Disclaimer: Todo lo reconocible de Harry Potter es propiedad de J.K. Rowling
"Este fic participa en el reto "Olores de Amortentia" del foro Amor de Tercera Generación."
¡FELIZ DÍA DE SAN VALETINE!
Claro feliz día si es que lo celebran. Extrañamente me encuentro de peor humor cuando me restriegan el amor de otros en la cara x'DU
Pero supongo que no hay que amargarse la existencia por no tener quien te regale chocolate, en el peor de los casos vas y te compras algo que se te antoje, ahorrandote incluso que pase eso de que te dan algo que ni te gusta. Si, ese es mi consuelo, eso y tener a mi hermosa parejita Drastoria para soñar un rato.
Si los hombres fueran como en las novelas rosas, el mundo sería un lugar mejor (?).
Okay ya, ando muy no sé que, tanto que escucho historias de terror para celebrar xD
Por si se les ha olvidado no tengo internet en la casa, así que en general, una disculpa si me tardo en contestar MP o Reviews, no es que les ignore es que no tengo como conectarme. Las ultimas veces que actualicé y anduve así de muy noche o madrugada, fue o porque andaba en casa de mis primas o le agarraba señal al vecino. Pero mi vecino se fue, así que ni a quien más robarle señal cuando ando con insomnio por las noches.
Sin molestarlos más...
¡Espero que disfruten la lectura! ^^
Fuente de Amortentia
1.- Lavanda
—¿Y? —interrogó cierta castaña de ojos verdes, dejándose envolver por los brazos de su rubio esposo, quien la abrazaba desde atrás, apoyando su barbilla sobe la coronilla de ésta, aprovechando que no llevaba puesto tacones. Adoraba sentirse tan frágil en sus brazos y tan suya a la vez.
—Ya había estado aquí antes —aseguró Draco, hundiendo su nariz en la sedosa cabellera de su mujer y cerrando los ojos.
—¿En serio? ¿Y huele igual? —preguntó curiosa, intentando verlo, pero le resultó imposible por la posición. Aun así su esposo podía distinguir ese toque de curiosidad en su tono de voz e imaginar su expresión.
—Un poco —confesó el hombre rubio, aspirando el aroma hasta llenarse los pulmones, para luego suspirar.
—¿Y me dirás a que huele? —insistió ella, sintiendo como él la estrechaba más. El par de esmeraldas se volvieron a clavar en aquella enorme fuente de liquido rosado y brillo nacarado, cuyos vapores que se levantaban y formaban espirales. Una fuente de amortentia pura y de la mejor calidad, centrada en una sala de paredes completamente blancas, donde pequeñas repisas de cristal mostraban diferentes contenedores de aquella poción tan peculiar.
No cualquiera tenía acceso a aquel lugar, sobre todo por los estándares que prohibían el uso de la amortentia. Pero cuando se tenían las suficientes conexiones en el departamento de Misterios del Ministerio, pequeños gustos como aquel se podían conseguir con facilidad.
—A nuestra vida —murmuró el Malfoy, girando a su esposa sobre si misma, sin alejarla mucho de sus brazos, para poder encararla con una sonrisa.
—¿Y a que huele nuestra vida, exactamente? —preguntó, decidida a obtener una respuesta clara por parte de él.
—Es usted muy persistente, señora Malfoy —respondió con una risa ligera y acariciando la suave mejilla de Astoria antes de inclinarse a plantarle un beso en los labios, uno muy ligero que se había sentido casi como el roce de una mariposa.
—Si no fuera así, no serías mi esposo —declaró ella, risueña y poniéndose de puntitas para robarle un beso como merlín mandaba, quedándose a escasos centímetros suyos para mantener un intenso contacto visual.
Orbes color esmeralda y plata se conectaron en una intensa mirada suspicaz. Ambos como buenos Slytherin buscaban manifestar quien tenía más control y como siempre sucedía, Astoria parpadeaba al final, cerrando los ojos por un instante y acurrucándose entre los brazos de su esposo.
—No seas malo y dime —ronroneó la mujer en voz muy baja, pero siendo que en aquel lugar solo estaban ellos dos, el rubio escuchó con claridad y le resultó imposible no sonreír enternecido por la forma en la que su esposa actuaba. Sabía de sobra que si estaba ahí era porque ella tenía curiosidad de conocer su amortentia. La noche anterior Astoria le había narrado como había entrado a aquella sala por primera vez en su vida y con una sonrisa infantil en el rostro, le había contado como sus aromas había cambiado desde la última vez que había olido la poción en Hogwarts. La amortentia de la señora Malfoy estaba compuesta de Whisky de fuego, culpa suya, menta, culpa suya también, y olor a bebé, culpa de su hijo.
