Disclaimer: Esta es una traducción de la historia original de Sylvana Wood, Exorcism, que amablemente me ha permitido traducir y publicar. Todos los personajes reconocibles pertenecen a JKRowling, mientras que la historia original pertenece a Sylvana Wood.

Exorcismo.

Capítulo 1

1

Severus Snape abrió con furia la puerta de la Sala de Menesteres y se metió dentro.

¡Por fin paz! Pensó ni bien entró. Dame un lugar en donde pueda encontrar paz. La cabeza le dolía sin piedad. Enseñar pociones a un montón de imbéciles no se había hecho más fácil en los últimos años, y el estrés de tener que estar constantemente vigilando para que no cometieran ninguna tontería o que causaran alguna explosión. Eso, y el tener que soportar las cuchilladas en la espalda, los comentarios hirientes y las miradas cargadas de desdén de sus colegas. Eso no ayudaba nada.

Aún después de cinco años desde la guerra, su nombre todavía no había sido limpiado. Se había salvado de Azkaban gracias a Potter, quien atestiguó en su defensa, pero sin embargo y a pesar de haber vencido a Voldemort y de ser admirado como un héroe, la reputación de Potter todavía era la de un joven, de alguna manera. Confundido e irracional.

Los reportes de Harry sobre Severus y las misteriosas tareas que llevaba a cabo como espía de Dumbledore, no había hecho más que agregar peso a su reputación de 'mente liviana', así que no le había hecho ningún bien a Severus, sobre todo después que el Maestro Pocionista había echado a Rita Skeeter de su casa cuando la molesta mujer había ido a verlo, prometiéndole publicar su verdadera historia.

Y Severus sabía bien lo que significaba 'verdadera historia' para Rita Skeeter.

Así que regresó a enseñar pociones, a pesar de la oposición de la Directora para aceptarlo de regreso en Hogwarts, a pesar de la desconfianza de sus colegas y el desagrado y también la desconfianza de los estudiantes de su propia casa. En resumidas cuentas, Severus solo había tomado la única oportunidad que le quedaba para ganarse la vida en un ambiente que conocía bien. Al menos tenía eso como ventaja.

Algunas veces se preguntaba si no hubiera sido mejor morir aquel día, el día de la batalla final, hacía ya cinco años.

No tenía ningún amigo y era tan aborrecido, odiado y sospechado como antes. Su vida entera era un desastre y no parecía haber algún cambio o promesa de mejora en el futuro cercano.

Hubiera preferido poder abandonar Gran Bretaña, enseñar en Durmstrang o trabajar en un Apotecario en alguna parte, pero el Ministerio le había dejado bien claro que debía permanecer en el país, que no tenía que ser sospechado de estar involucrado en alguna clase de actividad de dudosa moral y que más le valía mostrarse agradecido porque le habían permitido volver a ser profesor. Como si hubieran tantos Maestros Pocionistas que quisieran enseñar, especialmente ahora que Slughorn se había ido, pensó Severus.

El único desahogo que podía obtener eran las pocas horas de paz que encontraba en la Sala de Menesteres.

Paz, tranquilidad y hermosos sueños. Eso era lo que le había pedido a la sala aquel día, como tantas otras veces lo había hecho cada vez que entraba. Pero todo lo que obtuvo fue a Albus Dumbledore, de pie en medio de la habitación, con ese brillo en los ojos que tanto le molestaba.

"¡Mierda!" Dijo Snape en voz alta. "Este lugar todavía no funciona debidamente a pesar de todo el tiempo que ha pasado." Le echó una mirada venenosa al fantasma de Dumbledore y se dio la vuelta para tratar de abrir la puerta. Y la puerta ni se movió.

"¡Quiero salir de aquí de inmediato!" Bramó.

No pasó nada.

"¡Alohomora! ¡Ábrete! Yo, Severus Snape, profesor de esta escuela, ¡te ordena que te abras!"

Nada.

Severus dio unos pasos hacia atrás y se cubrió el rostro con un brazo. Apuntó una vez más a la puerta. "¡Cofringo!"

La puerta se estremeció un poquito pero nada más.

Le lanzó hechizo tras hechizo pero parecían ser absorbidos por la maldita puerta. Sacudió la cabeza con enfado y la miró con expresión asesina. Ahora sí que no sabía cómo salir de allí.

"Mi querido muchacho, no hay necesidad de tanta violencia. ¿Por qué no te sientas aquí conmigo y conversamos?" Dijo la imagen de Dumbledore o de quien fuera.

