En Tres Palabras


Disclaimer:Soul Eater es propiedad de Atsushi Ohkubo y yo hago esto sin ánimos de lucro. No obstante, si alguien se atreve a plagiarme, haré que Excalibur le corte la zona genital, ya sean ovarios o testículos. Quedáis avisados.


Notas del capítulo: vamos con la cuarta y última resubida. A partir de ahora, los siguientes drabbles serán inéditos. He aquí lo que escribí en este espacio la primera vez que subí esto: perdón, perdón, perdón por la tardanza de subida. He estado muy poco inspirada y me ha costado acabar este cuarto drabble, ¡pero finalmente lo conseguí! *baile excaliburiense*. Esta historia ocurre en un universo alternativo (creo que se nota, ya que el Shibusen pasa a ser un instituto normal y corriente en vez de una academia de técnicos de armas), y es algo larga. Empecé a escribirla en Septiembre, y es por esa fecha donde está ubicada. Aun así, espero que os guste.


4. Orgullo y prejuicio


Parte 1: Orgullo

Aquel año el ambiente de la cafetería del instituto Shibusen a mediodía era exactamente igual que el primer día de curso de cualquier otro: un tanto monótono, tal vez por la resignada tranquilidad con la que los alumnos se iban adaptando de nuevo a la rutina, pero aun así animado por el ruido de las conversaciones que producían los grupos de amigos sentados a las mesas. También se escuchaban otros sonidos apagados, como el tintineo de las bandejas al ser llenadas de comida y luego vaciadas, el crujido que hacían las patatas fritas de la máquina expendedora al ser masticadas sin ninguna educación, y los tragos apurados que se le daban a las latas de refresco y que solían resurgir como eructos.

Maka Albarn estaba sentada en la esquina de una mesa apartada del resto, leyendo una revista mientras mordisqueaba distraídamente un dónut grasiento. También estaba sola y ajena a cuanto la rodeaba, y se le notaba que no tenía la más mínima intención de dejar de estarlo.

De pronto, escuchó un ruido de pasos que se acercaban hacia su posición. Fiel a su propósito, optó por ignorarlos, pero la molesta idea de que la persona que los producía quería entablar conversación con ella se vio confirmada en cuanto oyó que la mencionaban:

-¿Qué tal el verano, Albarn?

Maka apartó con desgana la mirada de la revista y la dirigió hacia la persona que había hablado. Era una chica de su curso con el pelo rosa y que vestía un uniforme de marinerita que le iba muy ceñido. Tenía los brazos en jarras y una insidiosa sonrisita dibujada en la cara.

-Kim -la nombró sin mucho interés.

-La misma -respondió ésta con petulancia, colocándose un mechón de su corta melena teñida detrás de la oreja-. Veo que volvemos a encontrarnos.

Kim Diehl era una de las chicas más populares del instituto (o eso quería creerse ella) y la rival oficial de Maka. No llegaban al punto de poder llamarse "enemigas ancestrales" porque habían coincidido por primera vez al inicio de secundaria, pero sí se caían lo bastante mal como para odiarse y repelerse igual que si se conocieran de toda la vida.

Maka ladeó un poco la cabeza y escrutó detrás de Kim. Cómo no, había venido acompañada de su mejor amiga, Jaqueline Dupré (aunque el papel que desempeñaba era más bien el de perrita faldera), y de Ox Ford, un empollón pringado que estaba colado por ella y la seguía a todas partes con la vana esperanza de que le concediera una cita. Ambos miraban a Maka con un intento de expresión burlona, aunque más bien parecían tener ganas de estornudar.

Cada vez que iba a meterse con alguien, Kim siempre se llevaba con ella a dos esbirros que solía escoger según la ocasión (aquel día, por ejemplo, para inaugurar el nuevo curso) con el fin de obtener una sensación de seguridad e infundir miedo a la persona en cuestión a la que fuera a machacar. Todavía parecía no haber comprendido que aquello no funcionaba con Maka. Al contrario, la inspiraba para las pullas y hacía que el hecho de dejar mal a Kim resultase un poco entretenido.

-No sé cómo no vamos a volver a encontrarnos si siempre vienes a mi mesa para intentar tocarme las narices, Kim -replicó Maka dándole un mordisco a su dónut.

-El comedor no es tuyo, Albarn. Y no es tu mesa. -Kim dobló los codos y señaló con los pulgares detrás de ella-. Es la nuestra.

-Expón tu teoría de la propiedad de una forma que no deje entrever tu deficiencia mental, a ser posible. -Maka se metió el resto del dónut en la boca y lo empezó a masticar con parsimonia, dirigiéndole a Kim una mirada que más que de expectación era de aburrimiento.

-Muy bien -aceptó Kim, dejando claro que no sabía lo que significaba la palabra "deficiencia". Se cruzó de brazos, mirándola con altivez, y empezó a hablar-: La gente de este instituto se divide en dos grupos: ganadores y perdedores. Los ganadores, entre los cuales es obvio que me encuentro yo, tienen amigos, van a fiestas y están por encima de los perdedores. Los perdedores se quedan marginados en un rincón sin relacionarse con nadie, pensando en lo penosa que es su vida y aceptando su inferioridad cediéndoles el paso a los ganadores. Tú eres una perdedora, así que ya estás quitando tu culo flacucho de ese asiento y dejándomelo a mí.

