Summary: Sakura es estudiante de artes en la universidad pero ¿Qué pasa cuando Shaoran Li le pide que le ayude con la materia para lograr un objetivo que tiene nombre y apellido?

Capítulo I

Toda mi vida creí que cuando encontrabas el amor, éste duraría para siempre. Solía ver películas románticas en donde los protagonistas quedaban felices y contentos luego de arreglar los malos entendidos. El chico iba en busca de su amada y ella le correspondía con un beso tal cual, lo que el viento se llevó.

Ahora, con 20 años, me encontraba estudiando en la universidad, y consideraba que esas historias sólo ocasionaron que mi imaginación se volviera torcida y lejos de la realidad actual, ya que seguía alimentando la ilusión de que algún día sería rescatada por mi príncipe.

Shaoran Li…

Aún recuerdo cuando ese maldito chico se cruzó por mi camino, entrando como si nada a la clase, con su andar despreocupado, su cabello castaño desordenado y esos ojos penetrantes de color ámbar. Miró casi despectivamente a toda la clase y no encontró nada mejor que ubicarse en el asiento vacío delante de mí.

Quise ser amable con él, tocándole la espalda y sonriéndole al momento de saludarlo. El tipo me vio con frialdad y sólo recibí en respuesta un alzamiento de cejas, para luego voltearse sin siquiera decirme nada.

Reconocía que el chico era bastante guapo, pero al pasar los días me convencía más que era un arrogante, maleducado y se juraba el centro del mundo, y como no hacerlo si en una semana que había ingresado, tenía a más de la mitad de las chicas detrás de él, intentando obtener citas o invitándolo a fiestas, a las cuales iba, pero nadie conseguía nada de él, salvo un simple apretón de manos o un roce de dedos al tomar el trago que toda fémina le servía.

Tenía en mi memoria cuando asistí al cumpleaños de Mia, la chica popular. Había tirado la casa por la ventana, como se decía y su invitado especial no era nada más ni nada menos que Shaoran Li. Bailó toda la noche con él y las chicas a mi lado se susurraban pensamientos completamente diabólicos contra la cumpleañera, con tal de que dejara su trofeo de lado.

Miré con detenimiento los pasos de baile de Li, y la verdad es que no era tan buen bailarín, estaba analizando eso, cuando un chico llamado Lian tropezó, ensuciándome los pantalones con cerveza. El tipo estaba tan ebrio que ni siquiera se percató de ello.

Miré frustrada como la mancha comenzaba a hacerse más grande y me dirigí escaleras arriba hacia el baño. No me pareció anormal encontrar a muchas parejas besándose como si de ello dependiera su vida y no quería imaginar que estaría pasando en las habitaciones a puertas cerradas.

Cuando por fin pude entrar al baño, tomé una toalla y comencé a pasarla frenéticamente por mi pantalón sin conseguir mucho. Definitivamente no tenía arreglo.

Bajé nuevamente las escaleras y quise salir un poco del ambiente tóxico en el que se había transformado la fiesta por lo que fui hacia el gran jardín que la mansión de Mia tenía. Estaba apoyada en el balcón mirando las flores y los inmensos árboles que adornaban el espacio cuando una voz grave me sobresaltó.

"Linda mancha ¿eh?" – Me volteé para ver de quien se trataba y no pude evitar sorprenderme al encontrarme con Li a mis espaldas – "¿Acaban de arruinar tus jeans de marca?"

Su tono era bastante irónico y pesado.

"No es de tu incumbencia. Puedes irte por donde viniste" – Dije sin tapujos. No sabía de dónde provino ese comentario tan ácido de mi parte.

"Pero que chica tan malhumorada eres" – Contestó colocándose a mi lado sonriendo torcidamente

"No me conoces Li y no soy malhumorada" – Me molestaba lo de mi pantalón pero este chico estaba enfadándome aún más. – "Eres un entrometido"

"Que poco sociable eres Kinomoto, creí que como compañeritos de curso nos llevaríamos bastante bien"

"No me interesa llevarme bien contigo Li, además ¿Qué quieres? Nunca hemos hablado en clases"

Me miró con rostro serio y sus ojos eran como llamas ardientes. Se cruzó de brazos y sentí que no podía escapar de su trampa invisible.

"Escucha Kinomoto, sé que eres la mejor de la clase de la profesora Tanaka y últimamente no me ha ido muy bien con ella, necesito que me ayudes"

"¿Y por qué yo?" – Pregunté molesta porque claramente no estaba pidiéndolo como un favor, sino que era un mandato

Li rodó sus ojos – "Ya te dije, eres la mejor de la clase o ¿querías que me acercara a Yuri?"

Era obvia mi respuesta, Yuri estaba a punto de reprobar el ramo.

"No quiero, no me interesa ayudarte" – Contesté mirándolo directamente a esos ojos que mostraban seguridad.