"¡Cállate! ¡No eres real!" Rugió Severus.

La aparición se rió alegremente. "Soy tan real como esta habitación o como la paz y quietud que viniste a buscar."

"¿Qué quieres?" Gruñó Severus a través de los dientes apretados. A veces era mejor seguirle la corriente a la Sala para poder encontrar la falla. Si tenía suficiente paciencia, podría salir de allí y el lugar estaría un paso más cerca desde el día en el que el Fiendfire de Crabbe casi la había destruido por completo. Pero llegar a ese 'a veces' era algo difícil de lograr, pensó Severus.

"Quiero ayudarte mi muchacho." Los ojos del fantasmal hombre brillaban detrás de los lentes de media luna.

"Si claro, como no. Incluso si fueras real, maldito viejo decrépito, ayudarme sería lo último en lo que pensarías. Más bien me torturarías o me darías tareas que podrían causar mi muerte. Así que, ¿qué significa esto? ¿Qué quieres?"

"TSK TSK" Dijo el Dumbledore de fantasía, moviendo la cabeza negativamente con teatralidad. "¿Es posible que no te caiga bien?"

"¡Pero qué observador!" Se burló Snape. "¡Ya dime que carajos quieres y luego desaparece!"

"No será necesario." La aparición cambió de forma como lo haría un boggart. Cuando se detuvo, había tomado la forma de Lily Potter y ahora la tenía frente a él, sonriéndole con dulzura. "De verdad Severus, quiero ayudarte."

"Largo." Susurró él, cubriéndose el rostro. "¡AHORA!"

La aparición cambió de forma otra vez. Ahora se había transformado en la anteriormente estudiante y ahora colega, Hermione Granger. Tenía puesto un corsé negro, una tanga de encaje y un par de tacones. Nada más. "¿Mejor?" Preguntó la aparición con voz seductora.

"¡NO!" Estalló Severus. "¿Y qué mierda significa todo esto? ¿Quién eres?"

La falsa Granger se acercó a él, caminado sobre esos altísimos tacones. Le puso una mano sobre el pecho y le sonrió pícaramente. "Soy tu hada de los deseos. He visto en tu corazón y tomé la forma de lo que deseas."

"¡NO DESEO A GRANGER! ¡Y CIERTAMENTE NO DESEO A DUMBLEDORE!"

La falsa Granger se rió. ''Para alguien que no tiene deseos, tienes pensamientos bastante sucios de vez en cuando." Le guiñó un ojo y su forma volvió a cambiar. Seguía siendo Granger, pero esta vez, y gracias a los dioses, estaba vestida con más decencia. "Has notado que Hermione creció, ¿verdad?"

"Todavía NO estoy muerto, ¿o sí? Así que claro que lo noté. Cualquier hombre lo notaría...:" Dijo él maldiciendo al 'hada' por lo bajo.

"TSK TSK. No trates de desviar mi atención, Severus. Como si fueras cualquier hombre...pero Hermione debe significar algo para ti o no la hubiera podido ver en tu corazón."

"Ella ha sido una constante fuente de molestias desde que llegó a esta escuela, y ahora también la tengo que aguantar como colega. Pero al menos, es agradable a la vista. ¡Ahora ve al grano pedazo de alucinación de mierda!"

"¿Eso es lo que crees que soy? Estás taaan equivocado..." La aparición sonrió con el rostro de Hermione, lo que resultaba todavía más molesto que el hecho mismo de estar desperdiciando el tiempo de Severus.

El Maestro Pocionista sacó su varita de la manga y apuntó hacia la aparición. "¡Finite Incantatem!" Pero la aparición solo hizo un gesto y siguió en donde estaba.

"Yo no sería tan ruda si fuera tú." Dijo la falsa Granger. "Estoy aquí para concederte tres deseos. Exactamente tres, y solo tres, sin importar lo que pidas. Solo tienes que llamarme y te concederé lo que quieras." Informó sonriendo, como tratando de animarlo.

"De acuerdo, entonces." Anunció Severus, pasándose la mano sobre la cara. "Deseo regresar en el tiempo, al día en el que tuve mi TIMO de Defensa contra las Artes Oscuras. Quiero recordar todo como lo recuerdo en este momento y quiero recordar las consecuencias de mis actos. Quiero tener una segunda oportunidad con Lily."

