Disclaimer: Fairy Tail no me pertenece.

Este Conjunto de Drabbles participa en el reto: Mes de apreciación: Julio 2015 - Juvia Loxar del foro: Grandes Juegos Mágicos

[Rated: T]

Nota: Quería drogas como Hecho/Subcultura, pero me alegro de que haya salido T. Porque todavía pueden aparecer las drogas...

Lola, de todas formas me iba a salir con la mía, para así hacer desmadres 7u7


Amant harceleur


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Querida amiga Nicotina, un extraño nos ha jodido

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Juvia sonríe. Siempre sonríe. Y es que con ella es imposible no sonreír.

Ella no es su madre -porque ella no está, nunca está, nunca estará-, ella no es su hermana -porque no está, nunca está, nunca ha tenido-, y tampoco es una amiga -porque ella no está, nunca está, nunca estará, nunca existió-.

Ah... Juvia se ha equivocado, piensa.

Porque ella si tiene una amiga. Una amiga... que está en las buenas y en las malas, sobre todo en las buenas, y más en las malas, con ella.

Ella la consuela, la acompaña y le dice que se relaje.

Pero un día está en la plaza, y conoce a un chico. Aquel chico le pregunta por qué lo hace. Y ella solo lo mira fríamente, el chico le devuelve la mirada de la misma manera, y Juvia se pregunta por qué sus ojos muestran tanta insistencia.

Al escuchar el silencio de ella, él deja de mirarla, para volverse hacia al frente.

—Detesto ver como la gente se hace daño, pero detesto aún más ver como una chica se hace tal daño sin razón.

Juvia también miró hacia al frente. Iba a volver a llevar aquella cosa a su boca, pero el chico se lo impidió y la lanzó al suelo.

—¡Pero qué te pasa!— exclama ya harta de todo.

Él rueda los ojos, sin poder creérselo del todo, y le dice: —Eso te mata las neuronas, ¿no has entendido lo que he dicho antes?

Juvia se puso de pie.

—Quiero decir, eres un desconocido, ¿no puedes dejar a una tía que fuma en un parque, y que por supuesto no conoces, en paz?— masculla.

—Si, pero no me han enseñado a hacer eso— alza una ceja.

Se pone de pie y se acerca a ella, toma la cajetilla que él sabía tenía en el bolsillo de su chaqueta, y la mira fijamente.

—Esto me lo quedo yo— dice.

Entonces, se da la vuelta, y sigue con su vida como si no le hubiera quitado a una adicta a la nicotina, su fuente del olvido. Porque al fin y al cabo, Juvia amaba a su amiga nicotina por eso.

Porque la obligaba al olvido...