despues de tanto tiempo he vuelto, con nueva historia, jejeje, pero es que no tengo casi tiempo :S

pero tranquilidad, despues de esto daré un repaso a los nuevos capitulos subidos o historias, asi como intentare subir algun capitulo de alguna de mis historias

sin más que añadir, os lo dejo leer


"Buenos días Death City. Son las siete de la mañana y hace un espléndido día de primavera para hacer cualquier tipo de actividad al aire libre…"

Ni siquiera había terminado la frase el presentador de la radio cuando salté de la cama apagándolo. Me dirigí a la ventana de mi habitación y corrí las cortinas. Tal y como anunciaban, el sol brillaba con más intensidad de lo normal y eso hizo que se dibujara una sonrisa en mi rostro. Tarareando una extraña canción, cogí mi uniforme como integrante de las Spartoi, así como ropa interior nueva, y me dirigí al baño para darme una relajante ducha.

Ignoraba la razón por tanta felicidad repentina. Quizás me ocurría algo bueno aquel día, aunque tampoco era una fecha señalada como especial. No le di más importancia y deje que el agua de la ducha cayera suavemente sobre mí. En ningún momento deje de tararear aquella melodía cuya procedencia no recordaba. Por alguna razón que escapaba de mi comprensión, me gustaba a pesar de la leve oscuridad de sus notas. Me hacia sonreír.

Salí del baño a los veinte minutos y fui directa a la cocina. En el camino golpeé la puerta de mi compañero.

- A levantarse, Soul.

Un gruñido fue todo la que obtuve por respuesta. Suspiré. Pensé que cuando lo convirtiera en Death Scyther se levantaría solito y a su hora. Me equivoqué. Tuve la absurda esperanza de que utilizaría el radio-despertador que le regalé cuando cumplió los dieciocho. Pero volví a equivocarme.

Freí dos huevos y cuatro lonchas de bacon. Lo último que quedaba en la nevera, esa tarde tendría que ir a hacer la compra. Así mismo, hice unas cuantas tostadas y coloqué en la mesa la mermelada y la mantequilla. Serví los huevos y el bacon repartiéndolos en dos platos distintos. Recordé que no me costó mucho acostumbrarme a este tipo de desayuno, el japonés es mucho más fuerte que esto, por eso tomamos el que ha tenido Soul toda su vida.

Miré la puerta de su habitación. Aún no daba señales de vida. Con paso decidido me dirigí para allá y abrí la puerta con un movimiento rápido y fuerte.

- ¡Venga, Soul, a levantarse!

Tal y como esperaba el se limitó a taparse más.

- ¡Mira que día más espléndido hace!

Sin esperar su respuesta corrí sus cortinas iluminando toda su habitación. Pretendía ser todo lo molesta que pudiera.

- ¡Piérdete, Maka!

- Parece que alguien se va a levantar con el pie izquierdo – canturreé con burla sin dejar de mirar por la ventana.

Por el rabillo del ojo vi como se quitaba las sabanas de encima y se sentaba en la cama. También pude apreciar que intentaba mirarme mal, pero el sueño le podía. Reprimí la sonrisa que luchaba por asomar en mi rostro. Aquella era la imagen mas divertida que había visto jamás.

- No entiendo por qué tengo que levantarme.

- Porque empezamos las clases en una hora, además tardamos catorce minutos en llegar a Shibusen.

Soul bufó, fue entonces cuando me giré para encararlo. Tenía puesta la camiseta que le regalé cuando cumplió los dieciséis. Ahora le quedaba claramente pequeña, por lo que solo se la ponía para dormir. Se ajustaba perfectamente a su cuerpo, marcándose todas las partes de su torso, sus potentes brazos, sus abdominales. ¿De verdad es tan fuerte como aparenta? No conocía la respuesta por lo que me hubiera gustado comprobarla. Cerré los ojos ¿me estaba comiendo con la mirada a mi compañero? Sí, ¿por qué? No tenia ni la más remota idea. Aquello si que era absurdo. Volví a abrir los ojos. Soul me estaba mirando con una ceja levantada.

- Si tardamos catorce minutos en llegar, ¿por qué no me levantas a las ocho y cuarto?

