Disclamier: Twilight y sus personajes pertenecen a Stephenie Meyer. Este es un TWO SHOT que está participando del concurso New Year´s Elite Contest organizado por el grupo Élite Fanfiction ( facebook groups / elite . fanfiction / ) y su autor será revelado una vez terminadas las votaciones del mismo.
.
A new beginning
.
Summary
Edward ha perdido a su madre y su familia se ha desmoronado por la terrible pérdida. Las reuniones familiares han dejado de ser primordiales e importantes. El dolor en su pecho parece incrementarse cada día y cuando empieza a sentir de nuevo, su esperanza de año nuevo está comprometida.
Una decisión equivocada la obliga a ir a la cena de la familia Cullen y ser testigo de peleas, reproches y rencores por parte de los miembros de la misma. ¿Podrá el tiempo curarlo todo o será tarde para sentir de nuevo?
.
Capítulo 1
.
La navidad no es la misma cuando empiezas a notar ausencias en la mesa.
EDWARD POV
Estaba decidido, ir a la fiesta sería innecesario. ¿Para qué pasar un mal rato? Yo no lo necesitaba. Ya me imaginaba el panorama, caras largas y lágrimas por doquier. Cuando terminaran las campanadas, en vez de abrazos, oiríamos sollozos.
Lo tengo muy claro, estoy seguro, nada me puede hacer cambiar de opinión… El problema sería comunicárselo a mi padre. Es un hombre comprensible y sé que lo va a entender. De hecho, ¿para qué celebramos este año? Me imagino que la felicidad es por que se termine, no encuentro otro motivo.
¿Será mejor que vaya a su casa a decírselo o le llamo por teléfono? Mejor le llamo, no quiero encontrarme con nadie y que me miren con cara de pena,para variar.
Estoy a punto de coger el móvil para contarle mi decisión, cuando veo en la pantalla: "Llamada entrante de Pilluela". Aquí vamos.
—Hola, peque —digo en cuento descuelgo.
—Hola, guapo —me contesta.
Su voz no suena como la Alice que conozco, esa hermanita cariñosa y pesada, muy pesada. Siempre hemos sido unidos, pero últimamente nos vemos poco. Cuando me mira se echa a llorar y no lo puedo soportar. Es posible que la esté evitando, pero es lo mejor.
—¿Cómo estás? —me cuestiona al no obtener respuesta de mi parte. Estoy harto de esa pregunta.
—Genial, un poco ocupado justo ahora.
—¡Qué raro! Bueno, no te voy a ocupar mucho tiempo. Necesito que me digas si vas a llevar a alguien este año a la cena de navidad. Ya sabes que la preparo yo, como…
—Lo sé, lo sé —la interrumpo. Me niego a empezar a oír sus lamentos.
—¿Entonces?
—No, hermanita. De hecho, quería hablar de eso contigo. Iba a llamar a papá para decirle que no voy a poder ir este año.
Se oye un silencio prolongado al otro lado de la línea. Creo que eso me asusta más que los gritos o el llanto.
—Edward, esto te lo voy a decir una única vez y espero que te quede lo suficientemente claro —contesta por fin—, no vas a faltar a nuestra cena de navidad. Me da igual que quieras evitarnos a todos, o a él, como si tuviéramos la peste. No le vas a hacer eso a papá. Vas a ir allí, vernos a todos y aguantar lo que venga, porque somos una familia. Tienes que empezar a replantearte cosas, Cullen. La próxima vez que te pregunte cómo estás, ¿por qué no me contestas con la verdad? Estoy harta de que niegues las cosas. Cuanto antes lo aceptes y pases el duelo, mucho mejor. Piénsalo. Te veo en un par de días a las ocho en casa de papá y mamá.
Oigo el típico sonido de colgado. Mi cabeza da vueltas con todo lo que me ha dicho mi querida hermana en apenas un minuto. Creo que se ha dado cuenta de que les evito pero no es por lo que ella piensa. Estoy bien, es sólo que me resulta estresante la situación. Nada más. Estoy bien, sí, estoy de maravilla. Aunque voy a ir a la cena, no quiero problemas.
