¡Muy buenas a todos! Y como veis sí, estoy de vuelta! Con otra historia muy fresquita, sí. Después del apoyo que me habéis dado durante todo este tiempo no podía dejaros con las ganas de continuar profundizando más en esta relación. Bueno, sólo os prometo que la cosa se va a poner muy tensa a veces... e interesante jeje. Si no habéis leído mis historias anteriores, tranquilos. No necesitáis saberlo todo en profundidad.

Así que no me enrollo más y os dejo con este primer de capítulo de Chris. ¡Qué lo disfrutéis! Espero con ansias vuestras opiniones.

Octubre. 1998

Bebo lentamente la taza de café que me sirvieron hace unos momentos. Son cerca de las once de la mañana, y el constante ir y venir de gente es casi agobiante. París es una de las ciudades más visitadas del mundo, por no decir una de las más importantes. Yo, a fin de cuentas, soy otro turista más, salvo que mis motivos para estar aquí son completamente diferentes al ocio y al placer.

Justo enfrente tengo un imponente edificio con el logotipo que más odio en el mundo: Umbrella, allá por donde vaya, me persigue. Mis investigaciones me llevaron a descubrir que hay dos sedes principales situadas en Europa: una está en Viena, y la otra la tengo delante de mis narices.

Si pudiera realizar un asalto como Dios manda… esa gente no iba a estar nunca más en pie. Nos llevan mucha ventaja; por lo poco que he podido escuchar y leer, el gobierno y las principales autoridades siguen sin hacer nada respecto a la corporación, y eso que hace unos días se declaró la ley marcial en Raccoon City.

Mis pensamientos se vuelven hacia Jill… ¿Estará bien? Es una de las muchas preocupaciones que he tenido en los últimos días, y que apenas me han dejado dormir. Saber que la dejé allí, abandonándola a una muerte segura… Vuelvo a beber café para quitarme esos pensamientos de la cabeza. Nadie la obligó a quedarse; me hubiera sentido mucho más seguro protegiéndola, pero alguien tenía que hacer algo respecto a Umbrella en Raccoon City.

Barry sigue en Canadá con su familia. Mantenemos el contacto con unos correos electrónicos ficticios que nos hemos creado por si continúan rastreando nuestros movimientos. De Barry he recibido varios correos, pero de Jill ninguno… y la verdad es que estoy muy preocupado. Barry y yo lo estuvimos hablando, sobre todo después del brote, y decidimos que si a finales de septiembre no obteníamos ninguna noticia de nuestra compañera, Barry iría a buscarla.

El plan es perfecto… salvo que acudamos demasiado tarde, cuando toda la ciudad ha sucumbido ante la fuerza del virus T… o quién sabe si el virus G. Los de Umbrella nunca dejan sus jueguecitos. Observo nuevamente el edificio apretando ligeramente el puño derecho. Esos malditos también han conseguido separarme de lo que más me importa en esta vida: Claire.

Me siento tan vacío desde la última vez que hablé con ella por última vez… Lo único de lo que me alegro es que no se ha visto involucrada en esta cruzada; es lo único que me faltaría para morir en el acto. Últimamente me siento bastante cansado y deprimido; mis investigaciones no están yendo todo lo bien que me gustaría.

No parece que se esté llevando a cabo ningún experimento por aquí por lo poco que he podido oír. La vigilancia es extrema; siempre hay alguien haciendo guardia a la entrada de la instalación. Y lo más seguro es que tengan cámaras en todo el complejo para vigilar a los intrusos. Vamos, sería un suicidio entrar ahora mismo sin ayuda. Y tampoco sé cuándo va a reunirse conmigo Barry… o Jill.

Emito un suspiro de resignación apurando mi café. Un camarero me trae un croissant que he pedido y le doy las gracias en francés. Es una auténtica locura ir andando por la calle y no entender absolutamente nada de lo que dicen. Tal vez tendría que haberle pedido a Jill que me enseñara a hablar un poco, aunque quién iba a saber hace unos meses que iba a estar aquí, haciendo frente a una de las compañías más importantes y poderosas del mundo.

