Sueños Húmedos.
Yo, mi obsesión con el Style, y sobre todo, esa manía que tengo que empezar fics cuando no he terminado otros. (Bah, los haré los dos a la vez.)
Advertencias: South Park no me pertenece, y como siempre digo, mejor que sea de Trey y Matt. La historia no esta basada en nada (primera vez que hago una historia sin inspirarme gracias a algo), por lo que es 100% original. Hay mucho lemmon. No es un one-shot, pero dudo que vaya a ser muy largo. (El lemmon ocupará aproximadamente un 65% del fic, cosa así). SLASH STYLE. Si no les gusta el precioso y hermoso Slash, pues no lean.
Gracias de antemano a los que decidan darle una oportunidad.
Eres mi ''distracción'' preferida
Estaba en unos de esos días en los que piensas que no pasará nada, absolutamente nada. Lo único que tenía que hacer era estudiar y estudiar, y se podría decir que gracias a un adelanto hecho hace semanas, no había nada del temario docente que no me supiera.
Estaba tan aburrido que rezaba porque pasase cualquier cosa, incluso ver desde mi ventana al camión de la basura atascarse sería más interesante.
Estaba mordiendo mi lápiz mientras miraba de forma vacía mi cuaderno, lleno de garabatos de ecuaciones y problemas de química que ya me sabía de memoria. En un momento dado, juré haber oído un ruido en la parte de debajo de la casa… Decidí no darle importancia pensando que mi madre, o mi padre, dejarían algo mal colocado, por lo que habría terminado cayéndose.
No pude evitar tomar el móvil y mirarme en la parte trasera de este; era tan brillante que servía como espejo. Odie lo que vi; mis pelirrojos rizos estaban realmente despeinados, más de lo normal. Por una parte debo de admitir que no me quedaba mal, pero es una lata andar con semejante mata de pelo de un lado a otro… llega a cansar. A pesar de no tener a nadie alrededor, decidí ponerme la Ushanka verde, pero al tener semejante espectáculo por pelo, no me la pude colocar bien e inevitablemente unos mechones gordos y pelirrojos cayeron por mi frente y mi nuca.
Fue, quizás un acierto, porque me equivoqué al pensar que estaba solo.
Se abrió la puerta y entró él.
-¿Stanley? – Pregunté con un inevitable sonrojo y una obvia confusión - ¿C-cómo entraste? – Diablos, no había nadie en casa salvo yo, es prácticamente imposible que entre por su cuenta, y más si todo estaba cerrado.
-Me parecía tentador verte – Dijo el moreno con un aire seductor en la cara.
Un momento… cuando me quise dar cuenta, Stan no tenía camisa, su pecho viril y pálido estaba al descubierto, y por si fuera poco, por evidentes rastros de sudor. ¿Habría hecho ejercicio?
-¿Por qué vienes sin camisa? – Deje caer.
-Hace calor – Susurró como si estuviera a mi lado, a pesar de que aún se mantenía en el umbral de la puerta. – Me apetecía tanto verte… - decía con un tono sublimemente meloso.
No pude evitar como una especie de sofoco recorría todo mi cuerpo; sabía lo que ocurriría si me despistaba, Stan me lo decía todo con la cara.
Realmente, parecía una película porno. ¿O me quiere explicar alguien por qué coño saldría así como así de la nada?
-Eso ya me lo dijiste – Dije con tono normal - ¿Cómo conseguiste entrar, Stan? – Dije bastante preocupado porque mi amigo se dedicase a allanamiento de casas.
Stan se acercó a mi a niveles impresionantes. Estaba ahí, de pie, mirándome desde su altura (que no era más que la mía, pero yo estaba sentado) puso cara de pervertido, y por alguna razón yo ya conocía lo que me esperaría.
-No seas tan malo conmigo – Dijo posteriormente para ponerse de rodillas – Tan solo buscaba cariño y sabía que tu estarías siempre ahí.
Como siempre, mi cuerpo sufría un colapso nervioso como resultado de lo sexy que era Stan y lo que estaba a punto de hacer. Debí ser más rápido; puesto que el moreno aprovecho para ponerse delante de mí, aún arrodillado. Yo como instinto primario, me intenté levantar deprisa para evitar lo que mi mejor amigo quería hacer, pero fue demasiado tarde, porque me sujeto los muslos con fiereza y fuerza.
-No huyas, porque tanto tu como yo sabemos que no voy a hacer nada que no quieras que te haga. – Esa frase me dio en toda la cara con su verdad; realmente no me haría nada que en el fondo no desease como un depravado.
El moreno acarició mi entrepierna, haciéndome estremecerme del gusto, colorando mi cara totalmente por lo que sospechaba que iba a hacer. Me bajó la cremallera del pantalón, pero no contento con poder sacar todo lo que quisiese de ahí, decidió bajarme los pantalones por completo, dejándome aún sentado, en bóxers.
Me tape la entrepierna con las manos, pero Stanley, que es más listo de lo que parece, me puso unos ojitos y una cara que difícilmente yo podría resistir.
-Déjame hacerlo… - me pidió. No pude negarme. Nunca puedo negarle nada a aquellos ojos, son fatales para mí.