BELLA POV
Estaba presentable pero nada preparada. No podía entender cómo a Emmett se le ocurría una cosa así. No era el momento y cualquier persona con dos dedos de frente se daría cuenta. Eso lo explica todo. Esta situación se me estaba yendo de las manos y yo no sabía bien cómo pararla.
—Emmett, ¿de verdad estás seguro de esto? —le pregunto por cuarta vez.
—Sí, cielo. Te van a amar tanto como yo—. Auch.
—¿No te das cuenta de que no es el momento adecuado? Está muy reciente—. Por un momento veo cómo se le oscurece la mirada pero enseguida vuelve a poner su sonrisa de siempre.
—Nah, bobadas.
Hace un mes que esto es así. Es que sencillamente no entiendo nuestra relación. Le conocí el año pasado y enseguida surgió la química. Pasamos unos meses en dónde todo era diversión. El sexo era genial y desde el minuto uno supimos que lo nuestro tenía fecha de caducidad. Llegó un momento en que nos aburrimos y dejamos de vernos, así de sencillo.
El problema vino después. Me lo encontré en una cafetería con una expresión devastada. Nunca lo había visto así. Levantó la mirada y me hizo un gesto. En apenas unos minutos estábamos en su departamento follando como locos. No sé cómo ocurrió pero supe que me necesitaba. En ese momento tomé la decisión de ayudarle desde la amistad. Sin embargo, no es eso lo que él quería.
Empezó a enviarme flores a mi casa, me visitaba todas las semanas y, al poco tiempo, llegaron las declaraciones de amor. Nunca le he respondido a ninguna ni tengo la intención, pero cada vez que intentaba terminar con esto me ponía esa expresión. Él se está engañando y lo sabe, pero yo no tengo el corazón para dejar de verle.
Es por eso que estoy aquí, en frente de la casa de sus padres para que me presente oficialmente. Es el primer día de fin de año que lo celebran sin la presencia de la matriarca, por qué sí, todo tiene explicación, su madre está muerta.
EDWARD POV
—¡Edward! Qué alegría verte después de tanto tiempo —me saluda mi hermana, como si nuestra conversación no hubiera tenido lugar. Raro.
Después me daría cuenta de que estaba intentando hacer como que todo está bien. No sé cómo no me lo he imaginado. La cubertería de siempre, el árbol con los mismo adornos, el pavo de toda la vida y… espera, ¿ocho platos? Llevábamos tres años sin ser tantos en la mesa, desde que mi abuelita Elisabeth falleció. Esto no tiene mucho sentido.
Termino de hacer mi rápido análisis, y sin darle muchas más vueltas me dirijo al despacho de mi padre. Ni siquiera se me ocurre preguntar dónde está, sé que es allí. Desde hace dos meses es prácticamente imposible encontrarlo en otro lugar.
Toco la puerta y escucho un suave murmullo, es mi señal y la abro.
Está como siempre, sentado en su acolchada silla y con miles de papeles frente a sus ojos. Es abogado y parece que, como él siempre dice, "no hay fin a la lucha contra las injusticias". Ni siquiera el último día del año, parece ser. Aunque, siendo realistas, es el primero en que lo encuentro trabajando. Él siempre ha dedicado mucho tiempo a su familia. Es la típica persona que sabes que, pase lo que pase, va a estar ahí para ti. Incluso últimamente, no olvida jamás la llamada de rigor semanal para saber cómo está su hijo. De repente, me viene una sensación de culpabilidad. Llevo semanas sin llamarle, siempre es él el que lo hace. Sacudo la cabeza, no importa es sólo que he estado despistado.
—Hijo, acércate que te de un buen abrazo —dice, rompiendo mi línea de pensamientos.
Sin más dilación, me acerco y busco refugio en los brazos de mi padre. Por un instante me siento vulnerable, parece que eso no va a cambiar jamás. Sólo hay dos personas en el mundo capaces de ello. Bueno, había.