"¡Hecho!" La voz de la cosa-Granger se desvaneció y una pesada niebla lo envolvió, haciéndolo girar de izquierda a derecha y de arriba abajo, provocando que el almuerzo le llegara a las amígdalas. Lentamente, el viaje llegó a su final y la dichosa niebla se disipó.

2

Severus se encontró a sí mismo colgando de cabeza y su túnica le tapaba la cara. Sus manos trataban desesperadamente acomodar la prenda para ocultar sus pantalones.

Sabía exactamente dónde y cuándo se encontraba. Y por qué…

Mucha gente, en grupos, lo rodeaba, y arengaban a sus verdugos. Black, Potter y Pettigrew se reían como maniáticos. Lupin, como siempre, hacía la vista gorda, ocultándose en las páginas de un libro.

Y allí estaba Lily. Su Lily. Se regocijó en la visión de esa chica. Se la veía tan hermosa y adorable como la recordaba. Pero en lugar de la enfadada expresión que alguna vez creyó recordar, de la primera vez que había pasado por esta experiencia, le pareció ver que la expresión de la joven cambiaba por un segundo, como si fuera a reírse, por un breve instante. "Déjenlo en paz." Dijo.

"Claro." Dijo Potter y movió su varita. Severus trató de protegerse de la caída, pero fue soltado tan rápido que terminó hecho un ovillo en la hierba.

Se desenredó de su túnica y se puso de pie rápidamente, pero Black le lanzó un hechizo inmovilizador. "¡Petrificus totalus!"

Y Severus volvió a caer, rígido como una tabla. Había olvidado lo cobardes que eran y que siempre se estaban cuidando las espaldas mutuamente. Debía mantenerse tranquilo si quería que esta vez, las cosas terminaran de manera distinta.

"¡QUE LO DEJEN EN PAZ!" Gritó Lily esta vez. Su propia varita estaba en la mano ahora y Potter y Black la miraban con cautela.

"Ah, Evans, no me obligues a hechizarte." Dijo Potter con suficiencia.

"¡Entonces déjalo en paz!"

Potter inhaló profundamente. Luego se volvió hacia Severus y murmuró el contra hechizo.

"Ahí tienes." Dijo James Potter, mientras Severus trataba de ponerse de pie. "Tienes suerte que Evans estuviera aquí, Quejicus..."

Eso fue todo. "Al menos ahora puede verte en toda tu patética gloria Potter." Masculló Severus. "El héroe del Quidditch, quien no puede hacer nada sin la presencia de sus amiguitos mientras se pavonea por ahí. El cobarde que necesita que los otros tres le cuiden la espalda..."

"Cuidado Quejicus." Dijo Black perezosamente. "Si mis calzones fueran tan grises como los tuyos, me escondería en una cueva y me callaría la boca. Evans misma está shockeada de por vida y ahora sí que no te volverá a ayudar."

"¡No me importa!" Gritó Severus con humillación. "¡No necesito la ayuda de ninguna maldita Gryffindor!" ¡Ay mierda! ¿De dónde había salido eso?

Lily parpadeó.

"De acuerdo." Dijo ella con frialdad. "No me molestaré en el futuro. Y yo lavaría mis calzoncillos si fuera tú, Quejicus."

Dio media vuelta y se fue.

"¡Evans!" Gritó Potter. "¡Hey! ¡Evans!"

Pero ella no se volvió.

"¿Qué le sucede?" Dijo, tratando de aparentar que era algo que en realidad no le importaba y fallando miserablemente.

"Leyendo entre líneas, amigo, yo diría que es un poco engreída..." Comentó Black.

"Cierto..." Dijo Potter, quien ahora se veía furioso. "De acuerdo..."

Una nueva ráfaga y Severus volvió a encontrarse de cabeza, flotando a varios metros del suelo y su varita escapándose entre sus dedos.

"¿Quién quiere ver cómo le quito los pantalones a Quejicus?"

"Ya basta James. Es suficiente." Finalmente, Lupin había cerrado su libro y se había puesto frente a Potter. Poner a un hombre lobo de prefecto...pensó Severus con desdén mientras trataba de nuevo de poner su túnica en su lugar. El cobarde Lupin que hacía que no veía lo que sus amigos hacían.

"¿O qué, Remus? ¿Me vas a quitar puntos?" Se rió Potter y Pettigrew lo imitó.

"Si tengo que..." Contestó el otro con ese tono de voz de buen tipo que siempre usaba.

