Amigos míos, devuelvo la historia donde pertenece: fanfiction.
En breve, estará disponible completa. Esperen un poco.
Saludos y gracias por no perder el interés en mis historias.
.El Debido Proceso.
"Quería olvidarla. Y lo intenté con todas mis fuerzas. Apreté los puños, grité de rabia, lancé golpes y armé una guerra conmigo mismo en aquel confinado calabozo. Pero fue inútil. Había expulsado la ira y la pasión; lo único que quedaba, tristemente, era el amor"
1
…
Sakura no creía en el amor a primera vista, pero estaba segurísima de que el odio a primera vista sí existía y había atacado a su profesor de Derecho Civil con un fulminante flechazo.
Apenas sus miradas se cruzaron, él frunció el ceño, se volvió en dirección al pizarrón y comenzó a escribir su nombre completo y una lista de cosas que no iba a tolerar.
Mientras ella buscaba un asiento libre – ocasionando un poco de desorden en el intertanto – dirigió una mirada prudente a la pizarra, solo para comprobar que el profesor había escrito no solo su nombre – el que por cierto era Uchiha Sasuke – sino también un mensaje hostil dirigido en su contra. Con letra imprenta y a punta de mayúsculas, se leía lo siguiente:
LA PUNTUALIDAD ES LA CLAVE.
SI LLEGAS TARDE A UNA ENTREVISTA DE TRABAJO, PUEDES ESTAR SEGURO DE QUE NO CONSEGUIRÁS EL EMPLEO.
LO MISMO CON UN JUICIO. Y NO HAY NADA MÁS PATÉTICO QUE PERDER UN JUICIO POR LLEGAR TARDE.
Sakura se detuvo abruptamente en medio del pasillo. Él dejó el plumón sobre el reposadero del pizarrón y se volvió. Sus miradas hicieron contacto por segunda vez, pero no fue la chispa del amor lo que surgió entre ellos. Ella confirmó que el odio a primera vista y que el completo desprecio a segunda, existían y eran más reales que nunca.
…
Sakura arrastró su mochila por el pasillo en dirección a las escaleras. En los jardines, Ino e Hinata conversaban animadamente y no parecían haber tenido una mala experiencia con sus profesores de civil.
Tal vez ella era la única en toda la facultad que había logrado la desafortunada hazaña de ganarse el odio de un profesor en la primera clase. Encima, derecho civil era una de las asignaturas más importantes de la carrera. ¿Cómo se suponía que siguiera en esa escuela si no aprobaba esa maldita asignatura?
Hinata fue la primera en percatarse de que algo no andaba bien cuando Sakura se dejó caer como peso muerto junto a ellas.
Con una lúgubre expresión comenzó a explicarles lo que había ocurrido. Desde el desagradable mensaje en el pizarrón hasta las mal intencionadas preguntas que el profesor le había hecho durante la clase con el solo propósito de revelar a los demás estudiantes que ella era, además de impuntual, una chica ignorante. Para rematar, el egocéntrico del profesor le había preguntado con saña si estaba segura de la profesión que había elegido, en un claro afán por humillarla.
—No creo que hayas controlado tu lengua venenosa después de ese comentario — indicó Ino, interrumpiendo la narración de Sakura.
Ella deseó responder que sí, que se había callado como la señorita que era. Pero no habría sido cierto. Su orgullo estaba bien plantado sobre sus pies y no pudo controlarlo cuando este salió en su rescate. Con cierta vergüenza, confesó.
—Le dije que me parecía poco profesional de su parte juzgar a sus estudiantes sin conocerlos.
Hinata ahogó una expresión de horror mientras que Ino, que conocía muy bien los arranques de Sakura, se echó a reír un buen rato.
—Sabes que, si no apruebas derecho civil, no podrás inscribir las demás asignaturas del tercer semestre, ¿verdad? — preguntó Hinata, por debajo de la estridente risa de Ino.
Sakura se abstuvo de responder, pero lo sabía muy bien. Por esa razón era que estaba tan deprimida; porque la suerte había decidió de un día para otro darle la espalda y enseñarle el culo. La sola idea de perder un semestre le causaba un desagradable revoltijo en el estómago.
No le quedaba otra opción que desvelarse noches enteras estudiando la asignatura de ese egocéntrico maestro. La única lucha que podría dar contra ese sujeto sería la de dejarlo boquiabierto con sus conocimientos acerca de absolutamente todo. Sí él quería el código civil de memoria, pues bien, ella le recitaría cada condenado articulo hasta dejarlo harto. Uchiha Sasuke terminaría desayunando, comiendo y durmiendo derecho civil; y en algún punto, como la feliz culminación de la venganza, ella le haría finalmente odiar el maldito derecho privado. ¡Si deseaba guerra, guerra tendría!
…
2
…
Sakura corría desesperadamente por las calles. ¡Iba tarde de nuevo! Maldito despertador por no sonar y maldita ella por haberse dormido pasada las dos de la mañana.
