Como el chocolate
El calor se concentraba en su espalda, y la transpiración le bajaba de los hombros hasta la cintura y más allá. Izuku dejó salir un jadeo, respirando agitado, y puso su mano sobre la que estaba rodeando su cuello. Sintió que el pulso se le aceleraba cuando sintió la otra mano deslizarse hacia arriba por su pecho, cambiando su centro de gravedad, moviéndolo hacia atrás, levantando el brazo que lo sostenía sobre la cama y llevándolo contra el pecho firme que había tras él... y todo lo demás que estaba más que firme.
Su siguiente jadeo tembló al salir.
-Puedo sentir todo el esfuerzo que resultó en esto- la mano se paseaba por su abdomen, su pecho, su cuello y de nuevo al borde del vello bajo el ombligo -Hermoso.
Izuku tembló, sintiendo que las palabras iban hacia zonas al sur.
Dejó escapar otro jadeo tembloroso.
La mano de su cuello bajó y se unió a la otra en un abrazo en el medio del pecho. Una cabeza más grande que la suya se paseó por su cabello, aspirando el aroma de los bucles verdes. Un gruñido de aprobación recorrió el pecho que tocaba su espalda.
-Tanta fuerza aquí dentro... - la mano se posó sobre su corazón, que latía como un caballo al galope -...tanto potencial para cambiar el mundo...
Izuku sentía que la cabeza le daba vueltas, y gimió de nuevo.
Una boca se cerró sobre su hombro, y unos dientes presionaron su piel. Ahogó un corto grito, seguido por unos jadeos profundos. La marea de sensaciones lo atacaba por demasiados frentes a la vez, impidiéndole pensar con claridad. La mano que tenía pegada a la espalda del mayor, por sobre el hombro que estaba sobre él, casi se le resbaló. Una mano dejó su pecho y la sostuvo, afirmando su agarre en su espalda. La otra la cruzó el torso, sosteniéndolo con firmeza.
-Izuku- el muchacho giró la cabeza hacia donde venía la voz, y miró al rostro desfigurado. No podía articular palabra coherente -Estás tan fabuloso, Izuku, ahora.
Acercó sus labios a los del muchacho, quien abrió la boca sin resistencia, para iniciar un profundo beso. La boca de Izuku le sabía a ambrosía. El gemido que emitió el más joven durante el beso le aumentó los latidos del corazón.
Sus labios se separaron, jadeando los dos.
-Oh, hay tantas cosas que quisiera hacerte, joven- sonrió con algo de la maldad que recordaba, pero Izuku ya estaba demasiado ido como para que le importase -Tantas cosas que enseñarte...
La mano en su pecho bajó para acariciar su pierna, e Izuku perdió el balance. Cayendo hacia delante, se sostuvo, rápido, con un brazo. El otro estaba atrapado, con sus dedos entrelazados con los del mayor, tras la espalda de éste. Se inclinaron hacia delante y el mareo casi le hizo caer de cara sobre la cama deshecha.
-Quisiera contarlas todas- dijo, besando las pecas de su espalda, húmeda por la transpiración y temblorosa por las sensaciones -Parecen esmeraldas enterradas en la arena.
Izuku se rió un poco, y algo de su tensión se evaporó como hielo al sol en verano.
Su otro brazo cayó sobre la cama y dos manos lo agarraron de la cintura, tirando de él hacia atrás y sintiendo la dureza entre sus piernas, una que no era la propia. Ardía. Un brazo derecho apareció al lado del suyo, y percibió el calor de nuevo sobre su espalda, la boca contra su columna y las oleadas en más de un frente.
-¿Que quieres que te haga, Izuku?- los besos fueron de un omóplato al otro, y luego una frente arrugada se apoyó en el medio de su músculo trapecio -Lo recordarás toda tu vida, ¿cómo quieres que sea?
-Ch-chocolate- logró decir, entre jadeos.
-¿Chocolate?- lo miró, levantándose un poco para poder observar su rostro de perfil, sin terminar de entender.
-D-dulce e in-intenso- logró decir, sonriendo, entre jadeos.
Esa sonrisa maligna volvió a aparecer.
-Ven aquí entonces, pequeño héroe.
.-.
