Muy buenas a todos y a todas los que hayan decidido leer este fic ^^ Me alegra teneros por aquí entreteniéndoos con mis humildes historias, espero que la disfrutéis. Nos leemos.
LA TRAICIÓN JAMÁS SABIDA.
Prólogo.
Seis años atrás…
Era por la noche, y en una pequeña casa a las afueras de Piltover, un famoso mago descansa junto a su amante, durmiendo tranquilamente. No se percata de que este se levanta, al escuchar ruido afuera en la calle. Sigilosamente, el hombre va hacia la puerta, donde una docena de soldados aguardan, esperando irrumpir en la casa. Una pequeña sonrisa aparece en los labios del susodicho, haciendo levantar su bigote. Mediante señas, les guía por la casa, señalando la cama donde el mago se revuelve algo inquieto entre sueños, al no encontrar el calor del cuerpo del hombre a su lado.
Los soldados se abalanzan sobre el mago, que grita asustado al sentir los guanteletes de metal rodear sus brazos, y levantándose a trompicones empujados por los otros, trata de hacer su magia, pero seis pares más de manos se lo impiden.
-Eh, ¿Qué es lo que pasa aquí?-grita, tratando de deshacerse de sus captores. Un puñetazo en la boca del estómago le hace toser y quedarse quieto, respirando con dificultad-, M-Malcolm… Ayúdame-jadea, mirando al hombre, pero por parte de este solo recibe una mirada de indiferencia, que le parte el alma en dos-, ¡Malcolm, ¿Qué es lo que está sucediendo?!-un tirón de brazos le pone derecho, pero el mago le quiere pedir explicaciones-, Malcolm-se intenta dar la vuelta, pero esta vez le golpean en la cabeza, dejándolo medio aturdido. Lo único que ve antes de desvanecerse por completo es un gesto de despedida de su amado, un gesto de burla…
No sabe cuánto tiempo ha estado inconsciente, pero cuando despierta, es gracias a una patada que le propinan en las costillas. Tose, agarrándose el lado lastimado, retorciéndose en el suelo y mirando al que le ha agredido, un soldado, no sabe identificar de que ciudad.
-Levanta gusano, tu juicio está al caer-juicio. Esta palabra resuena en la mente de Twisted Fate, un campeón de la Liga de Leyendas… Hasta hace un tiempo al menos.
-¿Por qué estoy aquí, de que se me juzga?-el soldado lo ignora, obligándolo a que se levante, poniéndole unos pesados grilletes. Furioso por no saber qué demonios está sucediendo, intenta invocar su magia, pero no la encuentra en su interior, y eso le asusta-, ¿q-qué me habéis hecho?-el pánico le domina poco a poco, llegando a atizarle al soldado, pero este ya esta prevenido, y le noquea después de un pequeño enfrentamiento.
Sin mediar palabra, lo lleva a una sala, donde apenas hay gente: un juez, un anotador, y un par de personas a las que no conoce… Salvo a una.
-¡Malcolm!-grita, liberándose de su captor, y corriendo hacia su amado, pero dos soldados lo detienen, justo cuando va hacia él, propinándole un par de golpes que lo dejan maltrecho.
-¿Es él?-una voz de tenor aparecen en la sala, proveniente del juez. Entonces, Graves se levanta, asintiendo.
-Si su señoría… Fue él quien lo mató-el alma de Twisted Fate cae a sus pies. ¿Matar? Él no ha matado a nadie, ¿y Graves lo vio?
-E-eso es mentira, yo no he matado a nadie-con cada palabra, las lágrimas en los ojos del mago se hacen presentes, mirando a Graves suplicante-, yo no he hecho nada. Malcolm… ¿Qué estás diciendo?-a un gesto del juez, los soldados se retiran junto con él de Graves, acercándolo a él.