Meneó un poco la cabeza, orgullosa de su discurso, y compuso una amplia sonrisa de suficiencia.

Maka terminó de masticar el dónut, se lo tragó y paseó la mirada por la mesa, buscando una servilleta. Al no encontrar ninguna, hizo una mueca de fastidio y empezó a chuparse los dedos manchados de grasa de un modo un tanto repugnante. Luego, se limpió las migas de los labios con el dorso de la mano, abrió la boca y le eructó a Kim en plena cara.

El sonido ahogó al resto de los de la cafetería, haciendo vibrar el aire escatológicamente durante un segundo. La fuerza del impacto gaseoso obligó a Kim a cerrar los ojos, y tanto su pelo como su minifalda ondearon un momento a su compás.

Cuando recobró la compostura, su sonrisa altiva había sido sustituida por una expresión de rabia.

Caminó a zancadas hasta plantarse justo delante de la mesa de Maka, estampó las manos sobre la superficie y se inclinó hacia ella amenazadoramente.

-¿Tú estás tonta, niña? -siseó furiosa, entornando los ojos.

-No, yo no -replicó Maka con calma, manteniéndole la mirada-. ¿Y tú?

Su conversación era la única que se oía ahora en toda la sala. El resto de los presentes habían enmudecido, girándose hacia ellas para observarlas y seguir el hilo del diálogo. Aquello prometía.

Cuando Kim se veía acorralada por una pregunta impertinente (cosa que raras veces le ocurría, o mejor dicho, que le ocurría siempre que provocaba a Maka), la estrategia a la que solía recurrir era a responder con otra cuestión. Así pues, entrecerró todavía más los párpados y dijo alto y claro, para demostrar que la réplica de Maka no la había afectado:

-¿Acaso crees que me chupo el dedo?

-Sí, después de pasártelo por el coño.

El alumnado al completo dejó escapar un grito ahogado colectivo, y acto seguido se hizo un silencio de muerte.

Aquel silencio guardaba una diferencia notable respecto al anterior: había transformado la expectación inicial en una tensión palpable, y ahora el aire podría haberse cortado con un cuchillo.

Por un momento, la cara de Kim acusó el golpe, pero lo disimuló rápidamente chasqueando la lengua con aire despectivo, y su rostro adquirió una expresión displicente.

-Oh, por favor, no vayas de estigmarnos a los demás las culpas de tu inexistente vida sexual, Albarn.

Maka suspiró. Ahora la muy estúpida de su rival intentaba ponerse a su altura copiándole la manera de componer las frases. Patético.

- Que tú estés salida no significa que el resto de chicas también lo estemos, Kim. Y se dice "endilgarnos", "endosarnos", o en todo caso "encasquetarnos" -repuso Maka, poniendo los ojos en blanco con impaciencia.

-No trates de escabullirte, Albarn -presionó Kim, y demostrando que ya se estaba quedando del todo sin recursos, puesto que lo último que hacía Maka en estas situaciones era escabullirse-. Ni tienes novio, ni amigos, ni siquiera alguien que te aguante. No eres más que un desecho.

-Y tú de lejos pareces tonta, pero de cerca lo eres -sonrió Maka alegremente.

Aquello consiguió sacar del todo a Kim de sus casillas. Reprimió un chillido entre dientes, con el rostro congestionado en una mueca aterradora, y alzó airadamente la mano, dispuesta a asestarle una bofetada a su enemiga. Maka aguardó, sin alterarse lo más mínimo ante la mirada rabiosa con la que estaba siendo fulminada.

Pero, de pronto, algo cruzó las profundidades de ésta; un destello de malicia. Poco a poco, una sonrisa inquietantemente condescendiente se fue extendiendo por la cara de Kim. Bajó la mano lentamente hasta situarla sobre su cadera, y apoyó la otra de nuevo sobre la mesa a la vez que cruzaba las piernas, adoptando una pose amigable.

-En realidad te sientes sola, ¿verdad, Albarn? -preguntó inocentemente, arqueando las cejas.

-Albarn, Albarn, Albarn, me vas a desgastar el apellido como sigas así... Y a menos que quieras que se te vea hasta el alma, te recomiendo que dejes de sujetarte por la falda de esa manera, ya he visto demasiadas cosas indeseadas en mi vida. -Se notaba que Maka comenzaba a estar realmente irritada.

-Venga ya, Maka-chan. No te hagas la dura, sé que no debería haberte hablado de ese modo -siguió insistiendo Kim, aparentando tener intención conciliadora. Volvió a fijar la vista en Maka, y entonces soltó su bomba mordazmente-: porque, bueno, después de que Soul se fuese del piso que compartíais y te dejase totalmente plantada debes de estar bastante hecha polvo, ¿no?

El cambio de actitud en Maka fue sutil, pero notable: se quedó petrificada en su postura indiferente un instante, y luego giró la cabeza lentamente hacia la pelirrosa. Su mirada podría haber helado un volcán.

