360°
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El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.
Víctor Hugo.
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Para Agapi.
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Corrección y estilos: Altahriel Tasartir.
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1. GRECIA
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¿Qué si eran hermanos? Lo eran: ge-me-los, ¿Qué si se follaban asquerosa y pecaminosamente? Era cierto… ¿Les importaba? No mucho… ¿A los demás les importaba? Sí, bastante, unos fingían que no les miraban con repulsa, otros eran muy abiertos en su censura ocular… había también quienes no se enteraban y todo les parecía normal, el mundo les parecía la cosa más barata y sencilla.
Ellos decían que el barrio de Plaka, Atenas, en donde vivían, no estaba preparado para tales muestras de amor al prójimo, de verdadero y candoroso amor filial, ¿quién lo estaría? Sumidos como estaban en una sociedad ortodoxa y mojigata en su mayoría, que toleraba las extravagancias sólo por ser un punto turístico importante de Europa.
Kanon estaba harto, más que harto… hasta la coronilla, ¿de qué? De Saga, ¿de qué si no?, Saga…
Aun se retorcía entre las sábanas, medio dormido, como pescado empanizado girando por la cama de harina, su piel mordida, arañada… con sendos moretones en los muslos… producto del embate amoroso de la noche previa, y un hilillo de... que le escurría por… y nada más observarle así, Kanon tenía la clara sensación de que el hormigueo entre sus piernas, muy pronto sería un estandarte a sus bajas pasiones, muy visible, por cierto.
Suspiró, acabó por arrojar la colilla de cigarro por el balcón… y escuchó la maldición de alguien a quien seguramente le había caído encima el cigarrillo a medio prender.
—Sigues con esa idea ¿No? —Interrogó Saga que acabó por apoyarse en los codos sobre el colchón.
—Eres tú el que siempre está con la labor de joderme la existencia.
—¿Por qué? Porque te pido que…
—Sí, eso… secretos igual a aburridos, mantener esto oculto igual a… ¿Realmente importa, Saga?
—Ya sabes… la gente…
—Francamente… ¡Mis huevos! Estoy cansado Saga, de verdad estoy cansado, de discutir, de las visitas maritales, ¿por qué no puedo quedarme aquí? —Le soltó exasperado el menor de los dos, por minutos.
—De por sí murmuran…
Kanon se talló el rostro, no le dijo nada y empezó a vestirse, llevaba años soportando la misma situación, viviendo al pendiente del qué dirán. Estaba cansado, acabó de ponerse la ropa y se volvió apenas de lado hacia su hermano. Sus ojos azules se debatían entre echarse a llorar o echarse a reír.
—No sé cuándo vuelva, o si es que vuelva, de todos modos estaba pensando tomarme unas largas vacaciones, al fin y al cabo la nota periodística… está en cualquier lado —dijo agitando la mano, dio la vuelta sin esperar el reproche de Saga, y se dio el lujo de azotar la puerta al salir, sabía que le ponía los pelos de punta a su hermano.
Ya tenía los boletos, boletos abiertos para irse cuando le diera la gana, las maletas lista, la grabadora digital, la cámara… un montón de lápices, la pluma fuente y una Moleskine, su frustración, su tensión sexual y su mucho cabreo, eso viajaba gratis.
—Adiós, Saga… —murmuró al mismo tiempo que se subía al taxi que lo llevaría al Aeropuerto Internacional de Atenas Eleftherios Venizelos.
