Una pequeña introducción:
Hola… Soy Yuu-Link, si esto pueden verlo a mal y todo, pero es que me pareció un proyecto muy bueno…
Este fic originalmente es de LinkHyruleTwilight Y me ha parecido bastante bueno… La chica que empezó con el proyecto y lo había hecho una vez fic tenía bastantes errores… pero bueno, he corregido bastante y pues he aquí una fantástica historia de la saga Zelda…
Ojo… este fic será prácticamente como un juego… mazmorras… misiones secundarias, historia. Pero más que nada cabe mencionar que es a modo de un fic, un relato… más cercano a una novela… tendrá Zelink. Será un fic bastante largo y quizá me tarde bastante, pero espero que todo llegue a un final esperado.
Espero que les agrade mucho, que me partí la cabeza para el desarrollo entero. XD los quiere Yuu-Link.
The Legend Of Zelda: Sacred Soul
Prologo: El secreto familiar.
Desde tiempos antiguos la batalla entre la prosperidad y la decadencia de este reino ha perdurado… Tras cada era en el tiempo la obscuridad acecha bajo las sombras para encontrar aquello que debilite por un instante la paz, y esta tenga una oportunidad… siempre ha sido así.
Pero la guerra tiene un propósito… conseguir aquello que con avaricia se ha de anhelar desde tiempos inmemorables, por simple interés propio… sin pensar en consecuencias…
La trifuerza, aquello anhelado, es el símbolo de lo omnímodo y que sobrepasa el poder de las mismas diosas… no tiene un propósito claro, nadie sabe la verdad de su existencia… pero todos… desean tenerla.
Y aunque el reino conocido como Hyrule, tenga un héroe que la proteja, el ciclo de la guerra se repite por siempre…
La guerra es eterna…
En un gran pueblo, que antes solía ser una pequeña villa, conocido como Ordon, la llegada de un bebe en una familia se esperaba… un niño deseado por sus padres, amorosos, comprometidos con el deber, valientes y gentiles…
Cuando por fin llego al mundo, la sonrisa de sus rostros se borro en instantes… el niño poseía algo que sus padres temían… la marca del héroe.
Aquella marca indicaba que en su camino abarcaría un montón de aventuras, obstáculos y sobre todo peligros… para cumplir el deber, que como el héroe tenia predestinado.
Por otra parte, al mismo tiempo había nacido una hermosa niña… en Hyrule, la niña era nada más y nada menos que la hermosa princesa del reino… Como el niño también poseía marca, la marca de la elegida, de quien porta el alma de la diosa Hylia y la trifuerza de la sabiduría… y como decía la tradición por nombre debía llevar, Zelda.
De igual forma temieron por su vida…
6 años más tarde.
El pequeño creció, su padre era uno de los 12 nobles caballeros de Hyrule, y la mayoría de veces iba acompañado de su hijo… un pequeño niño, de cabello rubio cenizo brillante algo alborotado, siempre peinado con su fleco apuntando, la mayoría de veces a la izquierda, con largas patillas, ojos color zarco, profundos y llenos de serenidad, serio, vestido con una pequeña playera color rojo y blanco, con unos pantalones color arena y botas café obscuro, quien siempre usaba guantes de cuero para cubrir la marca del elegido.
La princesa también había crecido, era una niña carismática y alegre. Usaba un hermoso vestido lila y blanco, muy simple, y guantes de seda color blanco. Su cabello de hermoso color castaño que apenas llegaba a sus hombros y sus ojos zafiro maravillaban a cualquiera.
El encuentro de ambos se presento. Zelda muy en el fondo sintió algo, increíblemente extraño, como si fuese conocido desde hace tiempo. Él, indiferentemente pasaba de ella.
Acostumbraban jugar juntos, aunque la mayoría de veces era aburrida para él. Harto de la princesa decidió deja de ir a ver a su padre entrenar.
2 años más tarde el rubio perdió a su padre, en una batalla, contra unos monstruos que no se habían visto desde hacía dos siglos.
Se había vuelto más serio, triste y perdió esperanzas de volver a ver llegar a su padre… Su madre, desconsolada vivía con el dolor en su corazón, ese dolor de perder a un ser amado… Y de saber que dentro de unos cuantos años perdería a su hijo también…
-Héroe que ha sido elegido por las diosas… debéis despertar de tu sueño, el mal acecha nuevamente esta tierra y es tu deber salvarla... encuentra a la elegida, portadora del alma de la diosa y ella te guiara hacia la espada que sella tus recuerdos.
