¡Saludos! Bien, sé que borré la anterior pero quiero aclarar que es la misma historia solo que ahora mejorada, algo así como la versión 2.0 (jejeje). En fin, voy a poner más trama y cosas por el estilo. Espero que sea de su agrado u_u

Antes de empezar las típicas cosas que hay que dejar en claro:

-Ni Frozen ni ninguno de los personajes presentados me pertenece.

-Ni Anna ni Elsa tienen parentesco, es un AU alterno moderno ¿Ya?

-Lo que esta en cursiva se remonta al pasado de Elsa (Esta historia se centra principalmente en lo que le ocurre a Elsa). Lo que está entre comillas y además en cursiva es lo que nuestra hermosa, linda, preciosa Elsa piensa.

-Esto es chica x chica, si no te gusta, NO LO LEAS, así de fácil, así de sencillo.

RECUERDEN QUE ESTO YA LO SUBÍ Y ES SIMPLEMENTE RE-SUBIRLO CON MEJORAS ¿YA?

Sin nada más que decir, disfruten está historia primeriza de mierda:DD


Capítulo 1: No todo va a ser tan malo

Tal vez habría muchas cosas que pudieron haberle salido mejor. Muchas que pudieron haber cambiado. Si tan solo él se hubiera apartado de su camino. Si tan solo ella no hubiera manejado borracha. Si tan solo ese coche no hubiera pasado justo en ese preciso instante. Si tan solo el coche hubiera frenado a tiempo. Tal vez, solo tal vez, las cosas hubieran salido mucho mejor de lo que tenían que salir. Pero lamentablemente nada de eso paso.

Una melancólica rubia iba en un coche de policía con un particular traje naranja, las manos atadas al frente y los pies atados lo suficiente para dar pasos cortos. Miraba la fría ventisca que azotaba el coche, veía como los blancos copos de nieve caían, se preguntaba una y otra vez "¿Cómo paso esto? ¿Cómo termine aquí?"

Así es, Elsa Winters, a sus 17 años de edad, una chica superdotada, a punto de graduarse del instituto e ir a Harvard, fue arrestada por asesinato en masa y es enviada a la P.J.D.M.S (Penitenciaría Juvenil De Máxima Seguridad).

-¿No tienes frío?- pregunto el policía que tenía en frente.

-El frío no me molesta- respondió la rubia con una sonrisa sin apartar la vista de la ventana.

El transcurso del viaje fue silencioso, ni siquiera la radio emitía música de fondo. La rubia todavía podía recordar cómo había llegado ahí, al coche policial, esposada, camino a un futuro completamente desconocido para ella…


Era una habitación pequeña, una mesa, dos sillas, un reloj en la pared, puerta cerrada, una rubia platinado, de orbes azules, sentada con la ropa que había usado la noche anterior y un detective calvo, con saco y corbata que miraba detenidamente a la muchacha que tenía en frente.

-¿Porqué estabas manejando a las 3 de la madrugada, borracha y esta demás decir que sin siquiera tener permiso de conducir?-preguntaba el hombre calvo a la muchacha que tenía en frente, no aparentaba más de 50 años.

- Ya se lo dije, mi amigo Ralph estaba dando una fiesta, decidí ir, me tome un par de cervezas y una botella de Vodka, no me sentía muy bien, Ralph me prestó su auto para ir a casa, y entonces yo iba manejando apresurada y…

- Anthony Smirnov… Así se llamaba el joven que arrollaste- dijo mirando a los azules ojos de Elsa – Tenía un futuro brillante ¿Sabes? Capitán del equipo de football, le quedaba muy poco para irse a la universidad, pero ahora no se va a poder ¿O si, Elsa?

-En mi defensa el pudo haberse apartado- dijo- y si no me equivoco el también estaba borracho ¿No detective?- respondió Elsa sin mínima expresión en el rostro.

El detective se acerco peligrosamente a la acusada, sin apartar la vista de sus fríos ojos

- ¿Y qué hay de la familia que iba en el otro automóvil? ¿El padre también iba borracho?- Elsa se estremeció. No respondió nada. Sabía que la familia solo estuvo en el lugar equivocado en el momento equivocado. Tragó pesadamente y desvió su vista a la palma de sus manos siempre tan frías.

