Asu, han sido mesesotes sin estar por aquí, sé que hay un par de fictions sin terminar, pero esta nació de una canción, lo curioso es que muy poco tiene que ver con la canción en sí. No sé cuan larga o corta será esta historia, pero quisiera compartirla con ustedes. Ya mencionaré los créditos correspondientes cuando sea necesario. Por ahora, espero que esta pequeña introducción a la historia sea suficiente. No lo hice muy detallado, pero ya uno se va dando cuenta de qué pasó y qué podría pasar.

Todos los comentarios son bien recibidos :)

Espero sea de su agrado.

Dedicado a: Claudia-chan... si, niña romántica, esta historia de amor va dedicada a ti. Ya encontrarás al elegido ;)


NO QUIERO OIR MÁS CANCIONES DE AMOR

CAPITULO 1

Plushie - Ron


- No hay nada que se pueda hacer

- Siempre puede hacerse algo – protestó con voz insistente.

- No en este caso

- ¿Porqué no? – la miró profundamente a los ojos buscando una respuesta.

- Ron, no quiero hablar más del tema... simplemente no funcionaría... no funcionará, así como ocho años atrás – Ron se quedó callado, no supo que respuesta dar, y sabía que ninguna que diera sería capaz de refutarlo.

- Her... Hermione – dijo tímidamente en voz baja - ... ¿Volveré a verte?

- Siendo amiga de Ginny y de Harry... supongo nos veremos muchas veces más. Quisiera que fuera lo contrario, pero hay cosas que no pueden evitarse. Supongo este domingo veré a Sally – Ron sintió un piquete en el estómago – Pero por nada del mundo me perderé el bautizo de Lilian, ya he estado muy alejada de todos, no voy a permitir que nuestros problemas me sigan alejando de mis amigos.

- Sally no irá – respondió Ron

- Ron, no tienes que pedirle que no vaya, no tienes porqué ser descortés con ella. Bueno, ahora si me permites, debo irme, tengo trabajo por hacer.

- No te preocupes, soy yo quien se va, además Ginny te invitó a pasar la noche aquí – Ron se acercó a la puerta y la abrió – Sally y yo terminamos – Ron cruzó la puerta y la cerró tras de él.

Hermione caminó de un lado a otro y luego se dirigió a la cocina.

- Ginny... no me dijiste que Ron también vendría

- Si te lo hubiera dicho, no habrías venido... creo que necesitaban hablar, y sigo creyendo que necesitan hablar – Ginny preparaba manzanilla y lo vertía en un biberón.

- El pequeño James ha comido mucho pastel, si no lo toma tendrá dolor de pancita más tarde. Vamos. Ginny desapareció.

Hermione dio un resoplido y también desapareció. En el cuarto de James Ginny estaba alimentándolo.

- ¿No crees que ya está grandecito para biberones? – le preguntó Hermione en un tono divertido.

-¡Recién va a cumplir tres años! Claro que no... Ron estuvo con biberón hasta los cinco, no pretendo que James también esté hasta los cinco... pero a veces es tan difícil despojarlos... lo entenderás cuando tengas hijos

-Ese día parece tan lejano – dijo Hermione volteando los ojos

-Tonterías. Ya vas por los treinta¿Cuando piensas tener hijos, a los cuarenta y cinco? Para entonces, habrá sido muy tarde, y te quedarás sola, vas a envejecer y te arrugarás sin alegría en tu vida. Como la profesora Montgomery. ¿Te acuerdas de ella verdad?

Hermione se estremeció al recordar a su profesora de defensa contra las artes oscuras del séptimo curso, a quien conoció muy poco, debido a su poca asistencia a clases. Pero la verdad cayó sobre ella como un aire gélido a su alrededor, hace un mes había cumplido veintiocho años, no lo deseaba fervientemente, pero la soledad a veces la conducía a pensar en niños a su alrededor. Se crió siendo hija única y sabía lo que era estar sola sin poder jugar con alguien y tender bromas a los padres, claro que también pensaba en la Sra. Weasley y sus siete hijos, tampoco quería llegar a esos extremos desesperantes.

-¡Hermione! – una voz la sacó de sus pensamientos

- Ah sí, sí, perdón, estuve... estuve... no sé que pasó simplemente no estuve dentro de mí

- Si, lo noté. Te decía que dormirás con Lilian, ven te enseñaré su habitación.

- Estaré muy encantada de compartir la habitación con Lilian, supongo que tendremos cosas muy interesante de qué hablar.

Hermione caminaba distraídamente hasta que vio una puerta rosada.

- Lo hizo ella misma¡con brecha y pimture!

- Brocha y pintura – sonrió tímidamente Hermione

- Sí, sí, eso mismo, Harry dice que los muggles usan eso, y como Lilian aun no puede usar magia...

- Entiendo¡le quedó muy mono!