-Twisted Fate, por el asesinato de Roderick Gorvarsone, te condenamos a cadena perpetua-el mazo no se hace esperar, y entre gritos, súplicas y maldiciones, y sin saber que ha pasado, Twisted Fate es arrastrado fuera de la sala, encerrado, y posteriormente conducido a la cárcel con la peor fama de todo Valoran, un lugar donde solo reina la ley del más fuerte, y donde los débiles prefieren suicidarse antes que tener que lidiar con el dolor…
Un año atrás:
-Fate, eh Fate-un susurro apresurado pone al mago sobre aviso, levantándose del cochambroso camastro de su celda-, ya es la hora-.
Recogiendo sus escasísimas posesiones, Twisted Fate se pone al lado de la reja. Su compañero de celda está dormido. Lo mira con odio… Con un odio profundo y visceral, con unos ojos verdes esmeraldas. Hoy es el gran día, el gran día en el que saldrá del Infierno y volverá a la superficie. Distraídamente, acaricia el muñón de su brazo izquierdo, preparándose para morir o ser libre por fin. Deseaba conocerlo. Deseaba verlo, a aquel que ha propiciado su huida de la cárcel.
Un gorgoreo al lado de su celda le hace mirar por entre los barrotes. El guardia acaba de ser dejado inconsciente sin ningún ruido, y un leve tintineo de metal se deja oír. Segundos después, alguien vestido de guardia pasa las llaves de la celda, mientras que se ocupa del cuerpo del otro.
-Date prisa muchacho, no puedes perder esta oportunidad-en la oscuridad y con habilidad resultante de perder un brazo, Twisted abre la puerta de la celda sin apenas ruido. El falso oficial de fuera vuelve a cerrar la celda, sin temor a que el otro pueda descubrirlos, ya que está fuertemente sedado. Le pasa unas cuantas cosas en un hatillo, conduciéndolo a su propia celda, donde retira el camastro, dejando al descubierto un buen túnel-, vete ya-un pequeño revuelo comienza a oírse-, él está del otro lado, no te preocupes por nada-le obliga a meterse en el hueco, despidiéndose de él, poniendo luego una tabla a mitad del agujero y rellenando el hueco restante con tierra, colocando finalmente una losa igual. Todavía tiene tiempo de desvestirse el traje de guarda que consiguió robar hace unos días y esconderlo, hasta que llegan los de seguridad, revisando celda por celda.
Encuentran el cuerpo desmayado del guardia, y la celda medio vacía del mago, poniéndose todos en revuelo.
-Buena suerte, pequeño-murmura el otro, antes de que la luz de las linternas le dé en los ojos y finja despertarse sobresaltado.
Mientras tanto, una sensación de asfixia y apremio aprieta el pecho del mago, al arrastrarse por el túnel. Se le hace eterno hasta que, por fin, consigue salir. Lo primero que vislumbra es la luz de la luna, hermosamente llena aquella noche en que puede respirar libertad después de cinco largos años viviendo en la injusta oscuridad. El aire de la noche sopla en su rostro, moviendo su largo y descuidado pelo hacia detrás, haciendo que, en muchos años, la emoción surque sus venas y se manifieste en lágrimas en sus ojos. Se arrodilla en el suelo, cubierto de hierba, cayendo después, sollozando sin control, gritando de libertad.
Unos pasos a su espalda le hacen volverse fieramente, preparando sus piernas para correr. No permitiría que le volviesen a capturar, no ahora que había saboreado la libertad.
-Bienvenido a la superficie, Twisted Fate-una figura oscura avanza hacia él con paso tranquilo. Puede distinguir el brillo de la armadura que cubre su cuerpo, captar el amarillento reflejo de sus ojos, pero lo que más le llama la atención es la extraña extremidad que procede de su espalda, una mano que brilla tranquilamente, iluminando tenuemente el camino de su dueño-, no tengas miedo. Mi nombre es Viktor, soy el que te ha ayudado a salir de ese infierno.
