I need a hero

Resumen: Eran pocos los minutos de paz que le quedaban al mundo pues entre la oscuridad de las sombras, bajo el manto de misterio y protegidos por el anonimato, unas fuerzas se preparaban para iniciar una pelea.

Disclaimer: Historia ficticia hecha por una fan sin fines de lucro.

Prólogo

Porque incluso los héroes tienen sus momentos de debilidad, de duda y necesitan de alguien que los acompañe…

Extendió los brazos; el viento parecía acariciarle el rubio cabello, moviéndole Nantucket; la brisa le rozaba el rostro y sus fosas nasales se inundaron con el fresco aroma a mar. La luz de la luna le dio un toque plateado a su blanca piel, de tal forma que resultaba tan atractivo como hipnotizante. Escondió los hermosos ojos azules tras los parpados, había optado por dejar a Texas en el hotel; un par de gruesas lágrimas resbalaron por sus mejillas y él se avergonzó de tal comportamiento.

Pues un héroe no mostraba tal grado de debilidad, aunque últimamente no se sentía como un héroe, siempre había creído que estos eran amados y él definitivamente no se sentía así… no cuando sus compañeros se alejaban en cuanto él llegaba o hacían claras muecas de fastidio, tan directo que no podía ignorarlos… por más que quería, por más que siempre lo hiciera ¿para qué fijarse en la atmosfera que le rodeaba, si ésta en su mayoría era hostil? Y menos cuando su propia gente, sus hijos le negaban…

Su cuerpo sufrió una sacudida e hizo un esfuerzo por ahogar el sollozo atorado en la garganta. Enfocó su atención en el sonido de las olas al chocar contra las piedras. La distancia que lo separaba del mar era enorme, pero no era la primera vez que saltaba, aunque el motivo sí cambiaba. Sabía que no le pasaría nada y francamente necesitaba esa sensación de caída, de abandono por unos instantes de su ser.

Inhaló y giró, dándole la espalda a la inmensidad que se extendía frente a él, dio un paso atrás y cayó, sintiendo la adrenalina correr por sus venas, la libertad que solo el aire chocar casi con violencia podía darle, era una sensación tan similar al vuelo, a la libertad…

Luego el férreo golpe del mar. Sus pulmones se llenaron de agua salada, pero no se ahogó, ni siquiera el ardor que cualquier persona pudiera haber sentido, fue percibido por la nación. También disfrutó del hundimiento de su cuerpo, de sentirse por un efímero instante ajeno. Como si todo lo que le agobiara hubiera sido abandonado en el aire y ahora el mar lo limpiara, lo terminara de liberar… lo dejaba llegar a un sueño profundo en el que quería quedarse.

Sin embargo poco a poco el ascenso llegó, de manera natural su cuerpo comenzó a elevarse, a buscar nuevamente el aire. Lo primero en salir fue la cabeza, la cual movió quitándose los cabellos de los ojos, escupió agua y el golpe del viento le llegó de la misma forma que el de la realidad, su realidad.

Lentamente nadó a la costa, quedándose acostado en la arena, con la mirada perdida en el nocturno cielo. Sin pensar, sin ver, haciendo un esfuerzo por no sentir.

—Es relajante ¿verdad? —escuchó una suave voz a sus espaldas. El rubio no tuvo la necesidad de levantarse, o girar el rostro para saber quién era, lo conocía a la perfección—. Yo también suelo hacerlo, cuando todo está por estallar… cosa que también me sucede seguido.

El recién llegado no esperó respuesta, sabía que no se la daría, después de todo él era de los pocos que lo conocían en esos momentos de debilidad… Se sentó a su lado, con la cabeza recargada en los brazos, que a su vez estaban posados en las rodillas. Le miró por el rabillo del ojo, extrañado del silencio de su interlocutor. Su negro cabello se movía graciosamente según el mandato del voluble viento. El joven sacó un cigarrillo de su bolsillo, el cual posó en sus labios. Cubriendo con la mano derecha la pequeña llama que formó y le dio el primer golpe, amaba sentir la cálida sensación de la nicotina correr por su garganta.

