En algun lugar de konoha, en una pequeña casa, una mujer cocinaba una cena para dos .

― Ya llegue hermana ― Dijo un hombre mientras cerraba la puerta tras de si. Se quito su mascara poniendola sobre la mesa , se quito las coderas y la pechera gris que su uniforme lo obligaba a portar, entro a la cocina y le dio un pequeño beso a la mujer que picaba unas verduras, se sento en la mesa

― ¿ Que te dijo Tsunade- sama ? ― dijo la mujer

― Mañana tengo una mision como remplazo de Kakashi-san ―

― Supongo que debes estar muy emocionado ― comento ella ― y ¿De que trata tu mision? ―

― Reconocimiento, y mantenerle un ojo encima al chico kyubi y a otro mas.. un chico de los anbu root. ― dijo algo nervioso , pues esta mision podia implicar tener un encuentro frente a frente con su pasado ― estare de encubierto como Yamato, es un buen nombre no crees? ―

― Pues..seguire llamandote Tenzo ― solto una pequeña risa

― Que graciosita, mejor dame de comer ya kaoru muero de hambre

Los dos ninjas empezaron a comer en cuanto estubo lista la cena.

Kaoru era un mujer alta de 26 años , 4 años menor que su hermano yamato, tenia cabello rojizo largo y ojos azules , cintura pequeña , piel muy blanca que permitia resaltar el tono rosado de sus mejillas.

Tenzo y ella, no eran hermanos en realidad, no tenian padre ni madre; los dos eran resultado de los experimentos que realizo orochimaru mientras aun vivia en konoha. El habia sido expuesto a los genes del primero y ella con a los de su esposa , Uzumaki Mito. Al haber sido experimentos del mismo hombre se consideraban hermanos para no vivir en el frio mundo solos. Los dos eran ANBUs reconocidos y con un gran potencial.

― dejamelo a mi hermana ― pidió Tenzo con una sonrisa, colocándose frente a ella, cuando Kaoru comenzó a recoger la mesa luego de la cena.

– No, Tenzo, tu tienes que descansar. Mañana tienes una mision ― insistio ella ― Yo puedo hacerlo ―

Su hermano asintio, la beso en la mejilla y se fue a acostar.

Al dia siguiente muy temprano, Yamato entro a la habitacion de su hermana para hacerle saber que ya se tenia que ir , despertando a la kunoichi.

― Perdon no queria despertarte ―

― ¿Ya te vas? ―

― Si.. ― contesto nervioso, escondiendo el miedo que lo invadía con una sonrisa.

― Ten mucho cuidado Tenzo. Porfavor ― pidio preocupada

― Claro, no te preocupes regresare en unos dias ― aseguro el antes de partir y dejarla dormir

Kaoru no salio en misiones desde hace un mes, pues es su ultima mision habia sufrido varias heridas de gravedad , de las que aun se estaba recuperando.

Más avanzada la mañana, Kaoru se levantó. Se dirigió a la ducha y la abrió, permitiendo que el calor del agua llenase de vapor el baño. Se desnudó, con cuidado, antes de comenzar a retirar las vendas que cubrían una herida en un costado de su torso. Cuando acabó de ducharse volvió a cubrir con vendajes la herida, se colocó una blusa holgada para que no hiciera presión innecesaria y un short que dejaba sus piernas al descubierto; luego sujetó su largo cabello rojo en una coleta, dejando sólo su flequillo sobre su rostro. Salió de su casa, caminando lentamente por la aldea, con dirección al hospital para su revisión semanal.

Llegó al hospital y se sentó a esperar su turno. Shizune era el médico que debía atenderla.

―Hola Kaoru ¿Cómo te has sentido? ―preguntó la kunoichi médico.

―Mejor. Lista para la acción ―aseguró ella.

―No creo que aún sea sensato ―opinó Shizune―, pero bueno, démosle una revisada a tu herida ―pidió ella, ayudando a la pelirroja a remover las vendas para poder observar a herida y limpiarla adecuadamente―. Sin duda te estás recuperando con velocidad, pero aún le falta cicatrizar ―explicó tras volver a colocar los vendajes.

