Disclaimer: No. Tú, yo y el mundo sabemos que los personajes son completamente de S. Meyer y que si no fuese así, yo ya estaría gastando los millones en las Bahamas. Eso sí… el plot de la historia es mío. Así que evita robártelo, si no quieres problemas con la mitad del internet. ;)

Summary: Aunque no sea como ellos desean, necesitan el aire. El unir sus labios les ayuda a respirar, aunque el corazón se desgarre con cada suspiro. ¿Qué haces cuando la única persona que te puede salvar de la asfixia es la que te destroza el corazón en pedazos y aun así, no deseas separarte de ella? J/A AU OOC

Advertencia: Historia no aptas para chicas que buscan fluff. Esto es un fic narrando una relación agresiva y violenta. Por favor, no lo lean si no tienen la edad suficiente para ello o si no les gusta. FF es para expresar tus ideas, así que… bueno, luego no quiero reclamos. Yo avisé.

1.- Capítulo.

"Y cuando más falta el aire… es cuando tú estás presente"

Asfixia

By Mommy's Bad Girl

&.

"El aire falta…"

—¡Jasper! ¡DETENTE! ¡DÉJAME PASAR! — Grita, encolerizada, la pequeña y avienta el brazo del rubio hacia un lado.

—¡NO! ¡YA TE DIJE QUE NO VAS A IR A NINGUNA PARTE! —Contesta el hombre con la respiración entrecortada y toma de la cintura a Alice, la cual está aventando varias de sus ropas a una maleta que está sobre la cama. Alice se hace hacia un lado y avienta con toda su fuerza a Jasper, el cual tropieza pero no cae. Jasper la toma del brazo con fuerza, pero ella logra zafarse.

—¿NO?, ¡DÉJAME EN PAZ! ¡ME VOY A IR A DONDE YO QUIERA, NO LE PERTENEZCO A NADIE! ¿LO COMPRENDES? ¡NADIE! ¡VE Y TÍRATE A LA CHICA DE AYER! ¡A MÍ YA NO ME IMPORTAS! — Y los gritos siguen. El sol está en lo más alto del cielo de Arizona y el calor en aquella pequeña casita se hace casi insoportable. La piel blanca de Jasper está enrojecida por la ira que siente dentro. Toma una de las lámparas que están sobre la mesita de noche y la avienta contra la pared.

—¡TÚ NO VAS A IR A NINGUN LADO! ¡ERES MÍA! ¡SÓLO MÍA! ¡LA ZORRA DE AYER NO SIGNIFICÓ NADA! ¡TÚ ERES A LA ÚNICA PERSONA QUE AMO! ¡QUE SIEMPRE AMARÉ! ¡ENTIÉNDELO, MALDITA SEA! — Alice se hace la que no escucha. El corazón duele demasiado como para hablar. Ese amor que tan enfermizamente había cuidado la está asfixiando… ya no puede más con lo que sucede. Promesas rotas, golpes, palabras. Es como una montaña rusa, altas y bajas… ya no podía seguir con esto. Ya no podía aguantar tantas decepciones.

…Ya no…

—Bebé, por favor…— Murmura Jasper, pero la indiferencia de su pequeña le está matando. "Es mía… ella jamás será de nadie, jamás me abandonará. Ella se va a quedar aquí hasta que mi corazón diga lo contrario" Piensa y siente que se le va el aire.

El silencio les aprisiona por segundos, lo único que lo corta es el sonido de las ropas y después el "clic" de la maleta al cerrarse.

—Vendré luego por lo que me falta— Susurra Alice sin observar al que minutos antes era el hombre de sus sueños.

"El aire se extingue…"

—¡MIERDA! ¡¿QUÉ PARTE DE QUE "NO TE VAS A IR" NO ENTIENDES, ALICE? ¡TE PROMETO QUE NO VA A VOLVER A PASAR! ¡NO TE PUEDES IR! — Ruge con cólera el rubio. De dos grandes zancadas se acerca a Alice, le arrebata la maleta que la pequeña carga con sus dos manos, la deja en el piso, la toma por los hombros y la avienta contra la pared. La espalda de Alice se estampa contra la dura superficie y el aire deja de golpe su pequeño cuerpo; todo se vuelve borroso. El dolor es demasiado.

