Mi segundo fic :3 aunque el otro aun no lo termino n.n, esta vez es un universo alterno, inspirado en la época de la restauración Meiji (no saben cuánto he estudiado para que lo que escribo no sea un invento :Z) donde los samuráis aun existían. Tengo toda la idea en la cabeza pero cuesta ponerlo en palabras :S las que escriben fics lo saben . Bueno ojalá les guste y cualquier sugerencia me la hacen llegar mediante una review.
Amor por equivocación.
Capitulo 1: Llegaste a mi vida por error.
*"Aun no sé si debiste haber entrado en mi vida… Si no estuvieras estaría con mis padres, o quizá casada con algún niño rico que mi familia creyera conveniente para mí. La vida que cualquier chica desearía, pero ahora que te conocí, estoy completamente segura de que nunca me podré separar de ti…"*
Hay veces en que uno no puede controlar lo que sucede. Simplemente pasa, trae cambios, aunque no siempre favorables. Sakuno, una joven mujer que vivía tranquilamente en una cómoda mansión, con sus padres en un periodo de guerras, aunque con la promesa de que traerían la paz. Pero cierto sujeto de mirada gatuna hizo que su vida diera un drástico giro, cambiando todo para siempre.
-Madre, Padre, que sucede… que fue ese ruido ¡MAMÁ, PAPÁ, RESPONDAN DE UNA VEZ! –gritaba desconsoladamente una joven mujer de cabello rojizo y mirada carmesí.
-Queda alguien… -dijo la voz de un hombre, totalmente desconocido que hizo que un gigantesco terror la embargara, pero sin saber porque fue directamente hacia el sonido.
-¿Quién está ahí?-dijo con miedo en la voz. Sabía que no podía ser nadie bueno, en el mejor de los casos, era un ladrón, entonces le daría dinero y se iría, pero en el fondo de su ser, Sakuno sabía que sus problemas no terminarían tan fácilmente.
-¿Qué hace una chica en casa de un noble, fshhhh? –dijo otra voz. Sakuno no sabía qué hacer, pero sus piernas no le respondían, seguían avanzando involuntariamente, hasta que llegó al lugar de donde provenían las voces. La visión no fue nada agradable
-¡NOOO!- un grito escapo de sus labios y fue seguido por un desconsolador llanto. La joven de mirada carmesí se derrumbó, literalmente y se arrastró adonde yacían sus padres, sin vida. Pero se detuvo antes de llegar, se quedó mirando a un hombre de físico envidiable, mirada ámbar, felina y penetrante, llena de odio y rencor, vestido con un kimono gris y esgrimía una katana manchada en sangre. -¿Por qué…? –suplicó por una respuesta al hombre que la miraba amenazadoramente, mientras por sus mejillas fluían las lágrimas que demostraban la profunda tristeza que sentía.
-Echizen, yo me encargo de esto. –dijo Kunimitsu Tezuka, un hombre joven de porte respetable, el pelo verde opaco y ojos cafés, que le dieron un poco más de seguridad a Sakuno. Por lo menos no veía en la mirada de este hombre la sed de sangre que veía en el anterior. Llevaba un kimono color tierra. -¿Quién eres?-preguntó Tezuka.
-Ry-Ryuzaki Sakuno, hija de Ryuzaki Hiro y Ryuzaki Ren-renka. –dijo Sakuno tartamudeando por el miedo, mientras seguía llorando por la pérdida de sus padres.
-¿Ryuzaki? Fuji, no se llamaba Akimoto Kenji. –dijo Tezuka algo nervioso.