"De acuerdo. De acuerdo, pero solo porque me lo pediste con tanta amabilidad." Dijo Potter sonriendo. Acto seguido, liberó a Severus del hechizo, dejándolo caer de nueva cuenta. Black, como si nada, le lanzó un hechizo inmovilizador en las piernas, luego, los desgraciados bastardos se fueron. El corrillo se disolvió y Severus se arrastró por el suelo hasta que pudo llegar hasta su varita y deshacer el hechizo.

Muy confundido, fue al dormitorio de Slytherin y se dejó caer en su cama, cerrando las cortinas. Necesitaba estar solo y pensar. Estaba pasmado. Lily lo había llamado Quejicus frente a toda la concurrencia que aclamaba a Potter. ¿Y de verdad se había burlado de su ropa interior vieja? Y él que había pensado que ella entendía lo pobre que era, que tenía que usar la ropa hasta que estaba tan gastada que se deshacía. Era casi como si a ella no le importara...No. Eso no podía ser. Ella era su mejor amiga. Y él la amaba.

Llamarla una maldita Gryffindor no podía haberla ofendido tanto, ¿o sí? Tenía que averiguarlo. Tenía que ir y hablar con ella.

3

"Lily, lamento haber dicho lo que dije, pero es que tú te burlaste de mí en frente de todas esas personas."

"No me burlé de ti y no me interesa si lo lamentas o no."

"Te reíste cuando Potter me lanzó el levicorpus."

"Te defendí. Le dije que se detuviera."

"Oh, sí, pero no era porque lo estuvieras haciendo exactamente por mí, ¿no? Apenas me miraste. Era 'Potter esto, Potter lo otro', tampoco estabas interesada en Black. Y él es tan malo como Potter, pero tú simplemente lo ignoraste. Casi podría asegurar que estabas más preocupada por apartar a Potter de sus malvadas acciones. Quieres que sea digno de ti, ¿verdad?"

"Estás siendo ridículo Sev. ¿Por qué siempre estás buscando líos con James Potter? No puedes vencerlo." Lily miró a Severus con seriedad, quien estaba de pie junto al retrato de la dama gorda.

"Qué interesante. Yo no soy el que busca problemas con él y tú lo sabes. Siempre están juntos cuando atacan, esos cobardes. ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Sufrir en silencio?" Severus no podía creer que Lily tomara partido por Potter.

"No, claro que no, pero siempre te dejas provocar, Sev. No es de asombrar que James disfrute tanto incitándote a pelear."

"¿Ahora lo llamas James? ¡Pero que dulce! Así que al final, has decido salir con él, ¿no? En vistas de cómo prefieres coquetear con él a mis expensas."

"¿Tus expensas? ¿De qué estás hablando? Él es mi compañero de casa, ¿o no? Y tú me fuerzas a ponerme en su contra todo el tiempo. Eso no es coquetear."

"De acuerdo, como quieras, pero no es como si tú no hicieras lo mismo conmigo, ¿no? No me tomes por un tonto, Lily. Sé lo que vi. Y cómo es eso de que la culpa es siempre mía y no de Potter? Dime que él no te gusta."

"Claro que no. No seas tonto."

"Entonces quédate conmigo, Lily. Tú sabes que te..." Severus se mordió el labio. La chica lo miró con los ojos muy abiertos y, ciertamente, un poco halagada, o eso pensó Severus.

"Está bien." Dijo ella finalmente. "Saldré contigo."

Con un suspiro de felicidad, Severus se alejó.

4

"¿No me vas a besar?"

"Más tarde. ¿Viste el brazalete que James le dio a Alice Fenwick?" Lily estaba jugando con la rosa que Severus le había dado por el Día de San Valentín, durante aquél sexto año de escuela. Había estado indeciso sobre qué debía regalarle. Si chocolates de Honeydukes o una rosa. Con el poco dinero del que disponía, no podía permitirse darle ambas cosas. Al final, se había decidido por la rosa. Había pensado que era más romántico. La sonrisa que Lily le había mostrado se había visto forzada.

"Si, lo vi." Comentó él, no muy feliz. "El nenito rico de papá, presumiendo de nuevo."

"No estaba presumiendo. Solo le dio algo muy hermoso."

¿Era eso envidia en su voz?

"Alice dice que siempre es muy atento. Es una chica con suerte."

"¿Te arrepientes de estar conmigo?" Preguntó Severus con tristeza.

"Claro que no." Lily inhaló el perfume de la rosa y cambió el tema de conversación.