Jasper toma la cara de su novia con una mano y la otra la usa para detenerse en la pared. Alice siente un ardor en donde los dedos de Jasper se entierran. Sabe que dejará marca, pero no le es tan importante. Más marcas de las que ya posee en el alma no es posible superar.

—Tú no te vas a ir a ningún lugar…— Gruñe con dientes apretados. Su aliento pega contra el rostro de Alice y ella quiere llorar.

—Yo ya no quiero estar aquí— Contesta la pequeña con voz contenida y uno de los puños de Jasper se estampa contra la pared que está justamente a un lado de su rostro. El brazo del rubio la mantiene atrapada por el pecho, tan cerca del cuello que, a pesar de que ya casi no tiene, siente que le quitan el poco aire que le queda.

—¡NO DIGAS ESTUPIDECES! — Grita, y aunque el dolor de su mano es fuerte, no se compara con lo que está sintiendo en el corazón. Siente que le aprietan el pecho y que la sangre se corta. Que los pulmones dejan de funcionar… que no puede respirar por más que jale el aire por la nariz.

—Ésto es demasiado… ¡TÚ ERES DEMASIADO! ¡DÉJAME YA!- Y su pequeña mano se estampa contra el pómulo del rubio. Jasper se toma de la cara mientras Alice intenta hacer su escape, pero una de sus largas manos la toma del brazo y la vuelve a estampar contra la pared.

—¡MIERDA!- Grita y sacude con fuerza a Alice por los hombros. Con cada sacudida era un golpe contra la pared, con cada golpe contra la pared era un moretón, con cada moretón era un segundo perdido… con cada segundo perdido era una oportunidad menos para el corazón.

"El aire desaparece"

—¡YA! ¡YA! ¡YA! — Grita ella con dolor y Jasper sale de su estado de rabia. Los ojos de Alice están llenos de lágrimas, las cuales ahora corren libres por sus mejillas; sus bracitos se abrazan a ella misma, intentado protegerse. Todo esto dolía demasiado…

-¡NO! ¡NO TE ATREVAS A LLORAR, ¿ME ENTIENDES?- Un sentimiento de desesperación se hace presente en su cuerpo y no sabe qué hacer. No sabe cómo controlar las lágrimas que él mismo ha causado.

—Te amo— Susurra y suena tan tormentoso—. Nadie te amará como yo... jamás—Y une su frente con la de ella. Sus manos se suavizan alrededor de la cintura de Alice. Ella lo deja, porque en algo sí tenía razón… nadie jamás la amaría como Jasper. Eso había quedado demostrado mil veces antes.

—Por favor, perdóname…— Ruega y acerca sus labios a los de ella. Alice lo toma de la cadena militar que tiene colgada en el cuello, lo jala y lo besa con desesperación. Necesita aire, necesita ese oxígeno que sólo Jasper le puede dar por medio de sus besos. Cada vez que unían sus labios era como si toda aquella asfixia que sentía en el pecho se evaporara. Como si todo el aire de todo el mundo se juntara en sus bocas y les hiciera respirar a la perfección.

—Te amo…— Susurra ella, como si fuese el secreto más grande de la historia.

Las manos de Jasper la toman por la cadera y la carga hasta el sillón que está en la esquina. Se sienta y las rodillas de Alice quedan una a cada lado de Jasper. El rubio la toma del cuello y delinea con suavidad el tatuaje en forma de "J" que está en la nuca de su pequeña. Alice baja la cabeza y vuelve a aprisionar sus labios.

—Jamás me abandones— Murmura él y sus manos recorren sus costados—. Si tú te vas… el aire me falta.

—Cuando tú no estás, no puedo respirar…— Susurra ella y quita, con cuidado de no lastimarse más de lo que ya está, su playera.

—Entonces jamás te vayas— Contesta él—. Te prometo que jamás volverá a suceder nada… por favor, discúlpame— Y así, como ahora, se han hecho mil promesas. Promesas que no se cumplían porque él siempre mentía y ella siempre creía que se harían realidad.

—Nunca— Susurra Alice, con una nueva esperanza formándose en su corazón.

—Dame aire…-—Pide Jasper y ella vuelve a unir sus labios junto con los de él.

Y aunque fuese por aquellos segundos, por aquellos minutos… por aquellas horas, ellos dos respiran con normalidad.