Disclaimer: Todo lo que reconozcan pertenece a George R. R. Martin.
"Este fic participa en el reto "Todo es posible en Harrenhal" del foro Alas Negras, Palabras Negras".
Para nieveardiendo, en respuesta a su petición a través del foro Alas Negras, Palabras Negras.
Advertencia
Basado en el WI?: ¿Qué pasaría si Jaime y Lyanna se conocieran durante el torneo de Harrenhal?
El caballero y la reina
I.
Jaime estaba furioso. Desde que habían llegado a Harrenhal, su hermana Cersei no había parado de perseguir al príncipe Rhaegar, incluso este estando casado con Elia de Dorne, dejándolo a él en el olvido.
Hasta ese día, Jaime no había sido capaz de notar cómo era el segundo plato de su gemela; el premio de consuelo al no haber podido ser desposada con el flamante (y presumido, en opinión de Jaime) Rhaegar Targaryen. Durante años había creído tontamente que Cersei lo amaba y deseaba tanto como él a ella y que sus continuos rechazos de hacer lo suyo público se debía al simple hecho de evitar la furia de su padre. Pero los rumores de que la princesa Elia estaba a puertas de la muerte luego de su último embarazo habían avivado las esperanzas de Cersei de convertirse en reina. Su gemela ni siquiera había tenido que esperar la orden de Lord Tywin para "acercarse" al príncipe para ponerse manos a la obra.
Jaime suprimió una mueca de asco y decepción al pensar en los planes de su familia antes de atestarle otro golpe al maniquí frente a él. Contra los deseos de su padre, Jaime se había inscripto en el Torneo, dispuesto a demostrarle a Cersei quién era el mejor. Había llegado más lejos de lo que había creído; una victoria más lo separaba de la final y Jaime estaba dispuesto a conseguirla, incluso si ya no era impresionar a su hermana el motivo principal.
No es como si necesitara la espada para las justas, pero hacía tiempo que había descubierto que luchar lo ayudaba a relajarse y alejar sus problemas de su mente, aunque solo fuera durante unos minutos. Golpeó el muñeco de madera una y otra vez, imaginándose cómo machacaría a sus contrincantes al día siguiente y se coronaría el ganador más joven de todos los tiempos.
—Creo que al muñeco no le gusta ser machacado de esa forma, Ser —exclamó una voz divertida tras sus espaldas, sacándolo de la burbuja mental que se formaba a su alrededor cuando entrenaba.
—No creo que le moleste demasiado, mi lady. No se ha quejado aún, al menos —respondió Jaime, volteándose a ver quién lo había interrumpido—. Además, no soy Ser, no todavía —agregó, sonriendo arrogantemente a la muchacha frente a él.
La chica, que correspondió la sonrisa, debía ser apenas un par de años menor que él. No era hermosa como Cersei, Jaime pensó al ver su cabello oscuro y sus ojos grises, totalmente opuestos a los de él y su hermana, pero tenía su encanto.
—¿Qué trae a una doncella como usted a un lugar como este, mi lady? —preguntó Jaime, dejando la espada a un lado y secándose el sudor de la frente.
—Busco a mi hermano, quien evidentemente no está aquí —dijo su acompañante, mirando la solitaria área de entrenamiento que solo ellos ocupaban—. ¿Lo ha visto por acaso…? —la chica dejó la pregunta inconclusa, esperando a que él se presentase.
Jaime tomó una de sus manos, blancas como la porcelana, y se la llevó a los labios antes de responder:
—Jaime de la Casa Lannister.
—Lyanna de la Casa Stark —respondió Lyanna, aparentemente divertida por su galantería.
—Una Stark de Invernalia —exclamó Jaime, ofreciéndole el brazo para caminar juntos hacia el exterior—. ¿Y a cuál de sus hermanos busca, se puede saber, mi lady?
—Ser Brandon —respondió Lyanna, aceptando el gesto y entrelazando sus brazos.
—¿Le molesta entonces que la acompañe en su búsqueda? Una dama no debería caminar sola a estas horas —argumentó el heredero de Roca Casterly, ansioso para que ella aceptara, incluso sin saber por qué.
Lyanna fingió pensárselo, pero terminó aceptando casi inmediatamente. No sabía qué le atraía del joven de cabellos rubios, pero quería poder averiguarlo en ese pequeño paseo.
Aquellos que pudieron contemplar al joven Lannister y a la pequeña de los Stark caminar juntos, debían admitir que estaban francamente sorprendidos. El primogénito de los Lannister no había parado de refunfuñar desde su llegada a Harrenhal, permaneciendo huraño incluso tras sus victorias en el Torneo. Y la salvaje Lyanna Stark nunca había sido sorprendida comportándose tan como una dama como en esos momentos, a pesar de perder ligeramente la compostura con cada carcajada que Jaime Lannister le arrancaba.
El mismo Eddard Stark se había preguntado si alguien había puesto algún tipo de alucinógeno en su bebida cuando encontró a su hermana menor en compañía del hijo preferido de Lord Tywin.
—¡Ned! —exclamó Lyanna cuando lo descubrió mirándolos, sonando tan sorprendida como él lo estaba. Se separó rápidamente del joven Jaime, acercándose a su hermano con una sonrisa indisimulable—. Los he buscado a ti y a Brandon por horas, hermano —reclamó, colocando sus manos sobre su cadera y volviendo a ser la Lyanna que él conocía.
—Puedo decir lo mismo de ti, hermana —respondió Eddard, sin apartar su mirada cautelosa de Jaime, quien permanecía inmutable unos metros tras de Lyanna—. Estábamos preocupados —agregó, trasladando sus ojos grises del Norte al rostro de su hermanita, para comprobar que no se encontrara herida.
—No tienen de qué —dijo Lyanna con seguridad, mirando furtivamente a su acompañante—. Ser Jaime me ha acompañado durante el trayecto.
—Aún no soy ser, mi lady —interrumpió Jaime, besando la mano de su hermana en despedida—. No lo olvide —luego clavó sus ojos verdes en él y exclamó un seco— Stark —acompañado de un ligero asentimiento.
—Lannister —respondió él, antes de ver al muchacho alejarse de ellos en dirección al ala del castillo correspondiente a su Casa.
Esa noche el pequeño Benjen le preguntó a su hermano Brandon, ya enterado del encuentro entre el heredero de Roca Casterly y su hermana, porqué Lyanna lucía tan feliz.
—Algún día lo sabrás, Ben —respondió Brandon, palmeando la espalda de su hermanito—. Algún día una muchacha te lo enseñará.
Antes de que empiecen los comentarios de que Jaime está muy OoC, dejenme admitir que sí, a comparación del Jaime de la línea temporal de Juegos de Tronos, mi Jaime puede estar demasiado OoC.
Pero en está historia Jaime solo tiene quince días del nombre y todavía es un muchachito que sueña con ser un gran caballero. Él mismo dio a entender durante la saga que la Guardia Real y la Rebelión de Robert lo habían cambiado. Así que esta es mi visión de él antes de todo eso, al menos mi versión de su comportamiento ante una chica.
El fic será un two-shot y trataré de subir el siguiente capítulo durante la semana, ya que todavía no lo he terminado.
Espero que les haya gustado ¡y nos leemos en el próximo!
¿Reviews?
Sam.
