Hola les traigo algo que se me ocurrió después de ver esta imagen ( img3 . wikia . nocookie _ cb20130715151035 / naruto / es / images / 5 / 55 / Itama _ rodeado . png) y pensé "Debería escribir algo al respecto" Así que lo hice. Espero que les guste tanto como a mi me gustó escribirlo, así que disfruten la lectura.

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Capitulo Uno: La Guerra de los Clanes

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¿Qué era lo que estaba pasando? Hace un segundo atrás se encontraba en medio de la cuarta guerra mundial Shinobi tratando de controlar la situación lo mejor posible, ayudando a los heridos e intentando no ser herida o que no hirieran a los que se encontraban cerca de ella. ¿Y ahora? Estaba recostada en el suelo boca arriba mirando hacia el cielo de un lugar que no le era para nada familiar, aunque si tenía un parecido al bosque donde hace un par de años atrás habían realizado los exámenes Chūnin, un bosque frondoso y oscuro, donde cualquier cosa podía pasar. Lentamente y con mucho cuidado se incorporó para ponerse de pie y asimilar mejor la situación. ¿Sería Genjustu? fue lo primero que se le pasó por la cabeza, ya que no existía explicación para lo que estaba sucediendo, pero no recordaba haber sido afectada por uno y las cosas en la guerra estaban muy intensas como para que alguien se diera el tiempo de hacerla caer en uno, a ella la kunoichi más inteligente. Cuando finalmente estuvo de pie miró a sus alrededores para darse cuenta de que el cielo estaba muy azul, como si nada estuviera pasando, no se comparaba a aquella oscuridad que reinaba en la cuarta guerra mundial Shinobi. Comenzó a hiperventilarse y sentir la cabeza pesada, lo que significaba sólo una cosa. Iba a desmayarse.

- ¿S-Sakura? –al escuchar su nombre se volteó rápidamente, olvidando esa desagradable sensación, para encontrarse con unos ojos aperlados que la miraban con confusión y terror.

- ¿Hinata? –tuvo que preguntar, porque la chica que estaba frente a ella no era Hinata que ella conocía, aquella pelinegra de cabello largo, si no que era una pelinegra de cabello corto y mirada muy infantil - ¿Eres tú? –la chica asintió sin dejar de mirarla de la misma forma – Te ves...

- L-lo sé... Tú también –Sakura rápidamente se pasó las manos por su cara tocando su pelo, para darse cuenta que la melena rosa corta a la que tanto se había acostumbrado ya no existía, había sido reemplazada por un cabello largo hasta la cintura, y que su cuerpo no era el mismo, en otras palabras ya no era la misma Sakura de hace un minuto atrás.

- Creo que necesito respirar un segundo –fue lo último que dijo antes de que todo se volviera oscuro.

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No quería ser pesimista, pero algo extraño estaba sucediendo a su alrededor, ya no se encontraba donde se suponía que debía estar, estaba más que desconcertada y el hecho de que estuviera rodeada por dos niños que la miraban con tanto odio, como si cualquier cosa que dijera los llevaría a matarla, no mejoraba mucho la situación en la que se encontraba. Uno de los niños se acercó peligrosamente a ella, tuvo que mirar hacia arriba, ya que se encontraba sentada en el suelo con la espalda apoyada en un gran árbol.

- ¡¿Quién eres tú?! –le preguntó, bruscamente levantándola de un brazo, para luego amenazarla con una kunai, el niño tenía una mirada afilada y cabello blanco. Ella lo miró desafiante frunciendo el ceño y tomó un kunai de la funda de su muslo derecho preparándose para atacar. Miró hacia todos lados para ver si encontraba algo que le indicara donde se encontraba, pero mientras más miraba menos entendía lo que estaba sucediendo.

- Tenemos que llevar a esta intrusa donde padre –le dijo el peliblanco al pelinegro que estaba junto a él.

- ¿Disculpa? –Preguntó molesta -Si crees que iré contigo...

