En esta ocasión, traigo un drabble o "One-shot" para el Mini-reto del mes de marzo: 500 palabras exactas.

Kouga pertenece a la autora Rumiko Takahashi.

El sol brillaba en lo alto de un cielo azul y despejado de nubes. Un demonio con forma humana de cabello negro largo amarrado en una cola de caballo, ojos azules, orejas puntiagudas y una armadura con injertos de pelaje café salió de una cueva para olfatear el ambiente: era Kouga, el líder de las tribus de lobos de la región.

—Hoy es el día. ¡Khan, Sadaharu: vengan!

Detrás de él aparecieron otros dos demonios con forma de niños; el mayor lucía casi igual a Kouga a excepción de tener ojos verdes e injertos de pelaje blanco; el menor tenía un brillante cabello rojizo, revuelto.

—¡Ya quiero cazar, papá! —gritó alegre el más pequeño, sin poder contener la emoción.

—Guarda silencio, Sadaharu —lo reprendió el otro niño.

—¡No me calles, Khan!

—Bien —interrumpió Kouga—: Como acordamos, hoy es su primer día de cacería.

—¡Sí! —exclamó Sadaharu.

—Es verdad —confirmó Khan más sereno.

—Les mostraré lo que deben saber para convertirse en los futuros líderes de las tribus: serán unos lobos poderosos como yo —concluyó con una sonrisa confiada.

Los tres caminaron hacia una pradera; Khan avanzaba sereno pero atento al ambiente, mientras que Sadaharu correteaba alrededor. Kouga se detuvo, así que Khan lo imitó y tuvo que jalar de sus ropas a Sadaharu para evitar que corriera.

—¡Hey! —reclamó.

—Silencio: papá detectó algo.

Ambos niños siguieron la mirada de su padre: una liebre comía pasto a varios metros de distancia.

—No nos olió: el viento está a nuestro favor —explicó Kouga—. Les diré qué tienen que hacer.

Después de recibir algunos consejos sobre acecho, los pequeños iniciaron su cacería: ocultos tras el pasto, ellos comenzaron a avanzar lentamente; de vez en cuando tenían que parar y agacharse lo más posible para evitar ser vistos.

—¿Ya la atacamos? —murmuró Sadaharu.

—Todavía no —susurró Khan.

—Ah —dijo desanimado—. ¿…Y ahora?

—No.

Sadaharu comenzaba a impacientarse; ellos siguieron avanzando y pararon en otro sitio oculto, pero el menor se dio cuenta tarde de lo que los rodeaba.

—K-Khan… —se apresuró a decir.

—Silencio.

—¡P-pero Khan! ¡Pólen!

Khan entendió de inmediato: estaban rodeados de flores primaverales que causaban alergia en Sadaharu; el mayor sólo alcanzó a mirar el espasmo del hermano.

—¡Espera! ¡No estor-¡

Un fuerte estornudo alertó a la liebre, quien empezó a correr.

—¡Vamos! —ordenó Khan.

Ambos comenzaron a correr con una velocidad superior a la de un niño humano; en el primer intento de atraparla ella viró bruscamente, así que Sadaharu chocó contra Khan.

—¡Ouch! —dijo el menor.

—¡Ten cuidado! —gritó Khan molesto.

Ellos siguieron persiguiendo a su presa; la liebre divisó un agujero de madriguera pero Sadaharu se lanzó a tapar la entrada con su cuerpo: había adivinado. En otro intento por escapar, Khan finalmente la atrapó con sus colmillos.

—Buen trabajo —aprobó Kouga mientras se acercaba.

—¡Somos los mejores!

—En realidad casi lo arruinas, Sadaharu.

Sadaharu bufó indignado pero luego se concentró alegre en su premio: ese día, su hermano y él habían aprendido a cazar.