Fairy Tail es propiedad de Hiro Mashima. Este conjunto de drabbles participa en el reto Maratón de Brotps del foro: Cannon Island.
Notas de Autor al final.
Pequeño gran problema.
Era una hermosa tarde en el gremio de Sabertooth… Vale, que ninguna tarde de este gremio era realmente así. O al menos eso pensaría Rufus, que se hallaba tranquilamente sentado en una esquina mientras esperaba que algo-o alguien-empezara el desastre.
Rufus podía presumir de ser el único cuerdo en su gremio. Claro, exceptuando a Orga, la señorita, tal vez la dulce Yukino y…. A la mierda, el punto era que Sting era un estúpido. Si, nada más diferente de lo que dijo pero eso no venía realmente al caso.
— TÚ, MALDITO, PEQUEÑA BASURA…
Rufus despegó la vista de su libro unos instantes mientras una ráfaga de sombras pasaba a su izquierda. Vaya, si mal no recordaba-y él nunca tenía mala memoria-esa voz que seguía profiriendo maldiciones pertenecía a Rogue. Cosa rara viniendo de él, al Cheney siempre tan callado y reservado nunca se le había visto u oído haciendo algo éticamente incorrecto. A menos claro que… Oh por todos los rayos de Orga.
— ¡Que no fui yo! ¡Rogue!
— Cierra la boca desgraciado girasol mutante, te mataré aquí y ahora.
Por otro de los pasillos salió Orga con una cerveza bajo el brazo y en la otra un libro de portada roja. El mago de creación y el God Slayer cruzaron miradas un instante. La situación se volvió un tanto incómoda microsegundos después.
— Vale Rogue, esa es nueva— el peliverde rompió a carcajadas.
— Me pregunto qué está pasando.
— Nada fuera de lo normal, problemas de matrimonio, supongo— respondió el mago de rayos secándose las lágrimas por la risa.
— Me refería a… Verte con un libro ciertamente es un curioso acontecimiento— habló Rufus. Porque vamos. Aunque quisiera negarlo realmente era algo que no se veía todos los días.
— Oh… ¿Esto?—señaló aburrido— sólo es algo que se ocurrió de repente.
— Entiendo.
Segundos después Rogue y el rubio de bote salieron por una ventana cayendo bastante cerca de donde el dúo se hallaba. Vale, demasiada tranquilidad no era posible.
— Eiryū no…
— Vale niñas— Orga los detuvo justo a tiempo— a ver si explican que es lo que está pasando aquí.