El hombre calvo se apoyo en su silla- No sobrevivió ninguno de ellos. Anthony murió casi de inmediato y la familia… Bueno pues la familia lo mismo, padre… madre… y sus dos hijos ¿Qué trágico no?- Apartó la mirada de la de Elsa y miro el reloj de la pared- ¿Y tu como te sientes Elsa? ¿Cómo te sientes al saber que mataste 5 personas en 3 minutos?

La chica de ojos azules guardo absoluto silencio. La familia no tenía por qué morir. Anthony tampoco. Se pudo haber evitado…

La puerta se abrió de golpe y entraron dos policías, uno fornido y alto con barba, y otro igual de fornido, un poco más bajo quizá, sin barba.

-Muy bien Señorita Winters, estos dos sujetos de aquí van a llevarla a que se cambie. A primera hora de la mañana nos la llevaremos.

Elsa en un principio no reaccionó. Se quedo en blanco. Abría la boca para decir algo pero la cerraba repetidas veces..

-¿A dónde me llevan? – Logró decir la rubia con una nota de pánico en su voz.

- Oh no se preocupe por eso señorita Winters, es un lugar bastante cómodo, no va a ser tan malo como cree…

-¿A dónde me llevan? – Dijo alzando la voz.

-La llevaremos a la Penitenciaría Juvenil De Máxima Seguridad, por asesinato en masa- dijo sin más el hombre.

- ¡No puedo hacer eso!- La rubia se levanto de golpe- ¡No Puede! ¡Fue un accidente!

-Ya lo hice señorita Winters- la desafió sonriente.

La rubia dispuesta a estrangular al detective se alzó sobre la mesa echa una furia. Dicho acto no se completo ya que los dos mastodontes que estaban detrás la sujetaron y la llevaron a la puerta.

-Señorita Winters, yo que usted me reacomodo y me tomo las cosas con calma- Entonces se acercó a su oído- Recuerde que yo soy la persona a cargo, y esto niña pude costarte tu libertad - Y le guiñó un ojo mientras llenaba su cara con una sonrisa de satisfacción- A primera hora en la mañana usted estará encerrada con las otras personas como usted- dijo dándole una palmada en el hombro- llévensela muchachos.

Y probablemente nunca en toda su vida Elsa odió tanto a otro ser humano.

Vio a sus padres en el pasillo, su madre sollozando descontroladamente y su padre consolándola, siempre la misma maniobra. Su mirada se cruzó con la de su padre. Ella esperaba una mirada de "todo va a estar bien" pero en cambio recibió una de "Lo has hecho de nuevo Elsa, la has cagado de nuevo". Tan malditamente típica de su padre, "Debería coleccionarlas". Apartó mirada y sonrió de lado "Tal vez la Penitenciaría no suena tan mal, al menos no tendré que volver a verlo" pensó.

A primera hora del día siguiente, en una ventisca normal de invierno, una atractiva rubia de ojos azules, con un particular traje naranja, con las manos esposadas al frente y los pies encadenados de igual forma lo suficiente para dar pasos cortos, era subida a una patrulla de la P.J.D.M.S, se subió al auto y se quedo en silencio mirando por la ventana, con una pequeña sonrisa triste en su pálido rostro.


Unos fuertes brazos fueron lo que la sacaron de sus pensamientos, se abrió la puerta y un guardia la tomo para sacarla, la pasaba por al menos 40 centímetros.

La empujaba a una puerta de acero, miró hacia atrás y diviso a lo lejos una puerta igualmente de acero pero más grande y ancha, rodeada de altos muros con alambrado en la parte superior, con una torre en cada esquina, lo típico de una prisión de película. "se toman en serio eso de máxima seguridad"se decía.

Entró por la puerta y lo primero vio un ancho escritorio de madera, donde se podía ver una señora de avanzada edad que debía de ser la secretaria. La habitación era completamente blanca. Al lado izquierdo se apreciaba un cartel que decía en grande "VISITAS". Al lado derecho por el contrario solo era una puerta doble, de un blanco un poco más opaco.

Al lado del escritorio había una puerta simple que decía "WESELTON " la muchacha imagino que debería de ser el director de la prisión o algo por el estilo.

El guardia que la tenía sujeta la condujo por la puerta de la derecha, por un largo corredor donde tuvo que atravesar otra puerta de las mismas proporciones que la anterior, después de aquella puerta salió a lo que parecía ser el patio, uno bastante extenso, totalmente de tierra. Era separado por una gran malla, con un alambrado electrificado por arriba, supuso que el otro lado era el de los hombres.

