La apagada brisa de Marzo acechaba las calles de Londres. Un oscuro invierno había dejado huella en el tiempo de la zona. Venticas y nevadas habían sacudido la ciudad en ese tormentoso año. Claramente no había sido un fenómeno meteorológico, sino un símbolo de guerra, con el sello de Lord Voldemort. Ahora el cielo se apaciguaba en una clara tregua de descanso. En el último mes las perdidas y los ataques se habían reducido notablemente, no obstante la guerra seguía su curso a través de los días, mientras crecía su poder de una manera incontrolable.
Remus Lupin abrió la puerta de la casa franca de la Orden, dejando atrás la calle, y la quietud de la noche primaveral. Se introdujo a través del pasillo, acechando en las sombras como un fantasma cuyos pasos son sigilosos y secretos.
El comedor se iluminaba gracias a una pequeña vela que ardía en la mesa del centro. La lúgubre estancia fue cogiendo forma para Lupin, quien tuvo que fijar la vista para poder ver bien la figura sentada en la pequeña butaca roja desgastada por los años.
Sirius Black. Sentado con los brazos apoyados en los posa-brazos de la butaca. Su pelo oscuro como la noche caí cesante sobre sus hombros. Sus grises ojos se distinguían negros en la lúgubre estancia. Y su fría mirada congelo el corazón de Lupin, dejando al muchacho tembloroso.
-Bonito paseo, Remus. -Le hablo con una expresión seria y distante-. ¿Has estado en algún lugar interesante?
Remus lo sabía, sabía la desconfianza que sus amigos tenían de él. Conocía los pensamientos hacía el que tenían Sirius, James y Peter.
Bien era cierto que Remus, era un Licántropo con sus propios problemas, pero era, a sus 23 años, un hombre de honor. Un hombre que jamás traicionaría a sus amigos. Y tampoco sometería a ninguno de ellos lo que a él le estaban haciendo pasar.
Lupin le respondió con un rostro impasible.
-¿De verdad crees algo así de mí? -Dijo en un hilo de voz- Soy Remus, Sirius, jamás os traicionaría de esa manera, pese a todo. Jamás
-No te creo... -la mirada de Sirius era fría y dura- Dime dónde has estado, Remus.
-¿No confías en mí? -Sirius negó ladeando la cabeza- Por Merlín, no puedo creerlo. Todos estos años, Sirius... He estado a vuestro lado y, vosotros al mío.
Los ojos de Sirius se apaciguaron y abandonaron el desdén y la afición, desviando su mirada al suelo. Sus hombros se relajaron. Su mente fría y herida recordó los años en Hogwarts con Los Merodeadores. Y pensó en todos los buenos momentos y las aventuras que vivieron juntos. Era Remus... Uno de sus mejores amigos. Y miró a Lupin de nuevo y le habló.
-Si les haces daño. ..
-¿Si les hago...? -Su corazón se partió. Sirius pensaba que el traicionaría a James y a Lily-. ¡¿Como has podido?! -Gritó-.
Sirius se levantó de la butaca roja y se dispuso a entrar en el pasillo de la cocina. Aunque su rostro era impasible estaba destrozado por dentro, tener que decir eso a Remus Lupin le partió el alma.
-¿Cómo sé que no eres tú el traidor, Sirius Black? -Remus habló remarcando 'Black'-. ¿Eh?
-James lo sabe -.
