En el cuartel general, en cierta oficina, estaba un coronel MUY atractivo, de ojos rasgados que a primera vista parecían negros pero solo los que le podían mantener la mirada descubrían que en realidad eran de un azul profundo, su tez blanca como la leche y un cabello negro como el ébano que hacía perfecto juego con el resto de su rostro. Con su característico uniforme militar azul que tan bien le queda (Raion: bueno mejor ahí le paro porque me voy a babear sobre el teclado).

Ahí estaba mirando por la ventana, sin ver realmente nada en particular, estaba otra vez recordando la primera vez que lo vio.

FLASH BACK

En esa noche lluviosa que había decidido ir a ese pueblo rural, fue testigo de cómo se realizaba una transmutación humana y tragando saliva se atrevió a entrar a la casa que tanta vergüenza le causaba. Pero junto valor y entro como Juan por su casa (como acostumbraba hacerlo) y dio su discurso para que cuando los hermanos Elric estuvieran mejor, lo fueran a ver a Central.

Tan indefenso, dormido sobre una cama, con sus vendajes manchados de sangre, tan solo un niño. Pero había hecho una transmutación humana y sobrevivido al proceso y de paso salvado el alma de su hermano. Realmente era un prodigio para su edad y sabía que más adelante sería uno de los mejores alquimistas del estado.

Lo contemplo, su cabello dorado, su pequeño aunque perfecto cuerpo mutilado pero lo que más curiosidad le causó era saber de que color podrían ser sus ojos.

FIN DEL FLASH BACK

Y ahora no podía dejar de pensar en esos ojos dorados que tan bien conocía, lo hacía tan seguido que empezaba a preocuparse, como era posible que el tan afamado coronel Mustang estuviera pensando en un niño cuando era perseguido por la mayoría de la población femenina de Central, pero era verdad, ya no le interesaba salir con ninguna de esas mujeres, se la pasaba contemplando al cielo por su ventana todo el tiempo.

De pronto se oye que alguien abre la puerta y carga un arma, una gota de sudor recorre el rostro del coronel.

-Se la ha pasado holgazaneando todo el día ¿no es así?- decía Riza al ver la gran cantidad de documentos sin revisar y apuntando firmemente su pistola justo en medio de los ojos del coronel.

Como loco Mustang se puso a firmar todo lo que había sin siquiera mirar los documentos mientras la teniente solo suspiraba, últimamente el coronel había estado más flojo y distraído que nunca.

Y creía saber la razón… un chibi de trenza y gabardina roja, y aunque amaba al coronel, sabía que el jamás la vería como veía a Edward, con solo saber que iría a su oficina, se le iluminaba el rostro. Se ponía muy feliz y optimista y hasta se le podía escuchar cantar por todos los pasillos del cuartel causando una gran gota de sudor en todos los militares (ya saben como siempre los pintan).

-Edward Elric está aquí- anuncio la teniente causando que el coronel dejará de golpe de firmar los papeles, se acomodara el cabello y pusiera su pose más sexy e interesante (según el) para causarle la mejor impresión al mayor de los Elric.