-¿Quién eres? – Pregunto mirando la obscuridad que lo rodeaba…
-Soy… - cuando la miro sus palabras no se oían. La figura de esa mujer no se denotaba demasiado para saber cómo era.
-Yo… esto debe ser un simple sueño – Sin más que informarle la voz desapareció y de repente despertó.
Abrió sus ojos, sobo su cabeza pues estaba tirado en el suelo, como era costumbre cada que soñaba cosas así, hablándole como si fuese un héroe.
El niño ahora era un joven de 17 años, su cabello no había cambiado en nada. Tenía un gran flequillo igual peinado de lado izquierdo y un mechón que cubría parte del rostro, alborotado y las patillas un poco más cortas, ahora le llegaban hasta la altura de los labios. Sus ojos se veían mas azules y sus facciones se veían mas finas, como de jóvenes de su edad. Si, en verdad era guapo, incluso era considerado así por todas las mujeres jóvenes del pueblo. Como símbolo de su edad tenía dos pendientes en sus orejas, del mismo color que sus ojos.
-¡Hijo! ¿Estás bien? - Exaltada una mujer apareció, parecía de unos 40 años, cabello castaño muy claro, ojos azul zarco, vestida con un cómodo blusón color azul con varias figuras típicas de la región en un tono más fuerte de azul, unos pantalones holgados color blanco y un par de botines color café obscuro.
-Lo estoy madre… - Respondió.
-Ya es la quinta vez en esta semana que caes de la cama… - la mujer se cruza de brazos mirándolo.
-Lo sé, es ridículo… pero… bueno… - El simplemente se para sacudiendo un poco su cabeza y se sienta en la cama.
-¿Cuál es la razón? – la mujer se sentó a su lado y tomo su hombro – me preocupa que a veces balbuceas cosas… sobre el llamado de alguien.
-Yo… no hablo dormido, debes alucinar lo madre… - dijo levantándose algo nervioso, sin mirar a su madre – voy a ducharme para ir con Fisto, dijo que hoy iríamos al bosque de Farone para recolectar unas cuantas cosas para la tienda que su madre le encargo para una posición nueva.
-Hoy también trabajas… que tengas un buen día – dijo después de salir.
-Gracias... quizá regrese temprano – dijo preparando sus toallas para bañarse.
Cuando termino de arreglarse y almorzar algo, salió con una espada y un escudo.
-Con cuidado – se escucho desde la cocina.
-Gracias. Si puedo cazar algo en el bosque lo traeré. – dijo tomando un carcaj con varias flechas y su arco.
La puerta se cerró y entonces supo que su hijo había salido.
-Espero… que sepas lidiar con el cargo de un héroe… estoy segura que sí, mi querido hijo… seguro será la última vez que te veré radiante de salir con amigos… - una lagrima resbalo por su mejilla y continuo fregando los trastes.
Mientras tanto el joven rubio caminaba por el pueblo, más de una joven le miraba y cuchicheaba con otras hablando de su físico.
-¡Hey! – la voz de su amigo lo hizo salir de su enfado, porque siempre era lo mismo con las chicas del pueblo.
-Oye Link, eres un imán de mujeres. Te pones colonia, usas magia o ¿qué? Dime el secreto, que realmente quiero una chica.
-No es nada, ningún secreto. La verdad me fastidia ser mirado así, digo ni siquiera conocen mi forma de ser y les gusta el físico…
-Oigan, no pensaban irse sin mi ¿verdad? – su conversación se interrumpió con la llegada de una chica.
-No, Ema, te íbamos a esperar más allá. – señalo sonriendo en el sendero del bosque.
-Muy gracioso Fisto. – la chica le agarro una oreja y la jalo.
Ema era una bonita chica de 16, de cabello color café algo obscuro, con pecas y ojos miel. Algo bajita, peinada en una trenza larga que llegaba hasta su cintura, siempre usaba pescadores y una blusa roja, un par de botas color café claro algo desgastadas, pues eran sus favoritas, algo diferente en ella es que era humana, no tenia las orejas puntiagudas que tenían sus dos amigos.
Fisto tenía la misma edad que Link, su color de cabello era azabache, un poco largo y alborotado, con patillas cortas y fleco hecho un caos, lizo, ojos color anaranjado claro y tenia facciones de niño todavía. Su estatura era menor que Link, por unos cuantos centímetros. Siempre usaba una camisa color hueso y pantaloncillos cortos color café con sandalias del mismo color. También tenía pendientes como Link, solo que del color de sus ojos, naranja claro.