-¿Por qué lo has hecho?-su voz esta ronca, de haber estado gritando momentos antes-, solo soy un humano normal, ya no soy nada, solo soy una sombra de lo que era… En la Liga se tienen que haber olvidado de mí ya… Ya no valgo para nada-.
Una risa algo metálica sale de debajo de la máscara de su salvador.
-No todo está perdido, querido muchacho. Permíteme que te ayude a recuperar tu antigua gloria, a consumar tu venganza, a cambio de unos pequeños favores-Viktor tiende su mano hacia el mago, el cual la mira, con desconfianza, pero la idea de la venganza es demasiado tentadora. Sin temor alguno en su mirada verde, toma esa mano salvadora, y junto con Viktor, abandona para siempre aquella región oscura…
No sabe cuánto dura el viaje, pero lo primero que le ofrece Viktor nada más llegar a su laboratorio es un buen baño, el cual Twisted Fate acepta de buen grado. Después de un par de horas, el mago sale como nuevo. Su pelo antes descuidado ahora brilla gracias al lavado, y su larga y fea barba ha sido recortada y afeitada. Sale simplemente con una toalla enrollada a su cintura.
-Vaya, te ha sentado bien el baño-se acerca a él, mirándolo a través de su máscara-, bien… Ahora solo descansa, te enseñaré tu habitación-le guía por un laberinto de pasillos llenos de tecnología que el mago no comprende, hasta un cuarto apartado del laboratorio-, duerme todo lo que quieras. Mañana va a ser un día doloroso para ti- el moreno se sobresalta, pero la misma risa metálica aparece-, tranquilo, será bueno para ti… Quieres recuperar tu brazo, ¿no?-…
En la actualidad:
Tranquilamente, Twisted Fate pasea por entre las calles del Piltover, mirando al cielo, viendo la luna en cuarto creciente, y sonriendo. Después de un año, por fin se ha acabado acostumbrando al peso de su brazo mecánico, el cual puede mover como si fuese el suyo propio. Cuando Viktor se lo puso, sufrió, pero no tanto como sufrió en la cárcel. Prefiere ocultarlo bajo la manga de su gabardina, al igual que su mirada bajo su sombrero nuevo. Después de pasar el año anterior atendiendo las necesidades de Viktor, por fin era libre… Con la condición de acudir si él se lo pedía. Era un bajo precio por todo lo que el hombre-máquina había hecho por él.
Por fin era libre para poder vengarse, vengarse del hombre que lo había vendido vilmente, sin ningún tipo de consideración o explicación. Silenciosamente, entra en el local que antes frecuentaba con él, una taberna normal y corriente, donde corre el whisky y el juego enfrenta a cualquiera. Se sienta en un rincón alejado de las mesas de juego y pide un whisky con una sonrisa encantadora a una de las camareras. Gira la cabeza, buscándolo con la mirada… Y lo ve… Su corazón da un vuelco, despertando sentimientos que creía que habían muerto hace muchísimo tiempo.
Bebe un trago del vaso, sin dejar de mirar a Malcolm Graves, el cual ríe al ganar otra ronda de juego. Pero la risa no dura mucho, baja la cabeza, y a Twisted le parece que suspira, antes de volver a levantar la cabeza, con la mirada llena de arrogancia. Así pasan alrededor de treinta minutos, en los cuales el mago no deja de mirarlo, anhelante, deseando ir hacia allá, besarlo, abrazarlo, matarlo, hacerle sufrir… Son tantos sentimientos encontrados que no sabe qué hacer. Pero entonces, Graves levanta la cabeza, y sus ojos se fijan en él por casualidad. Se levanta repentinamente, sobresaltando a todos los jugadores en la mesa, dejando caer el puro de su boca por la sorpresa. Twisted simplemente se levanta y se va de la taberna.
