~~~* En este lugar. En este mome- Esperen! Eso es de otro anime! *~~~

Los hermanos esperaban en la sala de conferencias, uno exasperado y el otro pasivo y sonriente, aun después s de todo este tiempo. El americano estaba caminando por el cuarto, ya desesperado de esperar tanto tiempo, aflojándose la corbata roja cada vez más.

"¿Qué se cree? ¿Donde rayos está?"

El canadiense, tan calmado como siempre y sosteniendo a su oso, trató de calmar al ansioso de su hermano. Habló con un hilito de voz, como siempre. "Tal vez es el trafico..."

" Al demonio con el trafico!" Gritó el americano "Siempre llega tarde a las reuniones de la NAFTA"

Mathew lo miró por unos momentos con una sonrisa pero con una gran gotota en la frente. Susurró, aun más bajito de lo normal. "Bueno, es obvio que no le caes bien..."

"¿Qué dijiste?"

"Nada"

Entonces, las puertas se abrieron y ambos hermanos voltearon a ver quién era. Por suerte, era el miembro faltante del NAFTA. Un joven alto y moreno, de pelo negro algo encrespado, una pequeña barba y, claro, toda la actitud de un orgulloso hombre latino. Para el mundo, él es México. Para los países, él es Juan Cuauhtémoc Tonatiuh Hidalgo Rodríguez Jiménez. Para los cutes, él solo es Juan.

"Lamento llegar tarde, amigos" Se disculpó el latino, mientras caminaba a su asiento. "Tuve unos problemas que atender"

"Está bien" Respondió Mathew, con una sonrisa más sincera "Nos alegra que ya estes aquí , Juan-"

"Excepto que llegas UNA HORA TARDE!" Interrumpió Alfred.

Juan rodó los ojos y se sentó, junto de Mathew y MUY lejos de Alfred. "Como digas, gringo. A nadie le importa tu opinión!"

" Hey, te he dicho que no me llames 'gringo'!"

"Creo" Interrumpió el canadiense, nervioso de estar en medio de esta pelea "Creo que debemos comenzar la reunión, si?"

Inmediatamente, el mexicano se calmó. "Concuerdo contigo, Mathew"

"Oye!" Exclamó el antes mencionado gringo " Por qué a él si le haces caso y a mí no?"

El mexicano sonrió ladino. "Porque él sí me cae bien"

"Pues serás el único, entonces. A todos les caigo bien!"

"No, mi amigo. El que necesiten tu economía no significa que les gustes"

" ¿Qué economía?" Completó Mathew

Alfred se cruzó de brazos "Matie, los adultos hablan! Shh!"

"Oye!" Exclamó Juan "Respeta a Matt, gringo!"

Para hacerles el cuento más corto, esta discusión siguió y siguió. Matt simplemente se les quedó viendo, la gota de nuevo en la frente, con una incómoda sonrisa y acariciando al Sr. Kumajirou.

"Desear a que no pelearan tanto, Sr. Kumakichi"

El oso polar lo miró. "¿Quién eres?"

"Soy Canadá..."

A veces, Matt deseaba que no todas las reuniones de la NAFTA terminaran así y que esos dos se llevaran en paz.

+++~~~* HETALIA! Las Crónicas de México *~~~+++

~~~* Hace mucho tiempo, durante la Segunda Guerra Mundial *~~~

A veces Ludwig se preguntaba por qué rayos tenía tantos papeles con los que trabajar.
Su escritorio era prácticamente invisible bajo todo el montón de papeles, y no solo eso, Ludwig tenía el presentimiento de que Feliciano lo llamaría en cualquier momento llorando por ayuda. Eso, y el Eje estaba prácticamente en quiebra y necesitado de dinero, sin materiales para hacer sus armas.

Con razón tenía la presión alta.

Justo cuando pensaba en eso, y para empeorar su tensión, el telefono s empezó a sonar. "Perfecto" pensó Ludwig "Ese Feliciano me va a sacar de quisio un día de estos"
No muy feliz con la idea, Ludwig se preparó mentalmente para los gritos de ayuda de su aliado italiano y contestó el teléfono.
Sin embargo, lo que vino del otro lado de la bocina no lo esperaba.

"Ja?"

"Hey, Ludwig! ¿Cómo estas, hermano?"

El alemán no pudo reconocer la voz al principio. "¿Quién habla?"

"Vamos, hermano. No me digas que no sabes quién soy!"

Aunque la alegre voz del otro lado de la línea le parecía familiar, Ludwig no pudo recordar quién era. Trató de pensar, lo tenía en la punta de la lengua, pero no recordó.

"Realmente yo no-"

"Oh! Como me ofendes!" Rió la otra persona, con falso dolor " No me recuerdas de la Primera Guerra Mundial? Y ese telegrama que me mandó el señor Zimmerman?"

"Oh!" Eso fu justo lo que Ludwig necesitó para saber quién era al fin "Juan?"

"Al fin!" Exclamó el mexicano. Por su parte, él estaba reclinándose en su silla, con los pies (o patas) en el escritorio, sin ni siquiera un poco de los papeles del alemán en cuanto a cantidad.

Ludwig recordaba al mexicano, recordaba que se habían conocido antes y que le había caído bien, pero algo le preocupó. "Juan, ¿cómo conseguiste mi numero?" Preguntó de repente " Qué no eres parte de los Aliados?"

"Espera un momento" Juan sonaba menos feliz que antes "Solo porque ese gringo rubio sea mi vecino no significa que esté de su lado" Se reclinó más en su silla y habló con una sonrisota en la cara "La verdad, yo soy bastante neutral"

~~~ Mientras tanto, Suiza estornuda ~~~

"Muy bien..." Aún así, Ludwig no estaba muy seguro de esa parte de 'neutral'. Después de todo, seguía siendo vecino de Alfred. "Eso sigue sin explicar tu llamada"

"Ah, claro. Verás, así están las cosas..."

Ludwig rodó los ojos. Esa expresión normalmente no conllevaba cosas buenas.

"Verás, mis jefes me han comentado últimamente que realmente admiran tu disciplina y tus políticas y todas esas cosas... Incluso uno dijo que le agradaba tu jefe"

"¿Qué? ¿Por qué?"

"Realmente no lo sé... Pero! Dicen que admiran mucho su trabajo, así que me pidieron que te ofreciera ayuda a ti y al Eje"

Ludwig estaba sorprendido, para decir poco. En primera, no creía que ese desatre bigotón y gritón de su jefe pudiera agradarle a alguien, y en segunda, le sorprendía que Juan le ofreciera ayuda. Especialmente después de...

"Exactamente, ¿cómo nos ayudarías?"

"Bueno, tu sabes que no tengo mucho de... lo que sea, realmente" Bromeó el mexicano "Pero ustedes tienen el dinero y yo la materia prima que necesitan"

El alemán ni siquiera iba a preguntar como sabía eso. "Eso es cierto... Pero qué tal si los Aliados se enteran?"

Otra risa vino del otro lado del teléfono. "Vamos, pasarán mil años antes de que ese pinche gringo sepa algo de esto!"

Ludwig comenzó a pensar muy bien. Era arriesgado, no solo para ellos sino también para Juan. Aunque necesitaban los materiales para seguir haciendo sus armas.

"¿Qué dices, hermano?" Interrumpió Juan los pensamientos de Ludwig "¿Quieres que les eche una mano?"

CONTINUARÁ