Hola hoy les traigo un cuento de mi querido Severus Snape dedicado a mi lectora Mimbel…
Como todos sabemos los personajes no los inventé yo, van por cuenta y cargo de JKR…
Solo para mayores de 18 años…
Besitos bigi
OoO
Prólogo.
Voldemort había caído en la trampa, y ahora estaba muerto, Harry Potter ayudado por el ED, pero principalmente por Severus Snape y Draco Malfoy, había terminado con la peor pesadilla del mundo mágico, el plan de Dumbledore había salido a la perfección, ese iba a ser el mejor año de Hogwarts…
Y lo fue para muchos alumnos, pero no para ella, no, para Mimbel Plat, una estudiante, buena, apocada… la chica había tenido una penosa infancia, ya que a pesar del gran amor de su madre, sufrió las degradaciones de su padrastro, sobre todo al no ser la gran bruja que todos esperaban…
Su timidez le había ocasionado en varias oportunidades las burlas de sus compañeros, también de algún que otro profesor, al decir verdad, solo un profesor disfrutaba humillándola, Severus Snape…
Mimbel estaba con su grupo de amigas tomarían el expreso de Hogwarts que llevaría al reencuentro con sus seres queridos…pero el destino quiso que todo cambiara para ella, esa noche, la noche en que regresaba a su hogar…
Capitulo 1
-Hola, ya estoy en casa -gritó la Mimbel ni bien se apareció en la chimenea que daba al viejo comedor de la muy vieja casa que habitaba con su madre…
-¿Pero miren quien llegó? ¡La mejor bruja de Hogwarts!-burló.
- ¡Madre! ¡Llegué! -gritó casi desesperada, algo no andaba bien, su madre siempre la esperaba cuando ella regresaba de Hogwarts…- ¿Y mi madre? Se atrevió a preguntar…
-La perra de tu madre, se fue a trabajar, llega en un rato -dijo el hombre molesto, mientras se tiraba en un sillón y abría una lata de cerveza muggle.
-¿Trabajar? ¿Desde cuando mi madre trabaja? Si con el dinero que nos dejo mi padre…
-Ya déjate de chillar, mocosa mal educada, tu madre trabaja desde que a mí se me antoja que lo haga, porque yo no lo voy a hacer, y con respecto a la mugrosa herencia del muggle que tenías por padre, ¡Se acabó! No queda ni un peso, ni un galeón.
Mimbel se hizo a un lado, se notaba que su padrastro estaba bebiendo hacía rato, lo más probable era que estuviera borracho, así que sin discutir se fue hacia su cuarto…
Al entrar en la que alguna vez había sido su habitación se encontró con que no tenía muebles, y toda su ropa estaba guardada en cajas…la chica no pudo aguantar la situación y salió a enfrentar a su padrastro.
-¡Qué han hecho con mis cosas! -salió gritando la chica.
-Tus porquerías se vendieron todas, porque necesitamos el dinero.
-¡¿Para que?! ¡Para tus vicios!...
El hombre tomó a la chica de los pelos y la arrastró hasta la puerta de calle, dónde la arrojó tirándole encima las pocas cajas de ropa que todavía conservaban.
-¡Vete de aquí, Mimbel! Si no quieres que tu madre sufra las consecuencias, le diré que tenías prisa, que tenías que marcharte, eres una asquerosa sangre sucia, la vergüenza de la familia, no se como me he casado con Cassandra, debí darme cuanta que mi apellido peligraba por una escoria como tú, tendrías que estar muerta Mimbel, o mejor dicho nunca tendrías que haber nacido.
El hombre iba a cerrar la puerta en la cara de la chica, cuando advirtió que el bolso de viaje estaba todavía en el sillón del recibidor, entonces abrió el mismo y buscó en él los pocos galeones que la chica tenía, con una gran sonrisa sacó todo lo que pudo dejándole solo para el pasaje del tren de vuelta al colegio...
-¡Vete de aquí Mimbel! -reiteró. En ese momento la chica vio que llegaba su madre.
-¡Hija! -gritó Cassandra. Mimbel se abrazó fuertemente a ella.
-¡Tu hija se tiene que ir pronto! -dijo Alan, el padrastro.
-Hija ¿Pensabas no esperarme?
Mimbel tuvo ganas de decirle todo lo acontecido, pero observó la cara de la mujer, estaba muy demacrada, se notaba que no dormía lo suficiente, y pudo ver moretones en sus brazos, hacía apenas un año que su madre se había casado con ese mago, tenía que irse de ahí y buscar ayuda -pero de quien -pensó.