Permanecieron en la misma postura varios minutos más, con el ruido de las olas golpear y el aire silbar como únicos sonidos. Haciéndose compañía el uno al otro. Al recién llegado le pasaron miles de palabras por la cabeza, para decirle al rubio, pero no se animó a soltar ninguna, ya que aunque le remordiera la conciencia había una parte muy decidida dentro de sí que odiaba a su acompañante y, también otra que lo admiraba, que lo apreciaba…

Después de todo, ellos no eran los únicos culpables de lo que ocurría en el mundo, no era por sus decisiones que las cosas pasaban… Se golpeó la frente con la mano. La depresiva actitud del estadounidense se le estaba contagiando. Gruñó por lo bajo y se acostó también en la arena, con la cabeza a unos centímetros de la ajena, donde los ébanos mechones acariciaban a los dorados. Extendió los brazos y quedó en la misma posición que el rubio de ojos azules. A unos centímetros su mano de la otra, por lo que respirando profundo; se animó y la colocó encima, en un gesto amistoso; sintiendo la frialdad de los blancos y delgados dedos, aún húmedos.

—No estás solo Alfred, nunca lo has estado —murmuró, tan quedamente que no estaba seguro de que le escucharan. El mencionado giró la mano, estrechando con fuerza los dedos.

—Gracias Alejandro —fue la silenciosa respuesta. Pues las palabras no necesitaban ser dichas para entenderse, ya que había veces en que el silencio también hablaba.

La temperatura descendió unos cuantos grados más y fue el momento de ponerse de pie, para regresar al hotel. Aún quedaban varios días de junta y puntos por acordar.

Al llegar a sus respectivas habitaciones, una al lado de la otra se quedaron unos instantes enfrente de las puertas, sin querer separarse. Uno deseaba invitar al otro a su habitación, el otro esperaba que lo hiciera, considerando incluso el ofrecerse. Ninguno dijo nada.

Y se adentraron, cerrándose la puerta, negándose a pasar la noche juntos, pese a sus deseos, algo dentro de ellos era aún más fuerte que su voluntad, que sus anhelos.

Esa noche ninguno pudo dormir. Pese a que sería de las últimas oportunidades que ambos tendrían para descansar. Los últimos momentos de paz que al mundo le quedaban, pues entre la oscuridad de las sombras, bajo el manto de misterio y protegidos por el anonimato, unas fuerzas se preparaban para iniciar una pelea por el mundo y sabían dónde atacar.

Notas del fanfic:

Antes que nada gracias por leer :D

Veamos qué decir… La idea surgió por la canción de Héroe de Skillet (principalmente y la suma de otras… que ya iré poniendo), después de ver el video con imágenes de Alfred, me propuse hacerla un fanfic, que inicialmente sería un one-shot, pero tengo tantas ideas en la cabeza, que mí se dijo pues únelas y crea algo más grande… pero aún no estoy totalmente segura. Espero no suene mal, pero mucho dependerá de la aceptación, si no gusta ¿qué caso tiene que esté publicado?

Ahora si lo continuara cuál creen que sería la mejor pareja para Alfred, estoy entre Rusia, Inglaterra, México, Canadá y… aunque usted no lo crea Alemania xD (originalmente iba a ser con él) jajaja tan poquitas opciones ¿verdad?

Ahora mmm Alejandro es la versión masculina de México (en lo personal prefiero que sea chica, pero en esta ocasión se me antojó que fuera varón, algo pasó xD). Esa parte está ubicada geográficamente en Acapulco, en específico La Quebrada. No habrá casi contenido histórico, porque si me meto en ello no podría continuarlo por lo cercano que está el inicio de mi quinto y absorbente semestre.

Saludos ¿review? Pues son los lectores con sus comentarios los que le dan vida a una historia, nosotros como autores sólo les damos el cuerpo.