-Lárgate de aquí ahora mismo, Kim -dijo despacio.

-Oh, no te preocupes, no es para tanto. Estas cosas pasan -continuó Kim con una sonrisa que se había vuelto de absoluto regocijo-. Un día pareces estar súper unido a alguien, y al siguiente, ¡resulta que no le importas lo más mínimo!

-Largo -repitió Maka, agachando la cabeza de un modo que a cualquier persona mínimamente inteligente le hubiera resultado amenazador. Pero ése no era el caso de Kim.

-Creéme, sé de lo que hablo. La mayoría de los tíos con los que me he liado se pensaban que les quería, y cuando se daban cuenta de que estaban equivocados les sentaba fatal... -Resopló poniendo los ojos en blanco con fingido fastidio-. No eran capaces de entender que había otros mejores que ellos. Hay personas que son realmente tontas, de verdad. -Se quedó haciendo como que pensaba un momento y luego respingó como si se le acabase de ocurrir una idea-. ¡Hey, a lo mejor Soul también se fue por eso! ¡Debió de encontrar a otra!

-Largo.

-Así que era por eso -constató Kim, tapándose la boca abierta con la mano simulando perplejidad-. ¡Ahora lo entiendo todo! A no ser que... -bajó la mano y miró de nuevo a Maka, con el rostro destilando burla-. A no ser que mi teoría sobre tu virginidad sea falsa y por lo que Soul se marchase fuese por insatisfacción, ¿eh?

Kim estalló en carcajadas cruelmente, y sus dos esbirros, que conocían bien los momentos en los que se les requería, la secundaron escandalosamente, mientras su jefa continuaba observando a su enemiga con la risa y la maldad saliéndosele por los ojos.

Pero no pudo saborear la sensación de triunfo mucho más, porque Maka la agarró bruscamente del lazo de la camisa, obligándola a inclinarse hacia ella, y acto seguido le estrelló un puñetazo en plena cara con el que salió despedida por el aire y se estampó violentamente varios metros más adelante contra el suelo, frenando la caída con la mejilla y produciendo un chirrido de lo más desagradable.

La cafetería se inundó de inmediato de gritos conmocionados, combinados con chillidos excitados que jaleaban por más. Kim consiguió enderezarse un poco a duras penas apoyándose en los codos, pero Maka se abalanzó sobre ella, la tiró de nuevo contra el suelo y le empezó a asestar tortazos furiosamente.

Tras unos instantes de aturdimiento, Ox y Jackeline consiguieron reaccionar e intentaron detenerla arrastrándola hacia atrás, pero se los sacudió de encima. Lo único que acertaba a hacer Kim era cubrirse el rostro con los brazos, aunque de poco le servía ante la fuerza arrolladora a la que estaba siendo sometida, y en pocos segundos se encontró con la cara embadurnada de la sangre que le manaba de la nariz.

Por suerte para ella, los barullos que se montaban en el Shibusen a raíz de las peleas no solían prolongarse mucho, ya que los profesores tenían un sexto sentido para detectar estas cosas (o buen oído, dependiendo de cuál fuese), y fue uno de ellos quien la salvó de morir ahogada por su derrame nasal y la paliza que le estaba propinando Maka.

-¡MAKA!

El corrillo de alumnos que se había congregado en torno a ambas para presenciar la pelea se abrió para dejar paso a un hombre pelirrojo que lucía en la chaqueta una placa con el rótulo de "Jefe de estudios".

Avanzó con decisión hacia la aludida y la sujetó de los brazos con firmeza, paralizándola e impidiendo que continuase zurrando a Kim. Maka se debatió con saña para librarse del agarre, pero la fuerza del hombre era muy superior a la de de Ox y Jackeline, y también a la suya, con lo que no consiguió zafarse.

-¡MAKA, PARA YA! ¡MAKA!

La chica inclinó el cuerpo hacia delante, resistiéndose a dejar a medias la matanza contra su presa. Sólo consiguió que su cara quedase a escasos centímetros de la de Kim, pero no por ello dejó de mirarla con odio y enseñando los dientes mientras forcejeaba.

Kim se atrevió a apartar las manos y entrecerró los ojos, todavía siendo capaz de sonreírle aviesamente a Maka.

-Así que ha acabado salvándote el culo papaíto, ¿eh? ¡Jiajia!

-¡VAS A VENIR AHORA MISMO CONMIGO AL DESPACHO DEL DIRECTOR! –bramó el jefe de estudios, ajeno a lo que acababa de decir la pelirrosa.

Maka se levantó de un brinco y le estrelló el pie en la cara a Kim, asegurándose de romperle bien la nariz antes de que se la llevaran a rastras de allí entre los vítores de los demás estudiantes.


En esta segunda ocasión, he decidido dividir esta historia corta en dos partes, para que no se haga tan pesada de leer. Aquí Soul no aparece de momento, pero en la segunda lo hace, y con fuerza XD La rapidez con la que suba la continuación dependerá de los reviews ;)

¡Nos vemos!