Hola a todos y todas, este es mi primer fanfic Renbya o Byaren como lo prefieran, espero que les guste y que dejen sus comentarios para poder ir mejorando la historia poco a poco. Más notas al final del capítulo.

Disclamier: Bleach no me pertenece, tampoco su universo ni sus personajes que son obras de Kubo sensei. Este fanfic sólo tiene el fin de entretener y no me genera ninguna especie de beneficio económico.

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Capítulo I: Las ausencias del capitán ¿Un romance incierto?

Como cada mañana en la Sociedad de Almas, los shinigamis se reportaban desde muy temprano en sus respectivos escuadrones para cumplir con su deber. Bueno al menos la mayoría lo intentaba, pero no se podía decir lo mismo de cierto teniente pelirrojo que lamentaba en ese momento jamás haber dedicado tiempo a mejorar su Shunpo. Ahora llegaría con diez minutos de retraso a la sexta división y por supuesto disgustaría a su capitán, de quien bien era sabido, era un amante de la puntualidad y el respeto a las normas establecidas.

Renji entró a las barricadas de la sexta división intentando pasar desapercibido, si la suerte le sonreía su capitán no se daría cuenta de su inexcusable retraso. Si tan sólo no se hubiera pasado la noche de jerga con Kira, Hisagi y Matsumoto, eso no le estaría pasando. Llamó a la puerta de la oficina de su capitán, pero no hubo respuesta. Temiendo que Byakuya estuviera demasiado molesto, se aventuró a entrar reuniendo todo el valor del que fue capaz. Sin embargo, al abrir la puerta se encontró con una sala completamente vacía.

El teniente resopló por lo bajo con una mezcla de enfado y alivio. Luego sonrió confianzudamente y se sentó sobre el escritorio de su Taichou. Al parecer no era el único al que se le habían pegado las sábanas. Y aunque aquello era impensable, Byakuya Kuchiki estaba comenzando a volverse irresponsable, cosa que le causaba natural sorpresa, pero que comenzaba a parecerle gracioso. Con ese sería el tercer día que el capitán se ausentaba, lo que para su gusto significaba que él estaría a cargo de la división.

A decir verdad ni tan siquiera era algo excepcional, resultaba agotador la cantidad de papeleo que el noble llenaba cada día y aunque Renji siempre se había planteado tomar su lugar, ahora que tenía la oportunidad de experimentarlo, ya no le parecía tan agradable. El pelirrojo estaba hundido en sus pensamientos sobre llevar un Haori blanco cuando la puerta se abrió bruscamente, haciéndolo saltar del escritorio y tomar una postura firme, mientras su rostro se volvía del color de su cabello.

-Capitán Kuchiki yo… yo puedo explicarlo- fue justo entonces que se dio cuenta que quien estaba frente a él era la Kuchiki equivocada- Eh, Rukia, me has sacado un susto de muerte, he creído que eras el Taichou, deberías llamar a la puerta antes de entrar…

Renji se detuvo en cuanto notó la apagada mirada de Rukia y la tristeza de su semblante. De inmediato le puso una mano sobre el hombro y se puso serio, pues Rukia le preocupaba tanto como siempre y después de todo lo ocurrido con el Hougyoko se había prometido estar al tanto de todo lo que le ocurriera.

-Hey… ¿qué pasa con esa cara larga, Rukia?- preguntó y la shinigami lo miró fingiendo una sonrisa.

-Esto… Renji, yo… bueno, Nii-sama me ha pedido que te informe que hoy no va a presentarse en la división. Si me disculpas debo atender asuntos encargados por el capitán Ukitake- dijo la menor de los Kuchiki dándose la vuelta, pero Renji la tomó de la mano.

Rukia lo miró con los ojos bien abiertos y sin poder ocultar sus ojos atormentados. Se soltó del agarre de Renji y desvió la mirada a una esquina de la habitación. El pelirrojo también desvió su mirada y a pesar de que quería decir muchas cosas, ninguna salió de sus labios. Tal vez lo mejor era no presionar a Rukia, pero no quería quedarse sin hacer nada.

