¡Hola! Yo soy Ángela. Una perrita mestiza y callejera.
Mi relación con los humanos desde muy pequeñita…ha sido fea, yo diría horrible.
La primera familia que me adopto tenía problemas ecónomicos. Y un día, cuando estaba durmiendo en la entrada del patio delantero…ellos cargaron todas sus cosas en un camión y en un auto y simplemente se fueron. Dejándome abandonada.
Los extrañe tanto pero lo superé.
Encontre a mi segunda familia, una pareja joven. Ellos me querían o al menos eso parecía. Pero un día llego la noticia de que mi dueña estaba embarazada. Me echaron de una patada a la calle para que no molestara cuando naciera el bebé.
Eso fue tan duro. No puedo describir como me sentí.
Vagué por semanas en la calle.
Hasta que un anciana me encontro. Me dio un techo, comida y una razón para seguir viviendo. Pero no todo lo que brilla es oro. Cuando empezaba a decir "Al fin, tengo una familia"…ella falleció. La encontré muerta un día en su cama. Lloré y aulle para alertar a los vecinos. Y funciono pero entonces termine en la calle otra vez. Sin mencionar que me había escapado de unos tipos que querían entregarme a la perrera…ya a temprana edad yo sabía lo que significaba eso: La muerte inmediata.
Mi cuarta familia fue un adolescente. Pero otra vez cuando empezaba a festejar que tenía un amo…su hermanita contrajo alergía a los perros. Pero él me quería y les rogó a sus padres que le permitieran conservarme. Pero ellos fueron insensibles, y cuando un día ese chico se fue a la escuela, me agarraron y me dejaron abandonada en la carretera.
Ese día fue el colmo. La gota que rebalso el vaso.
Entonces me enoje con los humanos. Los odie.
Pero un día llego una niña que me saco una sonrisa. Ella se convirtió en mi mejor amiga. Ella me adopto y me dio otra nueva vida. Pero como a la anciana, la muerte la y me destrozó. Tenía una extraña enfermedad, llamada Cáncer o algo así. Sus padres quedaron muy dolidos por su fallecimiento y ya no querían verme y recordar a su amada hija, así que al ver sus rostros…me fui "de patitas a la calle", por decisión propia.
Sin embargo, ese mismo día me encontré con Mechas y su pandilla de perros callejeros. Todos con historias similares a la mía. Me quede con ellos. No eran exactamente una familia, pero era lo que había.
Y ahora sigo aquí, en el basurero…esperando que, tal vez, algún día una buena familia me adopte y que esta vez sea para siempre.
