Aclaraciones: todos los personajes utilizados son propiedad de Clamp, el siguiente fic no fue escrito con el objetivo de lucrar sino simplemente para entretener a los lectores y a mí misma.
Notas: Y aquí estoy de nuevo, después de tomarme un pequeñito "break" al fin pude plasmar está idea que tenía desde hace tiempo, espero sea de su agrado y que la disfruten tanto como yo estoy disfrutando escribirla.
Na1: la canción presentada se llama "Corazón" de Silvio Rodríguez.
Na2. Y finalmente pero no por eso menos importante...
SALUD Y FELICIDAD A TODOS
Acotaciones:
Na: Notas de la autora (osease mua!)
"": Pensamientos de los personajes.
( ): Notas aclaratorias de una escena.
----: Inicia y termina un flash back.
LE JARDIN SECRET
(Ciudad de San Petersburgo, año 1824)
- "Amada capital de la gran Rusia, hace más de 100 años de su esplendor al ser conquistado por Zar Pedro I de la dinastía Romanov. Petersburgo hermoso puerto con edificaciones tan altas que rozan el cielo, a orillas del mar Báltico se extienden sus costas y los brazos marítimos del fastuoso Río Neva riegan las afueras de la ciudad poseyéndola y situándola en el centro marítimo de mayor auge, envidiada por economías vecinas. … San Petersburgo cuna de la cultura y política rusa, ventana con vista panorámica a Europa, sus grandes avenidas y transitadas calles rememoran su historia revolviendo a las personas en un frenesí de acción y trabajo recompensado por las tranquilas noches, paz, silencio, bienestar. Nuestra amada tierra. GRACIAS"-
Vitoreo se escucharon en todo el salón, los asientos de satín fueron abandonados para celebrar en pie tan glorioso discurso, algunos los más ancianos derramaron una solitaria lágrima en recuerdo de días de antaño, hubo quienes sin inhibición alguna soltaron sonoros sollozos, las copas y vasos de licor brindaban. Frases como "es talentosa", "llegará muy lejos", e incluso un "es una gran candidata para el matrimonio" rondaron filtrándose en el aire.
La banda de instrumentos de cuerdas reinició su repertorio. La charla se volvió más amena, típico de una reunión social de tal índole aristocrática, cortesanos de la familia real, amigos de la familia, vecinos cotilleaban, grupos divididos de personas esparcidos por todo el salón hablando de trivialidades, política y cultura o simple chisme.
- Admito que la viuda Daidouji ha logrado criar a sus hijas-
- La mayor tal vez pero la menor ni siquiera se presentó está noche-
- Es una pena, me compadezco de Lord Kinomoto, pensar que alguien que no es de su sangre lo avergüence de está forma-
Escaleras arriba, recargada en las almohadas de su cama, la menor de la familia anfitriona recordaba por cuál razón se encontraba enclaustrada en su habitación en lugar de unirse a la fiesta.
--------------------------- Inicia Flash Back ----------------------------
- Usarás este vestido está noche, vendrá Lord Benington, su hijo Hiro regresó está semana de su viaje a Italia, asumo que causarás una gran impresión en ese chico y dentro de un tiempo hablaremos de compromiso, es amante de la música, así que cantarás…-
- No, no cantaré-
- Claro que sí señorita, cantarás está noche para nuestros invitados-
- Me niego absolutamente, no seré el entretenimiento de aristócratas que buscan emparejar a sus hijos-
- Es una orden, no una petición. Cantarás y punto-
- Sí, ahora exiges que cante para tus ridículos amigos hipócritas que disfrazan con amistad su hostilidad pero claro cuando te pedí aprobación para ingresar a la Academia de Artes, te negaste madre-
- Avergonzarás a tú padre…-
- En primer lugar no es mi padre, mi padre está muerto y yo no te pedí que te casarás de nuevo-
- ¡Es suficiente! Niña insolente, te quedarás en está habitación hasta nuevo aviso y por tu bienestar me aseguraría de no armar escándalo alguno durante la cena-
- Es una promesa madre, mi boca estará cerrada… tal vez para siempre-
- A veces eres insoportable Tomoyo-
Un portazo y la llave en el cerrojo terminaron con aquella conversación.
------------------------- Fin Flash Back ------------------------
- Gracias por acompañarnos Lord Benington, Madame Benington, Joven Hiro- despedía la anfitriona, ya eran pasada la media noche, el éxito de la reunión justificó la tardanza y los últimos invitados ya se retiraba.
- Un placer Madame Daidouji- un beso en el dorso de la mano femenina fue el gesto de despedida.
- Fue encantadora está noche, lamento que su hija menor se sintiese indispuesta hubiese sido grandioso escucharla cantar- el pomposo vestido de fondo de crinolina de madame Benington marcó la distancia entre ambas mujeres mientras se plantaban un beso de adiós en la mejilla.
- Un placer conocerla Madame Daidouji- un apuesto joven de ojos miel, cabello oscuro y piel clara, beso la mano de la anfitriona mientras se inclinaba en una pequeña reverencia.
- El placer ha sido mío joven Hiro, estaré encantada en su visita próxima- sus ojos brillaron.
La puerta entonces fue cerrada al fin por Yamazaki el fiel mayordomo de la familia, mostró sus respetos a la señora de la casa y giró en dirección al trasfondo de la mansión.
Cansada Madame Daidouji retiró la estola blanca que cubría sus hombros, unas manos apresaron sus movimientos, era su flamante y caballeroso esposo.
- ¿Los chicos?- preguntó la joven mujer a espaldas de su marido.
- Están ya en sus habitaciones, el discurso de Meiling fue todo un éxito muy elocuente y patriota-
- Sí, todos los invitados quedaron impresionados- apretó más contra sí los brazos de su esposo- pero Tomoyo- un suspiro escapó de sus labios junto a su resignación.
- Eres injusta con ella Sonomi- reprendió.
- La defiendes Fujitaka después de la vergüenza que te causó- giro encontrándose frente a él.
- A mí eso no me preocupa es una nimiedad, me alarma la actitud de Tomoyo, creo que aún no ha superado la muerte de su padre a pesar del tiempo y su nueva familia adquirida no le ha sentado bien-
- Son tonterías Fujitaka, Touya, Sakura y tú son una gran parte de está familia. Meiling es un claro ejemplo y Tomoyo también pero no me explico aún por qué está tan irritable-
- Querida, tal vez se siente presionada, deberías reconsiderar esa idea de la Academia de Artes, le serviría de modo de liberación-
- Voy a pensarlo Mi Lord-
- Excelente madame, ahora me concedería el honor de ser mi compañera está noche-
- Encantada caballero-
La mañana siguiente en la mansión de la familia Kinomoto Daidouji el ambiente familiar no era muy diferente al reinado los días anteriores con excepción claro de la noche anterior.
En el comedor Fujitaka esperaba con ansía paternal que sus hijos le acompañaran al desayuno, después de un delicioso omelet, jugo de naranja y una activadora dosis de cafeína todos se dirigieron a sus actividades diarias.
Chiharu la encantadora nana de los herederos Kinomoto subía las escaleras cargando una bandeja con un suculento contenido. A pesar de rebasar las cinco décadas, la afanosa y cariñosa anciana se movía con envidiable salud y velocidad por la casa a pesar de llevar a cuestas un kilo de alimentos y vajilla.