Devoro el croissant con ansias; estoy bastante hambriento. Anoche cené poco, más que nada porque tenía el estómago cerrado pensando en todos los problemas que tengo encima. Veo a una joven pelirroja pasar hablando por teléfono. Lleva unas gafas de sol, un chaquetón rojo y unos pantalones negros. Debe tener más o menos la misma edad de Claire, e incluso se parece algo físicamente.

Claire… perdóname.

Decido echarle un vistazo al New York Times de hoy. Es una suerte que puedas encontrar algo de tu país en casi cualquier parte del mundo. Es una forma de hacerme ver que, aunque estoy lejos, siempre hay algo que nos hace recordar nuestros orígenes. Me quedo boquiabierto al ver la primera plana; no puedo articular palabra. Es sencillamente…

Raccoon City ha sido esterilizada

Dios… El corazón empieza a latirme con violencia. ¡Jill! No, no puede estar muerta… Me niego a pensar que esa mujer, que tantas veces me ha demostrado lo fuerte que es, esté muerta. Sólo espero que Barry no haya acudido tarde. Hablé con él hace dos días, cuando me comentó que iba a ir en busca de nuestra compañera. No puedo creer que hayan hecho eso…

Me voy nervioso al índice y localizo la noticia completa en las primeras páginas. Con el corazón en un puño e intentando pensar de la forma más positiva posible, decido echarle un vistazo al artículo para saber qué es lo que ha pasado exactamente.

El Presidente, tras haberse reunido con el consejo y varios representantes de la OMS y la Organización Nacional vírica, decidió poner en marcha un plan de esterilización para acabar con la pandemia vírica que llevaba afectando varios días a la tranquila y pacífica Raccoon City.

Se desconocen las causas de tan firme decisión, así como el motivo de esa expansión vírica en apenas unos días. Lo que sí parece cierto es que, si esa infección no se hubiera controlado, podría haberse expandido hacia localidades y ciudades cercanas. Recordemos que en Julio Raccoon City sufrió un episodio similar cuando varios excursionistas desaparecieron cerca de las montañas Arklays. Sus cuerpos fueron encontrados con signos de arañazos y mordeduras.

Ni la policía de Raccoon City ni los Servicios Especiales consiguieron resolver tal misterio, y la desaparición de los supervivientes S.T.A.R.S. tampoco fue de utilidad para dar algo de luz a este asunto.

Por su parte, la corporación Umbrella, en boca de uno de sus máximos representantes dentro de la rama Americana, ha mostrado su malestar y su pesar por la pérdida de tantas vidas humanas. También ha afirmado que la corporación va a hacer todo lo necesario para llevar a cabo una investigación e intentar encontrar al culpable de tal atrocidad.

Desde el New York Times queremos solidarizarnos con esas cien mil personas que perdieron la vida en la mañana de ayer, cuando un misil impactó de lleno en la ciudad y se llevó todo lo que había en un radio de diez kilómetros. Nuestros corazones están con esos pobres ciudadanos de Raccoon City…

Se me hiela la sangre al leer las últimas líneas. ¡Cien mil personas! ¡Es prácticamente la ciudad entera! Una solitaria lágrima baja por mi mejilla y cae en el papel. ¿Hay alguna posibilidad de que Jill haya sobrevivido después de haber lanzado un misil nuclear? Niego varias veces más en silencio sin asimilar la idea. Esos cabrones lo han conseguido una vez más, y en esta ocasión se han llevado toda una ciudad por delante, hombres, mujeres y niños con esperanzas y con todo un futuro por delante que les han sido arrebatados.

¿Es posible que la corporación haya tenido algo que ver en el lanzamiento del misil? Después de todo lo que vi en la mansión, de cómo nos persiguieron durante un mes para eliminarnos y de todos sus trucos para evitar a los altos cargos… es bastante posible. ¡Son esos cabrones los que merecen morir, no unos inocentes con los que han jugado a placer!

Tengo que consultar mi correo. Es posible que Barry haya escrito algo. Sí, debo volver a casa lo antes posible y echarle un vistazo. Todo ha tenido que salir bien; no imagino otra cosa.

-Perdone, ¿podría traerme la cuenta? –le pido a otro camarero en inglés. Me observa durante unos instantes con cara rara, como si no me entendiera. ¿Otro que tampoco sabe hablar inglés? ¡Mal vamos!