Sin lugar a dudas cada día que amanece este niño es más tonto.

- Porque yo soy la técnico y, en consecuencia, son mis órdenes las que se cumplen. – murmuré con voz cansada.

Me dirigí a la puerta. El desayuno se estaba enfriando.

- Puede que en el campo de batalla sí, pero aquí somos iguales.

Rodé los ojos. No tenia caso discutir con Soul. Siempre salía con una tontería nueva.

Me senté y empecé a desayunar pensando en la relación que tenía con mi compañero. Hacia mucho tiempo que no discutíamos como… antes. Haría cosa de un año que no le daba un Maka-chop al igual que él no me llamaba "plana rata de biblioteca". Lo máximo que hemos discutido estos últimos dos años ha sido algo como esa tontería matutina. Por qué no despierto a Soul más tarde, quién tiene el control sobre al mando a distancia, a quién le toca cocinar. Nunca nos enfadamos de verdad. No me gustaba enfadarme con Soul. Ahora que lo pensaba había sido un cambio muy radical a como nos comportábamos cuando teníamos trece y catorce años.

Soul arrastró los pies hasta sentarse delante de mí. Tenía los ojos cerrados y parecía haberse guiado por el olor. Desayunamos en silencio. Cuando terminé miré la hora. Eran las ocho menos diez. Por el rabillo del ojo pude apreciar que Soul me estaba mirando. Le mire y una leve sonrisa asomo por su rostro. Me sentí cohibida. Me intimidaba al mirarme con aquellos ojos penetrantes que tenían un brillo que no sabía identificar. Llevaba ya tiempo haciendo eso y sin embargo no me acostumbraba. Por esa razón hice lo que siempre hacia, desvié la mirada mientras un leve sonrojo coloreaba mis mejillas.

- ¿Pu-puedes dejar de hacer eso?

- ¿No te puedo mirar?

- N-no lo sé. – tartamudeé.

Soul rió entre dientes. Volví a mirar la hora. Eran las ocho en punto.

- Me ducho y nos vamos.

Pues date prisa. Como muy tarde nos vamos en un cuarto de hora.

Soul se puso totalmente erguido y me saludó como un cabo a su oficial.

- Por supuesto, señorita.

***

Me paré en seco frente a la puerta de clase. Detrás de mí Soul corría jadeante. Cuando llegó abrí la puerta y entramos juntos. A pesar de haber llegado diez minutos tarde, Stein aún no había aparecido. Suspiré aliviada.

Nos sentamos en dos huecos libres, bueno, yo me senté mientras mi compañero se dejaba caer.

- ¿Cómo lo haces?

- ¿Hacer qué?

- No jadear.

- Si ahora lo estuviera haciendo nos habrían matado hace mucho tiempo, ¿no crees?

- ¿matado?

- Si, Soul, ¿no te acuerdas de las otras veces que jadeaba? – murmuró Black Star con voz insinuante a nuestras espaldas.

No se me escapó el doble sentido de sus palabras. Rodé los ojos. Siempre tenia que hacer las mismas insinuaciones. Por el rabillo del ojo vi como Soul le sonreía con autosuficiencia y se señalaba el pecho de una forma muy varonil.

- Soy una máquina.

¿Cómo se atrevía a seguirle el juego? Aquello era totalmente increíble, aunque no entiendo porque me sorprende, ambos son igual de idiotas. Me di la vuelta para ver, no solo a Black Star, sino también a Liz mirándonos totalmente concentrada y levemente sonrojada.

- Me pregunto por que habréis llegado tarde.

Liz y Black Star rieron en bajito.

- Porque Soul ha tardado en la ducha.

Me golpeé mentalmente por haber contestado.

- ¿"ha" o "habéis"?

Me sonrojé furiosamente y aparté la mirada mientras ella y Black Star rebuznaban más que reían. Soul me estaba mirando como esta mañana, con la estúpida sonrisa y el extraño brillo en los ojos. Me cortó la respiración.

¡Maldita sea!