—¿Cómo estás? —me pregunta mirando fijamente a los ojos.
—Bi… —iba a contestar como siempre pero las palabras de Alice vuelven a mi mente: "La próxima vez que te pregunte cómo estás, ¿por qué no me contestas con la verdad?"—, lo mejor que puedo estar, papá —afirmo en su lugar.
—Me alegro, hijo. Perdona que no saliera a recibirte, estaba terminando unos informes—. Su sonrisa es sombría y cansada, extremadamente cansada. Fijándome bien, veo que unas profundas ojeras le surcan los ojos.
—¿Cuándo fue la última vez que dormiste cinco horas seguidas, papá?—. Ahora soy yo el que le mira fijamente.
—No te preocupes por mi, pequeño. Es sólo que el trabajo me consume—. Ambos sabemos que no es verdad, pero ninguno tiene la intención de ahondar en el tema.
Se levanta y nos dirigimos fuera, justo cuando está tocando el timbre. Ya voy empezando a sentir esa sensación de pánico y ebullición que me consume cada vez que estoy cerca de mi familia.
Vemos a Alice dejando pasar a Rosalie, tan guapa como siempre. Es la hermana de mi cuñado Jasper y hace siglos que tengo un enamoramiento con ella. Es algo mayor que yo, unos siete años, pero es la persona más dulce que puedas encontrar. El único problema, besa el suelo que mi hermano Emmett pisa. Supongo que su instinto maternal le ha llevado a querer a un niño con cuerpo de hombre.
Parte de mi afecto con ella, es por la relación que tenía con mi madre. Eran muy unidas y la trataba como una reina. Bueno, creo que a todos nos trata así. Es sólo que ahora me doy cuenta.
—Hola, preciosa —la saludo.
—Hola, guapo—. Me sigue el coqueteo. Nos dedicamos a hablar de tonterías hasta que vuelven a llamar a la puerta. Recuerdo cómo había platos de más en la mesa y me pregunto quién será.
Preciosa, es lo primero que pienso cuando la veo. Perfecta, me corrijo. Ha entrado un ángel por mi puerta y ni siquiera sé qué hace aquí. Por un momento se me olvida la presencia de la rubia a mi lado, hasta que la oigo inhalar fuertemente. La miro y parece que se le van a saltar las lágrimas. No entiendo nada hasta que Emmett se acerca por detrás del ángel y la rodea con sus brazos.
—Rosalie, cielo —le digo cubriéndola de ver la escena—, ¿quieres salir al jardín?
Ella asiente y sin más dilación me la llevo para que pueda llorar sin tanto público. Me lleno de rabia contra Emmett, ¿es qué no tiene cabeza alguna? Además, ¿qué hace esa preciosidad en sus brazos? Él no la merece, decido.
BELLA POV
Evita las caras de compasión, a nadie le gustan.Me repito, aunque creo que no me está sirviendo de mucho. Puede que Emmett no lo note pero esto es incómodo, más que eso.
Me encuentro sentada en la mesa. El silencio es abrumador. A mi izquierda está el señor Cullen presidiendo la mesa. Mira continuamente al frente donde se sitúa un puesto vacío con un plato lleno. Es de su esposa, no lo puedo creer y llevo unos cuarenta minutos mirándolo. Mi psicóloga interna hace su aparición, y es que esta familia no lo ha asumido ni un poco. No es que me pueda poner en su situación pero tampoco creo que esto sea lógico. Ha sido Alice quién lo ha puesto, nadie ha tenido el valor de decirle nada y ella actúa como si fuera lo más normal del mundo. Veo como su marido no para de lanzarle miradas de reojo con el pesar escrito en todas las facciones de su rostro. Creo que Jasper es el único que está superando la pérdida, aunque no es familiar directo.