Hizo una mueca de disgusto y se pasó una mano por su cabello desordenado en señal de exasperación y eso hizo que me sintiera ganadora.

"Kinomoto, no sé si eres tonta o te haces, no es una petición, es una orden, necesito que me ayudes"

Ahora era yo la que mostraba furia en mis ojos.

" ¿Quién eres tú para obligarme? No eres nadie" – Cada palabra la dije golpeando su pecho con mi dedo índice

Él me tomó con brusquedad de la muñeca, y de un tirón se puso a escasos centímetros de mi rostro. Podía sentir su respiración chocar contra mí y mi corazón se puso a latir como loco. Tragué pesado mirándolo con los ojos bien abiertos.

"Si no me ayudas me veré obligado a hacer algo que no quiero y creo que no te gustará. Sé que te encanta pintar después de clases y sería una verdadera lástima que la pintura para tu padre se estropeara ¿A que sí? Estaría muy decepcionado de no poder ver el hermoso paisaje que hiciste"

"No te atreverías…" – Repuse horrorizada.

Aquella pintura que estaba haciendo era un regalo para mi padre. Se encontraba hospitalizado por un cáncer terminal detectado hace un tiempo. Los médicos me dijeron que su enfermedad había avanzado más rápido de lo normal y que probablemente le quedaran pocos meses de vida. La noticia me devastó por completo y en un principio no quería asimilarlo, lloraba a cada momento hasta que mi padre me dijo que me quedara tranquila porque se reuniría con mamá y por fin volverían a estar juntos.

Por esa razón había decidido darle uno de mis últimos obsequios. A papá siempre le gustaron mis obras de arte y ésta me había tomado más de tres meses en lograr un resultado que me satisficiera, no podía permitir que un maldito como Li estropeara todo.

Me soltó en el instante en que su celular comenzó a sonar con la música de Linkin Park. Lo escuché hablar escuetamente y responder con uno que otro monosílabo. Cuando terminó su llamada sonrió ladinamente.

"Yamazaki tiene tu pintura pequeña Kinomoto" – Habló mirándome con desdén – "Creo que deberías pensar bien tu respuesta. El lunes te quiero a primera hora en el salón de artes ¿Oíste?"

Luego de dejarme sin palabras se marchó hacia la fiesta. Llamé a Tomoyo al borde de las lágrimas y le conté lo que había sucedido. Ella me había dicho que Li no tenía muy buena fama en la Universidad por el constante rechazo a las chicas y que se caracterizaba por ser un busca problemas.

Eso no me dejaba más tranquila, sino todo lo contrario.

El lunes me dirigí rápidamente al salón de artes. Me había levantado temprano porque no pude pegar ojo en toda la noche pensando en lo que Li había hecho. Cuando abrí la puerta fui hacia el atril en que solía pintar. El cuadro que mantenía tapado con una tela seguía ahí.

Un alivio profundo me embargó, pero algo me dijo que las cosas no estaban bien. Así que opté por sacar la tela de mi pintura y ahogué un grito al ver que mi paisaje había sido reemplazado por una horrible imagen.

"¿Ahora te convences?" – Una voz a mis espaldas habló sobresaltándome – "No quería llegar a esto, pero te pusiste tan terca en la fiesta que no tuve opción"

"Mi pintura…" – Susurré – "¡Devuélveme mi pintura!" – Grité al momento en que me volteaba golpeándolo – "¡Es un regalo, dámela, dámela!"

"¡Hey… hey!" – Me tomó de ambas muñecas inmovilizándome – "Te la devolveré solo si prometes ayudarme"

Estaba enfurecida con él ¿Por qué de todas las chicas tenía que ser yo?

"Si consigues que apruebe la materia de Tanaka, tendrás la pintura, de lo contrario…"

"No puedo hacer milagros Li" – Contesté llena de rabia – "Si no sabes pintar no es mi culpa, además ¿Para qué tomaste el curso? Eres pésimo"

"Di lo que quieras Kinomoto, las cosas son simples"

Tragué pesado mientras nos debatíamos en un encuentro de miradas. No quería ayudarlo, era un caso perdido, Li jamás llegaría a ser un buen pintor, no sabía mezclar los colores y sus pinturas carecían de emoción.

¿Qué lo hacía pensar que yo podría lograrlo?

Mi padre esperaba por ese cuadro. Le había hablado de mi pintura diciéndole que sería una sorpresa que le encantaría, no quería decepcionarlo a estas alturas, cuando el tiempo no jugaba a mi favor y cada minuto que pasaba con él en el hospital lo estaba atesorando como un grato recuerdo. El obsequio era mi forma de agradecerle todo lo que había hecho por mí desde la muerte de mamá.

"¿Entonces...?" – La voz ronca de Li me hizo volver a la realidad – "¿Aceptas?"

