Capítulo 1: La reunión.

Han transcurrido seis años desde que Son Gokú, así como los Guerreros Z, destruyeron a Majín Buu. Durante ese año la tierra estuvo en paz pero pronto eso cambiaria.

Cierto día, en la ciudad del este donde viven Bulma y Vejita con su familia, invitaron a todos los amigos a una comida en su casa para celebrar la llegada de Son Gokú ya que él, junto con su ahora alumno Ub, se habían ido para entrenar por seis años al templo de Kami Sama. La comida transcurría de lo más normal, incluso Son Gokú había vuelto a usar su viejo traje, cuando de pronto y sin motivo alguno, comenzaron a temblar los edificios y a caer; la gente corría para protegerse¡todo era un caos! Y así como empezó, terminó de inmediato. Son Gokú y todos los Z corrieron a ayudar a la gente, las calles estaban destruidas así que las autoridades tardarían en llegar y mientras ellos ayudaban de la tierra surgieron dos individuos.

-¿Pero quiénes son ustedes? –preguntó Gokú, a lo que uno de ellos, quien al parecer era el jefe, sonrió y lentamente levantó la mano derecha y detrás de ellos aparecieron más sujetos.

-Perdón por la descortesía; soy el androide número 30 y mi compañero es el número 31.

-¿Pero qué dijiste¡Eso es imposible! –exclamó Vejita.

-¿Cómo pude ser si el laboratorio de Maki Gero fue destruido por nosotros? –dijo Krilin. Eso era cierto¿cómo era posible que hubiera más androides? La duda en sus rostros hizo que sonriera con mayor satisfacción.

-Parece que Gero tenía más sorpresas –comentó Piccolo.

-¡Ataquen! –Ordenó No. 30- pero Son Gokú y Vejita son nuestros.

A esta orden, los demás androides se dirigieron hacia ellos y comenzó la batalla; tanto Son Gokú como Vejita observaban cómo los Guerreros Z combatían a los androides, incluso No. 17 y No. 18 se les habían unido. Si bien la pelea no era fácil, a ninguno de ellos les costaba trabajo destruirlos. Mientras tanto Son Gokú y Vejita también habían iniciado su pelea pero con la diferencia de que estos dos androides si eran buenos peleadores.

-¡Rayos, son fuertes! –Dijo Vejita.

-Pero solo estos dos, los demás no parecen ser muy fuertes; Piccolo y los demás los están derrotando rápido.

-Kakaroto, será mejor irnos de aquí antes de que la ciudad desaparezca por completo.

-Tienes razón –acordó Gokú.

Rápidamente, Son Gokú al igual que Vejita detuvieron la pelea y se alejaron de los androides.

-¿Qué sucede¿Acaso se rinden? –preguntó No. 31.

-Será mejor que continuemos la pelea en otro lado donde tengamos más espacio –dijo Gokú, sonriendo- ¿están de acuerdo?

Por un momento ambos androides dudaron, pero No. 30 notó que en efecto las demás peleas estaban muy cercas de ellos y solo les estorbarían.

-Estoy de acuerdo –respondió- además, ya tenemos lo que necesitamos.

-Si, vayamos a otro lugar –exclamó su compañero- no importa dónde, al final ustedes serán destruidos.

Son Gokú y Vejita se alejaron de la ciudad seguidos sólo de los androides, pero los guerreros se dieron cuenta de eso.

-Gokú y Vejita se están alejando con esos dos androides ¿por qué? –preguntó Yamcha.

-Se alejan porque la pelea que tendrán podría destruir por completo la ciudad –contestó Piccolo-. Así está mejor, de todas formas nosotros seriamos un estorbo. ¡Escuchen, debemos destruir lo más rápido a estos androides para ayudar a esta gente!

-Tienes razón, además, estos androides no son tan poderosos, será fácil –dijo Tenshinhan, sonriendo.

Era cierto, los androides con los que peleaban no eran fuertes, sin embargo los otros dos aún no mostraban todo su poder y de entre todos los Guerreros Z había alguien que no se sentía tranquila: No. 18.

-¿Te ocurre algo, 18? –le preguntó su hermano al ver que no quitaba la mirada de la dirección de donde por donde se habían ido Son Gokú y Vejita.

-No lo sé, pero esos tipos son más extraños que estos, es como si tuvieran un plan.

Piccolo alcanzó a escucharla.