-Si, al parecer Ryoma a cometido una pequeña equivocación y dejado de paso a una chica huérfana… un inconveniente sin mucha importancia, solo debemos dejarlo así… ¿No crees Echizen?-dijo Syūsuke Fuji, dejando ver una fría y calculadora mirada azul. A ojos de Sakuno era un hombre en el cual no se debía confiar por nada en el mundo, ya que en su mirada se mostraba una frialdad, crueldad y sed de sangre espantosos, aunque no se podía decir que no era guapo, ya que poseía un físico muy bien cuidado y el kimono celeste que usaba lo hacía verse aun más atrayente. Aunque existen ranas venenosas muy coloridas…
-Exacto, pequeño error, otra huérfana, solo vámonos. –dijo Ryoma sin importarle que la chica estuviera presente. Sakuno simplemente estaba agachada al lado de los cuerpos de sus padres, llorando y rezando para que encontraran el camino al cielo.
-¿Por qué tanto alboroto?, si no nos vamos rápido tendremos que dormir a la intemperie otra vez. –dijo Kikumaru Eiji, un pelirrojo muy inquieto vestido de un llamativo kimono color rojo, aunque al momento de ver los cadáveres y a la chica, se puso serio y preguntó. -¿Por qué mataron a una mujer… y quién es esa?-lo último lo dijo apuntando a Sakuno, que ni cuenta se dio.
-Fue culpa de Ryoma. –dijo Fuji sin rodeos.
-Que van a hacer con la chica. –dijo el pelirrojo.
-Lo mejor sería terminar con ella, la vida es muy complicada en estos tiempos, le estaríamos haciendo un favor. –dijo Ryoma mirando despectivamente a Sakuno. No sería ni la primera ni la última vez que asesine a alguien inocente solo por su orgullo. El no conocía la frase "cometer un error" Tenía que hacer todo perfecto.
-¿Por qué…?-dijo la chica rompiendo su silencio, aun derramando lágrimas.
-Que cosa. –respondió fríamente Ryoma.
-Mi madre… mi padre… ¿Por qué les hiciste esto? Ellos no eran malos… -dijo Sakuno antes de que se le quebrara la voz.
-La vida no es justa mujer. – dijo Fuji desenvainando su katana. –Yo puedo terminar el trabajo… la verdad odio usar la katana pero como hay poco espacio es más fácil. –dijo apuntando con la espada a la chica. Sakuno al momento de darse cuenta el serio peligro en el que estaba se acercó un poco más a sus padres y cerró los ojos. –Lo siento. –dijo Fuji.
-No importa, me voy a reunir con mis padres, arigato. –dijo sonriendo. Fuji al ver esta sincera sonrisa dudó en si tenía que matarla o no.
-Espera un momento, puede que haya otra solución. –dijo Kaidoh. Él es un hombre de aspecto amenazador, alto y delgado, pero muy musculoso. Mantiene siempre una expresión de odio en el rostro y hacía constantemente un extraño sonido, como imitando a una serpiente. Vestía un kimono verde y lleva al cinto una katana y un Tantō.
-¿Y cuál sería? –dijo Fuji, envainando nuevamente la katana.
-¿Y por qué no acabaste con la mujer? –preguntó Ryoma.
-Tú empezaste esto, creo que sería mejor que lo termines tú. –dijo Fuji mientras salía de la casa.
-Mada mada dane…- dijo Ryoma.
-Silencio Echizen, la verdad es que no es justo acabar con la vida de esta mujer, primero matamos a su familia y ¿Ahora a ella sin razón alguna? –dijo Tezuka a modo de orden.
-La vida no es justa, lo sabemos mejor que nadie. –dijo Ryoma envainando su katana.
-¿Entonces se va con nosotros? –dijo Eiji corriendo hacia Sakuno, que seguía con los ojos cerrados, esperando su muerte. –No te haremos nada, ven con nosotros.
-¿Q-qué? Irme con ustedes… No puedo. Ustedes asesinaron a mis padres… No los puedo perdonar, solo mátenme, por favor. –dijo lentamente Sakuno, mientras nuevamente un llanto silencioso se apoderaba de ella.
-Ven, ella solo quiere morir, ¿Por qué no le concedemos su petición? –dijo Ryoma poniendo una mano sobre su katana.
