdad, papá?
- Sí, mi amor—le dijo Ash, cargándola, y Diana aprovechó para darle un beso a su mejilla. Acomodó el sombrero rosa de la niña—Te ves hermosa con ese sombrero.
Diana sonrió con ganas. Definitivamente, él había perdido a alguien especial en su vida. Sin embargo, ella le había dejado por quien vivir.
Y por eso tenía razones para seguir adelante.
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Hola a todos, aquí Karyatoz, de vuelta.
Tenía esta idea hace algún tiempo, ya que el pokeshipping siempre ha sido uno de mis favoritos, pero no podía dejar de lado el Amourshipping. Me gustaría que compartieran sus ideas acerca de esta historia, se lo agradecería mucho, He planeado hacerlo de cerca de 5 capítulos.
Muchas gracias por leer.
Hasta la próxima.
