Título:Un océano de distancia
Autora: Ceshire
Fandom: Candy, Candy
Pareja: Candy/Terry
Género: Angustia/Romance
Rating: T
Disclaimer: Los personajes del universo de Candy, Candy pertenecen a Mizuki e Igarashiy han sido utilizados en este fanfiction sólo por motivos de diversión y sin ningún fin de lucro.
Resumen:Candy envía una carta en una botella, abriendo su corazón en ella. Terry esta en la gran guerra y se topa con una botella en la playa descubriendo que su origen es a un océano de distancia de él.
Registro Safe Creative: 1801025252165
Capítulo 1: La botella
No he podido resistir la tentación de quitarme los zapatos y sentir bajo mis pies la arena tibia, que se combinaba con el agua de mar. Me siento como una niña pequeña, nunca había visto el mar, nunca antes había salido de Chicago. Ahorre tres años para permitirme ese viaje en compañía de la señorita Pony, la hermana María y los 20 niños que viven con ellas en el Hogar de Pony. Fue un sacrificio que al ver la cara de todos, sé que valió la pena.
Desde que tengo memoria he estado en el Hogar de Pony, mi mejor amiga, Annie, fue adoptada cuando teníamos 6 años, me costó mucho reponerme de aquella separación. Me fui de ahí cuando cumplí 15 años para hacerme de un futuro por mis propios medios, no me podía permitir ser una boca más para aquellas buenas mujeres que me criaron y que con tanto esfuerzo sacaban adelante a los demás niños.
Estudié para convertirme en enfermera, trabajé y estudié al mismo tiempo, y me permití rentar un departamento en cuanto conseguí mi título.
Hace dos días que llegamos, a pesar de tres años de ahorro, no me pude permitir pagar más allá de una noche y dos días, además de los boletos de tren en tercera clase. Pero sé que todos hemos disfrutado este sencillo viaje, el tren sale en un par de horas y me escapo un momento para disfrutar de la vista por última vez. Me siento en la arena y soy consiente de mi soledad, a pesar de tener buenas amigas en el hospital, a mis dos madres y un buen número de niños para cuidar, vivo sola en mi sencillo departamento. Más allá del atlántico norte hay una guerra en la que mueren miles de jóvenes, mientras yo puedo disfrutar de un momento de paz.
¿Cómo sería atravesar el océano? ¿Qué encontraría en el viejo continente? Sentí muchas ganas de desahogarme, de sacar todo lo que no podía compartir con nadie a quien conociera.
En la playa vi una botella de vidrio, era tan común que los turistas dejaran su basura como si nada, dispuesta a llevarla al bote más cercano la tomé y una idea cruzó mi cabeza, cuando era pequeña la hermana María solía contarnos un cuento, Peter Pan, era la historia de un niño que nunca crecía y por ende, odiaba el mundo de los adultos, con el polvo de hada de su compañera Campanita, él podía volar. Vivía en el país de Nunca Jamás, un lugar poblado de piratas, indios, hadas y sirenas. No sé qué me empujo a ir a mi maleta por algunas hojas de papel y empezar a escribir. Metí mi carta en la botella, la encorche lo mejor que pude y me sentí tonta, cómo haría para que venciera la marea, simplemente eso era ridículo. Cuando me dispuse a arrojar la botella con todas mis fuerzas al mar, escuché una llamada de auxilio.
- Por favor, se está ahogando – era una mujer que gritaba como histérica ante un hombre que estaba parado a su lado haciendo una clase de arcadas, en seguida me percate que se había atragantado y de inmediato corrí para aplicarle la maniobra Heimlich, el hombre por fin recuperó el semblante después de unos minutos.
- Gra…cias – dijo recobrando la respiración.
- De nada – les sonreí y procedí a retirarme del elegante restaurant, de esos donde a la gente sencilla la miran por sobre el hombro.
- Esperé, señorita – me detuvo la mujer que antes gritaba – tenga – me tendió un billete de $50 dólares.
- No, no es necesario – le rechacé con una sonrisa sincera.
- Por favor, acéptelos.
- De verdad, no es necesario.
- ¿Hay algo que podamos hacer por usted?
- ¿Usted tiene un yate? – me miró como si me hubiese vuelto loca.
- S… sí, lo tenemos.
- ¿Podría arrojar esta botella cuando este lo suficientemente lejos de la costa? – tomó la botella y nuevamente me dirigió una mirada inquisitiva, luego se encogió de hombros y asintió – muchas gracias – me despedí nuevamente y me fui para reunirme con mis madres y los niños. Aborde el tren de regreso a Chicago con la loca idea de que quizá, algún día, alguien respondería a mi mensaje de "auxilio" y me regalaría un poco de emoción. Aunque también existía la posibilidad de que aquella mujer tirase mi botella en el primer basurero que encontrara, como fuera, no perdía nada y quizá, podría ganar algo.
Continuará…
Espacio para charlar
Ok, sí lo sé, qué me pasa, por qué empiezo otra historia, no es suficiente tener cuatro esperando en la fila, lo siento, es que no he podido dormir desde que vi Un amor inesperado, es de una chica que encuentra una botella con un mensaje de amor y se dispone a ir en busca del dueño. He modificado algo la historia y realmente es una trama muy sencilla, escribí el mini en poco menos de tres horas y decidí dividirlo en capítulos pequeños para que sea más fácil la lectura. Como ven últimamente me da por escribir historias muy rosas, ¿será que la carta le llegue a cierto inglés de ojos verdiazules? Jajajaja, espero que les guste esta forma pues serán ellos a través de sus cartas quien cuenten la historia.
Nos vemos en el siguiente capítulo.
12 – agos – 2017
Ceshire…