5

"Snape, ¿me permite unas palabras, por favor?" La profesora McGonagall lo detuvo al final de la case de transfiguraciones, al principio del séptimo año. Le hizo un gesto para que se acercara.

Sentada detrás de su escritorio, lo miró con mucha frialdad, mientras él se encontraba de pie. Ni siquiera le ofreció una silla.

"Ha llamado mi atención que usted está, ah...digamos, envuelto con una de mis Gryffindors. Una de las brujas más brillantes que mi casa haya tenido alguna vez." Estrechó los ojos e hizo un gesto de desagrado. "Y aunque la mayoría de estas relaciones de jóvenes son de corta duración, los rumores indican que sus intenciones son de un carácter, mas... ¿permanentes?"

"No veo cómo eso puede ser de su incumbencia." Siseó Severus.

"Me tratará con el respeto debido a un profesor y a una Jefa de Casa, jovencito. No quiero ninguna de sus evasivas tácticas de Slytherin aquí. Ahora. ¿Es eso verdad?"

"¿Y si lo fuera?"

"Se lo advierto Snape. Quite sus manos de Lily. Ella no es para usted. NO voy a permitir que la ensucie y la arrastre por el fango en el que usted y sus amiguitos Slytherins se revuelcan. Si sabe lo que es bueno para usted, se mantendrá alejado de ella."

Severus apretó los dientes. La furia lo estaba poniendo casi fuera de sí. Esa maldita vieja bruja. Nada había cambiado...o por lo menos, no cambiaría nada en los próximos 26 años. Se preguntó lo que podría pensar de sus planes de proponerle matrimonio a Lily una vez que terminaran la escuela. Iba a ser aprendiz de Arsenius Jigger, y cuando fuera apotecario, podrían casarse. Jigger había dado a entender que se retiraría en algunos años, así que si Severus hacía bien las cosas, podría heredar el negocio. Lily también era muy buena en pociones también. Hacía dos años, Severus le había obsequiado el libro de pociones de su madre, con sus propias anotaciones en los márgenes, y ella había hecho buen uso del regalo. Slughorn, ese viejo tonto, estaba totalmente enamorado de ella desde ese momento y las notas de Lily habían llegado hasta el cielo. Podían tener un salario decente, juntos. Incluso también podrían permitirse un niño o dos. Un hijo que sería deseado y amado, no como él...

"Sev, ¿a dónde vas?" El objeto de sus sueños despierto lo trajo de regreso a la realidad.

"Iba a buscarte en realidad. ¿Quieres dar un paseo por el lago?"

"Ahora no, Sev. Alice Fenwick nos invitó a todas las chicas a Madame Puddifoot. ¿Ya te enteraste? James Potter le propuso matrimonio. ¡Es tan afortunada! Él le dio un anillo de diamantes."

Severus tragó saliva con dificultad. No era la primera vez que él pensaba que el interés de Lily en Potter y su riqueza era muy pronunciado. Se preguntó qué pensaría de sus modestos planes, así que se los contó.

"No quiero decidir algo tan serio todavía Sev. Dame un poco más de tiempo, ¿sí?" Le acarició la mejilla y él se inclinó hacia ella. Esa clase de gestos de ternura era algo muy raro de parte de Lily hacia él. "Además, con nuestros talentos, podríamos apuntar más allá de ser apotecarios. Hay fama y riquezas esperándonos allí afuera..."

"Con tu ambición, deberías haber estado en Slytherin, ¿sabes?"

"¡De ninguna maldita manera! ¡Yo no soy como ellos! ¡No son más que un montón de malditos bastardos! Oh, Sev...lo siento..." Le sonrió como con vergüenza al ver la expresión en el rostro al muchacho. Por su parte, Severus sintió como si una bludger lo hubiera golpeado de lleno en el abdomen. Sin poder hablar por el nudo que sentía en la garganta, la besó en la mejilla y se alejó.

El joven sentía como si un velo se hubiera levantado de sus ojos. Desde que había sido adolescente la primera vez, el amor por esa chica lo había enceguecido. Para él, ella era perfecta, así que nunca había siquiera desviado la mirada hacia otra chica que no fuera ella. La necesidad de impresionarla, de por fin ser alguien, de poder convertirse en alguien poderoso, en lugar de ser rico y popular como Potter, lo había llevado hacia Voldemort. Sin embargo, en esta línea temporal, había rechazado a sus propios compañeros de casa, había ignorado las invitaciones de Lucius Malfoy para esas salvajes fiestas de Mortífagos y había evitado el contacto con el grupo de Slytherins de mayor edad, quienes se convertirían, con el tiempo, en Mortífagos, y quienes lo habían atraído hacia Voldemort la primera vez, con la promesa de convertirlo en alguien importante.