Paso otra puerta doble y entro a otro pasillo un poco más corto que el anterior. Posterior a la puerta se hallaba una cafetería, igual a la de su antiguo instituto pero más amplia y vacía, al fondo se divisaba otra puerta igual al resto "No más pasillos, por favor"pensó Elsa. Sentía que sus pies iban a caer, las esposas en sus tobillos ya le estaban apretando demasiado.

Milagrosamente el corredor era más corto que los anteriores, al final de este había una escalera, aquella escalera conducía a las celdas, eran una puerta de acero con una pequeña ventana en lo alto.

La llevaron a la última de la izquierda. Cuando estuvo ya al frente, el guardia la detuvo des esposó sus manos y ambos pies, Elsa se froto las muñecas que estaban rojas. El guardia abrió la puerta, jaló a Elsa de un brazo y la metió adentro sin ninguna aparente delicadeza.

-Tu compañera de habitación, la señorita Summers, acostúmbrate a ella- dijo secamente el guardia cerrando la puerta.

Poso su vista por el techo, las paredes, el suelo, y se detuvo en la cama. Una chica pelirroja con un traje particularmente anaranjado, ocupaba la cama de la derecha. Quería apartar la vista pero algo en aquella silueta tan sutil le hacía querer contemplarla para siempre.

-Sé que me estas mirando- respondió una dulce voz. La chica de traje anaranjado se incorporo sentándose en un extremo de la cama.

Era una hermosa chica pelirroja, con un mechón de su cabello pintado de blanco, todo amarrado en dos trenzas, una a cada lado, de unos dulces ojos azules, con unas infantiles pecas en sus mejillas. Elsa se quedo atontada con la imagen adorable de aquella muchacha.

La pelirroja, abrió los ojos de par en par, abrió la boca y formo con la boca una pequeña "O".

-Dios eres hermosa…-Logró decir la pelirroja.

Un leve sonrojo cubrió las mejillas de Elsa -¿Gracias…?-dijo apenada, dedicándole una pequeña sonrisa nerviosa.

-¿Espera, que? ¿Dije eso en voz alta? ¡Mierda! ¡No quise decir eso! Quiero decir no es que no seas hermosa, eres extremadamente hermosa con tu cabello, tu piel, tus ojos tu sonrisa… ¡Quiero decir! Oh mierda ya la cague… -La desconocida se sonrojo violentamente- ¿Empecemos de nuevo? ¿Por favor?- Elsa asintió con la cabeza- Muy bien, Soy Anna, Anna Summers- Dijo tendiéndole la mano. La muchacha de piel pálida cogió la cálida mano de la pelirroja. Al contacto de piel con piel ambas se estremecieron de pies a cabeza.

-Yo.. Elsa, Elsa Winters- dijo con cierta dificultad. Anna rió por lo bajo.

-¿Yo Anna, tu Elsa? - El comentario sonrojo de sobremanera a la recién llegada. Anna rugió en una sonora carcajada. A pesar de que se burlaba parcialmente de ella, no pudo evitar pensar que era la risa más maravillosa que escuchó nunca.

La rubia se sentó en la cama de enfrente, miro a la pelirroja de reojo.

-Cuéntame, Elsa, ¿Qué trajo a una belleza como tú a un lugar como este?- preguntó Summers con los brazos cruzados, se podía divisar un mínimo sonrojo por su cara.

Winters sonrió, le agradaba Anna (O al menos tuvo una buena primera impresión de ella), iba a ser su compañera de celda ahora, ¿Tendrían que llevarse bien, no?

Suspiró -Un asesinato en masa, ¿Tú?- Anna soltó una pequeña risita desviando los ojos y posando su vista en sus piernas.

-Cosas que pasan...-Respondió nada más la pelirroja encogiéndose de hombros.

Elsa le sonrío, definitivamente su estancia allí no iba a ser tan mala.