- No sabemos si puede ser una Uchiha –siguió hablando como si ella no hubiera dicho nada. Frunció el ceño

- No lo creo, los Uchihas no tienen el cabello de ese color –le respondió el otro chico de cabellos negros y mirada más amable. ¡¿Qué?! ¿Acaso estaban locos? Ella una Uchiha, ni es sus mejores sueños, era más que obvio que no lo era, solamente bastaba con mirarla. Si ellos pensaban que era una Uchiha algo estaba pasando, porque según recordaba ese clan había sido exterminado por el hermano mayor de Sasuke hacia más de 7 años y el único sobreviviente era el junto a dos hombres que querían destruir lo todo lo que ella conocía. Así que si quería estar sana y salva, además de saber realmente que estaba sucediendo tenía dos opciones: intentar huir lo más rápido posible o hacer todo más sencillo e ir con ellos hacia donde fuera que fueran. La primera opción no era muy tentadora, ya que era dos contra uno y no se encontraba en las condiciones físicas como para hacer algo. Era mejor hacer todo más fácil, ya vería cómo se las arreglaba más adelante.

- Yo no soy una Uchiha –habló más calmada y por primera vez los dos chiquillos la miraron a los ojos – Es más que obvio –agregó mirando con molestia al chico que la tenía amenazada, haciendo que este frunciera más el ceño – Como si fuera posible – pensó con ironía antes de agregar – Mi nombre es Ino y soy del clan Yamanaka –los dos chicos se miraron por unos segundos, antes de que el pelinegro decidiera hablar.

- ¿Clan Yamanaka?

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Despertó asustada con un grito de ayuda y rápidamente se incorporó para correr hacia donde provenían esos gritos, sin reparar en donde se encontraba en ese momento. Cuando finalmente llegó, lo que le tomó menos de un minuto, la rabia el cólera la invadieron ¡Eran cinco contra uno! pero esa persona que luchaba sola no era un hombre de edad mediana como el resto de los que se encontraban ahí ¡Era un niño por amor de dios! Un niño aterrado de cabello blanco y negro, bastante extraño ¿Qué clase de personas atacaban a un niño indefenso? No lo pensó ni un segundo y se lanzó contra esos hombres de mirada afilada que estaban a punto de matar a ese chiquillo.

- ¡Déjenlo en paz! –gritó, sacando un kunai que fue fácilmente esquivada, ya que no tenía intención de atacar para matar, primero debía saber que estaba pasando, era una de las reglas primordiales que su sensei le había enseñado. Los hombres se giraron para mirar a quien les había lanzado aquel kunai.

- ¿Y tú quién eres? –preguntó uno de los hombres sin dejar la posición ofensiva al muchacho que estaba acorralado.

- Eso debería preguntar yo, ¿Quiénes son ustedes y porque atacan a un niño indefenso? –la sangre le hervía de rabia, más aún cuando los cinco hombres comenzaron a reírse de ella, sacó uno de sus pergaminos de su bolsa tras el pantalón y se preparó para el ataque, analizando el escenario en el que se encontraba.

- ¿Y quién nos va a detener? –preguntó burlonamente otro de los hombres que se encontraban ahí – ¿Una niña como tú? –no hizo caso de las risas de aquellos hombres y abriendo el pergamino que anteriormente había sacado se mordió el dedo pulgar de la mano derecha e invocó su bastón de cadenas de viento.

- Kusari Fūbō –gracias a su rapidez y a que aquellos hombres estaban desconcertados por lo que acababa de hacer, pudo noquear fácilmente a tres de los cinco que se encontraban ahí y darle a ese chico la oportunidad de huir - ¡¿Qué estás esperando?! –Le gritó al chico que aún seguía ahí sin moverse y que la miraba como si fuera algún tipo de visión – ¡Sal de ahí ya! –se palmeó la frente al ver la actitud de ese chiquillo y corrió hacia el para sacarlo de ahí antes que unos de los dos hombres que quedaban allí atentara contra la vida de aquel niño.

- ¡Tú no te vas de aquí! –no alcanzó a avanzar una distancia prudente para poder escapar fácilmente cuando uno de aquellos hombres que seguían de pie la tomó del pie y la azotó contra el piso.

- No te quedes ahí parado ¡Vete! –el chico corrió lejos de ahí no sin antes darle una mirada de preocupación a la chica.

