FREAK 3. MALENTENDIDO

Por Cris Snape


Disclaimer: El Potterverso es de Rowling.

He aquí la tercera parte de la historia romántica protagonizada por Cho Chang y Liam, su novio muggle. Si queréis conocer los antecedentes, os recomendaría leer "Freak" y "Freak 2. La hora de la verdad".

Esta historia está dedicada a Escristora porque pidió algo parecido en el foro de "La Noble y Ancestral Casa de los Black" y no he podido resistirme a escribirlo. Espero que te guste.


1

En el taxi

Liam observó su reflejo en el espejo e intentó recordar cuándo fue la última vez que se puso tan elegante. Seguramente había sido un par de años antes, cuando asistió al funeral del tío abuelo John. No era que los trajes no le gustaran, pero es que no surgían muchas ocasiones para ponérselos y en ese momento se sentía como un pez fuera del agua y tenía la sensación de que el chico que estaba viendo no era realmente él.

Entornó un poco los ojos para comprobar que un mechón de pelo acababa de ponérsele de punta en el cogote. Intentó amagarlo un poco con las manos, pero fue prácticamente imposible. Tampoco estaba muy acostumbrado a repeinarse como si fuera un alto ejecutivo; lo suyo era lavarse la cabellera y dejarla a su aire. Rebbeca, su mejor amiga desde siempre, solía regañarle por ser tan desastroso pero Liam nunca había encontrado razones para emperifollarse, ni siquiera cuando empezó a salir con Cho.

Esa noche era diferente porque iba a pedirle algo muy importante. Liam no era un experto en aquellos menesteres pero tenía muy claro que estaba enamorado de Cho y suponía que después de casi dos años saliendo juntos ya había llegado la hora de dar un paso adelante. De ahí la importancia de arreglarse tanto. Quería que lo que estaba por ocurrir fuera muy especial para los dos, que fuese perfecto.

Después de dedicar unos minutos más a asegurarse de que todo estaba en su sitio, dejó por imposible el pelo y salió de casa para subirse a un taxi. Iba a llevar a Cho a cenar a un restaurante carísimo y no pensaba pasearse por media ciudad en metro o en autobús. Incluso había pensado en alquilar una limusina porque aquello sería algo así como el culmen del romanticismo, pero su precio era desorbitado y su economía no estaba para tirar cohetes. Bastante pelado se iba a quedar con la cena de marras, aunque eso sí era imprescindible porque Cho tenía toda la pinta de ser la clase de chicas que disfrutaba moviéndose por ambientes como aquel. Se divertían mucho yendo al cine, comiendo hamburguesas y paseando por Hyde Park, pero su novia se merecía mucho más.

Recogió a Cho en el lugar habitual. Pese a todo el tiempo transcurrido desde que se conocieron, Liam aún no había tenido ocasión de visitar su casa. En realidad, no tenía muy claro dónde vivía. Rebbeca también solía decirle que eso no era ni medianamente normal, que lo más lógico cuando estás con alguien es entrar en esa clase de detalles. Y quizá tuviera un poco de razón, pero él no prefería pensar en esas cosas porque por primera vez en toda su vida tenía una novia formal y estaba contento y prefería no andarse con suspicacias que pudieran amargarle la existencia.

Liam le había pedido que se pusiera muy elegante porque esa noche quería darle una sorpresa y se quedó pasmado cuando descubrió que ella le había hecho caso. Cho estaba preciosa con un sobrio vestido negro y el pelo oscuro ligeramente ondulado. Por un momento se le olvidó por qué estaba allí y temió no ser capaz de pronunciar palabra. Si no hubiera sido por el taxista, quien carraspeó y le dedicó unas palabras de ánimo, el pobre ni siquiera hubiera salido del coche. Cuando se plantó frente a ella, lamentó profundamente no haber podido hacer nada con ese mechón de pelo. Además, tenía la sensación de que se había hecho el nudo de la corbata al revés y sus zapatos estaban hechos un desastre.

— Hola, Liam —Ella fue la primera en hablar, quizá al ser consciente de su nerviosismo—. ¡Estás guapísimo!

— No. Tú estás espectacular.

No supo qué más añadir. Por un segundo le pasó como en las películas y tuvo la sensación de que todo sucedía a cámara lenta, pero logró regresar a la realidad y ayudó a Cho a subirse al taxi. Sabía que era estúpido, pero estaba poniéndose nervioso por momentos y no quería empezar a hablar sin parar para soltar un montón de tonterías. Esa fase ya estaba superada cuando se trataba de Cho Chang y sería de idiotas volver a ella.