―Shizune-chan ―suspiró estresada la kunoichi―. Estoy harta de estar en mí casa, tú sabes cómo soy; odio estar sentada. Deberías entenderme.

― Kaoru claro que te entiendo y conosco, y por lo mismo quiero que mi amiga este al 100% en cuanto vuelva a ir a una mision . Ok? ― dijo preocupada, casi reprendiéndola.

―Ok ―bufó como respuesta―. Gracias ―añadió luego de vestirse, saliendo del consultorio.

Kaoru caminó lentamente por las calles de Konoha, compró unas flores y se dirigió al cementerio. Avanzó entre miles de tumbas de guerreros caídos en batalla, hasta que llegó a una en especial. Se arrodilló frente a ella y cambió las flores marchitas por unas nuevas.

―Si hubiera sido más fuerte… ―dijo en voz baja. Los ojos de Kaoru se inundaron con sus recuerdos.


Era de noche, las estrellas iluminaban los rostros de dos enomardos en una habitacion .

―Kaoru, no sé si esto sea posible, pero bajo la luz de la luna eres aún más hermosa.

―Gracias Sano… ―Se sonrojó la pelirroja. El hombre se quedó viéndola a los ojos y la tomó por la cintura, juntando su frente con la de ella.

Kaoru en cuanto regresemos de la mision de reconocimiento,― ¿ Quisieras Casarte conmigo ? ― dijo nervioso, pero sonriendo como nunca, pues el ya sabia la respuesta que recibiría.

La kunoichi abrió los ojos sorprendida, alejándose de la cara de su amado, sonriendo de oreja a oreja.

―¿Es en serio Sanosuke? Bien sabes que no me gustan las bromas de ese tipo ―dijo sin dejar de sonreír.

―Pero claro que es en serio. Kaoru, llevamos más de tres años juntos, no he conocido en toda mi vida una mujer que me haga más feliz ―respondió él―. Eres una de las dos mujeres que amaré por toda mi vida ―añadió. El último comentario de Sanosuke no le agradó mucho a Kaoru.

―¿Cómo que una de las dos mujeres? ―preguntó, alejándose de él, cruzándose de brazos y dándole la espalda.

―Kaoru, no te preocupes ―dijo, colocándose frente a ella y levantando su mentón para que sus rostros volvieran a quedar frente a frente―. Sólo existen dos mujeres en mi vida. Tú… y la hija que tendremos juntos a la que amaré con todo mi ser ―Le dio un pequeño y tierno beso en los labios.

―¿Prometes que cuando regresemos nos casaremos?

―Sí princesa. Por lo tanto tenemos que regresar sanos y salvos eh, que como eres de vanidosa no te querrás casar si tienes alguna herida.

―Sí que me conoces amor. Esta bien prometo tener cuidado, también promételo tu.

―Lo prometo.

Se besaron apasionadamente y se quedaron viéndose a los ojos. Planearon la boda hasta que el sueño los venció.

Al día siguiente, se encaminaron hacia el sitio de la misión, el equipo estaba conformado por ellos dos y Uzuki Yugao. Su propósito era localizar uno de los escondites de Orochimaru y ver si Uchiha Sasuke estaba ahi.

Cuando localizaron el lugar, Kaoru mordió uno de sus dedos y dejó fluir un poco de sangre. Tras realizar unos sellos, apareció un ave y le dio el pergamino que Sanosuke había terminado de escribir dando la ubicación exacta y pidiendo refuerzos.

―Ten. Lleva esto a Konoha ―le dijo Kaoru al ave, que emprendió vuelo.

―Bien, Kaoru, Yugao. Entraremos al escondite, tomaremos la formación que practicamos ―indicó Sanosuke, era él quien lideraba la misión―. ¡Vamos!

Los ninjas hicieron un túnel, con un jutsu de tierra, para llegar al escondite de Orochimaru. entraron a lo que parecía ser un laberinto lleno de habitaciones con la formación encabezada por Sanosuke. revisaron cada habitación y en la última, al momento de abrir la puerta, un ataque de fuego se dirigió hacia ellos.

