Disclaimer: Esto debería venir incorporado en ff, algo así como una aplicación, porque después de casi dos años en el sitio, cansa xD
Claim: Edward/Bella/Jacob. Cliché, cannon, pero siempre quise dejar mal parada a la Bella :D
Advertencias: AVISO AVISO que yo odio, detesto, aborrezco y le escupo a la Bella, soooou, si me vas a leer, es bajo tu riesgo, y si amás a Bella y esto te ofende en cualquier modo, por favor ahorrate los insultos porque hay dos posibilidades: o te ignoro feliz de la vida, o me agarrás cabreada y te insulto hasta el gato, así que, evitemos molestias y vivamos en respeto :D Yo cumplí mi rol advirtiendo, vos cumplí el tuyo respetando opiniones ;)
Notas: Participa en el Reto Palabras para el recuerdo, del foro LOL.
Maldita
(17# Triángulo)
Bella.
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Estaba jodida. Jodidísima. Y lo sabía, porque vamos, era demasiado obvio y nadie más que ella misma podría saberlo mejor.
Los amaba a ambos, era claro, y los quería a ambos, también estaba claro. Y más claro estaba con quién se quedaría al final, pero algo en ella le impulsaba a extender la pausa, el tiempo entre medio de aquel punto final, aquel tiempo que utilizaba (y que ellos le habían concedido inconscientemente) para pensar, aclararse,tomar una decision, porque aunque ella sabía, todos sabían, con quién se quedaría al final, tenía que admitirse que le agradaba un poco tener a dos seres a sus pies. Dos seres poderosos capaces de darle todo con que ella simplemente abriese la boca, sin emitir sonido alguno.
Y era algo egoísta, lo tenía presente, pero muchas veces no quería salir de aquella posición. Porque estaba atascada en un triángulo amoroso y ella estaba en la cima, con dos a su merced. Porque Jacob haría lo que fuera necesario por proteger su humanidad y darle algo de calor a su corazón, y Edward ya la consentía en todo lo que ella quisiera, al punto de dejarse dominar.
Ambos la protegían, sí, y sentirse lo más especial para dos personas era algo sumamente increíble, pero también sabía que su decisión, por más que fuera altamente predecible, marcaría una grieta definitiva entre lobos y vampiros. Porque con su elección también se podría romper el tratado que mantenía una paz lo suficientemente tensionada como para estallar en cualquier segundo.
Y aquella sensación, la de tener el destino entre sus manos, a veces era demasiado abrumadora y otras era demasiado excitante, y simplemente le costaba decidirse. Dañaba, los estaba dañando demasiado, y aquello era agregarle más leña al fuego, porque ella sabía exatamente cómo terminarían las cosas, pero los quería a ambos y no quería cargar con la culpa de rechazar a uno mientras pudiese quedarse con los dos.
¿Y por qué le costaba tanto? Porque era una maldita, y lo sabía y no podía (y quizá) no quería cambiarlo.
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