En esta realidad, no había hecho nada de eso y ahora se encontraba solo y aislado en su propia casa, pero no le había importado. Todo lo que importaba era Lily y por ella había hecho todo.

Solo que todo había sido en vano.

Nada de lo que había hecho por ella, había significado alguna diferencia. Si tenía que ser honesto consigo mismo, tenía que admitir que Lily no lo amaba. Siempre era buena con él y hasta cariñosa por momentos. Las atenciones que Severus le prodigaba la habían halagado al principio y hasta se había mostrado cómoda. Pero lo cierto era que nunca pasaban tiempo juntos con otras personas. Ella nunca lo incluía en sus salidas con sus amigos. NO era como si a él le importara, pero tenía la impresión de que a ella le daba vergüenza que la vieran con él.

¿De verdad era esto lo que quería? Y no le rompería el corazón si se daba por vencido y admitía la derrota? Cuando sus pensamientos alcanzaron este punto, Severus no pudo evitar caer en la cuenta de que su corazón había estado roto desde hacía muchos años, desde que Lily se había negado a perdonarlo por el 'sangre sucia'. Y la manera en la cual interactuaban en esta realidad, donde el incidente no había ocurrido, no hacía nada para ayudarlo a cerrar esa negra herida en su corazón. Lily se había reído de él incluso antes de que la llamara sangre sucia. Ella no lo había amado entonces, porque de amarlo, se hubiera comportado de manera diferente.

Se burlaría alguien de su mejor amigo en una situación como esa? A Severus le parecía que no. Cuando había sido joven la primera vez, no tenía idea de cómo debían comportarse los mejores amigos. En cambio, esta vez, si lo sabía. Debido a su deber como profesor, había tenido que vigilar al trío Potter – Weasley – Granger, muy de cerca de través de sus años de escuela. Habían tenido diferencias entre ellos, pero a pesar de todo y todas las situaciones en las que habían estado, Hermione Granger nunca había abandonado a Harry Potter. Lo había apoyado durante lo bueno y lo malo. Lo había ayudado y había permanecido a su lado, estando o no de acuerdo con él. Así era como se comportaba un mejor amigo. Y esa no era la manera en la que se había comportado Lily.

Claro que, llegando al final de su séptimo año y estado cerca de los EXTASIS, Lily todavía se comportaba como la adolescente que era y él tenía la experiencia de veinti- tantos años para mirar. Ella podía tener diferentes expectativas de las que ella podía tener. Sin embargo, Hermione Granger había sido una adolescente también, pero Severus tenía que admitir que Lily quedaba muy pequeña en comparación con Hermione. En la otra vida, Lily se había casado con Potter ni bien habían terminado la escuela, así que Severus no podía echarle la culpa de su indecisión sobre un compromiso serio a su juventud. ¿Tal vez estaba molesta porque no había quedado como Premio Anual, como todo el mundo esperaba que fuera? Severus sospechaba que esa era la manera de McGonagall de castigar a cualquiera de sus Gryffindors que osara asociarse con un Slytherin. En lugar de Lily, habían nombrado Premio Anual a Alice Fenwick junto a James Potter.

Severus suspiró con tristeza. Dumbledore había hecho Premio Anual a Potter. Si alguna vez había tenido la mínima duda de que el Director solo se preocupaba por sus favoritos, ya estaba bien despejada ahora. La sonrisa fanfarrona que Potter le dedicaba cada vez que se lo cruzaba en algún corredor era casi insoportable para Severus. Era como una bofetada.

Dumbledore y sus ideales definitivamente no representaban la clase de sociedad en la que Severus deseaba vivir. Casi se sentía tentado a unirse a los Mortífagos una vez más, por pura furiosa rebeldía, pero ahora sabía que era mejor no hacerlo. No había honor ni lealtad entre ellos. No eran más que un grupo de criminales, muchos de ellos crueles y brutales asesinos, movidos por la insanidad del deseo de poder. Mientras que la Orden del Fénix de Dumbledore no era un grupo de valientes damas y caballeros, lo cierto era que no era un nido de homicidas. Si se unía a las filas de Voldemort otra vez, la historia se repetiría. Lily se alejaría de él y se casaría con Potter. Nacería un hijo y una profecía sería pronunciada, para que luego, Lily terminara muerta. No había regresado para eso, para revivir esa parte de su vida.