-¿A qué te refieres? –le preguntó.

-Hace unos años, poco antes de que 17 y yo fuéramos absorbidos por Cel, descubrí un disco entre los escombros del laboratorio. Lo tomé y a escondidas lo vi; en él había un video con el doctor donde decía que tanto No. 16, No. 17, Cel y yo solo éramos la base para su último logro, y que la prueba final vendría si Cel o nosotros éramos destruidos. Eso era todo lo que decía. En su momento no comenté nada por que nuestro principal objetivo era destruir a Gokú y después de que Cel fue destruido, sentí que todo había acabado. Cualquier vestigio de lo ocurrido desapareció con Cel y por mi hija y mi esposo terminé por olvidarlo todo.

No había nada que reclamarle y eso todos lo sabían, considerando todo lo que había pasado, y era justo que ella descansara especialmente ahora que tenía una familia.

-No te preocupes –dijo Piccolo, tratando de restarle importancia-, lo importante ahora es destruir a estos androides; prepárense, ya vienen y parece que atacarán con todo.

Y sin más, los androides continuaron la pelea lanzando un fuerte ataque que fue respondido por los Guerreros Z con la misma intensidad. Mientras tanto, muy lejos de la ciudad, sobre los riscos de una zona árida descendían Son Gokú y Vejita, ambos alejados lo suficiente uno del otro. No. 30 se colocó frente a Son Gokú y No. 31 frente a Vejita.

-Este parece un buen lugar –dijo Gokú a Vejita.

-Será un buen lugar como tumba para esos dos.

Como era ya bien sabido (en especial por Son Gokú), Vejita solía ser muy confiado, lo que le había traído muchos problemas en las peleas y al parecer, esta no era la excepción.

-Parece que Vejita está muy confiado¿no lo crees, No. 31? Preguntó el androide.

-Sí, ahora sé por qué el doctor Gero decidió el despertarnos mucho después.

-¿Qué quieres decir con eso? –preguntó Gokú, intrigado.

-Vaya, parece que a este tipo le gusta decir puras tonterías –respondió Vejita en su habitual tono prepotente.

-No lo creo –repuso No. 30-, pero si quieren saber… Hace tiempo, como ustedes saben, Son Gokú destruyo a la patrulla roja. A consecuencia de eso, el doctor Gero se quedó sin posibilidades de seguir con sus experimentos así que, como venganza, tomó como prioridad el matar a Son Gokú. Durante mucho tiempo el doctor hizo muchas investigaciones sobre genética, pero no sólo eso, también decidió investigar sobre el tiempo. De sus experimentos genéticos resultaron los androides del 13 al 20, incluyéndose él mismo, para culminar con la creación y destrucción de Cell. Pero el doctor Gero no dejó de investigar sobre el tiempo, y al final descubrió que si el tiempo fuera paralelo se podía viajar en él, pero para hacerlo se necesitaba de un tipo de energía que no fuera de combustión ni nada parecido. ¿De dónde conseguirla, entonces? La respuesta a esa pregunta vino de donde menos se imaginaba: la energía necesaria la podía obtener de algo que ustedes llaman "esferas del dragón"; la energía que estas desprenden es suficiente para viajar, y para que funcionaran aún sin juntar las siete inventó dos últimos androides. Esos somos nosotros, la energía que desprendemos es suficiente para activar una sola esfera, pero por desgracia sólo uno de nosotros puede viajar. Y bien¿qué piensan ahora?

-Parece que el doctor Gero pensó en todo. Pero contéstame una cosa¿cómo piensan encontrarlas?

-Yo contestaré a eso –se adelantó No. 31 a su hermano-, el doctor también instaló en nosotros radares como los de ustedes. Eso hizo la búsqueda más sencilla y detectamos que una de las esferas se encontraba en la Capsul Corp, así que provocamos ese temblor para distraerlos y una vez que lo conseguimos, bueno, sólo la tomamos.

-Pero como es posible –se sorprendió Gokú-, si las esferas están con Dende en el templo.

-No lo creo Kakaroto, ahora recuerdo que hace poco Bulma fue al templo a pedirle a Dende que le prestara una de las esferas y es la que ellos tienen.

-En ese caso hay que quitárselas ¿no lo crees?

-De acuerdo.

-¿Y crees que será así de sencillo? –preguntó 31.

-Bueno pronto lo sabremos.