Link sonrió con esa escena, era típico de Ema regañar así a Fisto y Fisto hacerle ese tipo de bromas. Sus dos mejores amigos.
Continuaron caminando al bosque, que estaba un poco peligroso últimamente. Los tres tenían armas. Link su espada, Fisto una ballesta y Ema un arco, el arco que Link había llevado en realidad era de ella.
Por fin llegaron al bosque, un hermoso lugar lleno de árboles, arbustos, plantas, florecillas. A la derecha había una hermosa fuente, la fuente de Farone y a la izquierda el templo del bosque.
-Bueno, mi madre dijo que cerca del santuario del templo y la fuente de Farone hay una planta color rojo, esta es muy buena para las heridas y para poder sanar antes de la muerte, la necesita para una nueva opción de salud.
-Fisto, me sorprende que tu madre sea tan inteligente – decía Ema.
-Lo es… - hizo una sonrisa victoriosa y orgullosa.
-Y que su hijo no lo sea – Ema rio a carcajadas mientras buscaba la planta.
-Cállate, mocosa.
-Pues no soy una mocosa, cuando cumpla 17 seré toda una mujer.
-Pues hasta entonces… porque aun eres una mocosa a mis ojos.
-¡No lo soy! – cada vez se acercaban mas.
-Si, si lo eres.
-¡No! – Azoto la canasta en el suelo y ahora estaban frente a frente.
-Si… - Ambos retrocedieron asqueados de verse a la cara.
-Oigan, dejen de hacer monerías – dijo Link sonriendo – Creo que ya encontré la planta – Movió unos cuantos arbustos y tras ellos habían un montón de plantas iguales – Dijiste que crecían en lugares húmedos y lejos del sol. Además el manantial del santuario tiene una línea que recorre hasta ese agujero enorme… y mira, secretamente está rodeado de arbustos.
-Sabia que lo harías viejo, eres increíble.
-No lo soy – sonrió un poco mientras reía – Simplemente es un don de explorador.
-¡Claro que lo eres! – Ema le miro a los ojos – Por cierto, mi hermana, Tara, dijo que quería verte al atardecer Link, ya regreso de su viaje.
-¿¡Tara!? – Link pregunto sorprendido.
-Dijo que tenía algo muy importante que darte. ¿Tienes alguna idea?
-"Puede que la tenga… no mejor… quizá es eso… Hum no, mejor le digo otra cosa" – pensaba Link, que responderle a Ema –No sé que sea…
-¿Seguro? – Ema le miro para presionarlo, pero el mantuvo la calma.
-Seguro Ema – dijo Link Arrancando unas cuantas plantas.
Después de volver al pueblo, Link corrió a la fuente de Latoan, donde se encontraría con Tara, la hermana mayor de Ema. Tara había pasado la mayor parte de su infancia con los tres, pero después de crecer tomo rumbo a Hyrule. Tara sobre pasaba a Link por tres años.
La fuente de Latoan había sido la misma en los últimos dos siglos, llena de vida regocijada de gran variedad de insectos, flora y fauna. En ese instante Tara estaba sentada frente a la fuente.
Ella tenía el mismo color de ojos que su hermana pero el color de su cabello era rubio, corto hasta los hombros, un poco más alta que su hermana, siempre usaba un collar que había sido obsequiado por su abuela de una pequeña concha color coral, tenía un vestido color marrón con un listón blanco y zapatillas, aun se quedaba sentada pese a que se ensuciara.
-Tara – Link llego con prisa, la miro a los ojos y luego ella le miro pero se limito a responder. Hizo un pequeño roce en el suelo con su mano izquierda indicando que se sentara a su lado.
Link, obediente, se sentó a su lado, le miraba impaciente a su habla, hasta que decidió hablar.
-Link, hace algunos años me fui a Hyrule buscando suerte… la encontré – dijo mirándole con una sonrisa – Conocí a un investigador, el descendiente de la familia del gran Shad, bueno, también se llama Shad, conmemorando a su tátara, Tátara abuelo… ha sido muy amable conmigo… y también…
-Creo que esto va a qué te casaras con ese hombre – Link sonrió sinceramente y la abrazo – Me hace feliz que la chica que considere mi hermana lo sea ahora.
-Es verdad… me casare… pero hace tiempo, tú me pediste algo… y hace muchos cumpleaños que no te veo.
-¿Algo? - Link sonrió de sobre manera – Yo no recuerdo.
-Si – hizo un silbido, extrañamente salió una melodía y con este llego trotando una hermosa yegua – tu pediste un caballo, incluso siendo una yegua es la mejor y más rápida.