En silencio, maldijo al hada de los deseos. Le había otorgado exactamente lo que había pedido. Tenía una segunda oportunidad con Lily justo como había deseado. Solo que esta vez, no parecía haber tenido más éxito que la primera vez. Debería haber deseado el amor de Lily en lugar de una oportunidad, pero la verdad era que quería ser amado por él mismo, no debido a alguna magia involucrada. De haber querido eso, hubiera preparado un filtro de amor.

Había estado tan seguro de poder conseguir el amor de Lily. Y había pensado que lo lograría si no la llamaba de esa horrible manera. Que tonto había sido.

6

"Severus, tenemos que hablar."

"¿Si?" ¡Por Merlín! Por cuantos clichés tendrían que pasar, pensó Severus. Lo próximo que ella le diría era que había muy poco en común entre ellos.

"Severus, he estado pensando en nosotros. Tú sabes...hacia dónde va nuestra relación, sobre lo que vamos a hacer cuando termine la escuela...y creo que estaremos mejor siendo solo amigos, ¿sabes?" Lo miró con los bellos ojos verdes llenos de lágrimas, en apariencia, desesperada por hacerlo entender.

"No quiero perder tu amistad Sev, pero es que tenemos tan poco en común, en realidad. No creo que podamos estar juntos de la manera que tú deseas...lo siento...yo no te..."

"Tú no me amas." ¿Por qué no podía hacerlo más fácil para ella? Las súplicas no la harían cambiar de opinión y él lo sabía. Una vez había suplicado. No lo haría otra vez. Al parecer, su destino era pasar toda la vida solo, deseando alguien con quien compartirla, pero sin poder tenerla. Aparentemente, el destino si existía.

"Eso no es verdad. Si te amo, pero, tú sabes...solo como amigo. Has sido mi mejor amigo por tanto tiempo...por favor Sev, dime que no estás enfadado conmigo."

Severus cerró los ojos e inhaló. ¡Pero qué tonto había sido! "Sabes que haría cualquier cosa por ti, Lily...por qué..."

"Es James. Lo siento Sev..." Lloriqueó ella al ver la furiosa expresión en los ojos de él.

"¿Potter? Él se va a casar con Alice Fenwick, ¿verdad? ¿VERDAD?"

"Terminaron. Ella sale con Frank Longbottom ahora."

"Ya veo." Dijo Severus, resignado a su destino. "Entonces el niño rico te quiere como su último trofeo, ¿no?"

"¡No hables así de él!" Ahora Evans estaba furiosa. "Si quieres saber, me propuso matrimonio y luego me dijo que había estado secretamente enamorado de mi todo este tiempo, solo que pensaba que no quería estar con él debido a ti."

"Oh, así que entonces es mi culpa que ustedes dos no pudieran estar juntos, ¿no?"

"Bueno, sí. ¡Es tu culpa después de todo! ¡Parece que ha sido una buena decisión el romper contigo! ¿Por qué siempre estás tan enojado Sev? Me asustas..."

"¿Por qué siempre estás tan enojado Sev?" Severus la imitó con una voz subida de escala. "¿Se te ha ocurrido alguna vez preguntar por qué Potter y sus amigos siempre me atacan? ¡Nunca de a uno, siempre en conjunto! ¿Y los tengo que amar?" Le gritó con el rostro enrojecido de furia.

Lily lo miró con los ojos enormes y las lágrimas corriéndole por las mejillas. Dio un paso atrás, acobardada.

"Maldición Lily!" Gritó él otra vez. "¡No te acobardes! ¿Quién crees que soy? ¿Mi padre? ¡Yo nunca te lastimaría!"

Ella sacudió la cabeza negativamente y se limpió la nariz, pero siguió lloriqueando.

La rabia de Severus se desvaneció al instante. Se sentía frío y vacío. Tal vez si era como su padre después de todo. No había querido asustar a Lily, pero lo había hecho. Tal vez su padre no había querido asustar a su madre...

¿Tal vez su padre había tenido razones para estar molesto como él? ¿Y ambos se habían desquitado con la persona equivocada? La única persona que los escuchaba. Se acercó a ella y se puso de rodillas a su lado, ofreciéndole su viejo y destruido pañuelo.