- Y-yo iré por ayuda –le dijo antes de desaparecer rápidamente.

- ¿Crees que escaparás tan fácilmente después de lo que acabas de hacer? –sacó otros de los muchos pergaminos que tenía guardado e invocó sus armas, estas fueron lanzadas rápidamente, aquel hombre que la había lanzado contra el piso dio un salto hacia atrás para poder esquivar las armas que le estaban arrojando, no fue tan difícil para él y el otro hombre que se encontraba consiente esquivarlas, ya que fueron lanzadas sin premeditación por la chica – Veo que la puntería no es lo tuyo –se burló después de que todas las armas quedaran incrustadas en diferentes lugares, pero la sonrisa de satisfacción fue borrada cuando vio que la chica sonreía con desfachatez – ¿Por qué estás sonriendo? ¿No ves que perdiste? –demandó saber mirándola aún más molesto al ver que la sonrisa de la chica se ensanchaba más aún.

- No perdamos el tiempo y acabemos con ella, antes de que lleguen los otros – Si bien el otro hombre que se encontraba ahí no era tan arrogante como el primero, tenía la misma expresión – Sólo está jugando con nosotros para ganar tiempo – de su espalda sacó una katana y sin pensarlo dos veces se lanzó hacía a ella para atacarla. El rostro de aquel hombre se deformó y botando la katana se desplomó en el piso.

- ¡¿Qué sucede?! –La chica seguía sonriendo sin dejar de mirar a sus enemigos – ¡Me las pagarás! –no alcanzó a hacer nada más cuando de igual forma cayó desplomado en el suelo.

- Yo jamás fallo un tiro –dijo la chica levantándose del suelo y atrayendo las armas hacia ella – Yo no apunté a ustedes –se agachó para quedar cerca de los hombres que la miraban con odio – Bueno, no al principio –reconoció – Quería que pensaran que había fallado para que bajaran su guardia y después hice mi ataque, así que no se molesten en moverse.

- ¡Aquí es! –se giró al reconocer la voz del chico que había ayudado a escapar y vio que no venía solo, lo acompañaban cuatro personas más. El silencio reinó por unos segundos antes que uno de los chicos, que tenía el cabello de color negro, habló.

- ¿Qué pasó? –Ella en primera instancia no respondió, hasta cuando se dio cuenta de que junto a uno de los chicos, aquel de mirada más afilada y cabello blanco, estaba alguien que no habría pensado que se encontraría en un momento como ese.

- ¡Ino! –Gritó sorprendida ignorando la pregunta que le habían hecho - ¿Eres tú?

- ¿Tenten? ¿Por qué te ves como si tuvieras doce años? –la castaña se tocó el rostro y se miró las manos antes de exclamar.

- ¡Tú también te ves así!

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Hinata estaba asustada, más que asustada estaba aterrorizada. Primero que todo Sakura seguía inconsciente en sus brazos y segundo, y no menos importante ¡Había vuelto a tener doce años de edad! Si bien recordaba todo lo que había pasado hasta el momento que despertó en aquel lugar desconocido, por extraño que pareciera aparentaba doce años, la misma edad que tenía cuando había participado en los exámenes Chūnin, y ella no era la única Sakura también había vuelto a tener doce años, y la impresión fue tan grande para ella que se desvaneció y aún no daba señales de despertar. Pasaron treinta minutos de larga espera, cuando de repente sintió dos presencias se estaban acercado hacia donde ellas se encontraban. Sin demora rápidamente ocultó su chakra y se escondió tras los matorrales para poder permanecer seguras, no era necesario preocuparse del chakra de Sakura, ya que al estar desmayada no podía delatar su presencia.

- Los encontramos a los cinco desmayados –Hinata tapó su boca para hacer el menor ruido posible y siguió escuchando la conversación – Y dos de ellos tenían un veneno muy extraño dentro de su sistema.

- ¿Veneno? –Preguntó la otra persona – Es un muy difícil que Shinobis de Elite puedan ser envenenados tan fácilmente.

- Este veneno fue administrado por medio de las heridas –Hinata se relajó al sentir que las presencias se fueron alejando poco a poco y dejó de cubrirse la boca para poder respirar tranquila.