Tocó la segunda puerta a su derecha, esperando ser respondida por la menor de la familia que se reportó indispuesta con su madre para cumplir con sus labores escolares pero no para un reconfortante desayuno.
- Adelante- se escuchó una voz avivada tras la fornida puerta de madera.
- Buenos días señorita Tomoyo- Chiharu había traspasado la entrada encontrándose con una chica de dieciséis años enfundada en un vestido de verano como la época solicita, aunque para su dolor de cabeza había omitido como casi siempre usar el corsé, algo terrible y sobretodo porque parecía haber contagiado esa costumbre a su otra hermana- He traído su desayuno-
- Muchas gracias Chiharu- una hermosa sonrisa agradecida inundo sus labios.
La mañana había sido fastidiosa, por un segundo Fujitaka Kinomoto casi perdió el control sobre sí mismo, después de una exhausta reunión de trabajo en una oficina cerrada de pocos metros cuadrados, las cuestiones comerciales nunca fueron su fuerte pero al ser el primogénito y único heredero de su familia, sus opciones fueron reducidas sin embargo el prefería compartir momentos con sus hijos y esposa o pasar tiempo en su pasatiempo preferido, la investigación de culturas antiguas.
Ensimismado en las complicaciones de su vida laboral arribó a su dulce hogar pasado el medio día con la esperanza de encontrar un poco de sosiego.
- Buenas tardes señor- un afable anciano uniformado en un traje victoriano color azul marino típico en la servidumbre de las casas de la Rusia Imperial
- Buenas tardes Yamazaki- saludó Fujitaka entregando su pequeño portafolio y la gabardina negra, las mañanas en San Petersburgo usualmente eran frías.
Yamazaki era mayordomo y amigo de la familia Kinomoto desde que el pequeño Fujitaka asistía al quinto grado, ahí tras los muros conoció a la que sería el gran amor de su vida, la joven niñera del heredero Kinomoto, una chica de expresiva mirada y cálida sonrisa, fuerte de carácter y disciplinada quien años más tarde se convirtió en la nana Chiharu.
- ¿Tomoyo? Pensé que seguirías en cama- salió al espacioso jardín trasero con espacio mayor al doble del tamaño de la mansión, entre el césped verde bandera pasando las mesitas de campo, Tomoyo bajaba las pequeñas escalerillas del kiosko donde dos columpios se mecían.
- Hola- un sonrisa se esbozo en sus labios, saludó con la mano mientras se acercaba a la casa, cada paso enmarcado por el movimiento del vestido de holanes color pastel.
- En realidad mi malestar físico no es tan prominente y vergonzoso como el malestar moral- sonrió de medio lado y sus tupidas pestañas escondieron su mirada avergonzada.
- ¿Quieres hablar acerca de su malestares?- preguntó Fujitaka mientras guiaba su caminar a las pequeñas mesillas de campo.
- Sí- tomó asiento en un pequeño banco de frío metal- Estoy muy apenada por el incidente de anoche, siento no presentarme a pesar de ser una función anunciada…-
- jajaja, no seas tan cruel pequeña, no fue intención de Sonomi hacerte sentir así- replicó mientras miraba el rubor aparecer en los pómulos de la jovencita.
- ¿Quiere decir que no están molestos por mi comportamiento?- preguntó esperanzada, había pasado una desagradable mañana con esos terribles sentimientos de culpabilidad atormentándola.
- En realidad- la pausa dramática mantuvo la respiración de Tomoyo en detención- yo sí estoy decepcionado- su rostro endureció revelando la edad real del caballero.
- Disculpe, en verdad no fue mi intención avergonzarle…-
- ¡Detente!- ordenó- es sólo que la noche brilló menos sin mis dos pequeños tesoros en la fiesta y te advierto que yo no soy el único irritado, no imaginó a Sakura divirtiéndose sin su hermana y mucho menos el rostro de enfado de Touya me reveló su felicidad, considerando el hecho de que pasó toda la noche a lado de Sakura evadiendo a chicos con hormonas al por mayor-
- Jajajaja- de inmediato cayó escondiendo su risa tras la palma de su mano.
- Tendrás que dar muchas explicaciones señorita- fingió enfado, su tono cambio a uno paterno- escucha Tomoyo- la chica prestó atención- se que esto es duro para ti, tú hermana ha sabido sobrellevar el cambio mejor que tú pero sólo quiero que sepas que somos una familia, no pretendo suplantar a tu padre sólo quiero que confíes en mí- acarició la pequilla mejilla pálida de la joven, quien asintió en un movimiento de sube y baja de su cabeza- ¿Por qué no entramos y buscamos a tú madre?- extendió su mano en un ofrecimiento.
- Sí, pero ella no está- sonrió infantilmente- recuerdas- sus ojos se extendieron- la fundación prepara una beneficencia para la próxima semana y como presidenta no podía dejar de asistir-
- Pero- observó el reloj de bolsillo de precio exorbitante- son casi las dos de la tarde, debe estar por lle…-
- Hola- gritó Sonomi desde la puerta a su esposo e hija quienes entraban a la sala- Tomoyo querida necesito hablar contigo un segundo-
- Será prudente que me retiré- Kinomoto caminó hacia la biblioteca.
- Sabes hijas- tomo unos segundos para observarla a detalle- quiero disculparme¡oh, shhh, no me interrumpas- dijo evitando así que su hija reclamase algo-Lamento que la idea del compromiso y el matrimonio no te emociones tanto como a mí y a tú hermana, así que no volveré a presionarte ¿entendido?- acalló esperando una respuesta afirmativa, una vez que la obtuvo prosiguió- ahora a pesar de eso estás obligada a dar una disculpa a Fujitaka-
- La cual ofrecí hace unos minutos-
- Perfecto es una responsable decisión- abrazó a su hija- Ahora… qué te parece que sí en señal de paz considero el asunto de la Academia de Artes-
- Oh mami gracias, gracias, gracias- saltó y besó la mejilla de su progenitora.
- Tendrás que convencerme aún- giro y sonrió en forma maliciosa- un buen comienzo sería tú compañía mañana por la tarde-
- ¿Por qué?- preguntó intrigada.
- Al parecer Hiro Benington no está descartado del todo-
- Mamá pensé que ya aclaramos eso del com…-
- ¡Hey! Espera un segundo, déjame continuar, el chico quedó muy impresionado con tu hermana y parece que fue recíproco- sonrió.
- Sorprendente, así que el discurso le funcionó a Meiling-
- Parece que sí-
- jajajaja- rieron ambas al unísono.
La puerta de la mansión volvió a abrirse, Sakura ingresó saltando juguetonamente a la estancia, caminó hacia la sala de estar donde se encontró a su padre, a Sonomi y a Tomoyo platicando animosamente. Había estado preocupada toda la mañana a causa del estado de salud de su recién adquirida hermana incluyendo las habilidades de ella para hacer del aburrido colegio algo agradable, sobre todo por esas estúpidas clases par convertirse en la esposa perfecta, aunque la idea del romanticismo no le era desagradable, le apetecía fortuito encontrar esposo, eso se lo dejaba al destino como alguna vez Tomoyo le había dicho "es nuestra competitiva y desafiante sociedad la que nos dirige escandalosamente a alcanzar la meta de un matrimonio" y ella misma agrego que "la mujer sólo será reconocida por el estatus del caballero que camine junto a ella". Después ambas rieron como locas y continuaron su clase de literatura.
