Después de dejar los recuerdos y tristezas detrás, Emma, Henry y Neal avanzaron sin remordimientos y con una amplia sonrisa dibujada en sus rostros. Una nueva vida los esperaba, estaría llena de recuerdos falsos, pero el hecho de que su pasado no fuera real, no quiere decir que el futuro será igual.

Estaban a unas horas de Nueva York. Es el viaje más largo que han realizado juntos, o al menos eso es lo que creen. Olvidaron el viaje timoneado por Neal, en el barco de la persona que ganó un gran espacio en el corazón de Emma. Quien seguirá creyendo que es una huérfana no querida, en búsqueda de sus padres.

Henry observaba el nuevo juego que su padre le obsequió. Según lo que él recuerda es un regalo de compensación por el largo viaje y radical cambio que harían. Henry no lo pidió, pero tampoco se opuso cuando se lo entregaron. Y mientras mataba a los zombies, olvidaba a los "amigos" que dejaba atrás. Personas que lo conocían de siempre, pero con los que él jamás vivió. Aquella niña que le sonreía todos los días al salir al recreo o su mejor amigo quien nunca entendía porque Henry no tenía abuelos.

Y Neal, para él tal vez esto es lo mejor que pudo pasar. Porque él no recuerda dejar a Emma en prisión. Él recuerda el nacimiento de su hijo, estar al lado de la mujer que ama en esos momentos. Salir de prisión y llevar a Henry por primera vez al parque. Salir en familia cada fin de semana. Y dar consejos sobre chicas a su hijo. Simplemente ser el mejor padre del mundo, evitando recordar al suyo.

La familia ya estaba más cerca de su nuevo hogar, de su nueva vida, de una nueva oportunidad. El carro amarillo avanzaba sin problemas y era claro que Neal no tenía prisa, el carro va lento pero seguro. Con su hijo y su novia, pues a pesar de todos estos años, ellos no se han casado. Aunque casi lo hacen por presión del colegio de Henry.

La directora, una señora mayor de cejas marrones grandes y ojos azules ocultos por los lentes, observó el expediente de los Cassidy. El hecho de ambos ser huérfanos daba algo de color al colegio, con un paso dentro solo quedaba firmar, pero... Cuando encontró unos años sin documentar, decidió preguntar.

- Veo que no han trabajo por unos años, ¿A que se dedicaban? - preguntó sin despegar la vista de los papeles

- Vera - comenzó Neal - nosotros llevábamos una vida agitada

- Éramos muy jóvenes y la noticia de mi embarazo llegó por sorpresa - dijo Emma

- Yo cometí errores y creí que la solución era... - no salían más palabras de la boca de Neal

- Por favor, no creo que todo esto sea necesario - dijo Emma - solo queremos inscribir a nuestro hijo

- Discúlpeme señora Swan, en esta institución nos importa lo que pase con los niños y estoy segura que buscan ingresar a su hijo porque saben los resultados y las puertas que se le pueden abrir.

Ambos solo se limitaron a asentir. Quieren lo mejor para su hijo, a pesar de todos los problemas que trae.

- Yo considero que deberían buscar formalizar su relación. Si se comprometen a contraer matrimonio, no tendré motivos para rechazar a - miró la hoja - Henry.

Emma y Neal aceptaron y luego de estrechar la mano de la vieja señora, salieron del colegio.

Una anécdota muy divertida de recordar, pero que no fue real. El trabajo de Regina es increíble.

- Mamá, Papá - exclamó Henry - miren - dijo señalando el ingreso a la gran ciudad

- Parece que ya llegamos - dijo Emma

- Oh, no. Aún falta un largo camino - dijo Neal - no nos quedaremos aquí, nos quedaremos en Narnia.

Emma y Henry rieron.

Sus historias están a punto de comenzar.

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