Cuando dicen "Penitenciaría Juvenil De Máxima Seguridad" uno se imagina un lugar horrible con ratas, cocineras malvadas que escupen en tu comida, guardias violadores, matones por todos lados. Al menos eso era lo que nuestra bellísima rubia platinado pensaba. Pero no fue así. Bueno, no tan así.
Luego de que estuviera la mañana hablando con Anna Summers (Su compañera de celda) sonó una especie de campana, cada una de las celdas se abrió y salieron todos sus ocupantes.
A su derecha vio una chica un poco más baja que ella, con el cabello castaño corto y unos preciosos ojos verdes, al otro lado de la habitación se divisaba una maraña de pelo rojizo intenso.
-Vamos a comer- le susurro Anna
-¿Ah?- La chica de ojos azules se giro para ver a la pelirroja, era un poco más baja que ella.
Anna rió por lo bajo.
- Que nos vamos a almorzar-dijo Summers sonriente
Un toque rosado invadió las mejillas de la muchacha de piel de porcelana.
La puerta doble de un blanco opaco se abrió de golpe dando a ver una guardia de complexión robusta, de tez oscura, con ojos tan negros que no se veían sus pupilas. Su aura irradiaba furia reprimida. Su uniforme azul con el clásicos wokie tokie hacían un gracioso contraste con la tonalidad de su piel. Elsa rió internamente.
-¡Muy bien basuras!- gritó, lentamente sus pies recorrían el suelo, posaba su mirada por todas y cada una de las jovencitas de traje particularmente anaranjado. Cuando miro a los ojos a Winters se detuvo, analizándola momentáneamente de pies a cabeza- Ah, carne fresca- Y sonrió dejando ver una hilera de dientes algo amarillentos -Nombre, edad-bramó.
Todas las muchachas de traje particularmente anaranjado se voltearon a mirarla.

-Elsa Winters, 17 años- dijo con su fría actitud de siempre, mirando siempre al frente.

-¿Winters?- se acercó a la muchacha rubia platinado-¿Llegaste esta mañana no?

-Sí

-¿Sí, qué?- dijo firme aquella mujer mulata.

-Sí, mi sargento- se apresuro a decir, posando rectamente como un verdadera soldado de las líneas noruegas. Las demás reclusas rieron por lo bajo.

La oficial se quedo mirándola desafiante por unos instantes para luego apartarla y reanudar su paseo hacía la puerta - ¡Las quiero aquí al primer toque de la tarde! ¿Qué esperan? ¡Largo!- abrió la puerta de par en par y se fue a paso firma bajando la escalera. Nadie se movió hasta que no se escucharon más las botas de la mujer negra.

-¡A comer chicas!- Gritó una pelirroja de cabello rizado, todas se relajaron y empezó un murmullo de colegialas. Una masa de uniformes particularmente naranjos se movía lentamente hacía la puerta de al fondo. "Tal cual como un instituto" razonó.

Elsa sintió una presión en su mano izquierda, agachó la mirada y se encontró con una mano cálida y suave. Subió la vista y se topo con una pecosa pelirroja. Se sonrojo violentamente y se apresuró a desviar la mirada. Sutilmente y con una elegancia casi espectral se deshizo del agarre de Anna.

Bajaron la escalera en silencio, o al menos eso creía Elsa, que estaba con la vista baja sin apartar la vista del suelo. No se dio cuenta de que llegaron a la cafetería.

-Elsa, se supone que tienes que tomar una bandeja- dijo su compañera de celda con una risa entre dientes.

Avergonzada Elsa tomo una bandeja sin mirar a la pelirroja. Se sirvió lo primero que vio, antes de que se fuera, Anna la tomo del brazo y la guió a una de las tantas mesas alargadas de color gris, en una esquina apartada, donde estaba esa pelirroja de cabello alborotado que había visto anteriormente.

-¡Anna! Tardaste un siglo en llegar- saludo la chica de ojos celeste cuál cielo en verano.

-Cierra el pico Merida-La pecosa le hizo una seña para que se sentara junto a ella.

-¿La chica nueva?- pregunto la castaña que había visto en las celdas- Rapunzel Tangled, un placer Elsa- le sonrió.

-El placer es mío- le devolvió la sonrisa.

Una chica de cabellos rojos se sentó a su derecha en la larga banca.

-¿Por qué nos presentamos? - fijo de vista al cabello rubio platinado de Elsa - ¡Oh! La nueva claro…Ariel Neptuno – le tendió su pálida mano, Ariel la tomo y la atrajo hacía si, envolviendo a Elsa en un cálido abrazo. "Huele a la playa"Se dijo para sí misma.

-Ignórala Elsa, es una sociópata- dijo Anna comiendo una especie de masa gris.

-¡Yo no soy ninguna sociópata!- refutó Neptuno dando un golpe a la mesa.

-Eso no es lo que dice tu expediente psiquiátrico- decía mofándose la pelirroja.

-¡Una terapia en grupo no es un expediente psiquiátrico!

-Uno tiene que aceptarse para poder superar sus temo- Ariel le dio un golpe en la cabeza a Summers -Hay dolor…- se dijo la pelirroja sobándose donde había recibido el impacto.