-¡No! Oye, no puedo aceptar tal cosa… dije que lo conseguiría cuando fuese a Hyrule…
-No lo rechaces… de verdad quiero dártelo.
-Pero… cuando sea caballero… - Tara le calló con uno de sus dedos – Shh, también quiero darte esto. – En la montura tenía algo amarrado, se veía algo grande – Sin embargo, esto no ha sido de mi parte, si no de…
-¿De? – pregunto.
-Los viejos compañeros de tu padre… - agacho la mirada – este, es el escudo Hylian, el más grande honor entre los caballeros de portar lo… pues es una reliquia antigua, fue obsequiado a tu padre por la familia real y no puede ser pasado a otro caballero. Pero, puede ser obsequiado del caballero portador a quien él haya deseado después de su muerte.
Link, triste, miro el escudo, de brillante color azul, con el emblema de la familia real en rojo, la trifuerza y otros tocados color plateado, no parecía para nada viejo, pero sí que era antiguo.
-Tu padre dijo… que quería que su pequeño, héroe, Link fuera el que portara el escudo – Sonrió y luego miro la triste cara de Link.
-Gracias Tara…
-Eso era todo lo que iba a darte… espero que tener una yegua no sea molestia a tu madre.
-Ahora que lo pienso… no sé donde dejare que se quede.
-¿Por qué no vas al establo? – Preguntó – Ema seguro no te cobra.
-Prefiero trabajar y pagarle por un servicio así.
-Siempre justo, héroe, nunca dejas que te hagan favores – le sonrió y luego se fue caminando – Estaré unos días y luego volveré a Hyrule.
-Me da gusto haberte visto de nuevo.
Ambos se despidieron con la mano, curioso miro a la yegua quien le dio un empujoncito con la cabeza y relincho.
-¿Qué nombre te quedaría? – Empezó a pensar en nombres diferentes y luego dijo – Epona… ese nombre te queda como anillo al dedo.
Link tomo la rienda de su nueva amiga, Epona "Un nombre, bastante familiar" Había pensado después de un rato" ¿Por qué Epona me resulta familiar?" No le tomo más importancia y se fue hacia su casa.
Su madre discutió un poco con él cuando llevo a Epona, pero Link prometió cuidar de la yegua.
A la mañana siguiente.
-En tiempos remotos, el héroe, siempre había salvado Hyrule, la tierra que la sierva con el alma de la diosa y el héroe habían fundado en la era del cielo… desde ese instante, en que el Heraldo había maldecido a los elegidos por la trifuerza se inicio un ciclo sin fin… un ciclo interminable de la lucha entre el bien y el mal…
Otros han venido antes que tu, pero esta vez, en tu tiempo, es tu deber… es tu tarea derrotar… al mal.
Link termino de nuevo en el suelo, tapándose la cara con el brazo ya que el sol le daba directo. Su vecina, Azanoria, abrió azotando la puerta del cuarto de Link.
-¡Link! – Grito despavorida.
-¿Qué pasa? – dijo aun somnoliento, levantándose poco a poco.
-¡Tu querida amiga se ha comido todo mi sembrado de zanahorias! – Grito la mujer, molesta, era una mujer joven, medio alta, de tez blanca y cabello café castaño. Ojos verdes y siempre usando típica ropa granjera.
-Azanoria… l-lo lamento… te juro que reparare los daños.
-Más te vale, Link – dijo molesta – Espero que pagues hasta la ínfima mísera rupia – Azoto de nuevo la puerta del rubio haciendo una rabieta frente al caballo luego de irse a su casa.
Su madre entro molesta – Link, tendrás que regresarle el caballo a Tara y Ema.
-Pero madre, es un regalo.
-Tendrás que pagar, es tu responsabilidad…
-Si me la llevo ya no será mía – dijo molesto – No me la llevare. Hoy construiré un corral y ayudare a Azanoria a plantar más zanahorias…
-Bueno – suspiro – De todos modos hoy tienes el día libre.
-Sí, hoy no tengo trabajo con la madre de Fisto.
-Entonces ¿puedo hacerte unos encargos?
-Mmm, sí – dijo Link – ¿Que debo traer?
-Quiero que vayas al pueblo y busques al herrero – Le da una nota – Entrégale esto, si abrirlo y echarle un ojo Link, supongo que te dará una espada. Y también ve al mercado a comprar un poco de suministros – le da una bolsa con rupias – Úsalas prudentemente.