Le hago un gesto con la mano como si estuviera escribiendo algo en un papel y el chico emite una exclamación y asiente enérgicamente varias veces. Me dedica una sonrisa tensa.

-Lo siento, señor… Mi inglés no es muy bueno… -se disculpa el joven un tanto avergonzado. Algunos de los presentes nos observan con curiosidad, y otros ríen a nuestra costa. ¡Yo sí que me parto con todas las cosas que tengo encima!

-Y yo no hablo francés… Así que más o menos estamos empate –respondo intentando quitar un poco de hierro al asunto y para olvidarme de todos los que se están divirtiendo a mi costa -. No tarde mucho, por favor. Tengo prisa.

-Sí, señor. Enseguida.

El camarero se retira rápidamente y suspiro aliviado. Tal vez debería plantearme aprender otro idioma… ¿Quién sabe cuándo lo voy a necesitar? La verdad es que nunca me ha hecho falta, pero si Umbrella decide mostrarme en diferentes partes del mundo y tengo que ir hasta allí…

El chico regresa con la factura y la coloca sobre la mesa. Cojo el papel y lo observo. Veintiséis francos. Saco la cartera y empiezo a rebuscar entre las monedas y billetes que me dieron en la oficina de cambio. Me hago un lío. No me hago aún con este sistema. Dejo sobre el plato un billete de veinte, otro de cinco y una moneda de dos francos. Que se quede con el cambio; me ha caído hasta bien el chaval.

Me pongo las gafas de sol y me abrocho la chaqueta marrón. Es hora de ver si Barry consigue tranquilizar un poco mi ansiedad.

El tráfico me ha entretenido más de la cuenta. Es cierto que el piso que he alquilado está bastante lejos del centro de París, pero de ahí a tardar casi tres cuartos de hora… Es un edificio bastante moderno, con seis plantas. Mi apartamento está en la cuarta. Subo rápidamente las escaleras sin molestarme en llamar al ascensor. A saber en qué planta está. Además, me vendrá bien algo de actividad para mantenerme ocupado.

¿Por qué no se me ocurrió consultar la prensa ayer? ¡Hubiera sabido de todo esto mucho antes! No me molesté siquiera en mirar la televisión o ver las noticias; estuve tan concentrado organizando la información de la que dispongo que ni me di cuenta de que, posiblemente, tendría noticias de Barry.

Hago casi a la carrera los últimos metros. Cualquiera que me vea pensará que me están persiguiendo o algo parecido. Introduzco la llave en la cerradura y giro el pomo. Entro rápidamente cerrando la puerta con gran estruendo y voy hacia el salón, una pequeña habitación bastante simple e iluminada por los rayos de sol que entran por la ventana.

Ha estado varios días lloviendo. Ya era hora de que el buen tiempo hiciera acto de presencia. Me siento frente al ordenador y lo enciendo poniéndome más nervioso conforme avanzan los segundos. Mi descuido puede salirme caro, sobre todo porque no sé cómo voy a afrontar todo esto sabiendo que Raccoon City ha desaparecido para siempre… y puede que no sea lo único.

No, vamos, tiene que estar viva. Barry la ha encontrado y vienen a mi encuentro… No hay otra opción.

Entro en el correo electrónico ficticio que creé, y el corazón vuelve a latirme con fuerza al comprobar que tengo dos correos de Barry. Uno es del treinta de septiembre, y el otro de ayer. Frunzo el ceño. ¿Tanto tiempo llevo sin consultar mi cuenta? Abro el primero de ellos, el del uno de octubre. Espero que mi viejo amigo tenga buenas noticias.

Chris,

Sigo sin tener noticias de Jill. Kate, Moira y Polly están a salvo. Sigo en Canadá con ellas, y como sé que, por ahora, no corren peligro, he decidido que es hora de luchar a tu lado. Mientras sigan aquí, estarán bien.

Antes de ir a París, y creo que coincidirás conmigo, tal y como hablamos hace unos días, voy a pasarme por Raccoon City para buscar a Jill. No podemos arriesgarnos más después de todo lo que ha pasado. Imagino que estarás al tanto de lo que ha ocurrido, y si no es así, te pongo al corriente: el virus ha llegado a la ciudad, y poco a poco todos están cayendo… Se ha declarado la ley marcial, y nadie puede salir o entrar.