Irrumpió la charla al fin mientras dejaba caer su bolsa escolar sobre el piso- Buenas tardes- todos la observaron y saludaron- Hola papi- besó su mejilla, después la de Sonomi y al final llegó a Tomoyo- me alegra que estés bien- abrazó a la chica y susurró- te extrañe mucho- en respuesta Tomoyo sonrió, Sakura se sentó junto a su media hermana.
- Sakura, por qué no esperaste a Touya, es peligroso que camines sola- Fujitaka dejo aflorar sus instintos paternos en preocupación.
- Papi, Touya tenía un trabajo escolar, además el colegio está cerca, sólo estire las piernas- finalizó con un puchero que convenció a su padre en dejar de reprimirla.
- La comida está servida señores y la señorita Meiling espera por ustedes en el comedor- anunció Yamazaki desde la puerta.
La comida fue agradable, generalmente hablaron de la prometedora visita de Hiro Benington al día siguiente y claro que las insinuaciones de las menores de la familia provocaron el sonrojo de la mediana. Mientras Sonomi reprendía a sus hijas por el escándalo que provocaban en la mesa, tan impropio de señoritas refinadas, al terminar Sakura aprensó la mano de Tomoyo y la jaló hacia terreno seguro, es decir, donde nadie más escuchará.
- Tengo una gran sorpresa Tomoyo tenemos que ir ahora- pronunció silenciosamente pero sin ocultar su emoción, al observar la renuencia de su amiga insistió- Por favor, debe ser ahora mismo- su rostro hizo un puchero adorable.
- De acuerdo, ojalá no nos descubran- ambas subieron presurosas a la habitación de Tomoyo, se agacharon y sus vestimentas formaron una figura de campana, debajo de la alfombra china una pequeña ranura daba la oportunidad de levantar un tabloncillo de madera, la mano de Tomoyo sacó del interior un pañuelo bordado, dejaron caer la tablilla y recorrieron a su lugar la alfombra.
Sakura se levantó- Te espero allá- sonrió y salio corriendo de la habitación regreso a la sala y recogió del suelo su bolsa escolar, corrió hacia el jardín emocionada, tras una pequeña arboleda encontró a Tomoyo quien la esperaba ansiosa.
De entre sus manos el pequeño pañuelo apareció, Tomoyo extendió la tela y en la palma de su mano una llave de acero larga y pesada, los ojos de Sakura brillaron el verde esmeralda se mezclo con el verde bandera de la cortina de hojas que retiró con su mano izquierda, una cerradura de hierro forjado quedó a la vista de dos pares de ojos.
La llave sonó dentro de la hendidura, tres giros y cedió abriéndose una puerta, ambas jovencitas ingresaron a un nuevo mundo, al centro una fuente de mármol en funcionamiento, dos querubines jugaban sobre una copa y unos pequeños pececillos nadaban en las aguas cristalinas, más allá una pequeña casita campestre, dos piezas solamente, las jardineras cubrían todo el piso con excepción del pequeño camino de granito que recorría todo el jardín, las gardenias, rosas, margaritas, tulipanes y demás variedad de flora enverdecía envidiosamente. Seis meses aproximadamente les había tomado a las jovencitas obtener el resultado que tenías frente a ellas justo un año y medio después del matrimonio de sus respectivos padres, cuando se convirtieron en amigas inseparables.
- Aquí estamos- se sentaron en un banquillo de concreto, en total eran cuatro alrededor de la fuente. Sakura abrió el bolso que cargaba sosteniéndolo en las piernas, Tomoyo abrió los ojos como platos por la sorpresa.
- Miau… Miau…-
Dos pequeños gatos encantadores, esa era la sorpresa, los pequeños mínimos caminaron por el bando, medían menos de quince centímetros de altura, eran encantadores.
- ¿De dónde los sacaste Sakura?-
- Son unos indefensos gatitos callejeros, estaban hurgando comida en un basurero camino a casa, no tuve el corazón para dejarlos ahí sin comida y en el frío deben tener poco tiempo de nacidos, son preciosos ¿no crees, el mío es este y para ti este pequeñín ¿de acuerdo?- conversó Sakura mientras acunaba en su regazo al pequeño gatito bebe de pelaje amarillo.
- Es hermoso Sakura- consintió Tomoyo mientras levantaba en vilo al otro gatito color gris con tintes negros- gracias-
- ¿Qué nombre le pondrás?- preguntó Sakura mientras movía al gato hasta juntarlo con el otro- él se llama Kero- dijo feliz.
- Mmmmmm… dame un segundo para pensarlo- cerró los ojos imaginando el nombre ideal- ya tengo uno, se llamará Suppi- sonrió pero su rostro se desfiguró de inmediato- Ni mamá ni tu padre permitirán que los conservemos- anunció acongojada.
- Tengo todo resuelto, pueden quedarse aquí y nos turnaremos para traerles comida, por las noches los llevamos a la habitación y así…- siguieron planeando su estrategia hasta el más ínfimo detalle.
Meiling despertó al día siguiente sintiéndose recargada de energía, el día de hoy no sería como los demás, hoy tendría la visita de con quien probablemente se casaría. Al morir su padre cuando ella tenía seis años, es decir, doce años atrás se sintió desolada al igual que el resto de su familia, su madre y la pequeña Tomoyo, siempre se mantuvo en busca de una figura paterna por desgracia está no aparecido hasta hace dos años con Lord Fujitaka Kinomoto y su familia, claro que adquirir dos nuevos hermanos fue el plus que convirtió su vida en un desahucio.
Ahora la atención de su madre debía ser concedida a cinco personas y la labor de palanca de apoyo ahora recaía en el caballero con quien rehizo su vida. Por los hechos, su pequeña hermana se adaptó renuente al cambio pero al fin aceptó convirtiéndose en íntima amiga de la pequeña Sakura y también la hecho de lado.
Se sentía dispersa y confusa sin saber el lugar preciso donde pisaba, así que en consecuencia a sus dieciocho años y a un paso de terminar el colegio, acarició con mayor ímpetu la idea de un matrimonio preconcebido, así su segura compañía a futuro estaba enganchada. ¿Qué tan difícil podía ser? Ella rea una chica linda, la atención de varios caballeros se lo había confirmado así que sólo era cuestión de tiempo.
El desayuno, in fact cada comida en que la familia Kinomoto-Daidouji se reunía en el comedor, era diferente toda una revolución, diferentes miradas se cruzaban, los gestos cambiaban, charla de temas inconvenientes, etcétera.
Pues esa mañana no fue la excepción, a la cabeza Lord Fujitaka reía disimuladamente de sus hijos y esposa, ellos siempre lograban amenizarle la mañana de un día de arduo trabajo, era viernes y ya mañana las cosas estarían más tranquilas o al menos eso pensaba.
Su esposa y Meiling tenían una sonrisa de oreja a oreja ambas impacientes por la visita de la tarde, como cada viernes sus pequeñas hijas mostraban su cara larga y llena de renuencia, una voz detuvo el escrutinio.
- ¿Clase de modales?- preguntó Touya, sus ojos cubiertos por su flequillo mientras insertaba otro trozo de comida.
Ambas jovencitas asintieron desilusionadas, hasta que Sakura renegó- es injusto hermano, los hombres no llevan está tonta clase-
- Sakura- reprimió Sonomi.
