Digimon Adventure y sus respectivos personajes no me pertenecen.


Breath

Esperanza y el temor de una luz acusadora halaban tu mente a la sanidad que no deseabas tener; tus manos, enloquecidas con la suavidad de piel ajena, recorrían en direcciones desconocidas. Una nube de desenfrenado deseo nubla tu mente, alejándote de la sensatez bajo el influjo de los musicales gemidos inundando la habitación.

Las luces nocturnas crean un halo sobrenatural, casi angelical en la bruma de caricias; una mirada endemoniadamente azul te observa muda, preguntas insignificantes muertas en el beso ausente robado sin precaución de aquellos labios suaves que habías anhelado marcar como tuyos demasiado tiempo. Los gritos sueltos en rabia y las lágrimas amargas vertidas en el camino parecían distantes; él estaba allí, puedes verle y besarlo sin que los lazos externos te lo impidan.

Puedes perderte en sus preciosos ojos claros con el alivio de no tener que fingir.

Taichi…

Maldices, sintiendo un nudo en el estómago al escucharlo; su voz tiende a regresarte a la realidad en tu torpeza y no quieres caer a tierra aún: el lugar perfecto se desmorona al comprender que sólo será un momento, la fantasía muere cuando recuerdas que el peso de lo ocurrido golpeará sobre ti tarde o temprano.

Aquella triste hermosura quebrada en llanto sumiso que no deseas comprender.

—Taichi…

Lo silencias. Las sombras danzando acusadoras en sus ojos reflejan que la verdad está implícita; un sollozo escapa por sus labios, mientras sus manos de pianista tratan de apartarte. La locura de amantes prohibido se ha marchado en el instante en que su suave voz pronunció tu nombre. Intentas consolarlo, aunque no sirve de nada. Más de un simple deseo carnal desatado sin precaución.

Sora, el nombre pudo salir a pesar de tus susurros. Besaste sus manos, su cabello y su rostro pidiéndole que durmiese…asegurándole que todo saldría bien al final; se fía lo suficiente de ti como para dejar en tus manos su alma, de ser necesario. Te odias al mentirle, aborreces el hilo de engaño que destruye el mundo perfecto que le costó tanto construir.

Pero, ya no puedes arreglarlo. Ahora te pertenece, y no puedes permitirte dejarle ir.

Egoísta.

—Duerme, Yama… —iluso y estúpido, sabes que Morfeo no piensa visitar a tu amante más que en pesadillas —duerme…

Tu amante, tuyo. Aquel muchacho que roba tu aliento y arranca las más impredecibles sensaciones por tu espina dorsal; al que sueles adorar en silencio como ahora, en el dulce ritual de retirar sus lágrimas. El valor que debes probar en adelante.

Suspiras esperando, rozando apenas su mejilla; la melodía de su respiración ya serena te mece, los ruidos externos ahogando el ocaso del cuento que se termina.

Ya mañana nada será lo mismo.


N/A. Un extraño Taito que se me ocurrió producto del calor veraniego y mi maratón de Digimon. Pienso 'continuarlo', con otro sobre lo que piensa Yamato. Dudas, sugerencias, tomatazos y amenazas (lo que sea, mientras comenten) en el botón verde.