Por su parte, Malcolm Graves no puede creer lo que está viendo. Twisted Fate, en la taberna, en frente de él, mirándolo con unos ojos que no son los suyos. Ve al mago salir de la taberna, y sin pensárselo dos veces, sale precipitadamente de allí, olvidando su partida, sus apuestas y hasta su fiel escopeta. Solo tiene ojos para él, para su hombre.
-¡Twisted!-grita cuando sale, pero lo único que le responde es el sonido de la puerta al cerrarse. El pistolero se vuelve hacia todos los lados, desesperado-, ¿dónde estás, Twisted?-la desesperación y el anhelo se hacen presentes en su voz. Está Graves tan alterado que no se da cuenta que de detrás de él surge una sombra amenazadora.
-Aquí-Malcolm se da la vuelta velozmente, pero un puño de hierro impacta en su estómago, haciendo que se doble hacia delante, y luego en su cabeza, haciendo que caiga como el plomo al suelo-, aquí maldito. Para tomar mi venganza luego de seis años-…
Un gemido asoma a sus labios cuando por fin recupera la conciencia. Le duele la cabeza, seguramente del golpe propinado. Apenas ve algo en la oscuridad que lo rodea. Intenta moverse pero le es imposible, está encadenado a una pared, con los brazos extendidos a ambos lados de su cuerpo, sin movilidad, de pie. Mira a todos los lados que puede, viendo una ligera luminiscencia acercarse a él, hasta su izquierda.
-Twisted-susurra Graves.
-Silencio, no quiero escucharte-un clic suena y la estancia se ilumina, mediante una bombilla en el techo. Entonces es cuando Malcolm Graves ve al hombre que amó y sigue amando. El pelilargo se gira, quitándose el sombrero, mostrando sus ojos verdes, llenos de odio dirigido contra el hombre enfrente suya, el cual no puede evitar soltar un jadeo.
-S-suéltame… Quiero abrazarte… ¿Dónde has estado?-el pecho de Twisted Fate se hincha de furia con cada respiración, que cada cual es más profunda que la anterior. Aprieta su puño humano, y con un grito lo impacta en la cara de Graves, el cual suelta un gemido-, ¿por qué…?-.
-Y… Y preguntas por qué-jadea el moreno, al borde del llanto-, e-eso debería preguntarlo yo, maldita sea-se cubre la cara con la mano con la que lo ha pegado, soltando un sollozo.
-Yo… No entiendo nada, Twisted. ¿Por qué desapareciste sin decirme nada?... No sabes cuánto he sufrido desde que te fuiste, pensé que estabas muerto-.
-¿Sufrir?... ¿¡Sufrir!?-grita, golpeándolo de nuevo-, ¡yo sí que he sufrido, maldito! ¡Por tu culpa he pasado cinco años en el infierno, y ahora voy a vengarme!-se quita la gabardina, dejando al descubierto su brazo mecánico, del cual saca un cuchillo oculto, accionando un mecanismo.
Un jadeo de sorpresa se escapa de los labios de Graves al ver el brazo.
-¿Q-qué te ha pasado?-una risa triste se deja oír.
-La ley del más fuerte, Graves, la ley de la peor cárcel de todo Valoran… No tienes idea de cuánto he sufrido. Yo sí que he sufrido, al saber que me traicionaste… Al saber que el hombre que me amaba me vendió por el vil metal… Yo pensaba que me amabas, maldito seas-se acerca a él, con el cuchillo de su mano mecánica desenfundado-, no te mataré rápidamente, bastardo… Voy a hacerte sufrir, voy a hacerte pasar por todas las penurias a las que me he visto sometido allí-sin mediar palabra, coge impulso, llevando su brazo hacia el cuerpo del apresado, con la hoja por delante…
Bueno, hasta aquí el prologo. La historia irá cogiendo fuerza a medida que vaya avanzando. Puede que los personajes este un poco OC pero bueno, es solo una historia de tantas, ya sabéis. Este fic no va a ser muy agradable que digamos, así que estáis advertidos. Nos leemos en el próximo capítulo, muchas gracias ^^