- Ella tiene razón mamá, podrían enseñarnos algo más importante que saber cuando cerrar la boca- repeló Tomoyo.
- Aún no llegan a esa lección- río cínico Touya.
- ¡TOUYA!- gritaron Sakura y Tomoyo mientras le lanzaban trozos de pan.
- Basta niñas- interrumpió Fujitaka- hora del colegio- y así finalizó el desayuno.
El colegio era un edificio de dos plantas con dos grandes explanadas en el centro, era una muestra clara de las tendencias de Zar Pedro en construir una ciudad a la que llamarán "la ciudad de piedra", era un colegio exclusivo para chicas típico de la estructura escolar con excepción de la Academia de Artes, el único recinto educativo superior que permitía mujeres en sus aulas y aún más escandaloso resultaba que promovía la relación entre ambos sexos tras las paredes del edificio.
Meiling se dirigió a su aula marcada con la letra 'A', Sakura y Tomoyo caminaron con paso fúnebre hasta el laboratorio 'Z', ahí ya varias chicas de su edad esperaban ansiosas. Después de sentarse en su mesa de trabajo hicieron tiempo esperando por la profesora.
- Buenos días señoritas- una joven de veinticinco o veintiséis años ingresó al taller, su cabello era corto y oscuro, su piel blanca y su especialidad en clase de cocina eran los postres.
- Buenos días profesora Sasaki- veinte voces al mismo tiempo respondieron mientras realizaban una graciosa reverencia.
- Comencemos nuestra clase, hoy practicaremos cómo ser anfitrionas de una cena formal de éxito, el protocolo indica que…- Rika Sasaki, profesora titular, el estatus de su esposo a quien se unió en matrimonio cuando apenas tenía diecisiete años le permitía dar clases en el Colegio Femenil ruso de San Petersburgo sin convertirse en el cotilleo de la alta sociedad rusa y es que el puesto que ella ocupaba era un honor para la persona que trabajara en el. Simpática, alegre y una excelente cocinero se enamoro de su esposo Lord Terada en una cena de negocios de su padre, aquel hombre le llevaba en ventaja casi diez años y aún así eran felices tal y como predicaban las historias de príncipes que se cuentan a las niñas.
(Ciudad de Moscú, Rusia)
- Pasajeros con destino a San Petersburgo- gritaba como poseso el anunciados a un costado de la vía de abordaje.
El servicio de tren resultaba muy costos, escasa personas costeaban ese lujo, debido a la rapidez de movilidad y porque era una línea de nueva creación, a la mayoría de personas que abordaron el tren se distinguían por sus vestimentas y porte, cada vagón poseía diez compartimientos que albergaban hasta seis almas.
Un irritante silbido anunció la partida del coloso, su destino: La capital de Rusia.
(San Petersburgo, Rusia)
Eran las tres de la tarde, el martirio del colegio había terminado por hoy hasta la próxima semana. Ahora Sakura y Tomoyo charlaban en la jardinera fuera del colegio, delante de la gran verja de hierro negro.
- ¿Por qué Touya tardará tanto?- preguntó Tomoyo impaciente, levantándose a dar pequeños pasitos.
- No sé y Meiling tampoco ha aparecido- comentó Sakura observando a Tomoyo.
- Supongo que con su cita de hoy, está demasiado ansiosa como para esperar a tú hermano- replicó Tomoyo.
- Sueño con encontrar a alguien sin necesidad de intervención de papá-
- Que bueno entonces que no eres hija de mamá, esa idea del enamorado es aún utópica e irascible para mí-
- Quisiera compartir tu ideología pero aún tengo la esperanza de un príncipe azul, me lo merezco ¿no? jajaja-
- Cierto, la esperanza mueve montañas aunque yo prefiero crear ideologías-
- Señoritas- dos jóvenes vestidos en trajes azul marino con el bordado del Colegio Nacional Ruso, la máxima casa de estudios de la Nación, albergaba a jóvenes de nivel escolar medio y para estudios superiores, era el mismo uniforme de Touya Kinomoto, sin embargo los jóvenes frente a la jardinera tenían tal vez dieciocho años.
Dos rosas aparecieron en la mano derecha que escondían tras sus espaldas cada uno de los jóvenes rusos. Sus sonrisas eran de galantería, ambos era hijos de familia posicionada, de estatus alto y 'prominentes maridos', llevaban más de un mes tras las chicas Kinomoto y Daidouji, las visitaban diariamente con una flor o algún detalle pero resultaban tan insistentes que provocaban jaqueca.
- Buenas tardes caballeros, agradecemos el detalle pero con todo respeto ofenden nuestra castidad sí pretenden aceptemos esas flores- saludó Sakura mientras se ponía de pie, su técnica consistía en inventar cualquier pretexto para evitar aceptar lo que le ofrecían.
- Señorita Kinomoto, su renuencia hace enardecer mis deseos por su compañía- dijo el joven de cabello rubio.
- Interesante caballeros, equivocamos nuestra táctica Sakura debimos aceptar el primer ofrecimiento para evitarles la obsesión- comentó con sorna Tomoyo.
- Tal vez prefiera una cita formal señorita Daidouji, mi padre comenta que su madre está empeñada en asegurar el futuro de sus hijas, no me importaría en lo absoluto convertirme en un candidato-
- "Pero qué se cree ese grandísimo idiota engreído" "control, control"- sus puños apretados desaparecieron, era muy buena en ocultar sus verdaderas emociones- vaya y pensar que son esa clase de rumores los que preceden del vulgo popular aunque admito que estoy realmente impresionada por ustedes caballeros… me intriga conocer hasta donde llega su necedad y estupidez al continuar con este acoso- finalizo mientras observaba feliz las caras distorsionadas de sus receptores y la preocupación de Sakura.
La rosa cayó al suelo, el chico de ojos verdes estaba fuera de sus cabales, sí las miradas matarán Tomoyo ya estaría tres metros bajo tierra sin embargo antes de que la situación se saliera de control- Es hora de irnos- dijo Touya mientras detenía la marcha del auto. – "Gracias al cielo"- pensó Sakura ya que juraría que aquel joven en uniforme se lanzaría sobre su media hermana.
Sakura tomó su bolso y subió al automóvil, Tomoyo le siguió aún tomándose su tiempo, mientras mostraba su rostro de ángel- Listas hermano- dijo Sakura desde el asiento del copiloto. Touya miró por el espejo retrovisor del parabrisas observando sospechosamente la cara de inocencia de su pasajera- ¿Algo que deba saber?- su voz masculina conjunto confianza y autoridad- Los chicos pierden el control muy fácil- contestó Sakura, el resto del camino fue silencioso.
La comida transcurrió sin inconveniente alguno. Meiling y Sonomi después de los alimentos se dirigieron a la planta superior ultimando detalles para la reunión con Hiro Benington por la tarde. Touya salió de casa so pretexto de diligencias de carácter académico y Fujitaka se mantuvo a puertas cerradas en la gran biblioteca de la mansión para trabajar en el anexo del bien mueble: una colección de arte antiguo. Mientras tanto Sakura y Tomoyo aprovecharon el tiempo a solas invirtiéndolo en Suppi y Kero.