- ¿Hinata? –Los ojos de Hinata se abrieron con horror y su corazón comenzó a latir muy fuerte. Sakura había despertado y no había tiempo de advertirle que ocultara su chakra – ¿Qué te sucede? –preguntó la pelirrosa al ver la cara de horror de su amiga.

- Debemos huir de aquí –fue la única respuesta que Hinata le dio, ya que las presencias que se habían alejado se estaban acercando rápidamente – ¡No hay tiempo! –le gritó impactando a Sakura que aún estaba desconcertada con todo lo que sucedía.

- Hacia donde nos dirigimos –preguntó Sakura que se había puesto en marcha después de que Hinata le gritara.

- No lo sé, lejos de aquí –las presencias les estaban pisando los talones, Sakura se percató de ello y envió Chakra a sus piernas para poder huir más rápido.

- Debemos salir del bosque –propuso Sakura que seguía saltando de árbol en árbol – Así sabremos qué está pasando.

- ¡Ustedes dos deténganse! –tres kunais pasaron por el lado de sus cabezas obligándolas a bajar de los árboles y comenzar a correr por tierra.

- ¡Tu sigue corriendo! –Sakura le gritó a Hinata – ¡Yo los detendré! –Sakura se detuvo cargando chacra en su puño derecho para luego ponerse en posición de ataque. Hinata quien continuó corriendo por unos segundos se detuvo e imitó a la pelirrosa.

- No lo harás –le dijo poniéndose junto a ella – No dejaré a mi compañera sola.

- ¿Quiénes son ustedes? –les preguntó uno de ellos.

- No estamos obligadas a responderte eso –dijo Sakura sin abandonar la posición de ataque.

- ¿Quiénes son ustedes? –volvió a insistir.

- ¡¿Estás sordo acaso?! –preguntó Sakura

- No queremos problemas –interrumpió Hinata, dejando de liberar chakra hacia sus palmas, a veces las cosas no tenían que ser resueltas incurriendo a la violencia y quizás si veían que ella no quería atacarlos no les harían nada – Solamente queremos saber dónde estamos – dio un paso hacia adelante, pero se vio detenida cuando un kunai llegó justo frente a sus pies.

- ¡No hagas eso! –La regañó Sakura – No podemos perder el tiempo así...

- Ustedes no se van de aquí –les dijo el otro muchacho que se encontraba ahí – No sabemos si pueden ser partidarias del clan Senju y estamos obligados a eliminar a cualquier persona que esté implicada con ese clan no importa si son hombres, mujeres, niños o ancianos.

- ¿Clan Senju? –pensó Sakura. La única persona que sabía que era de ese clan era su maestra Tsunade y como estaban la situación en el mundo ninja no había tiempo para armar una revuelta en contra de lo que quedaba de ese clan, sobre todo si se está hablando de los descendientes del primer Hokage y Dios Shinobi. No había tiempo para pensar en lo que estaba sucediendo, debían huir con Hinata o serían atacadas por aquellos jóvenes- ¿Estás lista? –Sakura miró a Hinata la que bajó sus brazos para poder liberar chakra más fácilmente

- Jūho Sōshiken –en sus palmas se formaron dos leones y se puso en posición de ataque. Los dos jóvenes se pusieron alertas al ver el cambio repentino de chakra que aquellas extrañas tuvieron.

- ¡Shannaro! –la pelirrosa golpeó el suelo, no sin antes haber verificado que Hinata se alejara del perímetro, el piso se rompió en mil pedazos obligando a los dos jóvenes a retroceder un radio de cincuenta metros. Hinata apareció frente de uno de ellos golpeándolo en el estómago, este cayó al suelo dejándole el paso libre a su compañero.

- ¡Malditas, pagarán por esto! –Hinata estaba dispuesta a atacar al otro ninja, pero algo llamó su atención y paró el ataque en seco recibiendo un golpe en su rostro que la lanzó a los pies de Sakura que se apresuró en ir en su auxilio.

- ¡¿Estas bien?! –le preguntó mientras la ayudaba a ponerse de pie.

- Sus ojos... –dijo en un susurro la pelinegra.