-Bueno, entonces ya regreso – Link tomo rumbo con epona – Sirve que de paso compro la madera para el corral y regreso con Azanoria a reparar su sembrado. Pero aun me parece increíble… ningún caballo termina comiendo todo un sembrado zanahorias así de rápido.
-Bueno, Epona si – dijo su madre para empezar con deberes de la casa.
Una vez salió de su casa fue hacia el pueblo, estaba algo lejos de su casa, pero era tan grande y con tantos puestos de mercaderes que era difícil querer irse de un lugar tan alegre.
Link vivía dentro de la zona de Latoan, Ordon, pero desde hace mucho tiempo se había convertido en una gran villa, y de villa a pueblo.
-Bueno, vamos Epona – dijo Link dando rienda a la yegua. El camino siempre se sentía tranquilo… estaba tan relajado que casi cae del caballo al sentirse mareado. Luego de unos minutos se reincorporo.
La entrada a la gran villa era maravillosa. Algo pasaba ahora mismo y es que celebraban los 17 años recién cumplidos de la princesa de Hyrule.
Había carruajes de carga, para llevar regalos hasta Hyrule, decoraciones, flores y papelitos de colores por doquier. Link, presuroso, paso por enfrente del carruaje y luego al otro lado. Donde se encontraba el herrero.
Unos le abuchearon, otros se sorprendieron, las mujeres que lo conocían suspiraban al ver que el joven ya tenía un caballo y lo controlaba como si no fuera nada difícil.
Sin más interrupciones entro a la tienda del herrero.
-¡Buen día! – pegaba su herramienta a una espada – ¡Vaya, vaya! ¡Pero sí es Link! – Dijo pegando un grito de felicidad.
-¿¡Link!? – Salió su nieta, Canela. Una muchachita de 12 años, humana, de cabello negro y corto hasta los hombros, de grandes ojos negros, también, y tez morena. Vestida con pantaloncillos pescadores y una blusa azul, sandalias café.
Link odiaba lo superficial, y la forma en que lo miraban, pero Canela no gustaba de eso, de hecho le había gustado la forma de ser de Link, a pesar de su corta edad sabía que no siempre la apariencia era lo mejor. Link respetaba su mentalidad, aunque era algo empalagosa y bueno, era una niña. Simplemente la trataba como una hermanita.
La niña se abalanzo contra el joven y este cayó sin ningún otro aviso – ¡Hey, no vino a jugar Canela! – Regaño su abuelo al ver la cara de Link, que estaba algo sorprendida.
-Ya sé, ya sé, pero es inevitable hacer cualquier cariño cuando esta el joven Link – dijo mientras suspiraba en el largo abrazo.
-Le traigo un encargo – acaricio la cabeza de la niña y entrego el papelito.
-Hum, sí, sí, ya veo… pero es que aun no la he terminado, dile a tu madre que aún le falta un poco. Lo termino esta tarde.
-Bueno, yo le digo señor, muchas gracias… – Aparto a la niña que simplemente le miraba – Entonces... hasta luego.
-Pero supongo que mejor te des una vuelta en media hora – Link asintió con la cabeza – ¡Espera! – Paro un segundo – Link, ¿puedes hacerme un favor?
-Hum, no veo por qué no, siempre ayuda a mi familia.
-Bueno, es que mi querida Canela ha estado yendo de compras, pero desde hace dos días llego un hombre misterioso… y mi Canela tiene miedo, siempre se le acerca, además de hablarle a las niñas y mujeres.
-¿Qué hace qué? – Link se molesto un poco – Parece bien que no tiene descaro. Yo acompaño a Canela.
-¡Sí! – Grito la pequeña dando un salto de alegría – ¡Gracias Link!
-No hay de qué, pequeña – los dos salieron rumbo al mercado, donde comprarían sus suministros. Canela al ver a Epona se sorprendió y pidió a Link que dejara montarla, sin embargo Epona no quería que ella la montara y Link prefirió no arriesgarse.
La niña sabía bien hacer el mandado y Link sonrió recordando cuando él lo hacía. Recordaba que salía con Tara, Ema y Fisto en el carruaje de la familia de Ema. Fisto se encargaba de comprar además de comida, muchos otros ingredientes para su madre. Ema y Tara compraban semillas para el sembrado de su granja. Finalmente, Link, acompañado de sus amigos compraba comida para regresar con su madre y padre, que regresaba cansado después de largas jornadas de trabajo en Hyrule y uno que otro descanso de hasta una semana en su casa. Aunque claro, llegar a Ordon tardaba 4 horas a caballo.