En la avenida Mijailovskaya misma dirección de la mansión Kinomoto un automóvil desaceleraba su marcha, adentrándose en un pequeño camino de tierra hasta encontrarse frente a las grandes puertas de entrada. Dos sirvientes enfundados en trajes de servicio de la familia Kinomoto acudieron a recibir a los visitantes.
Dentro Yamazaki se acercó a las puertas corredizas de entrada a la biblioteca, llamó con leves golpeteos hasta que escuchó a Lord Kinomoto permitiéndole la entrada, recorrió las puertas sólo el espacio suficiente para ingresar, ya dentro de la habitación anunció su comanda – Lord Kinomoto- hizo una pausa esperando adquirir toda la atención – Lord Tsukishiro le busca-
Fujitaka abrió los ojos con sorpresa reflejada en ellos – ¿Yukito?- despabiló y dijo a su fiel mayordomo- Hazlo pasar al salón enseguida me presento-
Lord Yukito Tsukishiro, quien adquirió su apelativo por su prematura orfandad era un gran amigo de la familia Kinomoto, especialmente para Touya, cuando recién ingreso a los estudios superiores en medicina entabló una gran amistad con Yukito a quien le restaba casi un año para graduarse, un mes después los padres de Tsukishiro murieron en un accidente automovilístico, siendo acogido por la familia Kinomoto hasta que sus estudios culminaron, durante este lapso su amistad se afianzo e incluso Yukito se convirtió en mentor de Touya, hacia más de cinco meses que se recibió la última noticia de él anunciándoles en su carta acerca de su estancia indefinida en Moscú- Touya se alegrará- Fujitaka cerró la gran vitrina de cristal y acudió a atender a su especial invitado.
Al ingresar a la habitación Yukito se levantó emocionado a saludar a Fujitaka, después de un efusivo abrazo Kinomoto se percató de los acompañantes del joven rubio. Yukito conservaba sus gafas y el mismo porte, en su rostro se mantenía la sonrisa que denotaba su carácter afable y amabilidad muy diferente a los dos jóvenes que le acompañaban, la primera discrepancia era la edad a diferencia de los veintisiete años del joven doctor quien probablemente los superaba por nueve o diez años.
- Yamazaki- llamó Fujitaka después de unas breves presentaciones- por favor avise a mi esposa de nuestros invitados- el mayordomo obedeció al instante.
Sonomi llegó minutos después al gran salón, a su entrada los cuatro caballeros se levantaron en señal de respeto mientras le saludaban, ella concentró un lapso especial de tiempo en Yukito a quien conoció durante su temprana orfandad.
- Así que, cómo conociste a éstos caballeros- preguntó Sonomi iniciando una plática donde se incluyera a los desconocidos.
- Durante mi estancia en Moscú, son unos estudiantes excepcionales, fue la principal razón por la cual los convencí y a sus familias para que convinieran estudiar en el Colegio Nacional Ruso de San Petersburgo- finalizó Yukito.
- Estoy impresionada y díganme caballeros¿qué clase de estudios desean realizar?-
- En mi particular caso, ciencias políticas- respondió el de cabello castaño.
- Por mi parte prefiero la filosofía- declaró el otro de mirada oscura.
- Ingenioso y abstracto- comentó Fujitaka en pose de reflexión- ¿cómo se relacionaron un médico, un político y un filósofo?-
Todos rieron, pasados unos segundos la cordura regreso al salón así que nuevamente retomaron la charla con Yukito preguntando por la familia restante.
- Y dónde se encuentran Touya, Meiling y las niñas- hacia casi dos años que no tenía contacto visual con ellos.
- Touya está arreglando trámites escolares, Meiling escaleras arriba alistándose para una reunión, Tomoyo y Sakura deben estar jugando en el jardín- respondió Fujitaka.
- Así que tienen un compromiso más tarde, disculpas por declinar el anuncio de nuestra llegada, no es mi afán causarles molestia alguna- dijo Yukito apenado.
- Tonterías Yuki eres bienvenido en nuestra casa y tus amigos también- Sonomi estaba conmovida por la actitud del chico.
- Gracias señora Daidouji empero tengo que pedirles un favor sumamente especial-
- ¿De qué se trata?- preguntó intrigado Fujitaka. Yukito era una persona muy independiente y rara vez pedía favores y el último "especial" trajo como consecuencia la adición de Tsukishiro a la familia.
- Esto es vergonzoso pero hace dos años que no estoy en San Petersburgo así que a mí regreso carezco de un lugar donde alojarme, podría rentar una habitación en un hostal mientras acondicionó la mansión Tsukishiro pero quisiera un ambiente más familiar para ellos- señaló junto a sí a sus compañeros de viaje- Dejaron a su familia en Moscú y se enfrentan a un nuevo mundo y reto en el Colegio Superior, Touya podría ayudarlos, su experiencia es más reciente que la mía-
- Hay mucho espacio libre en la mansión ¿sí no te incomoda Sonomi?- observó el rostro en shock de su esposa, luego sus músculos faciales se relajaron y sonrió de esa manera tan particular.
- No, en absoluto- contestó sonriendo para reconfortar a los otros chicos que se observaban mutuamente inseguros.
- Queda decidido entonces, son bienvenidos como huéspedes en está casa por tiempo indefinido-los jóvenes sonrieron aliviados.
- Les aseguro que será un período corto- prometió Tsukishiro.
- Yamazaki y Chiharu los llevarán a sus habitaciones- anunció Sonomi llamando a sus empleados- Yukito, tú habitación está tal y como la dejaste, descansen y nos vemos en una hora para nuestra pequeña reunión, ahora debo regresar con Meiling, me alegra tú regreso- sonrió y caminó escaleras arriba.
Yukito se encontró con la mirada de Fujitaka- protocolo para una cita formal ¿acierto?-
- Sí- suspiro Lord Kinomoto
- Parece que me perdí de mucho- contestó Yukito dando una palmada al hombro de su locutor- Meiling tiene dieciocho y las niñas deben ser unas jovencitas hermosas- comentó.
- Sí- otro monosílabo- me asusta perder a mis pequeñas-
- "He ahí el problema"- pensó Yuki- pero entonces serás abuelo pronto- el comentario logro su objetivo y Fujitaka sonrió.
La recepción ya estaba lista, Meiling sólo esperaba escaleras arriba para provocar ese efecto de sorpresa y admiración, la misma técnica que utilizan los artistas antes de comenzar su debut, sentada como muñeca de porcelana inmóvil y con las mejillas sonrosadas por el colorete observaba con detenimiento minucioso su reflejo en el espejo- "Esto es correcto"- se repitió a sí misma, una sonrisa desganada se reflejo, ahora tocaba soportar más de treinta minutos por la llegada de aquel sujeto.
Los visitantes desempacaron sus pertenencias y asearon en minutos, decidieron dejar sus habitaciones y encontrar a sus anfitriones para no errar sus modales vagamente adquiridos, los tres se encontraron en el pasillo y bajo el resguardo de Yukito se adentraron a recorrer bajo la guía de Tsukishiro el trayecto hasta una pequeña sala con una gran iluminación, muy diferente a la anterior, está era de alguna forma más acogedora y se denotaba su uso exclusivo para la familia, ahí sentado en un gran sillón Fujitaka leía un libro.