Kaoru se adelantó y usó el kekegenkai característico que heredó de Uzumaki Mito: el control del fuego. Con esto provocó que la llamarada fuera con fuerza contra su creador, ocasionando una gran explosión y creando un cráter.

En medio del cráter un hombre joven sostenía una espada. El viento jugaba con los mechones de cabello negro que estaban sobre su rostro hasta que sus ojos oscuros se tornaron rojos.

―Uchiha Sasuke ―dijo Kaoru.

Yugao no perdió el tiempo y lanzó un grupo de kunais contra Sasuke. Él los detuvo con su espada y la kunoichi quedó sorprendida ante la velocidad del Uchiha. Yugao y Sasuke cruzaron miradas.

―¡No lo mires a los ojos! ―gritó Kaoru, pero era demasiado tarde, las habilidades oculares de su enemigo eran realmente fuertes.

Los enamorados se miraron entre ellos y asintieron. Arremetieron contra el Uchiha, una batalla cerrada comenzó. Habían logrado hacerle unas cuantas heridas a Sasuke, pero el ninja renegado los había herido seriamente. El Uchiha había leído los patrones de sus enemigos por completo, sus tácticas de fuego no servían de nada mientras Kaoru estuviera ahí, así que tenía que eliminarla primero.

―Cuándo se dará cuenta Konoha que no está a mi nivel ―dijo Sasuke fríamente, estaba aburrido de la situación. Hizo unos sellos y de su manga salieron cinco serpientes directo hacia Kaoru, de cada una de las bocas salió una espada filosa.

Segundos después el grito desgarrador de una mujer repercutió por todo el lugar. Una gran cantidad de sangre comenzó a caer al suelo. Las lágrimas empezaron a brotar de los ojos de Kaoru al ver cómo su prometido se había colocado como escudo, recibiendo el ataque de Uchiha.

―¡SANOSUKE! ―gritó al momento en que vio cómo la sangre comenzó a salir por su boca cuando tosió. Kaoru intentó moverse, pero no pudo, una de las espadas había logrado atravesarla justo debajo de las costillas al lado derecho.

―No hay nada que puedas hacer ―dijo Sasuke sin ninguna expresión en el rostro. Con su ataque había conseguido atravesar dos órganos vitales del hombre, si se salvaba sería por un milagro. Las serpientes regresaron con su dueño sacando las espadas agresivamente del cuerpo de los shinobis de Konoha, dejando que estos cayeran al suelo. El Uchiha los observó y luego les dio la espalda, alejándose de la zona de la batalla. Él había ganado.

―Sano… ―dijo Kaoru acercándose al cuerpo de su amado que yacía en el suelo frente a ella, con su mano hacía presión en su herida y con la otra se arrastraba.

―Ka.. Kaoru ―murmuró su prometido agonizante―. Perdón

―No hables mi amor, todo estará bien ―aseguró ella tratando de sanar las heridas de Sanosuke, pero él la detuvo.

―No tiene caso. Es obvio que moriré, ya deberías saberlo ―Kaoru lo observaba incrédula, las lágrima continuaron recorriendo sus mejillas―. Perdón, pero parece que no podré cumplir la promesa ―dijo entrecortadamente, colocando su mano suavemente sobre el rostro de ella―. Quiero que me prometas algo. prométeme que seguirás buscando la felicidad ―pidió agonizando―. ¡Promételo! ―le ordenó con las pocas fuerzas que aún conservaba, logrando que la kunoichi afirmara con la cabeza. La mano de él cayó al suelo dejando un rastro de sangre en el rostro de Kaoru.

―¡Sanosuke! ―Se abalanzó sobre el cuerpo de su amado abrazándolo con fuerza, hasta que llegaron los refuerzos.


La kunoichi se había quedado arrodillada frente a la tumba de su amado mientras recordaba.

―Me haces falta Sanosuke. Lo que te prometí aquella vez, ya no puedo seguir tratando de cumplirlo ―susurró mientras la lágrimas corrían por sus mejillas y mantenía los puños cerrados con fuerza en señal de que el dolor la invadía― Es sólo que… esta vida Sanosuke, esta vida no tiene sentido sin ti.