- ¿Qué? –Sakura preguntó confundida

- Mira sus ojos –Sakura dejó de prestar atención a su amiga para enfocarse en aquel joven que seguía de pie frente a ellas. Abrió los ojos con sorpresa al comprender a lo que Hinata se refería.

- Sharingan...

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No muy lejos de donde Sakura e Hinata se encontraban, Ino y Tenten estaban sorprendidas mirándose para poder adivinar qué era lo que estaba pasando, las dos se veían mucho más jóvenes de lo que en realidad eran. Ino tenía una expresión de horror y Tenten sentía que todo le daba vueltas. Ajenos a ellas, los tres chicos las miraban como si estuvieran locas, ya que no dejaban de mirarse con horror como si nunca se hubieran visto antes, a pesar de que hace unos minutos atrás se habían reconocido e incluso llamado por sus nombres. Las miradas de los cinco chicos se enfocaron en dirección a una nube de tierra se formó en medio del bosque. Las kunoichis salieron del estado de sorpresa, terror y mareo y se apresuraron a correr hacia esa dirección. Sólo existían dos personas que ellas conocían que era capaz de hacer un desastre de esa magnitud, así que sin demora y sin esperar que les dijeran, corrieron hacia ese lugar dejando detrás a tres desconcertados chicos.

- ¡No se pueden ir así! –Les gritó el pelinegro – ¡No sabemos quién puede haber hecho eso! –las chicas se detuvieron en seco. Ino miró dubitativa a su amiga y abrió la boca para decir algo, pero Tenten la interrumpió.

- Bueno, yo sí – la castaña miró de reojo a los chicos con una mirada que los invitaba a no meterse en sus asuntos – Vamos Ino –le ordenó a la rubia y comenzó a correr.

- S-si –Ino estaba extrañada con la actitud de su amiga, pero decidió no la contradijo y la siguió.

- ¡¿A dónde vas Itama?! –Tenten e Ino escucharon a sus espaladas, pero no se detuvieron a adivinar quién de los tres era Itama, lo único importante en ese momento era saber quién había sido la persona que había causado ese desastre en aquella parte del bosque.

- Siento tres presencias a doscientos metros –le informó Ino, después de correr por más de cinco minutos, ya que a diferencia de Tenten Ino tenía una mejor habilidad de sentir chakra y rastrear chakra, no tan buena como los rastreadores profesionales, pero podía sacar del apuro en un momento como ese. Tenten asintió y siguió avanzando hacia ese punto exacto, aunque las ramas golpeaban sus brazos y su cara no le importaba, ya que sólo quería encontrar una explicación a todo lo que pasaba.

- ¿Dónde están Ino? –preguntó cuándo llegaron al lugar exacto.

- Desaparecieron –respondió Ino desconcertada – Hace menos de un segundo estaban aquí.

- ¡¿Cómo que desaparecieron?! –gritó la castaña mirando con el ceño fruncido a su amiga.

- N-no lo sé Tenten –le respondió desconcertada ¿Qué le estaba pasando a su amiga? ¿Qué había pasado con la Tenten amable y que no perdía los estribos tan fácilmente? – Deben haber escondido su chakra.

- Si fuera Sakura o Tsunade-sama, ya hubieran salido a nuestro encuentro –razonó Tenten sin tomar en cuenta a la rubia –Ino prefirió no decirle nada y se dedicó a inspeccionar el perímetro, estaba todo destrozado muy similar a cuando Sakura demostraba su fuerza bruta. Tenten estaba en su mundo mirando en los árboles, para poder rastrear a quien había hecho destrozado aquella parte del bosque.

- ¡Tenten mira! –le gritó Ino sacándola de sus cavilaciones, se acercó rápidamente a donde la rubia estaba de pie, parecía absorta mirando algo en la palma de su mano.

- ¿Qué miro? –le preguntó molesta, porque Ino no dejaba de mirar una especie de colgante – ¿Qué es eso Ino?

- Esto es de Sakura –le respondió en un susurro mirándola con horror, en su mano tenía un colgante en forma de pétalo del árbol de Sakura – Es el colgante que le dio su padre antes de que fuéramos a la guerra.