- ¿Podemos?- irrumpió Yukito, Fujitaka entonces desvió su atención de la lectura, su libro ahora descansaba sobre la mesita de la lámpara- Adelante- respondió. Después se dedicó varios minutos a conocer los antecedentes de los protegidos de Yukito y detalles de su vida, para concluir con los relatos de los viajes de Tsukishiro por toda Rusia.
- Lord Kinomoto, mi curiosidad es un don que me agobia junto a mi impertinencia pero me intriga conocer que existe detrás de ese gran ventanal, la luz que provee a está habitación es impresionante y no me juzgue de fisgón pero desde que charlamos llega a mis oídos un murmullo constante proveniente justo de ahí- señaló hacia las grandes puertas de cristal.
- Típico de filósofos mi amigo- bromeó con el chico- me hubiera decepcionado sí hubiese tardado más tiempo en preguntar- sonrió observando como la curiosidad crecía- ese ventanal es la puerta hacia el jardín y ese murmullo, deduzco son mis dos pequeñas hijas, siéntase en libertad de saciar su curiosidad- le concedió mirando también al otro chico. Ambos se levantaron y caminaron hasta la ventana.
- Pensé que Sakura y Tomoyo no estaban en casa- comentó Yukito escuchando como las puertas se abrían, al observar quien entraba a la sala, se levantó de su asiento al igual que Fujitaka y los otros dos caballeros quienes olvidaron por un momento su encomienda.
- Luces bellísima- exclamó Fujitaka al ver entrar a su esposa, aquel maquillaje perfecto, el vestido con tonos caqui haciendo juego con sus grandes ojos, la forma de su cuerpo escondido tras pliegues de tela, su suave andar, la forma de sus labios al sonreír, se sintió dichoso y agradecido de estar ahí en ese momento para observarla respirar.
- Gracias amor- y besó sus labios, un beso corto pero que reafirmaba su amor- y qué están haciendo caballeros- preguntó a los jóvenes parados frente al ventanal.
- Quieren conocer el jardín- adelantó Kinomoto acariciando la mano de su esposa.
- Oh disculpen- exclamó consternada- deben pensar que soy una pésima anfitriona, debí mostrarles la mansión- Sonomi parecía en realidad preocupada por ese detalle.
- No por favor, es sólo curiosidad- trató de remediar uno de los aludidos.
- Yo misma les mostraré el jardín- se adelantó hasta ellos y tiró de las dos grandes pero ligeras puertas. Una sonrisilla escapo de los labios de Fujitaka y Tsukishiro muy diferente a la expresión caótica de Sonomi.
La vista del jardín dejo a los jóvenes extasiados, el lugar era inmenso incluso algunas arboledas abundaban tras la gran extensión de césped verde, pequeñas mesitas de campo y algunos banquillos dispersos por el jardín. Lo que más les sorprendió de la decoración fueron dos chicas saltando empapadas, lanzándose agua como sí aún pudieren mojarse más, una de ellas tenía cabello castaño y la otra negro, los murmullos se transformaron en risas escandalosas de esas dos chiquillas, parecían divertirse tanto que su buen humor termino contagiándolos pero la expresión en su anfitriona les revelaba lo incorrecto del comportamiento de aquellas jovencitas.
- Supongo que tarde o temprano conocerían a mis hijas- los chicos asintieron y caminaron en silencio tras la viuda Daidouji- generalmente no se comportan así- las jovencitas ni siquiera se percataron de la presencia de esas tres personas.
Sakura y Tomoyo jugaban divertidas con el agua, sería más divertido si kero y suppi las acompañaran pero sabían que eso era imposible, un pequeño charco se había formado bajo sus pies descalzos y el lodo en los bordes de sus vestidos se teñía irremplazable, sus vestimentas deplorables húmedas se adherían a sus juveniles cuerpos y su cabello caía sin forma en el contorno de sus rostros. Se reían de su propio estado apariencial hasta que escucharon un leve carraspeo, Tomoyo observó como la boca de Sakura se abría y sus ojos se ensanchaban, afianzó la mano de su amiga y giró para encontrarse con la furiosa mirada de su madre.
- ¿Mamá?- susurró en un aliento Tomoyo sin percatarse aún de los otros dos sujetos.
- Tomoyo, Sakura, quiero presentarles a nuestros invitados- la mirada de desaprobación cayó como balde de agua fría sobre las cabezas de las dos chicas.
- Caballeros, ellas son mis hijas las señoritas Sakura Kinomoto y Tomoyo Daidouji- presentó- Hijas ellos son Syaoran Li y Eriol Hiraguizawa.
Sakura volteó a ver a Tomoyo quien la miró de la misma manera, ambas giraron observando a los jóvenes frente a ellas quienes extendían su mano esperando las de ellas para saludarlas formalmente, giraron su vista observándose la una a la otra, levantaron sus manos hacia el frente inspeccionándolas y en forma sincronizada doblaron sus rodillas en forma de reverencia y rieron como locas, lejos de sentirse ofendidos como temía Sonomi, los otros jóvenes precariamente rieron contagiados y sorprendidos.
Una imagen en el pórtico del ventanal captó la atención de Sakura y con la voz rebosante de felicidad gritó- Yukito- acto siguiente ambas chicas corrían a saludar al caballero con gafas con un gran abrazo.
Sonomi soltó un gran- ufff- dejo caer sus brazos derrotada y pronunció- niñas- observó a los jóvenes y agradeció su expresión de alegría- vayamos al salón casi es hora de la llegada de nuestro invitado- los chicos asintieron y emprendieron el camino de regreso.
Mientras tanto en la planta superior varias personas del servicio corrían de un lado a otro para vestir a Tomoyo y Sakura en un tiempo record y estuviesen listas para el momento de la reunión.
La campana en la entrada de la mansión sonó dos veces, Yamazaki atendió a sus obligaciones dirigiéndose hacia la puerta, mientras Meiling salía de su letargo lista con la perilla en mano de su habitación, su barbilla levantada, sus ojos altaneros y su porte elegante.
- Caballeros, disculpen debo recibir al señor Benington- Sonomi se excusó y se dirigió al recibidor.
- Entonces pasemos al salón- Fujitaka guío a sus invitados hasta el gran salón donde ya les esperaban algunos sirvientes de la familia, una de ellas encendía las velas de los candelabros, la noche se acercaba y pronto prescindirían de la iluminación del astro solar, eran casi las cinco de la tarde, el ocaso comenzaría inevitable en unos cuantos minutos.
Ya en el recibidor Sonomi saludó a Hiro y le agradeció por su visita a la mansión prometiéndolo una noche inolvidable, le invitó a pasar al gran salón pero justo en el trayecto al pasar por las largas escaleras se encontró con la silueta de Meiling en la cima, suficiente para quitarle el aliento.
Y al fin Meiling consiguió su objetivo el caballero que le esperaba escaleras abajo estaba boquiabierto sin responder el saludo que ella le ofrecía- "diez puntos a mi favor sólo faltan noventa"- pensó Meiling mientras iniciaba su sinuosa bajada.
- Luces hermosa- dijo mientras besaba el dorso de su mano bronceada.
Ella se sonrojó al instante, la mirada verde penetró su vestido color vino – gracias- el tono de voz fue tan bajo que Meiling dudó que las palabras hubiesen escapado de su boca.
