Titulo: De enemigo a amigos.
Parejas: DeanxCas, SamxGabriel.
Personajes: Dean, Castiel, Sam y Gabriel.
Rating: K
Capítulos: 4
Género: Family, Friendship.
Disclaimer: Los personajes de supernatural pertenecen a Eric Kripke.
Notas del Fic: Este fic se me ocurrió luego de una fría noche por estos lugares y lo combiné con las ganas de ver que Dean y Gabriel se llevaran bien luego de tantas peleas.
Resumen: Dean y Gabriel no se soportan, lo que conlleva que pasen todo el día peleando. Aburridos de la situación, Cas y Sam los encierran en una cabaña alejada de la civilización y en plena nevada, sin imaginarse cómo terminará todo.
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Sam negó despacio al escuchar un fuerte ruido en el segundo piso e intercambio una mirada con Castiel. El ángel hizo un ademan de moverse pero el castaño lo tomó por la muñeca antes de darle otra cerveza.
-Déjalos, Cas-
-Pero Sam, otra vez comenzaran a pelear y Bobby dijo que si causábamos un desastre en su casa, les daría un tiro-
-Pues se lo merecen- respondió Sam resignado- No entiendo por qué demonios Gabe se mete tanto con Dean-
-¡MALDITOOOOO, HIJO DE PUTAAAAAA! ¡VOY A MATARTEEEEEEEE!-
Sam se giró al igual que el ángel y vieron como Gabriel aparecía en el cuarto carcajeándose, seguramente por la broma que le jugó a Dean. El rubio apareció a los pocos segundos por el umbral de la cocina, mojado como si acabara de salir del baño y temblando de la rabia o por otra causa que desconocían.
-Maldito ángel- siseó el rubio pero Castiel lo sostuvo por los hombros.
-Tranquilo, Dean-
-¡¿Cómo me pides que me calme después de lo que ese bastardo me hizo?!-
-¿Y qué hizo ahora?- preguntó Sam suspirando resignado y ayudando a Cas para que Dean no asesinará al arcángel que seguía riéndose- ¿Volvió a colgar la pintura en la puerta y te cayó encima cuando la abriste?- El rubio negó enfadado.
-¿Volvió a pintar el Impala al estilo hippie?- preguntó el ángel menor y Dean negó con rabia.
-¿Volvió a ponerte algún disfraz estúpido y te tomó fotografías?- siguió Sam y su hermano negó- ¿Volvió a llenar el cuarto de gatos?- El Winchester menor miró a su hermano- ¿Y porque demonios estás mojado y tan frio?-
-Él muy hijo de puta me hizo aparecer en un lago congelado y cuando intenté salir de ahí, el hielo se rompió y me caí al agua- Castiel y Sam intercambiaron una larga mirada- ¡Pudiste matarme, bastardo!- gritó Dean apuntando al arcángel que seguía riéndose.
-No seas llorón, Dean- respondió Gabriel entre risas- Agradece que te saqué de ahí antes de que congelaras-
-Ya Dean, es mejor que te cambies de ropa o te resfriarás- pidió Castiel llevándolo al cuarto.
Sam los vio desaparecer y luego se giró al arcángel que estaba riéndose, seguramente al recordar la broma que acababa de hacer. El castaño suspiró resignado antes de abrazarlo y darle un pequeño beso. Llevaba un mes saliendo con el ángel y era todo genial, a excepción de que Gabriel había tomado a Dean como juguete personal.
-Por favor, Gabe, deja de comportante como un cabron con Dean-
-Pero es divertido Sammy- respondió el bromista mirándolo con diversión- Debiste ver su cara cuando se cayó al agua congelada-
-Pudiste herirlo, Gabe-
-Soy un arcángel, lo hubiera arreglado y ya, no seas aguafiestas, pequeño-
-Por favor, Gabe, no quiero que sigas metiéndote con Dean, además a Cas no le hace gracia que molestes a su pareja-
-Ni me lo recuerdes, no sé cómo puede estar con ese rubio idiota-
-Gabe- pidió Sam tomándolo por las mejillas- Por favor, deja de molestar a Dean-
-Eres un encanto, Sammy pero tu hermano un idiota- le dio un pequeño beso a su pareja- Dejaré de molestar a ese rubio idiota cuando deje de ser tan divertido-
Sam suspiró con resignación al ver como su pareja estaba tomando una cerveza y planeando la siguiente broma. Eso le indicó que ya era hora de colocarle un freno a todo el asunto.
Por la madrugada se reunió con Cas en el patio trasero de la casa de Bobby. Dean no le había dirigido la palabra a Gabriel en todo el día y ni siquiera comió con ellos para evitar al arcángel. Inevitablemente Castiel se enfadó mucho y mandó a la mierda a Gabriel, amenazándolo de muerte si continuaba metiéndose con Dean y al final todos acabaron peleados.