Por suerte, Stein irrumpió en el aula con aire cansado y la clase dio comienzo. No me entusiasmaba la clase de Historia pero sirvió para mantener callados a esos morbosos, aunque de vez en cuando les podía oír cuchichear y reír en bajito. ¿Es que no se cansan?

***

Era la hora del almuerzo y nos dirigíamos a la cafetería. Me moría de hambre. No veía el momento de llegar y pedir una hamburguesa con patatas. Abrí la puerta y corrí junto con Black Star y con Patty a pedir nuestra comida. Cuando tuve la bandeja llena, aunque no me la acabaría comiendo toda y seria Soul quien terminara mi plato, me dirigí a la mesa donde ya estaba Tsubaki comiendo con Liz. Iba hacia allí cuando me interceptó Ryan, un chico un año mayor que yo. Congeniábamos estupendamente, por lo que no pude reprimir que una sonrisa ancha y estúpida asomara por mi rostro.

- ¡Maka! ¿Cómo estás?

- Bastante bien, la verdad, ¿y tú?

- Mejor – me respondió con una brillante sonrisa que no pude sino devolvérsela.

- Llevamos mucho tiempo sin vernos, ¿Cuánto a sido? ¿Dos, tres semanas?

- Algo así – rió entre dientes y me encantó al sonido – ya no nos encontramos en los pasillos.

- Ya, bueno…me han cambiado algunas clases – murmuré con tono de disculpa.

- No te preocupes, Maka – Ryan colocó una mano sobre mi hombro – el Shibusen no es el único lugar sobre la Tierra. Podríamos vernos fuera.

En ese momento sentí como un alma se alteraba a mi espalda, pero carecía de importancia. Estaba demasiado concentrada en el significado de aquellas palabras. ¿Me estaba pidiendo salir?

- Po-podríamos…

- Eso es estupendo – no se me escapó que Ryan miró con burla a alguien de mi espalda – este fin de semana nos vamos Josh, Rose y yo de acampada. Vente.

- Suena muy bien. Me lo pensaré y mañana te digo algo.

Me sonrió cálidamente segundos antes de que sonaran sus tripas. Al instante enrojeció mientras yo me reía por lo bajo.

- bueno, me voy a comer. Nos vemos mañana Maka – se despidió con la mano y se fue.

Sin perder la sonrisa, me senté delante de Tsubaki. Ignoré las miradas de Liz y me metí una patata en la boca. Estaba riquísima. Eché Ketchup por encima de todas y empecé a comérmelas lentamente, disfrutando del sabor.

- Maka.

- ¿Mmmm?

- ¿Conoces el nuevo restaurante japonés? – me preguntó Tsubaki.

- ¿El de la plaza?

- El mismo.

- Nunca he estado, pero dicen que esta muy bien.

- Estábamos pensando en ir mañana a cenar.

- Una salida solo de chicas – agregó Liz.

- ¿Te apuntas?

- Por supuesto. Hace tiempo que no tomo un buen sushi.

Nada más decir aquello, llegó el resto del grupo con las bandejas de comida. Soul se sentó a mi lado como siempre. Estaba muy extraño ya que miraba fijamente su plato con el ceño fruncido y casi no se movía. Lo normal hubiera sido que se comiera su comida y la mía en cuestión de segundos.

Durante el almuerzo, Black Star no comento nada acerca del comportamiento de su amigo, lo que solo significaba una cosa. Él sabía lo que me estaba perdiendo y no pude evitar mirarle fijamente. Será más fácil interrogarle a él que a Soul.

Recogimos las bandejas y nos dirigimos al gimnasio. Casi habíamos llegado y Soul aún seguía en sus propias cavilaciones, por lo que me acerqué a Black Star.

- Vaya, Maka, veo que vienes al resguardo de mi luz. No te preocupes, el gran Dios Black Star siempre protege a los más débiles.

- Si, si – respondí distraída a sus auto-piropos – Black Star, ¿tú sabes que le ocurre a Soul?

En cuanto dije eso, se cayó al instante y negó con la cabeza evitando mirarme. Su propia estrella le delataba. Estaba mintiendo.

- Black Star, no puedes engañarme.

- No te miento.

- Nos conocemos desde siempre, sé cuando lo haces.