La lengua de All For One exploraba el interior de su boca, y sus dedos hacían lo mismo en zonas más al sur. El calor sofocante los hacía transpirar, e Izuku quería ir hacia los dos extremos. Dos largos y gruesos dedos lo estiraban, haciendo que se sintiese extraño... pero no por los motivos usuales. Ya había pasado ese momento inicial de alarma, y ahora se sentía como plastilina en manos experimentadas... y una boca habilidosa también.
-Calma, Izuku- dijo el mayor, rompiendo el beso -No quiero lastimarte- dijo, sosteniendo su cara con una mano y deteniendo los movimientos de la otra.
-O-okey- logró decir, intentando calmar su corazón y fallando. Fue a por sus labios de nuevo, besos cortos y sin lengua, dejando que los dedos lubricados lo estirasen.
Se crispó, rompiendo el beso y dejando salir un corto grito cuando sintió que rozaban algo en su interior, algo que trajo una oleada mucho mayor, más intensa y más breve que el oleaje constante de antes. Se estremeció.
-Así que aquí estaba... - sonrió All For One.
Rodeó la espalda de Izuku con el otro brazo y se inclinó hacia atrás, llevando con él al muchacho, que apoyó las manos al costado del amplio pecho, sobre la suave superficie de la cama. Sus dedos aún estaban en su interior, y la transpiración le caía por la cara hacia el torso, y de allí al cuerpo jadeante que estaba bajo él. Sintió que los dedos se retiraban y soltó un sollozo, junto con un par de lágrimas. La mano que lo había sostenido antes se las limpió con ternura.
-Como lluvia en un día de sol en el bosque...
-¿Huh?
La mano se le apoyó en la mejilla y lo acarició con el pulgar. Izuku lo atrapó entre sus labios y empezó a succionar. El dedo se retiró y el joven gimió, sintiendo las pérdidas acumuladas como la calidez que se iba en un día de invierno.
-Ve despacio, Izuku- un par de manos se cerraron sobre su cintura y lo elevaron, hasta alinear su ano con un pene cubierto con látex.
El muchacho llevó la vista hacia atrás y tembló un poco al ver la escena, pero no se tensó ni se retiró. Casi con timidez, tocó la superficie del látex y la llevó hacia sí, buscando su entrada con una mano y sosteniéndose en una rodilla tras él con la otra. Se sentía afiebrado. Las manos no le permitían descender, no aún. Jadeó. Había encontrado la entrada. Bajó un poco su centro de gravedad, y sintió el látex rozando con fuerza, el lubricante facilitando el deslizamiento de lado a lado, pero tenía que ir recto, maldición.
-Calma, pequeño. Saboréalo, no lo devores.
Se rió un poco, y relajó los hombros. Estaba alineado. Sosteniendo el pene con una mano y a sí mismo contra el firme pecho con la otra, empezó a bajar, sintiendo la resistencia inicial, el calor como una burbuja que se concentraba en donde sus cuerpos iban a unirse...
-¡Ah!
...donde ya empezaban a unirse.
Las manos lo sostuvieron en su lugar, e Izuku sintió, jadeando, cómo el glande entraba, lento, en su cuerpo. Le temblaba todo el cuerpo, mientras algo ajeno entraba en él, algo que ardía como fuego y tenía la dureza del acero cubierto de seda... y látex. Ahogó una risita. Su cabeza le daba vueltas, el dolor y la sorpresa estaban bajando y se detuvo cuando superó la barrera de músculos.
-Espera, Izuku- el enorme pecho bajo él también jadeaba, y el muchacho sintió deseos de llenarlo de besos, pero no quería que saliese de él. Así que obedeció, grabando todo eso en su memoria, hasta que la impaciencia lo hizo moverse, incómodo -¿Estás listo?
Asintió.
Despacio, las manos lo hicieron hundirse, haciendo que el miembro se abriese paso en él, cada vez más profundo. Le castañeteaban los dientes. Era un nivel de (conquista) intimidad demasiado intenso, y dejó escapar el aire que no sabía que había contenido. Cada tanto las manos se detenían, y sólo continuaban cuando sus dos manos, ahora una sobre cada rodilla del mayor, se lo indicaban.
Profundo...
Profundo...
Oh, profundo...
Se le cortó la respiración cuando sintió que había llegado al final, sentado sobre los rizos con las piernas a cada lado del torso de All For One. Las manos lo mantenían allí, y luego una subió por su pecho, acariciándolo, como si apreciase una obra de arte.