-Bueno, Son Gokú, lo diré de esta manera: a diferencia de los androides anteriores, nosotros sabemos todo acerca de ustedes, incluyendo sus niveles de energía –respondió No. 30 en tono de advertencia.

Vejita ya estaba impaciente. –Bueno, dejémonos de tanta plática y demuéstrenlo.

-Veo que no entran en razón; entonces terminaremos lo que desde un principio se debió hacer: destruirlos.

-¡Ja! Ya cállate.

De inmediato Vejita atacó a No. 31, pero este sólo esquivaba sus golpes. Mientras tanto Son Gokú y No. 30 se preparaban.

-Parece que es nuestro turno –dijo Gokú.

Nº 30 notó algo en Son Gokú: sonreía, pero no de manera normal sino como si estuviera emocionado, y es que era bien sabido que Son Gokú sonreía así cuando estaba apunto de pelear contra alguien tan fuerte como él o más. Eso sólo significaba una cosa: que él combatiría con todo su poder, así que no había motivo para no tomar en serio esta pelea. Además, a él también le emocionaba el combatir con el famoso guerrero, así que sonrió de la misma manera.

-Cuado tú quieras –le dijo.

Y así, Son Gokú fue quien inició el combate. Pero el androide consiguió esquivar sus ataques.

-Es increíble, esquiva todos mis ataques, ahora veo que no mentía.

-¿Qué pasa, Son Gokú¿este es todo tu poder? mis datos dicen que ni siquiera has utilizado la mitad de tu poder. Si no quieres combatir en serio, entonces yo lo haré.

De inmediato, el androide comenzó a atacarlo; Son Gokú se dobló hacia delante cuando el androide lo golpeó en el abdomen, casi al mismo tiempo le lanzó otro golpe pero ahora en su rostro, para después sujetarlo de la pierna derecha y hacerlo girar hasta lanzar a Son Gokú como un proyectil hacia una pequeña montaña que se derrumbó encima de él. Mientras tanto.

"¡Diablos¡Es muy rápido! es como si supiera en donde voy a atacar" –pensó Vejita mientras continuaba atacando a No. 31

-Vaya, no eres lo que parecías, ahora me toca a mí.

El androide desapareció. Vejita intentó buscarlo con la vista pero no lo vio hasta que apareció justo encima de él, golpeándolo con su pierna izquierda en el rostro. Vejita quedó aturdido y reaccionó muy tarde, el androide lo atacó hasta que con un golpe dado con ambas manos lo lanzó hacia el suelo con tanta fuerza que Vejita quedó enterrado por el impacto.

-¡Maldición! ese estúpido no me va a vencer –dijo intentando salir.

De pronto y de manera sorpresiva, se escuchó un fuerte grito y de los escombros de la montaña salió Son Gokú disparado.

-¡No es posible! –gritó No. 30 antes de que Son Gokú lo lanzara de un golpe hacia las montañas mientras él mismo se mantenía suspendido en el aire-. Ahora sé qué tan fuerte es un súper sayajin –murmuró el androide No. 30 mientras se mantenía escondido entre los escombros- pero debo tener cuidado, si sufro un daño mayor el plan del doctor Gero no funcionará, debo mantenerme alejado de él.

Del otro lado, No. 31 sonreía victorioso.

-Vaya, parece que el príncipe de los sayajín no es más que una basura.

-Aún no cantes victoria –le contestó el aludido.

-¿Qué¡Esto no puede ser! -Vejita había salido disparado de la tierra y comenzó su contraataque.

-Tú jamás me ganarás, idiota, ahora sabrás qué es pelear contra un guerrero de sangre pura -gritó Vejita mientras elevaba su poder y el color de sus ojos y cabello cambiaba.

-¡Increíble! como súper sayajín tiene una fuerza asombrosa –a No. 31 le resultó imposible protegerse de los ataques de Vejita. Mientras tanto Son Gokú buscaba a No. 30.

-No puedo sentir su "kí", no lo veo.

-Continúa buscándome, debo seguir así hasta que la energía esté completa –dijo para sí el androide 30- Terminaba de pensar esto cuando algo llamó su atención: en una pequeña bolsa un objeto comenzó a brillar. La desató de su cinturón y al sacar la esfera que contenía se dio cuenta de que ésta estaba brillando; el androide sonrió. -Está lista la energía que se requiere. Es el momento, ahora sólo debo llamar a No. 31 y separarlo de Vejita, y sé cómo hacerlo.