-¿Está todo bien en casa?- preguntó finalmente intuyendo que la tristeza de su amiga guardaba cierta relación con el mayor de los Kuchiki- ¿Acaso se ha atrevido Byakuya a lastimarte nuevamente?

Ante esas palabras Rukia encaró a su amigo con la mirada cargada de sorpresa. Desde que se descubriera la verdad sobre la historia de su Nii-sama, éste jamás había vuelto a decirle nada que pudiese herirla. Por el contrario, aún desde su carácter estoico ahora le demostraba cierto aprecio y preocupación lo que naturalmente les había unido. Bueno al menos había sido así hasta las últimas semanas. Sin embargo, la pregunta de Renji la dejó aturdida y para cuando notó su silencio se apresuró a responder.

-Renji… debo irme y no creo que sea el mejor momento o lugar para hablar de eso. Sólo puedo decirte que no es lo que piensas- dijo la shinigami caminando hasta la puerta- pero podríamos almorzar juntos, Ukitake Taichou no tendrá problemas y creo que tú también puedes darte un descanso.

-Gracias, Rukia- respondió el pelirrojo sabiendo que la conversación había terminado.

Rukia hizo un asentimiento con la cabeza y se marchó cerrando la puerta tras ella. Renji en cambio se sentó en su silla y comenzó a llenar tanto su papeleo como el de su capitán. Trabajo arduamente aunque sin lograr concentrarse por completo. Las dudas sobre lo que pasaba con Rukia y las ausencias de su capitán comenzaron a carcomerlo vivo y no pasó demasiado tiempo antes de que se frustrara. Por lo que decidió mejor hacer planes para su almuerzo con la menor de los Kuchiki.

Desde luego su prioridad era animar a la shinigami y por eso se planteó comprar algo relacionado con Chappy el conejo para que se alegrara, pero más allá de eso le preocupaba la situación con Byakuya. A pesar de que lo había detestado desde que adoptó a Rukia y de que su meta había sido derrotarlo, ahora las cosas eran un poco diferentes. Tras conocer la historia de su capitán y Hisana, nació en él una admiración muy grande por aquél hombre de aspecto frío.

Además le era imposible olvidar su pelea, desde luego lo había vencido con la primera fase de su bankai pero luego había tenido el mayor de los gestos para con su teniente. Y es que dejarle aquella bufanda tan valiosa y valorada por el clan Kuchiki era algo que Renji jamás logró entender por completo. La verdad es que tenía sentimientos encontrados por el hombre que le había obsesionado. Lo admiraba y respetaba con la misma intensidad que antes lo había odiado, pero no podía concebir que hiciera sufrir a Rukia y aunque ella no había dicho eso, le había confirmado su teoría sobre el causante de su dolor.

Eso era algo que tampoco podía entender, Byakuya se estaba convirtiendo en un hermano excelente con la pequeña de los Kuchiki, lo había escuchado cientos de veces sin acabar de creerlo, pero Rukia parecía feliz. Incluso se había acercado a él nuevamente y eso lo ponía en extremo feliz. Pero ahora las cosas eran diferentes, él ya no tenía los mismos sentimientos por Rukia, aún la amaba, pero no de la manera romántica. La amaba con la dedicación de un hermano y ella le correspondía a ese sentimiento. Y por supuesto, no se podía olvidar de cierto pelinaranja que a pesar de ser un loco testarudo le había devuelto a Rukia la alegría y su sonrisa.

Al llegar la hora del almuerzo Renji pasó por un establecimiento de comida y compró unos cuantos bocadillos en forma de Chappy que pensaba darle a Rukia. A ella la encontró sentada bajo un árbol con su caja de almuerzo en las piernas. Se le ocurrió darle un susto, pero al acercarse vio su mirada triste y se arrepintió de inmediato.

-Hey, Rukia- dijo a modo de saludo.

-Hola Renji, me alegro que vinieras- dijo la chica componiendo una sonrisa.

-Bien, hora de almorzar- dijo el teniente- muero de hambre.

Pronto comenzaron a comer y Renji le dio los bocadillos a Rukia a quien se le iluminaron los ojos y los comió con lástima pues le parecían demasiado perfectos. Fue después del almuerzo cuando finalmente Rukia se relajó y se echó sobre el pasto para descansar.