-Lo siento por eso Elsa, Anna es algo imaginativa para sus cosas- dijo.

Elsa rió cubriéndose la boca con el dorso de su mano. Se sentía cómoda entre estas chicas.

-Merida que descortés de tu parte, no te presentas- dijo Rapunzel, al tanto de todo lo que había pasado.

-¿Qué?- dijo la muchacha de cabello alborotado, con la boca llena de la masa gris. Percibió la mirada de todas en la mesa- Esta bueno –risas salieron de la mesa

-No hables con la boca llena, sucia- dijo la castaña de ojos verdes en tono divertido.

-Pero si todavía hay espacio- decía abriendo la boca.

-¡Asquerosa!- la castaña hizo un ademán por taparse los ojos con las manos

Merida, divertida, trago lo que tenía en la boca – Merida Lindström. A tus servicios preciosura - Y le guiñó un ojo. Una fina capa carmesí cubrió sus pómulos, sonrojarse en ese lugar debería ser un deporte olímpico para Elsa.

-Cuéntanos Winters, ¿Cómo llegaste aquí?- preguntó Ariel apoyándose sobre sus codos mirando a la rubia directamente a los ojos.

-Yo…-Fue interrumpida por Summers

-No seas intrusa Ariel, vamos, acaba de llagar- Neptuno le iba a responder pero sonó la campana.

-Mierda…- dijo Rapunzel cargando su peso en el respaldo de la silla.

-Terapia de grupo ¡Sí!- dijo con sarcasmo Merida - La mierda más entretenida que se puede hacer en este lugar.

-Adelántense chicas, yo acompaño a Elsa- respondió una sonriente Anna, logrando deslumbrar su blanca y bien cuidada dentadura- vamos Elsa.

Antes de que pudiera reaccionar Summers la había agarrado la mano y la tiraba hacía la salida de la cafetería. "Me tomo la mano otra vez" Pensaba una sonrojada chica de ojos azules. Esta vez no hizo ni el mínimo esfuerzo por deshacer el agarre.

La condujo por la amplia escalera, pasando por las celdas, reparó que solo habían 10 puertas de metal, 5 a cada lado.

Pasada la última puerta, divisó una puerta doble idéntica a la del frente.

-¿Por qué hay tantas puertas?- se quejó

-No lo sé Elsa, quizá por si alguien se fuga se le haga más tedioso pasar, o al menos eso creo yo.

-O, el arquitecto era un bueno para nada hijo de puta que no sabía hacer otra cosa que no fueran puertas dobles-Anna rió.

-También puede ser eso-le sonrió.

Atravesaron la puerta y recorrieron el pasillo que (al igual que el anterior) al final tenía una escalera que conducía a un tercer piso.

Subida la escalera inmediatamente había una puerta doble igual a todas. La rubia se estaba cansando de ver puertas dobles y pasillos. Al otro lado del pasillo había una puerta normal.

En todo el camino de la cafetería hasta esa puerta, Anna no le soltó ni un minuto la mano a Elsa. Y eso la hacía sentir completa, y no tenía ni la más remota idea de el porqué.

Al otro lado de la puerta había un hombre grande, no tan viejo, su mandíbula era cubierta por una singular barba que finalizaba como un bigote, dejando al descubierto su mentón. Estaba sentado en una de las muchas sillas en un círculo, llevaba una bata blanca y una carpeta entre sus manos, llevaba un pase enrollado al cuello, de lejos se leía "Dr. Oaken". Cada silla estaba ocupada por una chica. Anna y Elsa se sentaron junto a Merida y Rapunzel, cuyas expresiones se podían descifrar a kilómetros, tenían la palabra "Aburrimiento" prácticamente tatuadas en la frente.

-Bien ya que estamos todos comencemos con la terapia en grupo, uh-uh – dijo aquel hombre – Empecemos como siempre… A veo una cara nueva por aquí- dijo apuntando a Elsa- Esta bien muchachas empezáremos por allí y vamos hacia la izquierda- indicó girando su dedo- Muy bien chica, nombre, edad, cuando llegaste y porque estás aquí.

Todas las miradas se dirigieron a Elsa. Acto seguido un pequeño sonrojo cruzó sus pálidas mejillas –E..Elsa Winters, 17 años, llegue en la mañana, y estoy aquí porque…- Recordó las palabras del detective y frenéticamente una carga de impotencia llenó su ser- Estoy aquí porque maté a 5 personas en tres minutos- dijo secamente. Apretó los puños en los costados de su silla al punto que sus nudillos quedaran blancos.