Jill seguirá atrapada allí, y si Umbrella o el gobierno deciden actuar por su cuenta… ¡Un momento! ¡El gobierno acaba de anunciar que van a lanzar un misil al amanecer! ¡Van a destruir Raccoon City! ¡No puedo creer que vayan a hacerlo!

Voy a ir a por Jill. Tiene que estar viva; es una mujer fuerte, y una superviviente nata. Voy a pedirle a un amigo que me debe un favor un helicóptero para ir hasta allí. Salgo de inmediato. Espero no llegar demasiado tarde… Respóndeme en cuanto lo leas. Espero darte buenas noticias en cuanto pueda.

Louis Martin (Barry)

Vuelve a leer el correo una vez más enfadándome conmigo mismo una vez más. Joder… si tan sólo me hubiera dado por echarle un vistazo me hubiera ahorrado toda esta carrera y angustia. Observo detenidamente el último correo, el que está sin abrir. Suspiro cansado. Es la hora de la verdad. Ayer por la mañana Raccoon City fue destruida, y su correo es de las doce de la mañana, aproximadamente a las seis de la tarde en París.

¡Buenas noticias! ¡Vamos de camino! No puedo contarte mucho porque me llevaría horas escribir este correo. Es mejor hablarlo todo en persona. Mándame la dirección de tu piso y nos reuniremos allí tan pronto como podamos. Espero que tu búsqueda esté dando sus frutos.

Louis Martin (Barry)

Me quedo sorprendido al leer el mensaje. No es nada propio de Barry ser tan escueto… Pero me relajo un poco. ¡Jill está viva! Ahora mismo no sé si reír o llorar. Ha debido ser una experiencia aterradora y asfixiante. Pero, una vez más, Jill ha demostrado que está hecha de una pasta especial. Es una buena luchadora, una gran amiga, una gran compañera, una…

Me detengo unos instantes. ¿Qué somos exactamente? Lo cierto es que no he tenido tiempo de aclararme; han sido unos meses muy intensos, y lo único que he tenido entre ceja y ceja ha sido esa dichosa instalación. Tal vez deba sentarme con ella y hablar en cuanto nos veamos. Llevamos tanto tiempo siendo amigos, compartiendo tantos momentos juntos…

Sonrío ampliamente leyendo de nuevo el correo. Lo más importante es que seguimos en la lucha, que no vamos a rendirnos. Estoy deseando escuchar qué es lo que tiene que contarnos Jill. Ha debido ser espantoso, la misma situación que la mansión Spencer sólo que multiplicado por veinte. Niego en silencio para quitarme la idea de la cabeza. Por mucho que pasen los días, los meses o los años, en mi mente seguirán muy vivos todos y cada uno de los instantes que pasé allí.

Estoy seguro de que, estén donde estén, estarán muy orgullosos de todo lo que estamos haciendo. Respondo al correo de Barry con una energía diferente sabiendo que todo ha salido mucho mejor de lo esperado.

¡Tu correo es como música para mis oídos! ¡Cuánto me alegro que estéis los dos bien! Cuando me enteré de lo que le había pasado a Raccoon City… Temí lo peor. Esos cabrones siempre consiguen lo que quieren. No sé cómo lo hacen, pero siempre salen airosos de todas las situaciones. Espero que la suerte cambie un poco para variar.

Ahora mismo estoy en París. No puedo contar mucho aún; mi información es bastante escasa, pero te prometo que os pondré al corriente en cuanto nos veamos.

Mi dirección es Rue Saint Etienne, Portal C 4C. Está en la zona este de París. Os estoy esperando ansiosos. Dale recuerdos a Jill de mi parte. Cuidaos mucho.

Jordan Thompson (Chris)

Releo el mensaje sin dejar de sonreír. Saber que por fin voy a tener ayuda me ha animado muchísimo. Necesito a mis compañeros a mi lado para llegar hasta el final de este asunto. Todos merecemos una respuesta y vengar la muerte de nuestros compañeros caídos. París sólo será el principio.