Cuando Canela y Link compraron lo último que eran las tablas para el corral de Epona volvieron con su abuelo.
-¡Mi niña, Canelita! – Dijo su abuelo – Bueno, jovencito, he terminado – Le entrego la espada.
Link había obtenido la espada de hierro, una espada casi imposible de romperse con el emblema de la familia real de Hyrule.
-Bien, espero que te sirva un poco… Pienso que tu madre te obsequiara eso…
-¿Eso cree? Ahora que lo pienso quizá lo haga, mi vieja espada está un poco rota.
-Bueno, ten cuidado al regresar – Dijo el viejo hombre.
-Si, muchas gracias, nos vemos.
-¡Adiós, Link! ¡Y gracias por hoy!
-¡Por nada, nos vemos Canela! – dijo Link, ahora había subido al caballo junto con las tablas.
Una vez llego a su casa se encontró con una muy mala sorpresa. La parte del pueblo donde vivía estaba hecha un desastre. Uno que otro extraño monstruo estaba por ahí. Link miro a uno que intento golpearle, pero ágilmente desenfundo la espada y dio un limpio tajo horizontal.
El chico estaba en shock con tal sorpresa. Uno de los hombres del pueblo corría junto con un pequeño, Link no dudo en ir tras él.
Saco otra vez la nueva espada y corto un brazo del monstruo. El hombre era nada más y nada menos que el padre de Ema y un niño que parecía ser el primo de ella.
-¡Link! – Lloraba el hombre con alivio.
-Señor... ¿qué paso con Ema? – Pregunto bastante preocupado. Enfundo la espada.
-No sé que le ha pasado… - Dijo desesperado – Tara y ella desaparecieron.
-No… no es posible – miro con el seño fruncido a otro lado – Sera mejor que se refugie con en la posada.
-Si… gracias Link… Fisto estaba con ellas, luego hubo un derrumbe cerca de…
Link corrió a toda velocidad, en compañía de Epona. La dirección era su casa.
-"Cerca de tu casa. Tú madre grito, Fisto, Tara y Ema fueron tras el grito"
El cielo empezaba a nublarse y tras un ligero estruendo en las nubes grises, la lluvia inevitablemente empezó a caer.
Link corría a prisas. Un poco de humo le hizo aumentar la velocidad. Su madre lo vio llegar, pero él no pudo verla.
-L-Link… - Pronuncio con pocas fuerzas – H-Hijo – Su madre yacía bajo unos escombros. Cuando Link se dio cuenta no dudo en levantar un poco de ellos y sacar a su madre.
-Link… h-hijo… hay tantas cosas que deseo decirte…
-No madre… tienes… tienes que seguir viviendo – Jamás antes se había visto a Link demostrar esos sentimientos. Sentimientos que había perdido por la muerte de su padre.
Su madre le miraba extrañamente con admiración y de su boca salieron palabras que se sentían con sinceridad.
-Tal como tu padre…
Link lloraba un poco. Su madre tomo su cabello y con un último aliento dijo.
-Te amo, mi querido hijo…
El joven se desmayo. Cayó en un sueño profundo.
-Hijo… -murmuro la voz de su madre en la obscuridad de aquel sueño.
-¿Madre? – Link abrió los ojos y miro el bosque de Farone, diferente a como solía observarlo. Se veía destellante y luminoso, como si fuese de día. En el mismo ambiente, una tranquilidad profunda, tal como aquella misteriosa y curativa agua de la fuente.
-Link… - Su madre lo miro a los ojos en medio de la fuente.
-Madre… - correspondió la mirada, ahora un poco más tranquilo.
-Link, hijo mío… Como tu madre supongo que has estado soñando con visiones… una voz que te llama… - Camino hacia él, lentamente, hasta que tomo sus manos.
Sorprendido, anonadado por sus palabras pensaba en muchas cosas quedando sin habla.
-¿Pero cómo…? – Su madre puso un dedo sobre sus labios y le dijo.
-No puedo decirte los secretos intuitivos de una madre, mi querido hijo… Lo único que puedo decirte… es que debes buscar en el sótano… un peculiar libro, color verde manzana, dentro encontraras una carta… y debes guardar el libro con precaución…
-Madre pero…
-Shh, no digas más… es mi tiempo… pero por fin, volveré a ver a tu padre… perdóname, porque no pude verte crecer como el héroe que eres. Mi pequeño y grande Link… Te has convertido en un verdadero hombre… ¿Prométeme que cumplirás tu destino? – su mirada se volvió cristalina, pero ella lo miraba serena.