- ¿Estás segura? –la actitud de Tenten ya estaba molestando a la rubia, primero le gritaba por nada y ahora dudaba de su palabra.

- Si no estuviera segura, no te lo diría –Ino la miraba con el ceño fruncido arrojándole el colgante, el cual Tenten agarró en el aire antes que cayese al suelo.

- Está bien –reconoció Tenten mientras miraba el colgante de su amiga– Lo siento Ino, no debí tratarte así –Ino la miró de reojo cruzando los brazos.

- Está bien, te perdonaré –Ino la señaló con el dedo – Pero te lo digo ahora y no volveré a repetirlo –Tenten rodó los ojos al ver al actitud que su amiga estaba tomando – Que no se vuelva a repetir o verás.

- Aquí están hermanos –las chicas se giraron a mirar a los recién llegados, casi se habían olvidado de la existencia de esos tres chiquillos, parecían tres perros rastreadores, siguiéndoles el rastro a cada minuto.

- ¡¿Qué les pasa a ustedes?! –les gritó el peliblanco cuando llegó mirándolas furioso.

- No es tu problema –le respondió Ino haciéndole frente, mirándolo de la misma forma – Nosotras no tenemos por qué darles explicaciones a ustedes dos –Tenten que se mantenía al margen mirando el colgante de Sakura, mientras que Ino volcaba toda su rabia en ese chico.

- Nos obligan a pensar que ustedes son partidarias de los Uchihas...

- ¡Ay! –Gritó exasperada Ino – ¡Los Uchihas esto, los Uchihas lo otro! ¡¿Qué acaso no sabes hablar de otra cosa?! –Tenten dejó de juguetear con el colgante para mirar con interés por primera vez ¿Acaso había dicho que ellas eran partidarias de los Uchihas?

- ¿Qué sucedió aquí? –le pregunto el más pequeño de los hermanos. Tenten se sobresaltó, ya que no se había dado cuenta en qué momento se había ubicado junto a ella.

- No lo sé –mintió Tenten –Alguien debe haber liberado una enorme cantidad de chakra para poder hacer este desastre.

- Ya veo –el chico echó un vistazo al lugar, parecía que una gran roca hubiera caído al centro de ese lugar formando un gran agujero – ¿Estás bien? –le preguntó al ver la expresión de Tenten.

- Eh, si – en ese momento recordó algo – Disculpa ¿Cómo te llamas? –le preguntó lo más amable posible.

- Itama –le respondió.

- Itama –repitió para sí misma – Oye ¿A qué se refiere tú hermano con eso? –le preguntó ignorando la pelea que el peliblanco sin nombre tenía con su rubia amiga bajo la mirada divertida del pelinegro.

- ¿A lo de los Uchiha? –Tenten asintió esperando la respuesta del pequeño que la miraba dubitativo – No sé si deba decírtelo.

- Vamos –insistió la castaña sonriendo, intentando ser lo más amable posible. Itama se sonrojó y la sonrisa de Tenten se ensanchó, si tenía que saber que pasaba utilizaría todas las herramientas posibles – Necesito saberlo, no quiero tener problemas con tus hermanos después ¿No lo crees?

- Eh...Yo

- Además mi amiga y yo –ambos miraron a Ino que se mantenía con los brazos cruzados escuchando de mala gana algo que le decía el peliblanco – Queremos irnos a casa lo antes posible –decidió no decir nada acerca de Sakura, ya que si lo hacía tendrían que explicar cosas que no querían decir.

- Bueno –finalmente accedió el pequeño hablando en voz baja– Estamos en época de guerra, luchando por dominio territorial y los Uchihas –Tenten se tensó al escuchar ese apellido, pero no dijo nada para que el chico terminara su relato – Han estado luchando contra nosotros para saber cuál será el clan principal.

- ¿Y cuál es el otro clan? –preguntó la castaña con una mezcla de curiosidad y temor. El chico la miró como si estuviera loca, pero Tenten no dejó de sonreír.

- Ese sería mi clan –respondió con una sonrisa –El clan Senju.

- Itama –le llamó presuroso el pelinegro que había notado la ausencia de su hermano.