Rosalie… ella tampoco lo es y parece no poder parar de llorar. Intuyo que tiene que haber algún que otro motivo para ello, aunque aún no logro descifrar cuál es. Quien sí parecer conocerlo es Edward. Está sentado en frente mía y no para de lanzarle miradas de reojo a ella y también a Emmett. Lo quiere matar. Creo que él canaliza su emociones en odio y concretamente dirigido hacia su hermano. Esta situación es un hervidero y va a estallar en cualquier momento, me temo.
—Alice, cielo, ¿compraste las uvas? —oigo como Jasper le pregunta a su mujer.
—¡Las uvas! —exclama la misma—, ¿cómo se me han podido olvidar?
—Tranquila cariño, no es tan importante —dice el patriarca con una triste sonrisa, la que lleva teniendo desde el momento en que lo conocí.
—¡Claro que son importantes! A mamá no se le hubieran olvidado—. Su crispación es notable, empieza a sollozar. Creo que ahora no soy la única que se siente incómoda.
—Siempre puede ir a comprarlas Emmett—. La intervención de Edward me preocupa, tiene una cara de burla que no me lleva a pensar nada bueno.
—¡Ve tú! —dice el aludido, mostrando su infantilismo, aunque provocado en este caso.
—Yo encantado, mejor que tener que estar aquí cualquier cosa —responde con desdén.
—Edward… —advierte Rosalie, saliendo por fin de su pena. Mientras tanto, Carlisle mira la escena con pesar, como si fuera algo habitual o predecible.
—¡Es que estoy harto! ¿Qué hacemos aquí? Unas llorando, otras demostrando sus locuras y luego está el gilipollas que no para de sonreír. ¿La veis? —pregunta señalándome—, estará pensando que en menudo lío se ha metido y más con ese del brazo.
Supongo que es la mirada despectiva del ojiverde la que provoca la pelea, tal vez sus palabras agrias, no lo sé, pero veo un borrón abalanzarse hacia él. Es Emmett y enseguida se enzarzan en una pelea que ninguno tiene la intención de perder.
Pasan un par de minutos y nadie hace nada. "Se van a matar", tengo ganas de gritar. Dirijo mi mirada incrédula hacia Carlisle para ver como se está poniendo rojo. Me mira con un claro perdón escrito en el rostro, está avergonzado.
—Parad —esa simple palabra hace que se detengan, el tono mortal que usa da miedo—. En este momento me avergüenzo de llamaros hijos.
Emmett quita a su oponente de encima con un empujón y se arregla la camisa apresuradamente, difícil puesto que ha perdido casi la totalidad de botones de la misma. No entiendo su apuro.
—Lo siento papá, pero se ha atrevido a referirse a mi amor y eso es algo que no puedo permitir. No os dais cuenta de la intensidad de nuestra relación, nos vamos a casar —la expresión de mi cara no puede ser más descriptiva, esto… esto sí que no lo veía venir—. De hecho, —continúa dirigiéndose a mí y arrodillándose en el proceso. ¡No, no, no, no… NO!—, Bella, quería hacer esto delante de toda mi familia. Sabes que te quiero y que lo nuestro es para siempre, ¿quieres casarte conmigo?
Me muestra un anillo que saca como puede de su bolsillo. La sonrisa de su boca es exultante y yo…
—Yo no sé qué pensar —. Las comisuras de sus labios descienden y me mira con cara interrogante. ¡Auch! He dicho eso en voz alta.
—Emmett, verás, tenemos que hablar esto en privado, yo…
—¡Vamos, dile que te casas con él, lindura! —. En este momento estoy odiando al menor de los Cullen. ¿Cómo puede decir eso? Sigue tumbado en el suelo, con sangre manchando su camisa blanca. Intenta sonreír aunque parece que se ha partido el labio.
—¡Ya es suficiente! —estalla Alice, por extraño que pueda parecer saliendo de su trance. Ya sus sollozos ni los escuchaba, eran el fondo de esta gran noche—. ¿Es que nunca lo vais a superar? ¿Os vais a comportar como niños y como rivalidades para siempre? ¡Por favor, yo siempre he envidiado vuestra relación! Sigo sin poder creer que os tratéis así.
