"Porque lo único predecible de la vida, es que es impredecible"
Harper se escurrió rápidamente hacia el salón de clase de hechicería. "Esto está mal" se dijo, repetidamente, pero aún así siguió con su plan: abrió el armario de pociones que -como ella sabía- nadie se molestaba en cerrar. Con la conciencia gritándole fieramente, tomó un frasco. En él ponía un cartelito: "Poción de amor". Sonrió. Cerró la puerta y salió cuidadosamente del cuarto.
Verdaderamente, ya estaba cansada de que Justin la rechazara. No importaba qué hiciera con tal de que se fijara en ella, su única respuesta solía ser una mirada de desdén. Pues eso acabaría hoy: la oportunidad al fin había llegado y no iba a desperdiciarla. Un momento… ¿cómo funcionaba? Buscó en el vidrio. No había nada. Y ya no debía volver… ¡Agggh! Tendría que preguntarle a la única que podía: Alex.
-¿A-Alex?- ¿cómo podría hacerlo?
-¿Sí?- dijo, con voz somnolienta, su amiga.
-Mira, tan sólo se me ocurrió: ¿existenlaspocionesdeamor?- lo había preguntado demasiado rápido. Se preocupó. Pero no importaba, Alex no lo notó.
-Eh… sí –la chica bostezó - ¿por qué?
-Bueno, hipotéticamente, claro, si tú tuvieras una, ¿cómo la harías funcionar?
-Oh, es muy fácil- Harper estaba ansiosa-simplemente dáselo a beber a las dos personas que quieres que se enamoren –respondió, sin importancia alguna, Alex.
Harper casi saltaba de la emoción- Bien… ¡Bien!- dijo la pelirroja, feliz- ¿Sabes dónde está Justin?-
-No, no lo sé. Debe estar con su Julieta – la de ojos chocolate parecía molesta, pero Harper estaba demasiado satisfecha como para notarlo. Y también lo estaba para darse cuenta de que podría beber su poción primero. Gran error.
Justin y su novia aparecieron por la puerta. Harper corrió a su encuentro, ofreciéndole al chico uno de los vasos. Julieta estaba enfadada, pero aún así incitó a Justin para que lo bebiera. – No seas grosero, cariño- instó ella, subrayando la última palabra. Justin suspiró, obedeciéndola.
Le devolvió el recipiente a Harper, con una mirada de disgusto. A ésta le dolió. Pero se consoló a sí misma: "Ya casi, ya casi" Volteó su cabeza, en camino de ir a beber ella su parte del líquido, cuando… oh no.
Eso no podía estar pasando.
Alex estaba bebiendo el contenido del otro vaso.
Ok, ok, antes de que me olvide: Wizards of Waverly Place no me pertenece. Lo creó Disney.
Aquí estoy, sí, con otra historia de mi pareja favorita.
Ésta idea simplemente apareció en mi mente, y espera haberla desarrollado como esperaba... pero, créanme, me ENCANTÓ hacerlo.
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