Bajé mi mirada y suspiré profundo – "Si llegas a romper esa pintura te juro que te mataré Li, cuídala bien"

Sonrió con autosuficiencia – "Así me gusta Kinomoto, eres una chica inteligente"

Las horas que siguieron fueron peores que las anteriores. Había estado en clases buscando la manera de relajarme ante lo sucedido, pero era imposible. Tomoyo, que estaba estudiando música en el aula contiguo me preguntó si las cosas con Li habían mejorado o no.

Tuve que mentirle a mi mejor amiga por culpa de ese patán que me amenazó diciéndome que nadie podía enterarse de esto o sino tomaría medidas drásticas.

Era un completo desgraciado.

Estuvimos una hora en el salón de artes y comencé a enseñarle lo básico, la mezcla de los colores primarios. Li me vio como si tuviera dos cabezas y se limitó a decir que eso era muy de niños, que avanzara con algo más complejo.

"¿Cómo quieres que avance con algo más difícil si con suerte sabes lo que es un pincel?" – Pregunté ácidamente – "Y para colmo ¡Ni siquiera sabes cómo tomarlo!"

"Que aburrida te pones Kinomoto. Limítate a enseñar que yo me preocuparé de cómo tomo el pincel o no"

Seguido a eso le enseñé a dar unos trazos leves sobre un bastidor, lo cual fue un verdadero fracaso. Li carecía de cualidades positivas para la pintura.

Al final me dijo que se iba, argumentando que yo era una pésima profesora. Al salir de la sala le lancé un tubo de óleo vacío que chocó contra la puerta cuando la cerró.

No lo conocía en absoluto pero de algo estaba segura… lo odiaba con todas mis fuerzas.

Después de eso decidí quedarme un rato más en la Universidad intentando empezar otra de mis obras, pero me costaba un mundo al pensar en el horrible día que había tenido. El tipo apestaba con los óleos, eran completamente incompatibles.

Caminaba hacia la salida cuando vi a Li apoyado en la pared con las manos en los bolsillos. No sé por qué razón sentí la necesidad de esconderme detrás de los estantes y espiarlo.

¿Qué hacia Li a estas horas y afuera de la sala de maestros?

Mi respuesta no se hizo esperar porque vi cuando la profesora Megumi Tanaka salía con varios libros en las manos. Li le sonrió agradablemente al verla y se ofreció a llevarle las cosas.

La profesora Tanaka era una mujer bastante hermosa y cálida, su cabello negro caía ondulado por su espalda y tenía unos intensos ojos azules, que la hacían parecer interesante. Todos los alumnos la estimaban por ser una muy buena profesora.

La mujer miró a Li y le sonrió cansadamente negándose a la petición que él realizó, mientras caminaba rápidamente sin reparar mucho en él.

A simple vista, parecía que la profesora huía de su alumno. Eso me intrigó aún más, porque Li estaba siendo amable por primera vez en su vida y porque no era de él conversar con los maestros.

Los seguí desde una distancia prudente intentando no ser vista.

"Muchas gracias por acompañarme, ahora puedes irte"

"¿Estás segura? ¿No quieres que te acompañe a casa?"

"No, estoy bien"

Un silencio se formó entre ambos hasta que Li tomó una de las manos de la profesora, sorprendiéndome por la confianza que había entre ellos.

"Escucha ¿Podrías ayudarme en el proyecto que se viene? No se me da bien lo de las pinturas"

"Li" – La profesora lo llamó seriamente, soltandose de su agarre – "Te dije que le pidieras ayuda a Sakura, yo no puedo hacerlo"

"¿Por qué no?"

"¿Cuántas veces debo decirte que no tienes que preocuparte por mi? debes dejar de hacerlo. Esto tiene que parar"

"No quiero" – Contestó serio – "Aunque me lo digas mil veces estaré aquí Megumi"

La profesora lo hizo callar mirando hacia todos lados – "Profesora Tanaka, no te he dado la confianza para que me trates tan informalmente"

La mujer se subió a su automóvil sin esperar la respuesta por parte de Li. Encendió el motor y bajó el vidrio, solo para decirle un escueto, nos vemos mañana en clases.

Shaoran Li volvió su mirada hacia el recorrido del automóvil y cuando éste desapareció emprendió marcha hacia la salida de la Universidad con un rostro de pocos amigos. Al ver que no había nadie cerca salí de mi escondite con una gran interrogante.

¿Qué relación tenía Shaoran Li y la profesora Tanaka?


¡Hola! No me pude resistir a subir el primer capítulo de esta historia. La verdad es que me había rondado esta idea en la cabeza desde hace un tiempo, y por fin me di el tiempo de escribirla…

¿Qué les pareció? Espero sus comentarios atentamente.

¡Que pasen un feliz año nuevo!

Pd: Espero poder actualizar más seguido, ya que los capítulos comenzaré a hacerlos más cortos de lo normal.

Las quiere

Eien-Li