Noche de lluvia.
-Vamos… elige uno de una maldita vez, me muero de hambre.-Se quejó el hombre que le acompañaba.
-Vete a comer a otro lado, me estorbas.-le replico el susodicho.-Yo no como cualquier porquería…
-Son solo comida, no puedes ser tan exquisito…-Se sopló el flequillo-Bueno, bueno, bueno… ya encontré mi cena-dice asomándose un poco más a la cornisa del campanario. Su compañero le sigue la mirada, una joven vestida con jean oscuros y campera abrigada… camina un tanto apurada. Debido a la lluvia que cae, su rostro está cubierto por perlas de agua. Esas perlas que le dan un aire más bello a su rostro.
-Buen provecho, Afrodita...-Dice el tranquilo hombre, mientras ve a su camarada desaparecer, en pos de su presa.-Desde aquí... no parece haber nada apetecible...-El hombre descendió del campanario y comenzó a caminar, como uno más, por las calles. Su hambre no era tanta, pero quería cenar. Paso caminando frente a una tienda de libros, el empleado estaba limpiando algunas estanterías. Pudo ver en la puerta el cartel de "cerrado". Le llamo la atención, el cartel decía 17:00 hs a 20:30 hs. Miro su reloj: 22:00 hs.
-Desde cuando los empleados se quedan, más de una hora y media después de su jornada laboral.- El hombre sonrió y miro el aparador-Una vidriera temática…-Los libros eran de famosos, y algunos no tanto, autores… Todos tenían una tema en común, eran de aventura mezclados con otro género.-muy interesante…-Miro al joven, de cabellera azul, que volvía a colocar las ediciones en su lugar. -Mmm… no, es mucho trabajo.-Descarto la fugaz idea. Miro de nuevo, esta vez, hacia adentro. –Además hay cámaras de seguridad en el negocio. Solo tendría que esperar, pero no… Por hoy paso. -Siguió caminando, aunque se quedó en la zona. Termino subiendo al techo de una de las antiguas residencias, que quedaba en frente de la tienda. Miro la librería "Libros Zodiaco", vio como las luces se apagaban. El muchacho jamás salió, por lo cual frunció el entrecejo. Miro hacia arriba, al departamento que se hallaba encima del negocio, las luces se encendieron.-Que suerte la mía… vives en el departamento justo sobre el negocio… Eres el dueño… Aunque muy joven para ser el dueño, ah bueno… me iré a cenar.-el hombre se alejó.
Departamento.
Milo prendió las luces del departamento, se había quedado limpiando el negocio. Tenía que darle una limpieza a las estanterías superiores. La librería de sus abuelos se había vuelto, junto con el estudio universitario, su mayor prioridad. Al principio había sido algo difícil. Dado no podía coordinar horarios para: estudiar, atender el negocio y visitar a su convaleciente abuela en el geriátrico, pero ahora ya todo le costaba menos. Había logrado coordinar su agenda para atender los tres asuntos. Sonó el teléfono.
-¿Si?
-Milo ¿estás en casa?
-Sí, Aioria ¿Por qué?
-¡SALI ABRIRME LA PUERTA MENZO! QUE ME MOJO. -Milo estallo en risas y bajo las escaleras. Abrió la puerta, que daba a la calle, permitiéndole entrar a su amigo.
-Pareces gato mojado…-Milo estallo en risas, su amigo le miro mientras se sacaba la campera mojada.
-Se está lloviendo todo lo que cae en un año... Se largó de golpe, toma te traje los apuntes del otro día- Subieron al primer piso, Milo. Tomo el cuaderno y saco el suyo, para empezar a copiar los apuntes.
-Gracias por el apunte…
-De nada… ¿Me prestas una toalla?
-A si claro…-Milo estallo en risas mientras iba a buscar una toalla. –Perdona… ¿Sabes algo de tu hermano?
-No, hace tiempo que no sé nada de él… Me preocupa.-el rubio exhaló un suspiro con desgano- No sé de qué trabaja, no sé dónde está, no sé si está bien…. No sé porque me sigo preocupando…
-Porque es tu hermano…-Milo le tendió la toalla.- ¿Quieres que te preste una campera?
-Gracias… No, esperare a que pase un poco la lluvia…-El muchacho miro por la ventana.- Me pregunto que estará haciendo ahora Aioros…
Callejón de la ciudad.