-Renji…- dijo muy despacio- lamento no haber dicho nada, pero Nii-sama no me ha lastimado de ninguna forma.

-Rukia…-Renji meditó sus palabras- sabes que cuentas conmigo para lo que sea, si quieres contarme lo que pasa será un honor para mí, pero si no deseas hablar de ello también lo entenderé.

-Lo sé Renji- dijo Rukia componiendo una auténtica sonrisa- es por eso que quiero contarte. Verás desde la semana pasada Nii-sama ha comenzado a actuar muy extraño, primero salía por las noches sin decir a nadie a dónde se dirigía, pero a partir de esta semana no ha dejado su habitación, sólo sus criados de mayor confianza han podido verle, pero no me dicen nada.

Rukia hizo una pausa, intentando controlar el sentimiento de impotencia que la situación le provocaba.

-Bueno, a parte de sus criados he descubierto que la única persona que ve a Nii-sama es Unohana Taichou. Me he dado cuenta sin proponérmelo, pero no sé qué pensar de todo el asunto. Hoy Nii-sama me pidió que te avisara que no se presentaría a la división, ni tan siquiera me dejó verlo, pero casi puedo asegurarte que no va a presentarse en el resto de la semana.

Rukia se quedó en silencio y Renji estaba demasiado confundido como para replicar algo. La verdad es que él había escuchado ciertos rumores de Matsumoto sobre Byakuya. La rubia le había dicho ya pasada de copas que al parecer el mayor de los Kuchiki se la pasaba haciendo visitas a Unohana Taichou por las noches, cosa que desde luego se presentaba para indecorosas interpretaciones por parte de la teniente de la décima división.

No es que él le creyera a Rangiku, pero ahora que Rukia lo confirmaba estaba más que claro que se trataba de la verdad. A Renji se le subieron los colores al rostro al imaginar que su Taichou tan serio como lo era, tenía un romance poco discreto con la capitana de la cuarta división. Quería que Rukia no se preocupara por el asunto, pero no encontraba la manera de explicarlo.

-Eh… Rukia- el teniente trató de ordenar sus ideas- la verdad es que yo había escuchado un poco sobre el asunto.

-¡¿Qué?!, pero ¿cuándo?, ¿dónde?- la curiosidad de la shinigami era palpable.

-Bueno, esto… hace unos días comenzó a rumorearse que tu hermano pueda tener una especie de relación con Unohana Taichou- reveló el pelirrojo.

-Pues claro que Nii-sama tiene relación con Unohana Taichou- dijo Rukia con naturalidad- ambos son capitanes del Gotei 13.

-Me refiero a una relación romántica- dijo Renji bajando la voz y apartando la mirada pues se había sonrojado sin quererlo.

-Pero ¡¿QUÉ?!- Rukia tenía los ojos brillantes- acaso Nii-sama está enamorado. Eso es grandioso Renji, aunque no veo por qué está de mal humor y se niega a salir si ese es el caso.

-Tu hermano es un hombre complicado- dijo Renji moviendo la cabeza de lado a lado, desde luego si alguien sabía eso era él- ya sabes un día es frío y luego te sorprende con algún gesto muy noble. A lo mejor sólo han tenido una discusión o tal vez el clan ha puesto pretextos, ya sabes cosas de nobles.

-Tienes razón, de seguro el clan no lo aprueba, pero Nii-sama les mostrará su lugar- dijo Rukia radiante de alegría-eres el mejor Renji.

Acto seguido lo abrazó y Renji se removió sorprendido. Pero se sintió alegre de ver a Rukia más animada. Poco después se despidieron y cada uno volvió a su respectiva división. Sin embargo, Renji se sentía un poco decaído y no pudo advertir el motivo. Quiso restarle importancia, pero no pudo conseguirlo. Algo le perturbaba y no tardaría en averiguar lo que era.

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Hola de nuevo espero que les haya gustado el capítulo, sé que ha ido un poco lento el capítulo y no ha habido desarrollo de la pareja, pero en el próximo capítulo abordaré un poco más de eso. Saludos.