- Ya voy hermano Hashirama –tanto Tenten como Ino, que tenía una batalla de miradas con el peliblanco, miraron con horror al pelinegro que estaba de pie muy cerca de ellas.

- Hashirama Senju –dijo Tenten para sí misma, Ino se acercó rápidamente hacia donde estaba la castaña.

- ¿Escuchaste bien? –le dijo en voz baja para que sólo la escuchara Tenten, a lo que esta simplemente asintió sin responder – No se referirá a... –Tenten negó con la cabeza para que Ino no dijera una palabra más.

- Quisiera saber algo Hashirama –preguntó Tenten con mucho respeto y manteniendo la calma.

- Ustedes no tienen derecho de saber nada –intervino el peliblanco antes de que le respondieran.

- Tobirama –dijo el pelinegro en señal de advertencia. Ino se puso pálida y llevó su mano hacia su boca para así detener el impulso de ponerse a gritar en ese mismo lugar, por otro lado Tenten respiró hondo un par de veces para intentar calmarse y no desplomarse ahí mismo, ya no había duda estaban en frente de los fundadores de la aldea de la hoja; el dios Shinobi y primer Hokage y el segundo Hokage – Dejemos que pregunten, así sabremos que se traman.

- Le grite al segundo Hokage –Ino decía para ella misma, mientras que caminaba de un lado a otro – Y casi lo golpeo –reconoció después de un rato.

- Cálmate Ino –le pidió Tenten tomándola del brazo para que dejara de moverse.

- S-si, ya me calmé

- ¿Qué sucede? –Preguntó Hashirama al ver las reacciones de las dos chicas - ¿Qué quieren saber?

- Bueno –Habló Ino, ya que Tenten estaba muy entretenida mirando el piso y quedándose quieta – ¿Esta es la guerra de clanes? –preguntó de sopetón, ya que su mente no estaba despejada como para utilizar los métodos de inteligencia que su padre le había enseñado, además de que aún seguía nerviosa, por la presencia de dos eminencias entre los Shinobis de todos los tiempos.

- Ino –le reclamó Tenten que había salido de su letargo.

- A ver si tú lo hubiera hecho mejor –se quejó la rubia – ¿Y bien? –los tres chicos se miraron entre ellos extrañados.

- Bueno –habló después de un rato el pelinegro – Estamos en guerra –comenzó a contar con sus dedos – y la guerra es entre dos clanes – alzó otro dedo para seguir contando. Las chicas estaban expectantes de las palabras de Hashirama Senju, quien tenía la otra mano en el mentón y las miraba pensativo – Yo creo que si hay que ponerle un nombre a la situación sería "la guerra de los clanes" –con sus manos hizo dos comillas en el aire para darle énfasis a la oración.

- Ya veo –respondió la rubia haciendo uso de todo su autocontrol para no hacer o decir alguna otra estupidez y terminar descubriéndose frente a ese chicos del clan Senju. Así que se encontraban ochenta años en el pasado, ochenta años antes de la cuarta guerra y de todas las personas en el mundo se tenían que encontrar con nada más ni nada menos que el primer y segundo Hokage en su época de preadolescentes. Tenten miraba todo como si le hubieran dicho que Orochimaru era el santo más santo de todo el universo e Ino seguía cuestionándose la actitud tan grosera que había tomado contra Tobirama Senju, pero eso era lo que menos importaba en ese momento, lo más importante era saber cómo demonios habían llegado a ese preciso momento del tiempo y que harían para volver a donde pertenecían.

- Déjenme ver si entiendo –Tobirama interrumpió sus pensamientos – Ustedes aparecen de la nada, tu –apuntó a Tenten – Noqueas a cinco Uchihas como si nada, y tu –apuntó a Ino que lo miraba nerviosa – Estás loca –el ceño de Ino se frunció y aguantándose las ganas de gritarle algo miró hacia otro lado bufando molesta – Actúan de forma extraña y ahora preguntan esto –las dos chicas cruzaron miradas nerviosas, cosa que no pasó desapercibida por los chicos – Preguntaré esto por última vez ¿Quiénes son ustedes? – la historia contaba que el menor de los Senju era alguien muy perspicaz e inteligente, mucho más que el Shikamaru Nara, y si seguían actuando de esa forma se descubrirían y meterían en graves problemas.