Corrió tratando de escapar de la muerte, pero no llego muy lejos. Una flecha se clavó en su espalda atravesando su corazón. El agresor se acercó, mientras el cuerpo se convertía en cenizas… tomo la flecha y un collar que había llevado la vampira en el cuello.
-Una de las hembras del clan Dairas…-El muchacho guardo el colgante en su bolsillo… Escucho un par de pasos acercarse cuando voltio, con un arma de fuego lista, reconoció a la persona... -Casi logras que te mate.
-Calma arquero…-El hombre le miro- Había otro por aquí cerca, lo acabo de eliminar.-Informo el hombre con acento español- Al parecer, hoy han salido de caza…-Le mostro otro collar idéntico al que el joven había tomado.
-Eso parece… Vamos Shura, no es prudente quedarnos mucho tiempo en un lugar.-el arquero comenzó a abandonar el callejón.
Al otro lado de la ciudad.
-Sí, mama en 20 minutos estoy en casa…-Dijo el joven de cabellera rubia, mientras hablaba por teléfono, tratando de cubrirse de la lluvia con el alero de la casa.- Si… acortare camino… Está bien, no iré por el callejón, lo prometo… Me tardare 30 minutos… pero llegare a casa pronto, comenzó a llover por eso me tarde mucho.-el hombre sonrió, ese chico parecía apetecible. El muchacho, ignorando la promesa que le hizo a su madre, entro a uno de los callejones. Luego de colgar y guardar el celular en su bolsillo.
-Disculpa joven…-El chico enseguida saco el celular y se lo tendió al hombre que apareció casi de golpe.- ¿Eh? A no… guarda eso no quiero robarle el celular…-Planeo robarle la vida, pensó para sí.- Creo que estoy perdido…busco -Saco un mapa de su bolsillo – Estoy… ¿Cerca de aquí?-Le indico un lugar alejado del mapa.
-Ni cerca.-el muchacho sonrió- Me permite…-tomo el mapa y se acercó un poco más a su inesperado interlocutor. Este pudo escuchar la sangre del joven correr por la yugular, esa deliciosa sangre, el aroma del cuerpo y de la sangre del chico eran embriagantes.- Estamos aquí… y usted quiere llegar…
-Yo quiero llegar aquí…-Tomo rápidamente al chico, abrazándole como si fueran amantes. Poso sus labios, al mismo tiempo que dilataba sus colmillos, sobre el suave cuello del joven de 18 años. Este soltó un pequeño gemido de dolor, mientras su vida se perdía gota a gota. Luego de terminado su labor, coloco delicadamente al joven en el suelo y le cerró los ojos abiertos por la sorpresa, parecía dormido. Saco la billetera del adolescente y miro el nombre-Jabu… Gracias por tu sangre. –El hombre coloco la billetera en su lugar y se alejó del callejón, dejando solo el cuerpo del menor.
Mansión Dairas.
-¿Cenaste?-el hombre miro al joven rubio sentado en un cómodo sofá, leyendo un libro escrito en una extraña lengua.
-Sí, un joven de 18 años… Su sangre era muy apetecible…-El rubio sonrió ligeramente.- ¿Tú has cenado ya?
-Sí, un chico joven que me trajeron de Londres…-informo el rubio, seriamente.
-Tú sí que tienes modales refinados.-El otro hombre se sentó en su lugar, frente al sujeto.- Enserio… ¿Qué fue esta vez?
-Una joven de 16 años… Una dulzura de chica, hace tiempo que venía tras ella... Sabes que a mí no me gusta tomar la sangre a la fuerza. Una excelente sangre, valió la pena la espera…-Dijo mientras bebía de una copa de cristal, llena del preciado elixir vital.-Sera mejor que no vuelvas a salir, esta noche.
-¿Cuantos?-Su camarada le miro, no le iba a responder esa pregunta.- Pues si algún cazador se cruza en mi camino.-Mostro sus colmillos.- Disfrutare de su sangre.
-Ten cuidado con lo que haces…-le dijo el misterioso rubio, mientras cerraba su libro.- Además… a los cazadores hay que atacarles por donde más les duela. Un ataque a su físico no es lo mismo-le miro atento- que un ataque a su patético corazón-el hombre le vio salir de la habitación.
-Cuánta razón…-dijo este mientras se servía un poco de sangre en una copa de cristal.- Lo malo es que sus familias… no existen. Todos saben eso, no hay corazón que dañar.