-Esto ya no da para más, Cas, te juro que si vuelven a pelear, yo mismo los golpearé-
-¿Y qué podemos hacer?- preguntó el ángel resignado- Gabriel se está pasando con sus bromas, va a terminar lastimando gravemente a Dean-
-Lo sé, Cas y por eso tengo una idea, es algo radical pero no tenemos más opción- Sam le explicó su plan y el ángel asintió despacio para luego mirarlo.
-¿Seguro que funcionará?-
-En teoría sí, eso espero-
-Bien, entonces hagámoslo, Sam-
Ambos se miraron asintiendo y durante la madrugada hicieron todos los preparativos para el plan.
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Por la mañana Castiel despertó a su pareja con un suave beso en los labios, Dean soltó algo similar a un ronroneo antes de abrir los ojos abrazándolo.
-Cas-
-Levántate amor, quiero llevarte a un lugar que te encantará-
Ambos bajaron tomados de la mano y se encontraron en la cocina con la otra parejita. Dean frunció el ceño mirando al arcángel, al contrario de Gabriel, que lo miró divertido. Castiel los transportó hasta un hermoso paisaje invernal y caminaron un poco para llegar a una cabaña. Sam dejó su bolso en el suelo e intercambio una mirada con Castiel, era hora de poner en marchar el plan.
-¿Qué les parece si damos una vuelta?- soltó Sam de manera casual y tomó la mano de su pareja- Será divertido-
-Yo pasó, tengo frío- dijo Dean pero Castiel lo jaló de la mano- Cas-
-Tú vienes conmigo, cazador- dijo provocativamente y con aquel tono que Dean no podía resistir.
Finalmente los cuatro estaban paseando por los invernales bosques. Sam vio una cueva y la señaló con el dedo antes de ir corriendo hacia ella. Castiel les comentó que esa era la entrada al lugar donde se encontraban, que estaban en una especie de claro entre escarpados terrenos y que nadie iba por esos lugares. Sam se adelantó dentro de la cueva hasta que vio la luz del otro lado.
-¡No corras, enano!- gritó Dean con las manos en las carteras de su chaqueta- ¡Es peligroso! Es mejor que regresemos a la cabaña parece que nevará-
-No te preocupes, Dean, yo voy a buscarlo- dijo Castiel besando su mejilla para luego seguir a Sam.
-Parecen unos niños- soltó Dean quedándose en su lugar.
-Al menos alguien se divierte- respondió Gabriel quedándose a su lado- No entiendo como a Sam le gustan esta clase de lugares, yo preferiría algo más animado, si me entiendes-
Ambos se miraron durante unos segundos cuando escucharon un estruendo y miraron hacia adelante. La entrada de la cueva estaba colapsando y quedó cubierta por un montón de nieve y rocas. Gabriel y Dean corrieron hacia la bloqueada entrada.
-¡Cas! ¡Sam!- gritaron ambos- ¡CHICOS!-
-¡ESTAMOS BIEN!- respondió la voz de Sam del otro lado- ¡¿Y USTEDES?!-
-¡BIEN!- gritó Dean mirando al ángel- ¡REGRESEN AQUÍ Y VOLVAMOS A LA CABAÑA!- pasaron unos segundos antes de que Castiel hablara.
-¡TENEMOS UN PROBLEMA DEAN!-
-¡¿QUÉ PROBLEMA?!- preguntó alertado el rubio.
-¡NO PUEDO USAR MI PODER, NO FUNCIONA!-
Dean miró a Gabriel y este intentó usar sus poderes pero nada sucedió. El arcángel volvió a intentarlo pero nada. El rubio comprendió que algo malo estaba pasando si los ángeles no podían usar sus poderes.
-¡MIS PODERES TAMPOCO FUNCIONAN!- gritó Gabriel preocupado.
-¡PRONTO COMENZARÁ A NEVAR!- gritó Sam del otro lado- ¡REGRESEN A LA CABAÑA, NOSOTROS IREMOS POR AYUDA!-
-¡TENGAN CUIDADO!- gritó Dean para luego mirar al ángel- Es mejor que regresemos-
-Sí-
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Castiel miró al castaño y este asintió antes de que el ángel menor los transportara de regreso a la casa de Bobby. Castiel se había enterado por uno de sus hermanos de la existencia de ese lugar, antiguamente era usado para enviar a los ángeles desertores y darles un castigo, ya que ahí funcionaban sus poderes. Es por eso que cuando Sam planteó la idea de dejarlos encerrados pero tendrían que procurar que no pudieran salir de ahí, Castiel recordó ese lugar.
Sam fue por unas cervezas y le entregó una a Castiel.
-Estarán bien, Cas-
-Eso espero, Sam… si algo le ocurre a Dean-
-Todo saldrá bien, Cas, Gabriel podrá ser un cabron con Dean pero jamás permitiría que resulte herido-
-Sam-
-Ahora solo nos queda esperar, tienen comida suficiente para dos días, que es el tiempo que supuestamente nos tardaríamos en bajar de la montaña por ayuda-
-Odio esperar- susurró el ángel menor sentándose junto a Sam y rezando porque las cosas salieran bien.