No. 30 salió de su escondite. De inmediato Son Gokú se dirigió hacia él pero antes de alcanzarlo notó que no intentaba defenderse, sólo estaba ahí, frente a él, mirándolo.

-¿Qué pasa¿Acaso te rindes?

-¿Rendirme¿Estás loco? Sólo me preparo para el viaje. ¡Hey, Vejita, No. 31, volteen!

Ambos giraron la cabeza al oír la voz de No. 30. Rápidamente, el androide colocó sus manos a cada lado de su cabeza mientras gritaba fuertemente:

-¡¡¡TAIYOKEN!!!

Son Gokú, Vejita y No. 31 no alcanzaron a reaccionar; por instinto se cubrieron los ojos con las manos pero fue inútil: el ataque les dio de lleno y la luz los cegó.

-Ese maldito... –exclamó Gokú con frustración.

-Kakaroto, debemos hacer algo, o ese idiota se nos escapará.

No. 31 estaba tan desconcertado como los dos sayajín. -¿Por qué hizo eso?- Se estaba preguntando cuando sintió que alguien se acercaba.

-¿Te encuentras bien, No. 31? Escuchó que le preguntaba la voz de su hermano.

-¿Eres tú, No. 30? Sí, estoy bien.

-Eso es perfecto, no me perdonaría si algo te sucediera, tú eres la única pieza que falta.

-¿A qué te refieres?

-¿Recuerdas que dije que sólo podía viajar uno de los dos? Me refería a mí.

No. 31 se sorprendió al escuchar eso, pero para cuando quiso reaccionar, sintió cómo No. 30 ponía una de sus manos sobre su pecho.

–Recuerda, sólo uno. Además, tu muerte será para el beneficio de este presente. ¡Adiós, hermano!

-¡¡No, espera, no lo hagas!!

Pero para No. 30 las súplicas de quien fuera su hermano no eran importantes y simplemente disparó perforándole el pecho. No. 31 cayó sorprendido, sin hacer ningún sonido. Lentamente, lo volteó a ver.

-¿Por qué…? –murmuró.

-Bueno, no lo tomes como algo personal. Lo hice porque tú tienes algo que necesito y ese algo es tu chip con los datos finales para poder viajar por el tiempo y bueno, como ya no te necesito, decidí destruirte. Como te dije antes, es por el bien del futuro: destruyendo el origen de todos nuestros problemas. ¿No crees que es buena idea el destruir el pasado?

Apenas terminó de explicarle cuando No. 31 murió. No. 30 sacó del pecho de su hermano el chip que de inmediato introdujo en su pecho. Mientras tanto, Son Gokú y Vejita comenzaban a recobrar la vista.

-Ya puedo ver.

-Yo también.

Para su sorpresa, lo primero que vieron fue a No. 31 muerto.

-¿Pero qué fue lo que sucedió? –dijo Gokú muy sorprendido.

-Parece que su compañero lo traicionó. ¡Vaya amistad! –respondió Vejita sin la más mínima compasión.

-Pero ¿en dónde está el otro? –La respuesta le llegó inmediatamente.

-Parece que ya recobraron la vista, pero es tarde, el portal está apunto de abrirse.

Son Gokú y Vejita observaron cómo la esfera que sostenía No. 30 comenzaba a brillar con mucha intensidad, de pronto, de ella surgió un rayo de luz que se transformó en una especie de puerta. No. 30 volteó a verlos.

-Está lista. Bueno, me despido, pero recuerden estas palabras: EL PASADO ES LA MEJOR ARMA DE DESTRUCCIÓN.

-Pero qué demonios… -Gokú no alcanzó a terminar la frase. Se lanzó para detener al androide pero justo cuando iba a agarrarlo el androide cruzó la puerta y se cerró inmediatamente detrás de él.

-¡Rayos, no pude alcanzarlo! Pero ¿qué quiso decir con que el pasado es la mejor arma de destrucción? Además¿por qué mataría a su propio compañero?

-Parece que sólo lo sabremos analizando a este androide. Llevémoslo con Bulma, ella sabrá qué hacer.

-Sí, tienes razón, así sabremos hacia dónde viajó.

Así, Son Gokú tomó al androide y junto con Vejita regresaron a la ciudad; mientras volaban, pudieron observar el daño que los androides habían dejado a su paso.