-Sus familias existen-dijo, mientras cerraba los ojos, antes de abandonar la sala.-Solo que están muy bien ocultos.-El hombre solo se dignó a degustar la sangre en su copa, mientras su "hermano" subía hacia las habitaciones.
En algún lado de la ciudad.
-Mierda… tenía que largarse a llover, justo el día que no me arranca el auto y me olvido el paraguas…-Dijo el joven con un aire de fastidio, mientras se apresuraba a llegar a su departamento. Se sentía acechado desde hacía rato, pero le consideraba una mala jugada de su subconsciente. Algo le decía que no debía correr, como sus instintos de supervivencia le exigían, sino que tenía que aparentar que no pasaba nada… para lo que fuera que le asechara no tuviera una buena razón para "atacarle".
-A pesar de la lluvia, huelo tu sangre a la perfección y escucho el latir de tu corazón…-el hombre sonrió desde uno de los tejados, desde donde asechaba al joven de 25 años. Hacia tiempo que le seguía, desde el momento que le vio salir del instituto (donde aparentemente enseñaba) y hasta que salió del subterráneo. Le siguió le estuvo mirando en el vagón disimuladamente, aunque algo le decía que su presa sabía que le estaban observando.- Sin duda me saciare con tu sangre muchacho…-A diferencia de muchos de sus camaradas, él prefería a personas de porte atlético. Muchas veces estos le daban pelea, pelea inútil siempre, eso le hacía desear más beber de la sangre de esas personas que incluso estando al borde de la muerte se negaban a dejar que esta les acune.
Vio a su víctima detenerse en una esquina, para dejar que un coche pase. No pudo evitar reír cuando el vehículo en cuestión doblo, muy pegado al bordillo, y "baño" al joven.
-AG LO QUE ME FALTABA… CONDENADO HIJO DE…-El vampiro desde su posición sonreía despiadadamente, ese muchacho no solo poseía un porte atlético sino que también poseía carácter. Sin duda se divertiría cuando este opusiera resistencia. Vio que este sacaba algo de su bolsillo trasero, incluso pudo apreciar la mueca de alivio del joven, y se disgustó un poco al escuchar las palabras dichas.-Me harías un favor si vienes con un paraguas… Ya estoy mojado, pero bueno… ya no me quiero mojar más…-El muchacho siguió caminando ahora con un andar más ligero.
-Si no actuó pronto, no lo hare nunca…-el vampiro comenzó a saltar de techo en techo con la destreza de una jaguar. Interceptaría a su víctima en el próximo callejón. Amaba esa ciudad por eso, estaba llena de callejones con las salidas de emergencia de edificios… Salidas que los habitantes jamás usaban. Espero en la esquina de uno, escucho a su "cena" acercarse tarareando una canción. Cuando paso junto a él le tomó del brazo desprevenido y lo arrojo hacia el interior del callejón. Su víctima le miro un tanto sorprendido, el morral que traía se balanceo hacia un costado, con un movimiento ágil se reincorporo.
-¿Qué demonios te pasa infeliz?-Le rugió un tanto molesto- ¿No es un mal clima para andar robando? –Al oír la irónica pregunta soltó una risa cargada de burla, podía sentir la tensión que emanaba del joven. Le miro atento, esa pose…
-Karate… o quizá Taekwondo.-sonrió con burla mostrando sus peligrosos colmillos- Creo que Taekwondo… hace tiempo que no me encontraba con alguien adiestrado en las artes del combate…-El joven no cambio la expresión de su rostro, surcado por un millar de gotas de fría lluvia. El vampiro miro atento esos desafiantes ojos verdes jade.-Sin duda esta cera una cena con un buen show…
-¿Qué ha dicho?-El joven bajo la guardia por la momentánea sorpresa, fue solo un segundo, que el vampiro aprovecho para lanzarse contra el joven. Que desvió el primer ataque con una increíble maestría. Forcejearon sus buenos 10 minutos… aproximadamente, el vampiro solo deseaba ver las cualidades de su cena. Nada mal, pensó que tranquilamente seria cinturón negro. Solo le bastó un movimiento veloz de su puño para dejarlo de rodillas en el suelo. Antes no le había pegado con todas sus fuerzas ahora, tranquilamente, le había dejado el estómago pegado a las vértebras lumbares. Le tomo del largo cabello azul y lo estrello contra la pared. Sujeto las manos, del aturdido joven, con una sola de las suyas y con la otra despejaba el cabello de su tentador cuello. Ese cuello que poseía una tentadora carótida derecha… Tomo el mentón del joven haciéndole mirar hacia la izquierda, logro escuchar la queja del joven que en vano trataba de soltarse.