-Eh dicho que no. Ella se viene con nosotros hasta que encontremos una solución. Kaidoh, tu y Momoshiro vayan a enterrar a los cuerpos, Echizen, no toques a esa mujer, Eiji, convéncela de que lo mejor es que nos acompañe. Yo iré a ver las opciones que tenemos con Inui. –ordenó Tezuka. La habilidad para liderar es natural para él.
-Hoi-Hoi. –dijo Eiji y tomó en brazos a Sakuno, que no se resistió porque sabía de ante mano que no tenía posibilidades.
-Como digas capitán, fshhh.-dijo Kaidoh mientras salía a buscar a Momo.
-…-Ryoma no dijo nada, solo salió de la casa.
OoOoOoOoOoOoOoOoOo
Eiji fue el último en abandonar la casa, con Sakuno en brazos. La llevó hasta donde tenían amarrados los caballos y la dejó en el suelo. Ahí se encontraba Oishi, seguramente el más indicado para hablar con Sakuno en un momento así. A ojos de Saku, era el hombre más amable que había visto hasta ahora. Su mirada compasiva la hacía sentir un poco mejor, pero el hecho de que portara una espada lo hacía lucir tan amenazador como los otros.
-¿Cómo te llamas? –preguntó Oishi acercándose a Sakuno.
-Ryuzaki Sakuno.-dijo tímidamente esta.
-Lo siento… al parecer uno de los nuestros ha cometido un error y… -empezó Oishi.
-Lo sé, pero… el error que cometieron fue de…asesinar a la persona equivocada… ustedes son uno asesinos, ¿Cierto?
-En realidad nosotros somos samuráis. –dijo el pelirrojo.
-Eiji, somos Rōnin, ya no tenemos un señor. –le contradijo el samurái de mirada amable.
-Y es mucho mejor, no me gusta servirle a nadie. –sentenció el pelirrojo.
-¿Sa-samuráis? Pero… los samuráis usan armaduras, y no hablan mal de sus señores, y… -decía Sakuno, algo confundida por tanta información y tan poco tiempo.
-Las armaduras no nos servían de nada, es mucho más efectivo luchar así, además, los Shōgun no sirven para nada, este sistema feudal solo trae anarquías e injusticias, por eso ahora somos partidarios independientes para la Restauración Meiji. –dijo Oishi.
-Creía que los samuráis estaban en contra de la restauración… que quedarían sin beneficios… -empezó Sakuno hasta que fue interrumpida por Eiji.
-Eso no importa, solo luchamos por lo que nos parece justo.
-¿Y por eso asesinaron a su señor?-dijo con odio en la voz. Este cambio en la actitud de la mujer impresiono un poco a los samuráis.
-No lo matamos, todos nosotros, el escuadrón Seigaku no estábamos cuando hubo un ataque de los ishin shishi. Todo el ejército murió, al igual que el Shōgun. –dijo Oishi.
-Y es mucho mejor. Íbamos a intentar a entrar a los ishin shishi, pero decidimos seguir a Tezuka y luchar por nuestros propios principios.
-No puedo… -empezó Sakuno.
-¿Qué cosa? –dijo el samurái de mirada amable acercándose a la mujer. Sakuno apenas estaba murmurando.
-…perdonarlos. –dijo Sakuno antes de quedar inconsciente.
-Creo que Kaidoh y Momo terminaron. Es mejor que la mujer no vea la tumba de sus padres cuando despierte. Lo mejor es irnos cuanto antes. –dijo Oishi mientras subía a Sakuno en un caballo y le indicaba a Eiji que subiera con ella.
OoOoOoOoOoOoOoOoOo
Después de que terminaran de hacer las tumbas, todos subieron a los caballos y comenzaron a cabalgar, pero como iban con Sakuno no lo podían hacer muy rápido
Al cabo de unas horas había oscurecido y tuvieron que detenerse para descansar. La chica hace un par de minutos que había despertado y recién estaba recordando todo lo sucedido anteriormente
-¿Dónde estamos?-pregunto Sakuno, mientras se bajaba del caballo. Estaba muy asustada. Esos hombres eran los asesinos de sus padres, además todos estaban armados. Sabía que si hacía algo mal acabaría muerta.