- No tenemos nada que ver con esto –dijo Tenten – La guerra no es algo que compartimos, la repudiamos.

- Somos viajeras –intervino Ino al ver que su amiga tenía dificultades en continuar hablando. Eran viajeras después de todo viajeras en el tiempo, así que no mentiría, no del todo – Llevamos más de dos años haciéndolo para poder perfeccionar nuestras técnicas, así que no sabemos nada de guerras, clanes u otras cosas –era necesario que agregara uno que otro detalle para hacer la historia de ese supuesto viaje más creíble. Los chicos las escuchaban atentos sin decir nada para que pudieran continuar – De haberlo sabido, no hubiéramos venido al país del fuego y hubiéramos seguido viajando por el país de la lluvia.

- ¿De qué país vienen? –preguntó el mayor de los hermanos.

- Del país de las olas –respondió rápidamente la rubia, para no levantar sospechas y ese país era perfecto, ya que no tenía aldea oculta y porque estaba geográficamente muy alejada del país del fuego – Y como no hay educación para una kunoichi, decidimos viajar por el mundo y perfeccionar nuestras técnicas ¿No Tenten?

- Si, huimos de nuestros hogares, para no estar condenadas a la vida aburrida de las mujeres de nuestro país –Agregó a la historia la castaña para hacerla más convincente.

- A mí no me importa –todos se giraron a mirar al menor del grupo que se había mantenido al margen de la conversación – Tenten-san me salvó la vida –la aludida lo miró sorprendida, porque no había pasado mucho tiempo y ya la llamaba por su nombre – Y eso es algo que un Shinobi jamás podrá olvidar.

- Itama...

- Hermano Hashirama, ella es muy fuerte y necesitamos alguien como ella –el pequeño intentaba convencer a su hermano mayor, las kunoichis se miraron con extrañeza ¿A dónde quería llegar ese chiquillo? – Además se están entrenando y las podemos ayudar, no sé qué tan fuerte sea Ino-san, pero si es amiga de Tenten-san debe serlo...

- No lo sé...

- ¡Ni lo pienses Hashirama! –Le regañó Tobirama – Padre no lo aceptaría.

- Eso no lo sabes tu Hermano Tobirama

- ¡No te metas en esto Itama!

- L-lo siento

- Lo haremos –las chicas a pesar de todo estaban aburridas de esa conversación sin sentido ¿Por qué no las dejaban irse y así se ahorraban todos los problemas? – Se irán con nosotros.

- No –respondió Tenten

- ¿No? –Le dijo Ino – Nos dan un momento por favor –pidió la rubia, el mayor asintió y se alejó dándole espacio a las kunoichis.

- ¿Qué te pasa Ino? –Demandó saber la castaña – No podemos ir con ellos.

- Pero Tenten –la tomó del brazo para que le pusiera atención - Debemos ir con ellos –habló bajo para que sólo ella la escuchara – Necesitamos saber que sucede...

- Ya ¿Y?

- Como que ¿Y? –La regañó imitando el tono de voz de la castaña – Quedarnos cerca del clan más poderoso de todos los tiempos no facilitará las cosas, además piénsalo bien.

- ¿Pensar qué?

- ¿Tenten que te sucede? –Quiso saber Ino poniendo la mano en la frente de su amiga – Estás extraña, distraída y muy temperamental.

- Ve al grano Ino por favor –le dijo evadiendo en tema y quitando la mano de su amiga.

- Creo que no te has dado cuenta en la época que nos encontramos –Ino ignoró a su amiga y prefirió seguir con el tema.

- Claro que lo sé, es la era de Guerra entre clanes –le respondió molesta.

- lo que significa que si Hashirama Senju está acá...

- Madara Uchiha –recordó la existencia de ese ser humano – Pero ¿Y Sakura? –Ino se sintió avergonzada de ella misma, como era posible que se olvidara de su mejor amiga.

- Si tenemos aliados, quizás sea más fácil para nosotros encontrarla –Tenten meditó la idea unos minutos y finalmente asintió

- Está bien Ino, iremos con ellos.

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Continuará...