-Tu sangre huele apetitosa… ya quiero probarla…-paso su lengua burlona, por el cuello del joven, que realizo una mueca de desagrado.
-Suéltame maldito…-Logro articular el joven, el agarre que el hombre ejercía sobre su mentón era doloroso. Sentía los fríos dedos de este, más frios que la lluvia. Su agresor le miro sonriente mostrándole los anormales colmillos. Este abrió los ojos aterrado y si ese tipo fuera…-AUXILIO…-logro gritar. Rogando que esa persona que había salido a buscarle le escuchara, pero a la vez no lo deseaba porque su vida también estaría en riesgo.
-Grita lo que quieras… solo será un breve momento de dolor-el vampiro comenzó a acercar sus boca a la desprotegida carótida del chico. Estaba tan concentrado en esto que no vio venir el puño que le desenfoco y obligo libera a su víctima. Que quedo respirando, agitadamente, contra la pared donde le tenía prisionero, entre esta y su cuerpo.
-ALEJATE DE MI HERMANO ALIMAÑA…-Le grito un joven, cuando levanto la vista pensó que el golpe le había hecho ver doble. Pero luego sintió dos aromas distintos pero ligeramente parecidos, eran dos personas, eran gemelos. Sonrió con burla. Ambos tenían el mismo porte atlético, ambos eran fuertes y rebosantes de energía. Ambos eran grandes candidatos para ser la cena… Vio a su primera víctima, este le miraba aterrado desde la pared donde estaba recargado. Tomo un impulso y sujeto a su gemelo de la muñeca sacándole de ahí.
-Tenemos que irnos ese sujeto nos matara…-le dijo mientras salía corriendo del callejon.
-KANON ¿QUE PASA?-Su gemelo le seguía el paso, aun siendo fuertemente sujeto por su hermano menor.
-SOLO CORRE…-le indico Kanon un tanto desesperado, el frio de esas manos y el dolor en sus muñecas le aseguraban que esto no era un sueño. Estaban a solo una calle del departamento que compartían, para hacer más ligero el pago de la renta, si llegaban estaría a salvo. De pronto sintió algo, un tirón en su brazo. Alguien le había tirado hacia atrás y hecho caer de costado debido al piso resbaladizo. Cuando miro vio a su hermano forcejeando con ese extraño sujeto.
El vampiro, dado que estaba seguro que era eso, sonreía con burla mientras forcejeaba con Saga. Quien siendo sujeto con fuerza de sus manos, no podía hacer mucho estando contra la pared.
-NO…-Vio como el vampiro acercaba su boca dispuesto a morder a su gemelo, se levantó rápido del suelo, pero no tan rápido como el movimiento de Saga que interpuso su desprotegido antebrazo derecho, entre su cuello y los dientes del rival.
Saga exhaló una queja, cargada de dolor, al sentir los colmillos perforar la tela de su camiseta y su piel. Se quitó al sujeto propinándole una rodillazo en la entrepierna al mismo tiempo que Kanon le aplicaba un puñetazo. Se tomó el brazo dañado, el dolor era agonizante. Kanon le tomo con fuerza y corrieron al edificio que solo se hallaba a no más de 60 metros. Entraron presurosos al hall de entrada y corrieron al ascensor. Saga se descorrió un poco la chaqueta y vio la mordida a la altura de la articulación del brazo con la mano. Se la cubrió con la otra mano, la sangre brotaba con facilidad. Entraron al apartamento, donde corrió a mojarse la herida bajo el chorro del grifo de la cocina.
En la calle su agresor meditaba que hacer, ambos hermanitos le habían tomado por sorpresa. Jamás hubiera esperado que interpusiera su brazo, como tampoco el rodillazo y mucho menos el puñetazo. Comenzó a reír mientras iba en busca de otra presa. Ya le haría una visita, luego de cenar, a lo gemelos.
Departamento del piso 12
-Déjame ver esa herida…-Saga negó con la cabeza mientras se cubría el brazo con un repasador e iba al baño por unas vendas y gazas.- Saga… déjame ver que te hizo.