-Eso no te importa. –dijo Ryoma mientras improvisaba una tienda de campaña.
-Podrías ser un poco más gentil con ella, Ryoma. Ha sufrido mucho.- dijo Kawamura.
-Por eso mismo debimos haber acabado con ella. –dijo clavando sus orbes ámbares en los carmesí de la chica, causando un estremecimiento en esta.
-No seas tan frio pequeñín. –dijo el pelirrojo mientras encendía una fogata. Cuando el fuego estuvo encendido y las tiendas hechas, Sakuno se acostó en una tienda y los integrantes del escuadrón Seigaku se sentaron alrededor de la fogata a decidir qué hacer con la chica.
-Deberíamos dejarla en algún convento e irnos, ¿Para qué complicarnos tanto?- dijo Fuji.
-Creo que es una buena idea. –dijo Kaidoh.
-A quien le importa lo que pienses tú, Mamushi. –dijo Momo, tratando de provocar a Kaidoh.
-Serás…-empezó Kaidoh.
-Deténganse. Momoshiro, acaso tienes una mejor idea. –cuestionó Tezuka.
-No lo sé… es bonita, podría trabajar de prostituta o algo así… -dijo Momo.
-Eso no lo merece ninguna mujer digna. –dijo con preocupación Oishi.
-Ahí va la mamá de Seigaku…- murmuró Momo, aunque todos lo escucharon.
-Ya sé, ya sé… ¡Tengo la solución perfecta! –dijo muy entusiasmado el pelirrojo.
-¿Y cuál sería esa? – pregunto el capitán.
-Que sea una geisha, es menos degradante que ser prostituta, además es muy linda, estoy seguro de que la aceptarán. –dijo Eiji sonriendo.
-Pero ya tiene como 16 o 17, no creo que la acepten en ninguna okiya. –dijo Inui, mientras preparaba algún tipo de medicina.
-Pero es muy linda, además estoy seguro de que aprendería rápido.-dijo Eiji algo decepcionado.
-Creo que en Kioto hay una señora que buscaba una geisha que fuera tímida, servicial y bonita, ¿Qué mejor que esa chica? –dijo Inui.
-No la conoces, podría perfectamente ser diferente a como parece. Solo que estaba tan asustada que no decía nada. –dijo Ryoma sin ningún interés.
-En todo caso vamos a ir por esa región, si en ningún lugar la quieren aceptar, la dejaremos en algún convento o que trabaje de enfermera en algún hospital. –dijo Tezuka dando por finalizada la conversación.
-Terminará siendo una monja de seguro. –dijo Ryoma para si mismo y se fue a dormir.
Pero nadie se había dado cuenta de que la mujer de mirada carmesí no estaba dormida, y había escuchado toda la conversación. La confusión estaba presente en su rostro ya que esos hombres que había conocido hoy de tan horrible manera ahora estaban decidiendo su futuro sin siquiera pedirle su opinión.
-No quiero ser una geisha… -murmuró antes de quedarse dormida.
Aclaraciones:
La restauración Meiji, en pocas palabras fue un periodo de guerras para derrocar el shogunato.
Rōnin: Samurái sin un señor.
Katana: Espada.
Tantō: Era una especie de puñal.
Ishin shishi: Era un grupo partidario por la restauración.
Shōgun: Señor (es como un señor feudal).
Las geishas comúnmente se confunden con las prostitutas, pero en verdad son artistas, que en vez de vender sus cuerpos venden sus talentos, como el baile, la narración e incluso la seducción.
Lo terminé O.o tengo toda la historia pensada pero es difícil traspasar las ideas :S ojalá les haya gustado y se interesen por la historia. Actualizaré lo más pronto posible.
Porfa dejen reviews, no cuesta nada y motivan para escribir más rápido :D