Me libró de los bóxers y tomó mi miembro. Antes de hacer nada lo masturbo suavemente, mientras quizás sólo por jugar, me soplaba un aire cálido sobre el pene, lo que hacía que me diesen escalofríos.
A penas en un minuto llegué a tal punto que me traicioné a mi mismo, jalando suavemente de su pelo negro e incitándole a que fuera a más.
-St-Stanley… - Susurré como si fuera una palabra tabú - …por favor, todo lo mío es tuyo… - Dije con la intención de que sonase con segundas.
-Así me gusta – Dijo él con suficiencia.
Y ahí procedió a devorar mi intimidad como si se tratase de lo que más le gusta en el mundo. Lo hacía como si fuera un jodido experto, y eso me hacía estremecerme en la silla. Me gusta; lo admito, no sólo me gustaba Stan hasta la locura, sino que además me gustaba todo lo que me solía hacer. No quería que parase, y mi intención era dejar que me tome mi cuerpo totalmente una vez acabada la maniobra. No quería otra cosa si no pasarme toda la noche oyendo sus gimoteos sensuales, pero causados por mí, por mi cuerpo hecho sólo para el disfrute de él.
Y parecía mentita, porque aquél no parecía Stan, ese Stan tan sensible. No había dejado de ser él, lo sé, pero algo había cambiado, sus ojos me miraban con lujuria cada vez que su boca descansaba de mi miembro, observando mi cuerpo como si fuera aquel delicioso caramelo que nos gustaba a ambos de pequeños.
Como amo esas cualidades que tenía para el buen sexo.
*…*…*…*
Esas buenas cualidades para el buen sexo, en mis sueños, claro.
Un despertador de lo más irritante sonó, con una melodía que me preguntaba por qué coño no la había cambiado antes.
Ya estaba acostumbrado; tenía sexo con Stanley, siempre me resistía al principio, pero al final me dejaba llevar, y vaya que si valía la pena (aun que me avergonzase profundamente), pero cuando oía esa melodía tan monótona, no me hacía falta ni desperezarme ni tomarme unos segundos para llegar a la conclusión de que había sido otro de mis sueños húmedos.
Llevaba, meses teniendo esos sueños, al principio me lo tomé con humor… era tan gracioso. Pero cuando fueron pasando los meses y mis sueños fueron aumentando y siendo cada vez más sucios, llegó a ser sospechoso.
Cada vez que veía a Stan en clase me moría por dentro, me sentía como si fuera un puto pervertido que necesita que le den una buena noche para actuar de forma normal. Me avergüenzo tanto…
Pero no lo podía evitar, no quería contárselo a mi padre ni nada parecido, porque sabía que me llevaría a un sexólogo o algo así. Y me incomodaba tener que contarle que tipo de torturas sexuales y fantasías tórridas acometía Stanley contra mi aun puro cuero.
Esperé a que mi erección se bajase unos minutos, intentando no pensar en aquel sujeto que me hacía delirar todas las noches como un verdadero necesitado; me sentía sucio, y por lo tanto, después de los sueños húmedos solían venir las duchas con reflexión incluida.
Me salte de un brinco de la cama, y con la casa aún oscura, me recorrí la habitación con decisión hasta el baño.
-¡Buenos días Kyle! – Típico saludo cariñoso de mi hermano menor.
-Buenos días, Ike – Dije esbozando la gran sonrisa de siempre. Me horrorizaba al imaginarme que cara pondría mi hermano pequeño, tan inocente, si supiese que pasa por mi mente todas las noches.
Se supone, según todo South Park, que soy el chico prometedor de este pueblo, el más inteligente, maduro, centrado, estudioso, con más corazón… ¿Se burlarían la semejante gente inmadura de este jodido pueblo si supiesen lo excitante que me resulta Stan Marsh y tener sueños guarros con él? Creo que la respuesta es un 'Si' como una casa.
Me miré al espejo con la misma cara de siempre, aburrido de mi mismo, del yo de ahora, ese que al parecer necesita sexo desesperadamente. ¿Cómo podía Kyle Broflovski ser así?
La mañana trascurrió como siempre, un desayuno en familia, con un hambriento Ike. Las horas en el instituto se me hicieron igual de larga que desde hace unos meses, fingía que no necesitaba morder la yugular de Stan cada vez que me hablaba, y también aplaudirle o gritar eufórico cada vez que me hablaba de una nueva chica. Como si no me afectase… Me costaba soportar las bromas sexuales de Kenny; llegaba un punto en el que quería decirle que las cosas que me mostraba diariamente influían en mi imaginación a la hora de soñar con Stan. El gordo, lejos de estar insoportable como siempre, parecía más relajado conmigo. Cosa que me inquietaba. A veces, aunque no me suele interesar su vida, me muero por saber a que viene tanto misterio con él.
Pero ese día algo cambio en ese monótono instituto.
-Hola – Dijo una voz increíblemente seria y nasal.