-No pasa nada Kanon fue solo un rasguño…-mintió, aunque sabía que su gemelo no se lo creería, había visto como ese ser le mordía la muñeca.
-Te dije QUE ME DEJES VER…-Tomo la mano herida y retiro la camiseta con cuidado-MALDITO BASTARDO…-Kanon golpeo con violencia la pared, para luego recargar su cabeza-Es mi culpa, yo te dije que fueras a buscarme… debí caminar esas cuadras solo… Ahora te mordió…-lágrimas de rabia caían de sus ojos.
-No me pasara nada Kanon… ese tipo está loco de remate se habrá escapado de algún manicomio-Trato de calmarle Saga, aunque las palabras también eran para él.
-Saga, eres psicólogo-su gemelo le miro- ¿Realmente te crees esas patrañas? Sabes tan bien como yo lo que era ese tipo…
-No existen…
-Yo diría lo mismo-el chico le miro aterrado- de no ser que casi me muerde en el callejón y tú ahora tienes una mordida, que parece ser hecha por un perro en vez de un ser humano.
-Kanon. Estoy bien cálmate… no me duele -Le informo mientras entraba al baño para tomar los elementos del botiquín. Retiro el repasador mirando la mordida, ya había dejado de sangrar, pero el dolor persistía. Se quitó la camiseta y la aventó al cesto de ropa.
-Deja que la limpie… tú no sabes primeros auxilios…-le dijo Kanon que le miraba desde la puerta. Con algo de resignación fueron al comedor. Luego de dedicarle una labor puntillosa a la herida de su hermano, Kanon le vendo con sumo cuidado.- Perdóname por exponerte a esto… lo siento.
-Kanon… no te culpes, no tienes la culpa de nada.-Saga le sonrió mientras se refregaba con cuidado la venda-Mañana iré al médico para que me den un par de vacunas.-Se levantó y beso la frente de su preocupado gemelo- No pasara nada… buenas noches.-Se retiró a su habitación.
Una vez en esta. Dejo que el dolor agonizante, que estaba presente en su brazo, se expresara en su rostro. Tubo que morderse los nudillos de la mano sana, para no dejar escapar el grito de dolor.
En el comedor, Kanon lloraba en silencio. No podía creer lo que había sucedido y si el mito era verdad… Saga se transformaría en un ser chupa sangre, cuya alma seria condenada al infierno.
Departamento de Milo.
-Parece que la lluvia no quiere dar tregua.-Exclamo el heleno peli azul a su amigo, desde su posición privilegiada en la ventana.- Tendrás que quedarte o tomarte un taxi.
-Con esta lluvia no habrá ninguno…-Exclamo su amigo mientras miraba el celular.-No tengo señal… eso sí, si tengo que dormir de nuevo aquí… Prende la calefacción, la última vez me morí de frio en el living.
-Está bien… no te preocupes, subiré el termostato…-Informo el joven sonriente.
-Milo hablo enserio, a la que empiezo sentir frio me voy a dormir a tu cama…-Le amenazo burlón.
-¿QUÉ? NI LO SUEÑES GATA PULGOSA…-Milo realizo una fingida mueca de espanto.-Soy capaz de ponerle cincuenta mil trabas a la puerta antes de verte metido en mi cama…-Informo mientras subía el termostato. Aioria solo se limitó a reír ante la respuesta de su amigo.-Ahora te traigo frazadas y hazme un favor… no te comas el bombón suizo durante la noche.-Pidió mientras se dirigía a la habitación.
-Ruega que el frio no me despierte, porque juro que será lo primero que agarrare si me despierto temblando de frio.
-¿Y qué sería lo segundo?-Pregunto mientras volvía con dos frazadas, una almohada y comenzaba a tenderlas sobre el sillón. Aioria como respuesta le abrazo por la espalda y con una voz sumamente burlona y afeminada le dijo:
-TU por supuesto cosita linda…-Milo se lo quitó de encima propinándole un codazo al estómago-Valió la pena… joderte de esa forma. No me arrepiento de nada…-Milo le miro algo indignado.
-Y luego eres tú el que tiene novia… Si te viera Marín.-le dijo burlón.
-Con Marín solo somos amigos…-le informo mientras se acostaba en el sillón y se tapaba con las frazadas.
-Sí, claro lo que digas- Milo comenzó a ir hacia su habitación- Que no te coman los monstruos…
-Igualmente…-Dijo Aioria mientras cerraba los ojos.
Continuara.