Sus olores no estaban mal tampoco, así como ella lo incluía a él, él la tenía demasiado presente y si se veía algo renuente a confesar su debilidad, era justamente por ese detalle de no querer parecer un sentimental. ¿Pero cómo resistirse a su mujer? ¿Cómo aprender a decirle que no a esa carita pucherosa que ahora le miraba con reproche porque se había quedado en silencio?
—Lavanda... —confesó olfateando un poco, pero no alcanzó a decir el segundo aroma, porque su esposa se adelantó.
—¿Lavanda? —preguntó con una ceja enarcada, gesto que se le había pegado con el pasar de los años.
—Si, lavanda —confirmó el rubio, algo extrañado por el cambio repentino de ella.
—¿Y no me dirás porque hueles lavanda? —cuestionó acurusadoramente, pero volviendo a tener puchero infantil en su rostro, lo cual le robó una risa a su esposo quien por un instante había pensado que ella se había molestado con él.
—Pensé que lo sabrías —comentó él, con mirada cómplice y buen humor, frotando ligeramente la punta de su nariz contra la Astoria—. Tu perfume —explicó ante la mirada ingenua por parte de ella.
—Mi perfume es de Sandalo —acusó de nuevo, esta vez un poco más seria, pero en esta ocasión Draco no se alarmó, tan solo dejó escapar una pequeña carcajada.
—Cierto, debería de demandar a tu hermana por eso —dijo sin perder la sonrisa en su rostro, aunque su mujer estaba algo dudosa todavía—. Y luego dices que soy yo el de la mala memoria —acusó, plantandole un beso en la frente en señal de tregua, pues fuera lo que fuera no quería que ella se enojara de verdad—. Durante toda tu infancia y adolescencia, usabas lavanda. Incluso el día de nuestra boda, usaste ese aroma, hasta que Daphne te regaló este otro —explicó tranquilamente, pegando su nariz al cuello de su mujer.
Astoria enrojeció un poco, llevaba ya varios años con ese otro aroma que de alguna forma se había hecho a la idea de que siempre había usado sandalo. Claro que su marido tenía una memoria perfecta para los detalles, lo cual resultaba muy conveniente en la mayoría de los casos, sobre todo porque Draco era la clase de hombre que cuando ella comentaba que un lugar llamaba su atención, no tenía que esperar ni una semana para que él la llevara ahí, por más casual que fuera el comentario, lo mismo con las cosas que se le antojaran.
—¿Quieres que cambie de perfume? —preguntó algo... ¿apenada sería la palabra correcta? No, realmente no, pero era una sensación muy parecida, como esa que uno siente cuando ha hecho mal algo y lo quiere corregir.
—Tú puedes oler a lo que quieras, amor —aseguró él, acentuando su sonrisa para tranquilizarla—. Es solo que cuando huelo lavanda me acuerdo de ti —aclaró, olfateando un poco y permitiendo que los vapores de aquella enorme fuente de amortentia llegaran hasta su nariz. Podía fácilmente cerrar los ojos y recordar ese dulce aroma que su mente relacionaba con la Astoria de la que se había enamorado. No es que no amara a la que ahora su mujer, pero era una sensación diferente recordar a la niña, a su Mini-Greengrass, que pensar en la que ahora la señora Malfoy. Pequeños detalles eran los que hacían la diferencia, los que marcaban un antes y un después, pero como toda persona en este mundo suele hacer, es más fácil recordar los buenos viejos tiempos que ponerse a analizar el presente.
La mujer castaña sonrió y con una sonrisa juguetona en los labios, lo besó de nuevamente, robandole el aliento como si no hubiera un mañana.
¿Y qué tal? ¿Comentarios? ¿Criticas? ¿Insultos? ¿Galletas? ¿Veneno? ¿Crucios? ¿Avadas? ¿Algo?
Ya sé que es corto y posiblemente sin mucho sentido, pero considerando que la fecha limite de entrega es hoy y voy contra reloj D: porque en tres horas cierran la liberia... Espero sepan disculparme. Tengo otros escritos que también subiré ahorita, pero siento culpa porque no es esto lo que tenía en mente para el día del amor y la amistad, osea para actualizar y compartir historias con ustedes. Sin embargo, el tiempo me ganó entre tareas y la gripa :c
En fin...
¡Besos y mil gracias por leer! ^^
