Hola a Todos. Etto… esta es mi primera historia aquí en fanfiction. Espero que les guste!
-Diálogos
-pensamientos
Notas de autora
Estaba listo. Luego de semanas practicando que decirle y cómo hacerlo había encontrado la manera de expresar esos sentimientos que cargaba con él desde que lo conoció. Había planeado el lugar, la hora y hasta que decirle. Realmente se había esforzado.
Recordaba perfectamente cada palabra que debía decirle y hasta estudió todas las expresiones que él podría poner para así no hacer o decir algo que arruinara su oportunidad perfecta. Analizó su peinado, simple. Su rulo característico en su lugar de siempre era lo único que resaltaba para él, y a la vez era lo que menos se debía tocar, aunque realmente no importaba, ya que no dejaba que le tocaran su cabello, y menos su rulo. También examinó su ropa, aunque no era necesario ya que era su uniforme de la escuela: Una camisa de vestir manga larga, sobre la cual iba un suéter marrón y corbata negra, y, sobre todo eso, una chaqueta azul con la insignia de la escuela. Los pantalones eran azul profundo con un diseño a cuadros y zapatos escolares negros. No es como si realmente le importara si su uniforme se viera bien, pero esta vez hasta ese detalle podía llevarlo a perder a su amado, o al menos eso creía él.
Mientras tenía su debate mental de cuál de todos los planes ejecutar sin querer recordó el día en que lo conoció.
~(*^*)~
Ese día se había perdido en los pasillos de la escuela y, para su mala fortuna, su fratello no estaba con él ya que tenían clases separadas. Él tenía artes mientras que Feliciano tenía música.
Nunca había sido bueno lidiando con personas, y su orgullo no le permitía pedir ayuda, prefería perderse y llegar media hora después a la clase, que preguntarle a alguien ¡Eso es simplemente vergonzoso!
Así que, mirando orgulloso al frente, emprendió su camino hasta el salón donde sufriría por toda una hora.
Caminó por lo que parecían horas (5 minutos realmente) y estaba a punto de rendirse, hasta que chocó con él.
Sus ojos verdes lo miraban con curiosidad, y, a pesar de haber tropezado con él, seguía manteniendo una sonrisa que adornaba su moreno rostro.
Con solo verlo Lovino Vargas, sintió una sensación en su pecho, y un solo pensamiento cruzó por su cabeza:
-Este bastardo será una gran molestia en mi vida...
~(*^*)~
Ese día fue uno de los más importantes en su vida (aunque él no lo quiera admitir) ya que conoció al amor de su vida, el cuál trajo a su vida la luz que le faltaba.
-Espero que toda esta mier- toda esta planificación sirva de algo...- comentó el ojiverde arreglando los últimos detalles de su uniforme, por suerte ese día era martes y él ingresaba a la escuela una hora después de la usual- Bien... debería irme para encontrarme con ese bastardo antes de que se junte con esos idiotas que viven para tirarse a las mujeres- Lovino tomó sus cosas, revisó una vez más su cabello y su uniforme y salió corriendo a la Academia Nuova Speranza con una inusual sonrisa.
-¡Ese bastardo será mío a partir de hoy!
La academia estaba a 15 minutos a pie, pero a Lovino le quedaba a 10 en su bicicleta, la cual había comprado con el primer sueldo de su empleo de medio tiempo en la librería de la ciudad. No es que eso fuera su sueño ideal, pero era un lugar callado y podía dormir sin que nadie lo viera, aunque no podía comer sus tomates ahí ya que la encargada se molestaba y Lovino detestaba oír sus quejas.
Al llegar a su destino, el castaño dejó su bicicleta en su lugar correspondiente y comenzó a correr para localizar al español que le había robado el corazón.
Luego de buscar en la terraza, el salón de baile, los jardines de la escuela y en algunos pasillos, Lovino logró encontrar a Antonio bajo un árbol. Se encontraba de espaldas a Lovino y parecía estar hablando con alguien.
-De seguro que es ese bastardo del vino o el hermano del macho patatas...- susurró el italiano acercándose lentamente para darle una sorpresa. Mientras más se acercaba más podía ver lo que estaba haciendo el español, al igual que podía oír lo que decía...
Y lo que vio... rompió su corazón en pedazos.
Frente a él se encontraban Antonio y su hermano, Feliciano, diciéndose el uno al otro lo que él estaba deseando decir desde hace mucho tiempo.
-Feli... Te amo
-Y-yo... también te amo... Ti amo...
Y para terminar de acabar con los sentimientos de Lovino, Feliciano y Antonio sellaron su confesión con un beso que rompió los fragmentos sobrantes del corazón del italiano mayor.
-Debo salir de aquí... debo ir a clases... s-sí, las clases... ya van a empezar ¡Mejor me apuro! No quiero tener que quedarme de pie toda una media hora parado fuera del salón...
Con esa mala excusa, Lovino dio la media vuelta y se echó a correr sin dirección aparente. La escuela y lo demás era lo que menos le importaba ahora. Su corazón acababa de romperse... todos sus planes y sus esfuerzos habían sido en vano, y lo peor, el amor de su vida había escogido a nadie más que su hermano.
-Soy un idiota por creer que mis sentimientos serían correspondidos...
La vida sería más difícil a partir de ahora
Gracias por leer hasta aquí. Si tienen algún comentario pueden hacerlo!
Se despide Nyo!utau