El doctor Oaken escribió en su carpeta, le sonrió a Elsa y dijo:

-Muy bien, sigamos por la izquierda- le dedico una mirada dulce con sus grandes y azules ojos a Rapunzel.

-Mi nombre es Rapunzel Tangled, 18 años, llegue aquí hace 1 año y estoy aquí porque empujé a mi madrastra por la ventana - dijo mecánicamente como si fuera una especie de dialogo que tenía que memorizar.

-Por la izquierda chicas recuerden- decía el hombre grande de bata blanca sin despejar la vista de lo que escribía en su carpeta.

-Me llamo Merida Lindström, 17 años, llegue aquí hace 2 años y estoy aquí porque un policía hijo de puta me encerró - unas risas revolotearon por la habitación chocando por las paredes.

Oaken suspiró negando con la cabeza.

Así siguieron chica por chica, eran 7 las que faltaban, Elsa no presto mucha atención a las historias de las chicas, algo escucho de asesinar a su madrastra y luego comer su corazón, o algo de ahorcar a la madrastra y bla bla bla. "A estas chicas sí que no se llevaban con sus madrastras".

Elsa recobró toda la atención cuando llego el turno de Anna.

-Hola, Soy Anna Summers, 16 años, llegue aquí hace 1 año y medio, y estoy aquí porqué- no alcanzó terminar ya que la campana la interrumpió.

-Muy bien chicas ya pueden irse- dijo el doctor Oaken simultáneamente mientras escribía en su carpeta.

Elsa maldijo por lo bajo a la condenada campana.

La masa de trajes anaranjados bajaron al segundo piso, la puerta de al fondo estaba vigilada por 2 guardias.

-A las celdas señoritas, sin quejas- explicó un policía situado al lado de la puerta por donde venía la masa anaranjada. Un suspiro de resignación unido envolvió el lugar.

Cada quién entro a la celda correspondiente.

Anna entro primero y se dejo caer en su respectiva cama. Elsa la imitó, dirigiendo su mirada al techo y cerrando los ojos.

-¿Elsa…?-La llamo la dulce voz de la pelirroja.

-¿Sí?

-¿Cómo mataste a 5 personas en 3 minutos?- preguntó

Elsa se quedo en silencio unos instantes. Se incorporó sentándose en su cama y dijo:

-¿En serio quieres saber?- preguntó enarcando las cejas. Anna se incorporo de igual manera que Elsa.

-Sí... Digo... Bueno... Eso creo- respondió la pelirroja jugando con una de sus trenzas.

-Manejando borracha todo se puede- Anna rió por lo bajo- ¿Y tú Anna?, ¿Cómo llegaste a parar aquí?- dijo la rubia acercándose a Summers, la corta distancia entre ambas camas ayudaba a que el rostro de Elsa quedara peligrosamente cerca del de Anna. Y en especial de su boca.

La pecosa sonrió de lado – Da igual, cosas que pasan – y se encogió de hombros.

-¿Y qué cosas pasan?- Elsa se acerco un poco más. Con su frío y mentolado aliento chocando la piel de Anna, a la dulce pecosa la inundo la vergüenza.

-Yo…

-Tú…-dijo la rubia acercándose al oído de la joven. Summers se acerco y poso suavemente sus labios contra los de Winters. La unión no duro más de un instante la pelirroja, con un sonrojo que camuflaba sus pecas le sonrió dulcemente y le guiño un ojo. Anna se recostó nuevamente con una sonrisa de ensueño plasmada en su rostro.

Elsa la imitó, cerrando sus ojos, toco suavemente sus labios, y sonrío para sus adentros.

-Hey, Anna- la llamó por lo bajo.

-¿Sí?

-¿Esa mierda de la terapia en grupo se hacen todos los días? - Escuchó la pequeña risita de la pelirroja con la que se había obsesionado.

-Una vez por semana, y cuando llega una nueva.

Y se hizo un silencio tan cómodo, tan perfecto, que ninguna de las dos se atrevió a romperlo.

El primer día de Elsa Winters, internada en la P.J.D.M.S, no fue para nada como la había imaginado. Fue absolutamente mucho mejor.


En serio, gracias por leer la nueva versión, espero que dejen un Review para esta pobre alma en pena:'(

Pronto estará el capítulo 2 u_u, los amo.