- ¿qué gano engañándote?

- No sé… - pensé durante un momento una respuesta acertada – ¿cumplir con tu código del honor?

- En efecto, el dios Black Star siempre cumple sus promesas y le prometí a Soul que no te diría nada acerca de eso.

Me daba igual lo que le prometía o dejaba de prometer. Es mi compañero y quiero ayudarlo. No permitiría que se fuera así, como así. No me alejé ni un milímetro de Black Star. Me olvidé momentáneamente del resto fijando toda mi atención en mi amigo. Le seguí y seguí y seguí hasta que me detuvo abruptamente.

- Espera, no querrás entrar aquí.

Ladeé la cabeza para ver que estaba enfrente de la puerta de los vestuarios masculinos. Me aparté rápidamente. Me apoyé en la pared de al lado mientras Black Star entraba riéndose. Había ganado. Él lo sabía y sabía que yo lo sabía, y eso era mucho peor. Suspiré frustrada.

Noté que alguien se acercaba y levanté la mirada para encontrarme con mi fiel compañero. No sonreía, pero tampoco fruncía el ceño. Estaba tranquilo y sereno. Sus ojos impactaron en los míos y quedaron conectados. No rompimos el contacto visual en ningún momento, en los pocos segundos que tardó Soul en pasar la puerta. Esos segundos cuando el tiempo se detuvo y no existía nada más. Dejé de respirar.

Entonces antes de que entrara en el vestuario, de forma casi simultánea, nos sonreímos. No fue una de esas anchas sonrisas que cualquiera puede ver, esta fue más sutil y leve. Más especial, y no sé por qué, pero sentí como unos finos alambres me conectaban a él.

***

Salí de las duchas después de una exhausta hora de gimnasia. Soul no me estaba esperando en la puerta, me dijo que iría a las taquillas porque tenía que recoger una cosa. Sin perder más tiempo me dirigí allí para que volviéramos juntos a casa.

Me acerqué a él sin que se percatara de que estaba cuando noté que algo se le caía. Lo recogí. Era una carta. Otra chica solicitaba ser su técnico, aunque tenía la ligera sensación de que mi compañero estaba teniendo tanto éxito, más que como arma como chico. Debía admitir que era bastante atractivo.

- Hola.

Soul saltó en donde estaba y se giró a verme. Me regaló una de esas sonrisas torcidas que tanto me gustaban.

- Se te ha caído esto.

- Cogió la carta.

- ¡Oh! Bueno…

La miró con gesto pensativo durante un buen rato. Luego frunció el ceño como si se acordara de algo y la rompió en dos. Hizo una bola de papel y la tiró a una papelera cercana. Encestó.

- Cada día te mandan más peticiones.

- Ya... – murmuró con gesto cansado, como si el tema no tuviera que ver con él.

- ¿Y no vas a aceptar ninguna?

Ni yo sabía por que le repetía aquella pregunta de hace unos años. Ya me había dicho que no en aquel momento, además me acababa de demostrar que no le interesaba, pero tenía la sensación de que Soul fuera a irse en cualquier momento con otra chica más…atractiva.

Es cierto que ya no tenía el cuerpo de una niña, hacia tiempo que dejé las dos coletas para dejar caer mi pelo en cascada sobre los hombros, sin embargo no destacaba en ningún sentido y desde que nos conocimos Soul siempre dejó muy claro como le gustaban las chicas.

Pero, ¿qué estoy pensando? ¿Qué importa la atracción física en compañeros de alma? Él puede salir con quién quiera, ¿verdad?

- La suave risa de mi compañero me sacó de mis absurdas cavilaciones.

- ¿Por qué debía de hacerlo? – Sin perder la sonrisa me empezó a acariciar el brazo - me gusta mi compañera.


¿Qué os ha parecido?

ya sé que para eso continuo algo pero esta idea no dejaba de rondarme la cabeza

la continuo? si, no? mandarme un review para saber vuestra opinión,

por cierto, he intentado ceñirme lo más posible a la serie, por eso no estan por ahora ni Kid, ni Crona, aunque seguramente aparecen luego

y eso es todo por hoy!