Decido que prefiero a la Alice llorona antes que la histérica, por lo menos no quiero ver su furia dirigida hacia mí jamás. Me doy cuenta, también, de que me estoy perdiendo algo. ¿Qué digo? De muchas cosas. Esme, estoy segura, era la que los mantenía a todos unidos, y sin ella parecen haber perdido el rumbo.
Aunque no tengo tiempo parar darle más vueltas a eso, ¡Emmett me ha pedido matrimonio! ¿Qué tiene este hombre en la cabeza? ¿Serrín? Confirmo lo que ya sabía, no lo conozco en lo absoluto. Ni siquiera sé cómo ha muerto su madre, por Dios. Tengo demasiadas preguntas en la cabeza y ésta empieza a dolerme.
—Necesitamos calmarnos, justo ahora —comenta Jasper, al ver que los implicados se han quedado en silencio. Menos mal que alguien tiene un poco de cerebro.
—¿Bella? —cuestiona Emmett.
En vez de contestarle, me giro hacia Carlisle. Esto ha ido demasiado lejos y necesito cortar por lo sano.
—Carlisle, ¿sería muy maleducado si Emmett y yo nos ausentamos un momento?
—En absoluto, querida, lo que necesitéis—. Lo que Emmett tarde en comprender, le corrijo en mi mente.
EDWARD POV
Veo como Emmett y su prometidasalen de la habitación. Tengo rabia acumulada, es por esto por lo que les evito me reconozco al fin. No puedo verle, cada vez que lo hago mi interior grita "¡traidor!". Eso es lo que es y no puedo entender cómo se le deja comer en esta mesa.
—¿Edward? —. El suspiro proviene de Rosalie. Está rota, ese cabrón la acaba de destrozar y yo ni me había dado cuenta.
Me levanto enseguida y la refugio en mis brazos. A pesar de nuestros coqueteos sé cuanto lo ama e imagino lo profundo que tiene que ser su dolor. Todos en la mesa la miran con lástima. Creo que esto es peor a como había imaginado que sería esta noche.
Miro a mi padre, sé que está muy disgustado pero a pesar de ello nos deja retirarnos. Es la segunda vez que esto sucede, a la próxima lo mato.
—Rosalie, mi niña, sabes que no merece la pena —le digo una vez que estamos instalados en mi cama. Mi camisa ya no sólo está manchada de sangre sino también de lágrimas. Lo peor es que la mujer en mis brazos es fuerte, lo que sólo hace que me preocupe más.
Tarda un buen rato en responderme porque sus sollozos no la dejan respirar. Abro mi mesita de noche y le doy un paquete de pañuelos. Cuando termina y parece más estable, me mira a los ojos. Los suyos están sin vida.
—Nunca me va a amar, lo he visto, Edward —lo afirma con la pasividad de alguien que se ha dado por vencido. Yo estoy totalmente de acuerdo, pero siento que sería cruel afirmárselo.
—Sería tan fácil haberme enamorado de ti —continúa con su monólogo—, tú eres dulce, complejo pero de un modo atrayente, protector, gracioso…
—Me estás haciendo sonrojar —le comento, para intentar, al menos, hacerla sonreír.
No es ese el efecto que consigo. En apenas un instante, veo como su mirada cambia y, sin poder evitarlo, me besa. No del modo en que hubiese deseado cuando la conocí, si no con un hambre que sólo demuestra lo vacía que se siente. Le respondo pero no con la intensidad que ella espera. Sé que se dará cuenta de su error y se va a arrepentir de esto.
Cuando se queda sin respiración retrocede. Me mira y veo como es consciente de lo que ha hecho, se horroriza.
—Yo… Edward… yo… —se tapa la cara con ambas manos y se levanta enseguida de la cama. Al segundo la veo saliendo por la puerta como alma que lleva al diablo.
Oigo las campanadas de la iglesia más cercana. ¡Bravo! Esta es la forma ideal de empezar el año nuevo.