- En el salón nos esperan algunos invitados- interrumpió Sonomi mientras caminaba delante de ellos para darles un poco de intimidad – El resto de la familia llegará un poco más tarde joven Benington-
Los tres ingresaron al salón. Sakura y Tomoyo bajaban las escaleras, su madre estaría molesta por el retraso y el incidente anterior pero muy poco les importaba, siempre contaban la una con la otra. Tomoyo aprendió a confrontar la muerte de su padre gracias a Sakura y recíprocamente le ayudó a sobrellevar la muerte de su madre y la falta de una figura femenina en su familia.
- Y cuál crees que será ¿nuestro castigo?- pregunto Sakura mientras bajaban corriendo las escaleras, Tomoyo obligo a Sakura a detenerse al llegar a piso firme.
- No sé, no parecía tan molesta como en otras situaciones ¿por qué me preguntas?- recogió el pequeño mechón de cabello que frustro su vista tras su oreja.
- Es tú madre y quiero saber a qué atenerme- alisó la gargantilla de su cuello para que la pequeña flor de cerezo tallada en oro fuera visible.
- Hasta que concluya la cita de Meiling, nosotras estamos a salvo- la puerta del salón estaba abierta, dentro todos charlaban bastó con algunas disculpas y explicaciones para que el incidente anterior se olvidará por completo.
Al principio la conversación se centró en Hiro Benington, darle aquella familiaridad que sólo una familia política podía hacer, después la conversación se centró en Yukito quien por ser un miembro más de la familia en retorno sus historias de viajes en búsqueda de transformar, desarrollar e incluso crear nuevos anales en la medicina era un gran logro para una persona de tan corta edad y así los aperitivos se consumieron al igual que las bebidas que les acompañaban.
- Buenas noches joven Touya- la campana tintineo dos veces más y Yamazaki obvio sus funciones en el salón para atender las de portero.
- Buenas noches¿llego tarde?- obviamente refiriéndose a la reunión social.
- Muy a tiempo joven, el joven Tsukishiro está en el salón disfrutando de la reunión-
- ¿Yukito?- de repente su estado anímico cambio a uno más provechosamente alegre.
- Sí señor, el joven Yukito llegó hace unas horas-Touya ya iba en dirección al gran salón de la mansión Kinomoto.
Minutos más tarde, las flamas de las velas centelleaban por la increíble noche con viento susurrante. Tomoyo y Sakura quienes se habían mantenido como escoltas de Tsukishiro tuvieron que derogar su puesto a Touya quien desde su llegada se concentró en ponerse al día con su viejo amigo.
- Lady Daidouji- Hiro llamó la atención de la anfitriona- veo que su hija se ha recuperado de los malestares que impidieron que asistiera a la recepción anterior-concluyó observando a Tomoyo mientras está platicaba animada con Sakura y Lord Fujitaka sentados en las lujosas sillas de satín.
- Es muy amable de su parte mencionarlo- contestó Sonomi mientras observaba de igual manera a su hija.
- Bueno, mis padres mencionaron que su hija es una excepcional cantante pese a su edad y admito que me intrigaba escuchar su voz aquella noche- era obvio considerando su gran pasión por las artes.
-Sí le complace joven Benington pediré a mi hija interprete algo- sonrío mientras se dirigía a dónde el resto de su familia se encontraba. Claro que la conversación que escuchó fue desagradable para sus oídos ya que sus dos pequeñas hijas buscaban la forma de escabullirse de la habitación.
- Tomoyo querida, necesito pedirte un favor- la chica observó unos minutos con expresión de "noooo", más terminó por ceder, levantándose para atender el pedido de su madre.
A unos metros de Touya y Yukito, Sonomi charlaba con su hija- ¿Podrías interpretar algo para nuestro invitado?- dijo esperando que la petición no ofendiera el orgullo de su hija.
- Sí mami, será un placer- Tomoyo se acercó al oído de su madre para susurrarle algo que terminó deformando el rostro de Sonomi en una mueca certera de enfado.
- Jamás cantarás esa aberración en mi presencia Tomoyo Daidouji- sorprendida al máximo por la entereza con que su hija la hacía salirse de sus casillas.
- Sabes incluso para combinarlo con la letra podría moverme de forma lasciva frente al invitado, seguramente eso le complacería- su canción propuesta tenía el éxito requerido, ella no cantaría, no, no y no.
- Bien querida- su voz era tan normal frente a la situación que resultaba aterradora- entonces estaremos como al principio, olvida la Academia de Artes-
- "Diablos, justo el nervio correcto"- pensó mientras mostraba una brillante sonrisa una cosa era molestar a su madre y otra de ciento ochenta grados era romper con sus sueños- Tú ganas madre¿qué empalagosa sonata será?- preguntó hastiada, ahora fue el turno de Sonomi de susurrarle al oído- ¡ashhhh!- bufó Tomoyo.
Sonomi se contoneó con aire triunfal hacia la pareja de Meiling- ella cantará en unos minutos- su sonrisa se acrecentó como la de su invitado.
Tomoyo furiosa y llena de ira contenida camino a paso de acero hasta Sakura y se sentó de sopetón no se tenía que ser un genio para notar que la menor de los Daidouji se encontraba a punto de reventar.
- ¿Te sientes mal Tomoyo?- la voz dulce y comprensiva de Yukito taladro los oídos de la chica en verdad no necesitaba comprensión en ese momento.
- "No es de tú incumbencia"- pensó, no jamás le contestaría así a Tsukishiro era una gran persona, trató de controlar su temperamento y con todos esos miradas familiares observándola las opciones eran nulas, su mejor sonrisa fingida fue presentada al fin y al cabo quería entrar a la Academia de Artes – Mamá quiere que canté- anunció.
- Es magnífico pequeña, después de dos años será un placer escuchar tú melodiosa voz además está vez será más interesante- sus ojos brillaron como los de un niño cuando está a punto de abrir un regalo., se separó de Touya y habló con uno de los dos jóvenes que le acompañaban pero que durante la recepción se habían mantenido distanciados del resto de personas, un minuto más tarde el chico de cabello negro se paró frente a Tomoyo y le extendió la mano, todos quedaron sorprendidos.
- Señorita Daidouji, será un honor acompañarle en dueto- una sonrisa llena de galantería surcó sus labios.
- "Esto está excediéndose"- pensó Tomoyo, más por las respiraciones entrecortadas de Sakura pensó que debía levantar su mano y entregársela al joven mientras se levantaba del asiento- Es usted cantante señor…- obvió el hecho de que no sabía su nombre.
- Eriol Hiraguizawa, ese es mi nombre y no soy cantante gracias al cielo sólo soy un pianista amateur- sonrió de nuevo.
Tomoyo empezó a odiar esa sonrisa era como de burla o anticipación de alguna forma le resultaba irritante- Entendido señor Hiraguizawa aunque…- sus palabras fueron interrumpidas por su amiga y hermana.
- ¡Wow!- la idea de un dueto a la luz de las velas y con la oscuridad de la noche, causó en Sakura un gran shock emocional.
- El piano es otra extremidad de Eriol así que aseguro será un espectáculo digno de admirarse- Yukito lucía tan emocionado que incluso se sentó en una de las sillas que daban directo al gran piano negro, Touya le siguió al igual que Sakura y su padre, pronto todos estaban esperando por el espectáculo.