"Lo siento Lily. No quise asustarte. No debí gritarte porque estoy enfadado con Potter. Por favor, perdóname."

"No puedo...no puedo estar contigo Sev. Amo a James..."

"Lo sé." Susurró Severus, deseando haber muerto cuando Nagini lo atacó.

Lily Evans no era para él. Podía despotricar contra su destino todo lo que quisiera, pero ella se casaría con James Potter, y por Merlín que sabía lo que iba a pasar después.

Si la profecía se iba a pronunciar también en esta realidad, él no podría decirle a Voldemort sobre ella y dejar que fuera tras el hijo de Lily. Tal vez, aquí y ahora, Neville Longbottom resultara ser el elegido. Severus no sabía, no quería saber, y definitivamente no quería tener que vivir eso otra vez.

"Ve a casarte con Potter y sé feliz." Murmuró él y la besó una última vez antes de irse.

7

"Hada, quiero mi segundo deseo." Dijo Severus tan pronto como Lily desapareció de su vista.

Una repentina niebla giratoria lo rodeó y una voz salida de la nada preguntó. "¿Y cuál será?"

"Llévame de regreso a mi antigua vida. Ese es el segundo. Y el tercero es..."

"No tienes que pedirlo ahora, ¿sabes?" Dijo la voz mientras Severus volvía a encontrarse girando en medio de un espeso humo, transportado a través del tiempo y las posibilidades.

"Quiero quitarme esto de encima, sin resentimientos." Masculló él. "Mi tercer deseo es, si hay alguien en algún lugar, que me ame como soy, que me ame por lo que realmente soy, quiero conocerla. Quiero tener una oportunidad con ella."

"Concedido." Anunció el Hada de los deseos, así que con un gran ruido, Severus cayó de espaldas.

N/T: Ese es el primer capítulo. Habrán notado lo superficial de la actitud de Evans...de verdad es una perra... ¡CUÁNTO LA ODIO!

Los amigos de verdad no te abandonan porque tus juntas no les caen bien…y si a tu amigo le parece que te estás metiendo en un pozo, trata de ayudarte a salir, ¿no? ¿Y que hizo Evans? A la primera que no le gustó algo de Severus, lo abandonó…tengo la fea sensación de que ello lo usó porque él tenía conocimientos sobre la magia y el mundo al que iba a entrar, así que cuando ya no lo necesitó más, lo dejó atrás. ¿Nunca se preguntaron cómo era posible que Los Mierdodeadores supieran los hechizos que Severus había creado? ¿No era que estaban escritos en el libro de pociones que le había regalado a Evans? Hay algunas cosas que revisar, ¿no? Lily Evans no era el angelito que nos quieren hacer creer…

En fin, pasando a otro tema, Me disculpo por no haber subido la historia antes, pero es que FF no me dejaba subir historias nuevas…SIGH…cada tanto, FF tiene que dar la nota…

Y ahora, ¡a contestar reviews!

Sonne Mond: Bueno, espero que leas esta historia también, porque no he podido contestar tu review. A estas alturas, ya no me extraña todo lo raro que ocurre en FF…Sueños y Recuerdos será actualizada en cuanto Lady Kenora, la autora de la historia, actualice en inglés. ¡Espero que te guste esta historia también! ¡Saludos y gracias por leer y comentar!

CriselyGirl: Volviendo a casa es una historia dramática, pero muy linda y bellamente traducida por La Pelícana, alias Laura. No sé si vas a leer esta historia también, pero por si acaso, ¡gracias por comentar!

Arwen Genevieve: ¡Hola amiga! ¿Cómo sigue todo? ¡Espero que más que bien! Acá tenes una historia nueva para entretener la imaginación. ¡Espero que te guste! ¡Muchos abrazos desde Argentina!

Diosa Luna: ¿Pero qué pasó? ¿Quién es un mortífago maldito? Por si acaso no recordás de que estoy hablando, el review que dejaste en el último capítulo que subí de Sueños y Recuerdos, dice exactamente esto: '¡Es un mortífago! ¡Maldito!' Eeeehhhh… ¿de qué estabas hablando?

Bueno, en un par de semanas estará arriba el segundo y último capítulo. Advertí previamente que esta historia no tiene encuentros sexuales visibles y que si se era fana de Evans, McGonagall o los mierdodeadores, era mejor no leerla…están avisadas, eh? El que avisa no traiciona…o por lo menos, eso se suele decir…

¡Hasta la próxima!