-Eres tan maravilloso...
La sonrisa del rostro deforme salió entre jadeos.
Izuku intentó acomodarse, sintiendo que era imposible que algo tan grueso y largo estuviese dentro de él, algo tan caliente y firme y gentil y poderoso. Cuando los dientes dejaron de castañetearle, las manos que envolvían su cintura se movieron en distintas direcciones. Una fue hacia arriba, cruzando su espalda y sosteniendo su cabeza, y la otra fue hacia una de sus piernas, aferrándola por atrás de la rodilla. Con un gritito de sorpresa, sintió que se movían, que lo que estaba en su interior cambiaba de ángulo, sólo un poco pero lo suficiente para hacerlo jadear y gemir, y sus manos fueron hacia los hombros anchos que ahora estaban sobre él.
Su espalda tocó, con lentitud, una superficie blanda, y la mano se retiró para ir a por su otra rodilla. Izuku, jadeando, vio al adulto sobre él, bajó la vista y vio sus cuerpos unidos, y el sonrojo se hizo más evidente en todo su cuerpo, empezando por su cara. Se la tapó con las manos.
-Ambos estamos desnudos, pequeño- All For One se rió por lo bajo -No hay por qué tener vergüenza- una mano apoyó su pierna sobre un hombro, y se paseó por su pierna, subió por su pecho y fue hacia su rostro -Déjame besarte.
Izuku, despacio, bajó las manos y no supo qué hacer con sus brazos. Lo comprendió cuando el cuerpo sobre él se acercó, y rodeó sus hombros con las manos, profundizando el beso.
El miembro se retiró un poco de él.
El muchacho se tensó, gimiendo en protesta en medio del beso. Cuando vino la primera embestida, echó la cabeza hacia atrás, jadeando con fuerza, dejando su cuello expuesto y vulnerable a los labios, la lengua y los dientes de All For One. Las oleadas calientes de sensaciones venían de todas partes, con un tsunami elevándose donde sus cuerpos se unían. La siguiente embestida vino poco después, y luego vinieron más, muchas más.
Izuku no pensaba, no razonaba, era un montón de sensaciones encerradas en una prisión de piel que sentía el constante embestir, la boca que pasaba por la propia, por su cuello y por su pecho, la mano que se aferraba a la suya contra eso blando sobre lo que estaban, y una mano que sostenía su pierna por sobre los hombros de... De... de...
-Vamos, mi héroe...
Lo sintió de nuevo.
All For One sonrió entre besos, y volvió a embestir en el ángulo ideal para alcanzar su próstata. Izuku era un caos de gemidos, jadeos, gritos ahogados y calor, piel, sudor, deseo. Mordió el hombro de Izuku, sintiendo que los temblores del muchacho se hacían cada vez más intensos, y pudo sentir cómo se tensaba el cuerpo bajo él, cómo se elevaba su espalda de la cama, y se irgió sobre él para ver cómo cerraba los ojos, abría la boca, relajaba el ceño y dejaba escapar un gritito corto de sorpresa cuando el orgasmo rompió contra él.
All For One casi se vino al verlo.
Mientras el cuerpo bajo él se relajaba, siguió embistiendo, sintiendo que su propio límite estaba por llegar. Gruñendo, soltó la pierna de Izuku, lo aferró por la cintura y le apretó la mano entrelazada, sintiendo cómo la ola de placer llegaba hasta él y le golpeaba todo el cuerpo.
.-.
Los jadeos llenaban toda la habitación.
De mala gana, All For One se retiró de Izuku, que gimió, desconcento, al sentir que salía de su cuerpo. Haciendo un nudo con el preservativo, lo dejó caer a un lado de la cama y regresó con el jadeante muchacho que allí le esperaba. Lo rodeó con los brazos e Izuku sonrió al verlo, de una forma que le hizo recordar al sol de verano. Sus cuerpos aún tintineaban por el placer. El muchacho le acarició la cara y se inclinó sobre él para besarlo, entre jadeos.
Una mano se enterró en rizos verdes y profundizó el beso.
-¿Cómo el chocolate?- preguntó All For One, sonriendo.
-Mucho mejor que el chocolate- dijo Izuku, radiante.