El joven pianista y Tomoyo se dirigieron hacia el gran piano, ya todos los demás estaban expectantes y ansiosos, fue como sí de repente a Tomoyo se convirtiera en un arlequín listo para actuar ante el rey y sus cortesanos, las primeras teclas del piano sonaban en notas musicales ejecutadas a la perfección, los sonidos de asombro se escucharon, la mente de la chica divagaba hasta que una voz la volvió a la realidad.
- Así que… señorita Daidouji, cuál canción tocaré- su voz era gruesa y ronca, llena de profundidad y al mismo tiempo acariciante.
- Quien fuera- la canción era tan conocida que la mención del autor fue innecesaria.
- Es una persona romántica señorita Daidouji- afirmó Eriol con una sonrisa mientras comenzaba a "calentar" sus dedos.
Molesta en demasía por el comentario se acerco al banquillo e inclinó hasta decirle en un susurró directo al oído- No, soy una simple sinfonola- una nota desafinada corroboro el efecto del comentario, después el resultado de una partitura bien aprendida y entonces ella cantó.
Estoy buscando una palabra
en el umbral de tu misterio
quien fuera Ali Baba
quien fuera el mítico Simbad
quien fuera un poderoso sortilegio
quien fuera encantador
Eriol interiormente seguía riendo por el comentario de la joven Daidouji ¿qué clase de jovencita hija de familia decía esa clase de cosas? Sus especulaciones fueron interrumpidas por la voz de aquella muchacha, sus ojos se entreabrieron tras su flequillo que tapaba su mirada por la posición de su cabeza, aunque descubrió que la chica hacia su interpretación por mero compromiso, su interpretación era llena de "feeling", causándole excitación al reconocer el mérito con que aquella chiquilla hacia las cosas.
Estoy buscando una escafandra
al pie del mar de los delirios
quien fuera Jacques Cousteau
quien fuera Nemo el capitán
quien fuera el batiscafo de tu abismo
quien fuera explorador
Cantaba como sí la letra tocará su alma a pesar de aborrecerla y esa sensación era trasmitida a sus oyentes, incluido él, su voz era tan transparente y llena de matices, con diferentes emociones casi con escucharla sus propias manos seguían el ritmo de su voz, claro el conocía la melodía de memoria sin embargo ahora sonaba diferente a las interpretaciones anteriores como sí la voz de ella fuese su guía.
Corazón, corazón oscuro
corazón, corazón con muros
corazón, que se esconde
corazón, que esta donde
corazón, corazón en fuga
herido de dudas y amor.
Y entonces al fin se decidió a observarla, era una niña ciertamente, su rostro juvenil era prueba fehaciente de ello, aunque su cuerpo era exquisito, la piel blanca y aterciopelada de su cuello en contraste con la cascada de cabello negro que caía por su espalda, era una escultura definida y esculpida por un artista con un don innato en sus manos.
Estoy buscando melodía
para saber como llamarte
quien fuera ruiseñor
quien fuera Lennon y Mcartney
Siendo Garay, Violeta, Chico Buarque
quien fuera tu trovador
Su voz, cesó, las manos de él acariciaron las últimas teclas y entonces un silencio, enderezó su cabeza para observar como el público absorto les veía y entonces saliendo del estupor del momento aplaudieron con reacia fuerza al espectáculo, sin siquiera tomar conciencia, él mismo aplaudió estridentemente a aquella voz angelical, un vació se formó en su estomago, se levantó del banquillo y se dobló en una reverencia.
- Felicidades sinfonola- pronunciaron sus labios- "De dónde salió eso"- pensó asustado por el atrevimiento – "Suerte tengo que ellos aún no se acerquen" "¿Suerte?" " ¿Desde cuándo creo en la suerte?"-
- Igualmente pianista amateur- sonrió, de alguna forma había disfrutado el acompañamiento, ahora toda la familia venía como avalancha a felicitarlos.
Al día siguiente el ambiente era diferente en cierto modo, poco antes del desayuno Sakura acudió a la gran cocina, donde hurgo leche y unos trocitos de pan, era sábado y su turno de atender a los pequeños mininos, a paso silencioso camino hasta la sala para su sorpresa el ventanal estaba abierto, observó en varias direcciones asustada esperando encontrar a alguien pero sus intentos fueron fallidos.
Syaoran había salido a su caminata diaria, cada día sin falta caminaba por las calles de su natal Moscú y ahora que su residencia se permuto a San Petersburgo encontró provechoso seguir con su rutina y serviría para conocer la ciudad donde se desenvolvería pero sus propósitos fueron frustrados por la puerta cerrada y era demasiado temprano como para incomodar a alguien del servicio de la familia sólo por sus caprichosos deseos, sin embargo el necesitaba el aire fresco para aclarar sus ideas y la imagen que vino a su mente fue el jardín.
Y allí estaba, el lugar era acogedor y después de unos minutos inspeccionándolo, se sentó sobre el verde césped sumido en sus pensamientos hasta que un ángel se apareció frente a él, no sabía sí estaba despierto o en letargo pero la imagen frente a él era como una revelación, una musa caminaba frente a él, su cabello castaño caía en sus hombros, una fina tela blanca cubría su cuerpo acoplándose a el como si fuese su misma piel, sus suaves movimientos como flotando y entonces un escozor se instaló en su garganta- Encantadora y hermosa- la molestia desapareció.
Disfruto la imagen hasta que desapareció tras una arboleda, asustado de perder a su ninfa corrió hacia ella o al menos donde desapareció – "No desaparezcas"- tras una corina de verdes hojas una manija apareció – La puerta hacia el cielo o el infierno- pensó en todos aquellos famosos políticos, historiadores y economistas – Me estoy volviendo loco- pensó, qué pensarían todos aquellos personajes a los que admiraba, una ninfa, una hada… era algo que no concordaba con él sin embargo giro la manija y ella estaba ahí sentada en la fuente donde dos querubines de piedra jugaban, al parecer no se había percatado de su intrusión.
Entonces su paso tuvo que traicionarlo, ahora había sido descubierto y los ojos esmeraldas de la jovenzuela observaban con temor y horror su intrusión y se sintió mal como nunca en su vida, bueno tal vez sólo comparado con su reciente separación con su familia, la chica se levantó jugaba observando a dos gatitos comer¿ese rostro era familiar¿Por qué, miles de imágenes atisbaron a su mente y entonces claro como relámpago en la oscuridad recordó ese rostro perfilado – "Es muy hermosa, sobrenatural no haberme dado cuenta anoche"- pensó Syaoran – "¿Qué demonios hago?" - reprimió sus pensamientos adolescentes y entonces se dijo a sí mismo – Invado su intimidad señorita Kinomoto no era mi intención-
Y era cierto, Sakura se sentía invadida, después de verlo con terror y aquel monstruoso silencio tan lleno de expectativas ahora enterrado bajo una frase, qué contestarle a ese extraño, apenas ayer le conocía y con escaso interés sabía su nombre, estaba molesta y muy irritada- ¿mi intimidad señor Li¡Mi pudor! caballero, sí es que se atribuye esa característica- con sus brazos cubriendo pudorosamente su pecho camino hacia el portón de hierro ignorando a Li, abrió la pesada puerta y entonces molesta hasta la raíz de su cabello le dijo – Y sí busca la reivindicación señor no diga a nadie que ha visto este lugar, ahora váyase y no regresé- no un comentario, no una petición fue una estricta orden que con matices de la voz de Sakura sonó a amenaza.
FIN CAPÍTULO I