-Lo prometo – un abrazo término por surgir.
Tras ver de nuevo un panorama en negro, Link se sentía sereno. En su pecho había nacido una tristeza incomparable, sin embargo, parecía que controlaba esa emoción.
-¿Dónde…están? – dijo aun en su ambiente totalmente obscuro.
La sonrisa de Ema, el carisma de Fisto, la encantadora mirada de Tara… el amor de su madre la fortaleza de su padre… todo lo recordó el muchacho.
De repente la voz, femenina, que solía llamarlo empezó a hablar.
"El mal regresó, es tiempo de despertar
eres el único, capaz de derrotar
al mal que de esta tierra busca obscuridad
¿Estás listo para lo que viene…?"
-¿Listo…?
-Mirarte ¡Oh gran héroe de hyrule…! Es hora de ir
y enfrentar al peligro… es hora de que despierte
tu espíritu de lucha… es hora de cumplir la profecía
de la diosa, que así se quiso… en tu mano la marca
del elegido yace, solo tu podrás derrotar la obscuridad...
y no dejes que el mal venza en la batalla… o las esperanzas
terminaran con este mundo.
Link despertó e repente, se un impulso. Miro un poco afligido, pero agitado… observo el cuerpo ya sin vida de su madre. Cerró los ojos y apretó el puño. Guardo un minuto de silencio y cuando pasó el minuto se levantaba lentamente. El fuego había cesado con la lluvia Y la casa estaba hecha un desastre.
Con pocos ánimos de hacer algo empezó a cavar, no dejaría a su madre en la nada.
Tan rápido fue por la prisa que llevaba para cumplir el deseo de su madre que no se percato que faltaban flores y otras cosas... Acomodo rápido el escudo viejo que tenia, estaba algo quemado. En el escribió el nombre de su madre y una dedicatoria.
Alguien que sonreía tras el hablo de repente – ¡Hola! – dijo una niña de cabello verde. Un vestido peculiar, todo verde tonos obscuros y claros, algo abultado de abajo, con botas café y gantes del mismo color pero verdes. En su cabeza un par de amarres, como dos grandes mechones de su cabello amarrados dándole forma esférica, flequillo medio corto y recto y dos mechones sueltos a los lado.
-¡Ah! – grito asustado. Desenfundo la espada y cuando la miro la guardo de nuevo, aunque le había provocado un gran susto.
La niña había caído al suelo, retrocedió unos pasos, alterada por la reacción de Link – ¡Hey! No temas – Sacudió su vestido un poco – Mi nombre es Farore y soy uno de los tres oráculos, oráculo de los secretos… También ocupo el papel de ser la mensajera de las diosas – tomo su barbilla y luego chasqueo sus dedos – ¡A sí…! y tu compañera de viajes.
-¿Eh? ¿Qué?... – Le resbalo una gotita de sudor por la frente.
-Lo que escuchaste, joven héroe Link – Le miro emocionada – ¡Futuro héroe de Hyrule!
- ¿Qué? No entiendo muy… - le interrumpió en el habla.
-Tú eres un caballero, con calidad de Sir… deberías estar agradecido con las diosas… mírate… No tengas miedo de ser llamado héroe – Cruzó sus brazos.
-¿Llamarme héroe? ¿¡Y mi ropa!? – Miro con enfado a la pequeña Farore y sorprendido por las ropas tan diferentes – ¡No me has cambiado tú! ¿Verdad? Niña.
Link ahora poseía elegantes ropajes verdes, un gorro verde, un cinturón cruzado y otro alrededor de la cintura. El color parecía pasto del traje. Unas mallas color arena, una malla de cota bajo su traje. Mangas largas blancas. Un cuello del traje, color blanco que estaba completamente hacia arriba de forma que cubría parte de su cuello. Finalmente, unas botas con tocados de una planta a los lados…
-Claro que no, ha sido nada más y nada menos que un regalo de Hylia y las diosas. La marca del héroe… tu destino…
-Un… regalo de las diosas – Link apretó los puños – No me parece en absoluto… un maldito regalo.
-¿Eh? – Enojada se paro frente a él – ¿Cómo puedes maldecir un regalo bendito?
-Ese "bendito" regalo mato a mi madre… - Miro con desagrado el dorso de su mano – Pero esto es inevitable ya… - camino hacia su casa.
-¿Eh? Espera, Link… ¿A dónde…?
- Mi madre me dijo que buscara un libro, muy importante… también… busco algo.
Entro a su casa destruida… busco y encontró su escudo… el resistente escudo Hylian.