— ¿Me puedes decir ya adónde vamos? Tanto secretismo me está poniendo un poco nerviosa.

— Ten un poco más de paciencia. Quiero que sea una sorpresa, pero seguro que te gusta. O eso espero.

— ¿Eso esperas? —Cho soltó una risita—. No pareces muy convencido.

— Bueno, es que estoy corriendo ciertos riesgos. Es como cuando diseñas un robot de lucha y no sabes si el arma secreta que le has añadido funcionará o no.

— ¿Me estás comparando con un robot?

— Sí. Digo, no. ¡Joder!

Cho se puso a reír. Aunque Liam se sintiera muy torpe y tonto en momentos como aquel, ella siempre lo encontraba encantador. El chico podía estar hecho un metepatas de mucho cuidado, pero se ponía guapísimo cuando se le subían los colores.

— De todas formas, deduzco que no vamos a ninguno de los sitios habituales. No me hubieras hecho ponerme tan elegante para ir al cine. ¿Es posible que vayamos al teatro?

— No diré ni una palabra. Y no intentes sonsacarme.

— Si no me das ninguna pista, me enfadaré por lo de ser puesta al nivel de una de tus máquinas aniquiladoras.

Liam bufó. Aunque al principio de estar con él era absolutamente incapaz de mantener una conversación sobre los gustos personales de su novio, con el tiempo hablar de tecnología muggle se había vuelto tan normal como hablar de magia. Cho había asumido que eso ocurriría cuando decidió darle una oportunidad a ese chico y no le importaba que gente como Marietta le dijera que se estaba empezando a convertir en una muggle. Cho era feliz moviéndose entre los dos mundos y ya no podría renunciar a ninguno. Ni a Liam, por supuesto.

— Bueno, vale —Liam carraspeó e intercambió una mirada cómplice con el conductor—. Vamos a cenar.

— Eso espero, porque me muero de hambre.

— Y no puedo decirte nada más.

— ¿Cómo que no? Hasta el taxista sabe lo que has planeado.

— Es lo más normal del mundo porque tiene que llevarnos al restaurante.

Cho entornó los ojos y al mirar por la ventana reconoció una de las calles más exclusivas de Londres. Todo parecía indicar que Liam se lo había montado a lo grande y se preguntó a qué venía tanta parafernalia. El chico era de gustos sencillos y su comportamiento resultaba un tanto sospechoso.

— Falta muy poco para llegar, no sigas dándole vueltas.

La bruja bien podría haber seguido su consejo, pero toda aquella situación estaba haciendo que meditara sobre las intenciones de su novio. Estaba convencida de que Liam no haría nada como eso sin un buen motivo y entonces la garganta se le quedó seca. ¿Y si quería ir un poco más allá? ¿Y si iba a pedirle que se comprometieran de forma definitiva?

Durante un instante quiso salir corriendo. No se trataba de que no estuviera segura de sus sentimientos hacia Liam, pero no podían seguir avanzando en la relación. No cuando ella todavía tenía que confesarle cierto secretillo relacionado con varitas mágicas y escobas voladoras. No se sentía preparada para hacerlo porque no estaba preparada para perder a Liam. No tenía ni la menor idea de lo que él podría pensar respecto a su condición de bruja y no quería tener que poner punto y final a su relación. ¡Merlín! Liam no podía estar pensando en aquello. Nunca jamás.

El taxi se detuvo antes de lo que hubiera deseado. Se le habían quitado las ganas de bromear y se quedó muy quieta mientras Liam salía del vehículo dando trompicones y corría para abrirle la puerta como si fuera todo un caballero.

— Ya hemos llegado.

Le tendió una mano para ayudarla a bajar y, pese a todo, Cho no se desapareció en ese instante. Siempre cabía la posibilidad de que Liam simplemente quisiera tener un detalle con ella. Era mejor no precipitarse. Tenía que dejarse llevar, disfrutar y pasárselo bien. Sólo eso.


Como la historia va a quedar medianamente larga y yo tengo ganas de presentar el primer capítulo, he decidido que lo voy a dividir todo en escenitas en lugar de escribir el one-shot de una sentada. A ver si así recibo más reviews. ¡MUAJAJA! Pronto tendréis la continuación, no os preocupéis ;)