Título: Amor barroco

Personajes: Italia del Sur (Lovino), España (Antonio)

Palabras: 332

Fecha de finalización: 20 de octubre de 2011

Ranking: K+ (por una pequeña alusión al acto sexual. La misma se mantiene implícita y puede pasar desapercibida)

Notas de autora: Este fic contará de una serie de drabbles, cada uno presentará a la pareja de una manera distinta, léase "fem", "neko". Tengo pensados hacer 5 en total, uno Yaoi, 2 fem, uno yuri y uno neko. No se me ocurren otras formas.

Inspiración: Sonata K. 380 de Domenico Scarlatti, compositor napolitano muerto en España (ese dato fue como un boom en mi cabeza)

Aclaraciones: Hetalia no me pertenece, por ciertas cuestiones obvias. Scarlatti tampoco, como se puede deducir.


En un hermoso cuarto de paredes blancas y piso de mármol, un precioso piano negro descansaba. Sus teclas de marfil relucían en el como preciosas y frías perlas. Los pedales, tal vez de oro, eran brillantes, majestuosos. Una antigua partitura descansaba sobre el atril. La iluminación se centraba en el instrumento sumiéndolo en una atmósfera única, inmaculada. Frente al mismo unos gigantescos ventanales mostraban el exterior, permitiendo una imagen única de un ocaso perfecto, acompañado por los vastos jardines verdes.

Dos hombres ingresaron a lentos pasos a la estancia. El más joven se sentó con gracia de años frente al instrumento en ella, con el orgullo de ser su tierra madre, y memorando sus grandes compositores, pocos, pero de grandes bellezas. Acomodó su cuerpo más cerca de este, alzó sus manos y, firmemente, las dejó caer sobre el teclado. Así, una suave melodía comenzó a sonar.

Una tras otras las notas se fueron sucediendo, pequeños altibajos hacían de su conjunto una obra maravillosa. Antonio estaba feliz, su niño lo estaba. Era ciertamente gratificante el observar al menor entornar los ojos, concentrado, mientras su cuerpo hacía ligeros movimientos siguiendo la melodía que pronto, junto con un realentando y una ligera disminución en la intensidad, fue culminando.

Cuando hubo terminado, el italiano se levantó, rojo de vergüenza, y observó al español.

─ Ha sido hermoso ─ Aventuró Antonio mientras acariciaba una de las mejillas de su acompañante. Este no contestó, simplemente se limitó a seguir observando al mayor.

─ Tal vez, pero…─ y la frase quedó inconclusa, el español la corto con un profundo beso en los labios. No podía soportar escuchar a Lovino compararse con su hermano -porque sabía que eso se vendría-, tal vez por la culpa de saberse uno de los que, antiguamente los juzgó, o tal vez se debe al hecho de a sus ojos su Lovi es perfecto, incomparable. No importaba lo que los otros dijesen, no lo conocían.

Pronto, mientras el beso se profundizaba, comenzaron un apaciguado andar hacia el dormitorio más cercano.

Su Lovi, el Italia mayor, era perfecto; y si no le creen, que acompañen a la luna, que por la ventana, observa curiosa todo su amor.


Bien, no es muy de mi agrado, pero necesito de él. Tengo que comenzar a vencer mi timidez y comenzar a improvisar más historias. Les agradecería los comentarios críticos -sin fulminarme por favor - para conseguir esa mejoría que deseo tanto.

Saludos cordiales,

Hasta la próxima.