-Bueno, si tengo que ser un héroe, debo lucir como uno.- camino para bajar a su sótano.
-Increíble… el escudo de la leyenda…
Link no presto atención a los brillantes ojos de la chica. Al fin, cuando pudo sacar la mayor parte de los escombros… la entrada a su sótano fue más fácil…
-Con un poco de esto… - Link tomo un candil tirado en el suelo de su cocina. Con unas cuantas cosas tiradas entre ellas consiguió un poco de aceite y luego lo encendió.
Bajo al sótano con la chica.
-En serio… ¿Vas a acompañarme? – Pregunto sereno.
-Es mi deber… no sabes que tienes que hacer ni como… por eso he sido enviada…
-Y la carta que busco – tomaba un libro de aquí y allá. En su sótano tenía una gran estantería, cofres cerrados, un espejo, vieja armería.
-Pues – ella empezó a buscar con él en la parte baja – Se supone que esa carta sería la primera pista – Un curioso libro atrajo su atención – ¡Por las diosas! ¡No puedo creerlo! ¡Lo he estado buscando por años! ¡Mi diario! – tomo el libro y lo estrujó con bastante fuerza.
-¿¡Cómo!? – Link se sorprendió de sobremanera.
.Mi diario…. El libro de los secretos… todo lo que tengas que saber sobre algo está aquí… no te da la respuesta completa, pero si te da algunos consejos y también pistas… en resumen es un libro mágico.
Del libro salió flotando una pequeña hoja… al parecer una carta…
Con velocidad, Link la recogió del suelo.
-¡Bingo! – Alzo la carta en el aire – Está debe ser la carta, Farore.
-Oye… ese sello… - La niña analizaba mentalmente la familiaridad del sello.
-Es… mi marca de nacimiento… y…
-Se llama trifuerza, el poder omnímodo de las diosas… y también viene con el símbolo de la familia real… vaya, tienes tanto libros sobre la dichosa trifuerza y no te diste tiempo de leerlos.
-Lo siento, tenía un empleo. No me regañes así, pequeña mocosa – Miro bien la carta.
-Bueno, lee la carta…
-Sí, sí…
Querido Hijo Link…
Creo que si estás leyendo esto tienes la edad necesaria…
la edad en la que los secretos van a desaparecer
y al fin sabrás que eres el héroe que todo mundo espera…
La obscuridad llegara y tú debes salvar a tu descendencia
no dejes que el legado del héroe muera contigo… afronta
tu destino querido hijo mío…
Con esta carta más que venía dentro
podrás ir libremente a los acceso y recuperar la lira que un día regrese
encuentra a la princesa y escucha su cantar…
Mis compañeros podrán ayudarte a entrar pero no creo
que el rey te deje ver a su preciada hija… así que ve con precaución
Lamento no poder decirte otras cosas que deseo… pero
el destino te espera hijo… Te quiero mucho y cuídate…
Atte: Tu padre…
Había pasado años desde que sabía algo de su padre… Link miro la carta una vez más.
-La… princesa… - sus recuerdos se presentaron. Hizo una mueca con disgusto.
-Esa parte… es verdad el libro no se puede abrir… - Farore miro a Link – ¿Link?
-No deseo ir con la princesa – dijo molesto – Pero si mi padre lo dijo…
-Tenemos que ir cuanto antes…
Subieron nuevamente… Link miro a Epona y la yegua a él, teniendo la misma idea.
-Farore… ¿has viajado en caballo? – pregunto a la pequeña.
-No… pero sé que tienes la idea… así que – la pequeña se hizo diminuta y quedo en el hombro de Link – iré mas cómoda así y no estorbare.
-Impresionante… ¿lees mis pensamientos?
-Pues podría decirse que si… soy el oráculo de los secretos.
Link subió al caballo. Miro a su madre, junto con Farore, quien le sonrió cálidamente como si su mirar dijera "Todo estará bien" Link aprecio su buen gesto y así tomo rumbo a la capital de Hyrule.
Continuara…
Disculpen, si, el principio es un poco… aburrido… es una pequeña introducción a esta vida, de Link… Espero que quienes lean este fic se den cuenta que le pondré demasiado empeño, ya que no es fácil (Para mí xD) Hacer algo con tanta seriedad… ni esos momentos tan emotivos, pero hago mi mayor esfuerzo…
En fin… esperen el próximo que viene pronto.
Si tú lees School o Hyrule Idos, no te preocupes, seguiré hasta terminarlos, sin falta.
Nos leemos en otro fic
-Yuu-Link