Cuando finalmente llegó al frontis de la facultad ya eran pasada las 8.35 de la mañana. La fachada de escaleras le pareció por primera vez eterna, a pesar de que en menos de un minuto sorteó los escalones y se precipitó hacia los elevadores. Frenó de súbito al identificar la figura impecablemente vestida de su maestro de derecho civil.
Por fortuna, él estaba ocupado consultado su carísimo celular y apenas notó cuando ella se ubicó a su lado. Siguió moviendo un dedo sobre la pantalla táctil mientras movía los labios de forma casi imperceptible. Casi, pero como ella estaba demasiado cerca para su propio gusto, lo notó. Y la suavidad de aquel movimiento le produjo un circunstancial embotamiento. Lo cierto era que, si no hubiere comprobado ya que se trataba de un cabrón de la peor calaña, ella se habría enamorado de ese sujeto por completo. Era el perfecto sueño adolescente con aquel porte aristocrático que bordeaba el metro noventa; el cabello negro y peinado de tal forma que parecía mera casualidad; los ojos oscuros que destacaban aún más gracias al cremoso tono de su piel, y la construcción perfecta y simétrica de cada una de sus facciones, empezando por la nariz recta y levemente respingona en la punta y terminando por la generosa, aunque no exagerada, carnosidad de sus labios.
Por un momento imaginó cómo se sentiría besar esos labios e inmediatamente experimentó un cosquillo en el vientre. Dejó de mirarlo en el instante justo en que él desvió la atención de su celular para echar una panorámica mirada en derredor. Cuando ella pensó que él simplemente decidiría pasarla por alto, sintió su filosa mirada atravesarle la cabeza. Desde la coronilla hasta las pocas neuronas que a esas horas de la mañana habían decidido despertar.
Durante lo que pareció una eternidad, Sakura hizo lo imposible por no devolverle la mirada, pero no fue capaz de contener el impulso de hacerlo. De alguna forma ella era como la polilla siendo atraída por la luz mortal. Y cual polilla se quemó.
Él la observaba con una pétrea expresión en el rostro. En su frente había una inconfundible arruguita de disconformidad, seguro cortesía del infinito desprecio que sentía por ella.
—Buenos días, señor Uchiha — saludó ella. Tuvo suerte de que su voz no se atrofiase a causa del repentino malestar que sentía. Ese sujeto lograba ponerla realmente mal.
Uchiha Sasuke contempló su celular y aquella arruguita en su frente se convirtió en un evidente pliegue justo entre las cejas. Estaba molesto, pero no dijo nada al respecto y, tras saludarla escuetamente, se volvió al frente.
Pronto el ascensor arribó al primer piso.
Sakura se hizo a un lado para permitirle ingresar primero. No obstante, aquel arrogante tenía algo de caballero y sacudió la cabeza levemente al tiempo que hacía un inconfundible gesto con la mano. La estaba invitando a entrar, que amable.
En cuanto las puertas se cerraron, la atmosfera se hizo insoportable. Ni siquiera en su primer encuentro sexual, Sakura se sintió tan nerviosa como en aquel momento. Uchiha Sasuke era perturbador, pero de una forma fascinante. Y ella era esa polillita necia intentando alcanzarlo.
Se atrevió a mirarlo una sola vez antes de que el ascensor llegase al quinto piso, pero dio un respingo al descubrir que él también la miraba. Estaba serio, muy serio; sin embargo, la miraba.
—¿Es una costumbre para usted? — preguntó él de pronto, sin apartar sus oscuros ojos de ella.
—¿A qué se refiere? — terció, confundida.
Uchiha Sasuke dejó de mirarla.
—Llegar tarde a clases — aclaró, escueto.
Aquella respuesta consiguió despertar al monstruo orgulloso que habitaba en el interior de Sakura y que hasta ese momento permanecía profundamente dormido. Se alzó en sus robustas patas y, pese a que Sakura hizo hasta imposible por contenerlo, lanzó uno de sus ataques más letales.
—Usted también llega tarde hoy, por si no lo ha notado.
El silencio que siguió a aquella respuesta fue premonitor. Si él todavía no la odiaba del todo, definitivamente ella había conseguido que ahora lo hiciese.
—Entre usted y yo, señorita — dijo, porque a pesar de que ella le había dicho su apellido él probablemente lo había olvidado — No existe ningún punto de comparación, así que no lo intente, ¿de acuerdo?
A continuación, las puertas el elevador se abrieron en el quinto piso. Él olvidó su caballerosidad cuando salió primero que ella.
Sakura pensó en seguirlo y disculparse por el atrevimiento, pero finalmente resolvió que no serviría de nada. Ya lo había arruinado.
Antes de ingresar al salón, él echó una mirada por encima de su hombro. Al verla de pie en medio del pasillo, su oscuro semblante se convirtió en una mascara de inexpresivo profesionalismo.
—¿Va a entrar o no, señorita Haruno? — preguntó.
Sakura salió disparada en dirección al salón e ingresó justo antes de que Uchiha Sasuke cerrase la puerta. En su rostro había una sonrisa a pesar de que no había motivo para sonreír, o tal vez sí. Él sí recordaba su nombre.
…
¡Continuará!