- ¡Sí, verdad? Le dije a Harry que yo también quería cambiar el color de nuestra puerta, pero usó la varita... eso no tiene nada de emocionante. Bueno, entremos.

Hermione vio un hermoso cuarto, con colores muy inocentes y femeninos, sobre la cómoda había una gran variedad de peluches y muñecos.

- ¡Tía Hermione! – Lilian estaba leyendo un libro de cuentos, pero dejó su lectura cuando vio a su invitada

- ¡Wow! Veo que sabes leer muy bien

- Sipi, estoy yendo a un colegio muggle y me enseñan varias cosas, claro, no magia, pero ya puedo leer perfectamente el inglés – Lilian esbozó una amplia sonrisa

- Vaya, eso fue muy bueno de tus padres

-Bien señoritas, hablen todo lo que quieran pero no se acuesten muy tarde eh, las estaré vigilando, no quiero que se acuesten más tarde de las once, de acuerdo?

- ¡Si mama!

- No te preocupes, no permitiré que duerma tarde. Gracias Gin.

- No hay nada qué agradecer, es todo un gusto que estés con nosotros. Si necesitas algo de la cocina, sólo vas... ah y si por algún motivo deseas salir fuera de la casa, usa la puerta, puedes aparecerte en cualquier lugar dentro de la casa, pero no puedes aparecerte para entrar o salir. Ya sabes, por seguridad. Bueno niñas, que tengan buenas noches – Ginny salió de la habitación.

- Tía Hermione¿tío Ron y tu son novios?

- ¿Qué¡No¿que te hace pensar eso?

- No sé, me parecía. No te molestes conmigo, pero me pareció que ustedes eran novios y que estaban peliados por ahora.

- No, Lily, estamos peleados por siempre – Hermione se dirigió a la cómoda llena de peluches y muñecos – No puedo engañarte, ya estas grande como para entender esto, Ron y yo algún tiempo estuvimos como novios, pero eso fue hace mucho tiempo, luego nos separamos y me fui de viaje. Regresé cuando me enteré que naciste, estuve un tiempo por aquí, luego otra vez viajé y mi segundo regreso fue cuando nació James. Entonces vi que tío Ron tenía otra novia. Volví a viajar y ahora que me entero que soy madrina de tu bautizo, pues he venido otra vez.

- ¿Seguirás viajando tía Hermy?

- No lo creo, ya he viajado mucho – Hermione sostenía un unicornio de peluche entre sus manos – Ya es hora de dejar los viajes, ya conseguí todo lo que buscaba, ya puedo descansar, uno no puede estar estudiando por siempre.

Hermione avanzaba hacia un estante donde había muñecos que le llamaban la atención, cuando se acercó le pareció curioso ver que había una muñeca parecida a ella, vio otros muñecos, y vio miniaturas de varias personas cercanas a ella. Harry, Ginny, Bill, Fred, George, Charlie, los Sres. Weasley. Pero se quedó viendo un muñeco en especial, uno que se parecía a Ron.

- Es tío Ron, te lo regalo – le dijo Lilian con una sonrisa

- No, no es necesario, desarmarás tu colección

- ¡Por favor! Te lo estoy regalando, no me lo niegues – Lilian acomodó su expresión de tal manera que era imposible negar algo a esa carita angelical.

- Está bien, gracias – Hermione sonrió algo nerviosa mientras miraba el muñeco y acomodaba sus cabellos rojos – Ya estuvo bueno de charlas, ahora creo que ambas deberíamos descansar.

- Sí. Buenas noches tía Hermione

-Buenas noches, Lilian.

Hermione cerró los ojos tratando de conciliar el sueño, pero su mente no se lo permitía. Vio durante un momento más al muñeco de Ron y tratando de no tenerlo más junto a ella, lo puso bajo su almohada, donde pensaba dejarlo "olvidado".

- ¿Sabías que tío Ron ya no tiene novia? – Hermione escuchó una voz de niña de la cama de a lado, pero no abrió los ojos, siguió pretendiendo que estaba dormida – Se emocionó mucho cuando supo que ibas a venir. Jamás lo había visto tan contento. Entonces pensé que eras su novia y que ya dejarían de estar peliados. Hasta mañana.

Hermione siguió pretendiendo que estaba dormida, escuchaba los latidos de su corazón más fuerte que antes, sintió que se debilitaba, sintió que sus ojos la traicionarían y que iban a llorar. Trató de contenerse con todas sus fuerzas, pero finalmente, sus manos entraron debajo de la almohada y sacaron un muñeco, un muñeco que le sirvió de pañuelo.

Finalmente, después de dos horas, su mente se negaba a seguir pensando, poco a poco fue dejándose llevar por el cansancio. Sus sentidos se desvanecían y luego dejó de pensar, dejó de sufrir en su silencio y sus recuerdos, finalmente perdió toda fuerza y quedó dormida. El Ron-muñeco que tenía entre sus manos cayó al piso.