Me giré y ahí estaba Craig. No nos llevábamos mal con él, al contrario, era un chico con el que de vez en cuando salíamos al cine o al lago de South Park. Lo que nos hizo fruncir el entrecejo a los cuatro exageradamente (sobretodo Kenny) fue el hecho que, posiblemente, saliese de él mismo hablarnos. Craig es un chico con el que, eres TÚ el que debes empezar una conversación, sino date por perdido.
Cartman lo miró asombrado. ¿Porqué actuaba tan raro?
-Ey 'chico malo' – Saludó Kenny provocando risas entre algunos de los presentes. Me parece que algún día se ganará un puñetazo.
Craig se defendió como siempre.
-Mirad, iré al grano – Dijo simplonamente – Tweek hace una fiesta en su casa, cortesía de sus padres que están de vacaciones, había pensado…
Kenny alzó las cejas pervertidamente, y contestó lo que yo había predecido.
-¿Significa eso que te lo estas tirando? – Dijo mientras se le caía la baba.
Cartman miró con hostilidad a Kenny, y eso me llamo la atención. Por otro lado, mi querido Stan oprimía las ganas de reír. ¿Por qué coño se veía tan sumamente adorable y comestible cuando se sonrojaba de la risa? Morderle los cachetes en mis sueños no era suficiente…
-¿Quieres que te de una patada en los huevos, Kenny? – Craig podía llegar a darme miedo a veces. Mucho miedo.
-¡Eh! Chico de chullo azul, que era una broma ¡hombre! – Dijo Kenny bastante simpático. No se como puede llevar ese buen humor reluciendo a todas partes, era quizás ese uno de los motivos por los que me encantaba estar con él.
-En fin… - suspiró un Craig muy desesperado por que se le dejase hablar – ¿Queréis venir, o no? Habrá alcohol y dejaremos fumar a quien quiera.
¿De verdad Tweek los dejaba hacer todo eso? Me parecía raro.
-No me interesan tus mierdas – Soltó Cartman, el cual se levantó del asiento tan rápido que no llego a ver la grosería con el dedo que le dedico Craig.
-¿Qué coño le pasa a este? – Pregunté confundido. Era obvio que no me interesaba… pero llegaba a ser irritante.
-Ni idea – A diferencia de mi, a Stan si que le traía poco en cuenta – Nos encantaría ir – Cambio su mirada hacia el moreno problemático – siempre y cuando…
-Seguro que habrá chicas, Marsh – Adivino Tucker, sonriéndole pícaramente a Stan, lo cual me sentó como una jodida patada en el estómago. ¿Por qué no se dejaba de tías y me hacía el amor directamente? – Tweek se lleva bien con algunas.
El hecho de que Tweek y Craig fuesen novios, hacia que cada uno cubriese las carencias del otro. Aun que a veces corrían rumores de la pareja por los pasillos que, en mi opinión, eran jodidos.
-Stan – No pude evitar ese reproche.
-Oh… yo… - me miró a mi esta vez, como si tuviese motivos para sentirse culpable por pensar en chicas – No, verás Kyle… - Quise saber por curiosidad, que respondería, pero Kenny interrumpió.
-¡CLARO QUE VAMOS! – Había gritado tanto que hizo que aumentara mi dolor de cabeza . Peor de una forma una otra me activo las neuronas.
Pensé por un momento que lograría que Stan olvidase a las chicas teniendo un momento de intimidad con él en esa fiesta, pero la realidad no es tan sencilla y absurda como mis sueños. Por desgracia.
De camino a casa, una vez Kenny fue a su destino, me quede a solas con Stan, y aproveche para indagar en sus planes para la fiesta. Quería saber desde ya si me podía esperar algo de él o pensaba estar ocupado sobando a las tías.
-¿Y qué es lo que te atrae tanto de la fiesta?
-¿Qué más da, Kyle? A veces te comportas como si fueses mi novia. – Se sulfuró, y eso me hizo cabrearme a mí.
-¿Qué cojones hablas?¿Es que no puedo hacerte ni una puta pregunta?
-Relaja esos humos, Kyle…
¿Será posible? ¡Me cago en todo, joder! ¿Acaso no es él, el que me atacó como si fuera un jodido desconocido?
-¿Te pones a la defensiva porque vas a pillar vagina, y no quieres decírmelo, verdad?
Admito que me equivoqué al decir eso.
-Qué putas te dará a ti lo que mi polla y yo hagamos.
Me sulfuré tanto cuando me hablo de esa forma, que aprovechando que estábamos llegando a mi casa, le di una patada en la pierna y salí corriendo mientras echaba humo por las orejas.
-¡Que te den por culo, Stanley!¡Que te den por culo! – Grité antes de desaparecer de su vista, escondiéndome de lo que mis padres llaman hogar.
Juraría haber visto como Stan se quedaba atónito en su lugar.
Bueno, que les pareció? Lo continúo, si o no?
No quiero hacer capítulos muy largos, como este o un poco más me basta.
Si lo leyeron, dejen reviews y les estaré agradecida n_n el lemmon fue suave porque quería hacer este capítulo más introducctorio. Les aviso que de continuarlo, el lemmon obviamente será mejor. Y también habría historia, aunque sea un poco XD (Sería raro hacer lo todo sexo sexo sexo)
Nos leemos, si?
